-¿Quiere que lo traigamos ahora?
-No.
-Pero....si esperamos más será muy tedioso, creo que es mejor hace...
-¡Dije que no!- Los otros tres dieron un paso hacia atrás.- ¿Alguna objeción?
-N..No.. Disculpe señor.- La más joven agacho la cabeza
-Déjenlo adaptarse, así que... Mataré a quien se atreva a actuar por su cuenta.- El cabello negro ondulado, cayendo por el pálido rostro, cuyos ojos desprendían maldad mientras una sonrisa divertida se extendió por sus labios, sin duda alguna, era algo espeluznante.
-Entonces nos retiramos ahora, con su permiso.- Salieron dejándolo solo en la gran habitación
-Hoy hay luna llena...-Comentó mientras el gran satélite natural se reflejaba en la copa de vino que sostenía en su mano izquierda.
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Había salido sin pensar realmente lo que hacía y eso lo había llevado a casi estrellar el carro en el que iba, se detuvo un momento a pensar o recapacitar qué era lo que hacía en ese momento, ya que si lo analizaba con detenimiento no tenía mucha lógica, incluso su cerebro podría haberle jugado una mala pasada, pero... Algo no calzaba, las botas que estaban en la entrada de la casa aún tenían lodo y al revisar el móvil este aun tenía registrada la llamada del conejo, cuando Leverrier le había llamado al no poder contactarle directamente. Solo quedaba ir directo a la jodida mansión para comprobar si realmente existía aquel niño, porque no podía ser otra cosa...Sopesó un momento, estaba seguro de que había olvidado algo ¿Qué podría ser? Cogió el celular y marcó.
-Conejo....
-¿Yuu?
-Te mataré si se te ocurre hacer algo indebido en Mí casa.- Colgó.
Ahora estaba seguro de que no se olvidaba nada, arrancó otra vez el carro y dejó de calcular la velocidad cuando el velocímetro sobrepasó los 150 k/h. Pasó de largo semáforos, disco de Pare y un sin fin de señales de transito sin siquiera preocuparse, lo único que importaba era llegar al maldito lugar ese y así reconsiderar su salud mental. Al llegar pateó el portón causando un estruendo, haciendo más escalofriante la escena al escuchar como las aves salían despavoridas del lugar, poco le importo esto y el hecho de que aún tuviese el pijama puesto, comenzó a correr en dirección al bosque sin saber realmente si seguía el camino correcto, solo centrado en la idea de llegar al lago, ni siquiera llevaba una linterna, así que solo le guiaba el instinto y sus sentidos, ya que la espesura del bosque que conformaba parte del patio era demasiada, además lo oscuro que era Londres en invierno tampoco ayudaba a su vista, recién al recordar la época del año en la que estaba su cuerpo fue consciente del frío, sus manos se sintieron entumecidas al igual que las zapatillas que calzaba, notando que no había sido buena idea usar ese tipo de calzado cuando hay nieve, se sintió estúpido por un momento, pero se deshizo de ese pensamiento en el momento que escucho como las ramas se rompían ante el peso de un cuerpo contundente que se movía a su alrededor, las ramas se quebraron causando eco, pero el se había detenido hace algunos minutos, además el sonido venía desde lejos, otra vez, era un pisar sigiloso y por la fuerza con la que las ramas se quebraban debían ser pisadas fuertes, pero eso no podía ser suponiendo que aparentaba ser demasiado cuidadoso, por lo cual solo podía ser algo de gran peso, automáticamente pegó su espalda al gran tronco que le servia de apoyo, mirando con cautela a su alrededor, intentando no hacer movimientos bruscos, el sonar de las ramas rompiéndose bajo aquello que entre las sombras se desplazaba cada vez se hacia mas fuerte, no lo iba a reconocer abiertamente , pero de verdad comenzaba a asustarse, y no era para menos tampoco, se sobresalto cuando algo pasó a gran velocidad por su lado, provocando una corriente de frío viento, paralizándole el cuerpo, algo había ahí y ahora estaba seguro de que no se trataba de un humano. Comenzó a desplazarse por entre el espeso follaje , manteniendo en todo momento la espalda pegada a un tronco, desviándose del camino, aunque en realidad la adrenalina lo tenia bastante confundido, volvió a pasar por su lado, esta vez produciendo un estruendo, ya que al parecer había chocado con las ramas directamente...un momento....el movimiento poco natural que hizo el árbol al balancearse fue producto de un golpe demasiado fuerte como para poder siquiera mover semejante cosa, lo cual dejaba la posibilidad de que lo que lo estaba acechando era de considerable tamaño y/o fuerza. Se quedó totalmente quieto, tratando de apaciguar su respiración, y preparándose mentalmente para lo que sea que le estaba vigilando. Esta vez el golpe llego desde atrás del tronco, provocando que su cuerpo se sacudiera junto con el árbol, dejándole desorientado, tratando de buscar apoyo, en cuanto lo encontró se estabilizó y comenzó a correr, no por miedo ni nada, en realidad la emoción que le embargaba podría describirse más como... Éxtasis, la emoción tenía a su corazón bombeando sangre como loco, y en realidad se encontraba casi fascinado con aquello, era digno de una escena de terror de esos libros que al conejo y la china les encantaba leer, la diferencia era que , el morado que se había producido en su brazo no era a causa de un montón de letras, si no de algo real, demasiado real para ser un sueño, podía apreciar con mayor claridad los sonidos, olores y texturas, no sentía su cuerpo en , realidad nada, era como flotar en una nube de emociones, su mente volvió de aquella ensoñación poco apropiada para el momento cuando uno de sus pies quedó atrapado en el lodo, provocando que cayera sin remedio golpeándose contra las gruesas raíces que hacían presencia sobre la tierra, se partió el labio, sentía el liquido caliente y espeso correr tanto en su lengua como en su mentón, dándole un aspecto aún más escalofriante, cubierto de lodo, con el cabello desordenado producto de la carrera y ahora sangrante. Se limpio el mentón con el dorso de la mano, riendo ante su propia idiotez, sus ojos brillaron con atípica emoción, mientras su cínica sonrisa dejaba ver la hilera de blancos dientes, comenzó a llover y el relámpago que iluminó el lugar le dio el toque perfecto para ser un ser totalmente fantástico, la piel blanca, contrastando con el cabello que caía por su rostro y hombros al igual que sus ojos, de coloración negra cual carbón, y el leve rastro de sangre aún en su barbilla, completaron la escena que fue interrumpida por otro estruendo, esta vez el ensordecedor sonido causado por la aun desconocida cosa sumado a otro trueno, devolviéndolo a su compostura, mientras analizaba lo más calmo posible su actual situación, ahora podía sumarle el hecho de estar empapado y cubierto de barro, por alguna extraña razón le causó gracia.
-Estoy hecho una mierda...- Se miró las manos, tenía una raspadura en una de ellas, sin contar la cantidad de tierra en combinación con el agua que las cubría.
Continuó estando absurdamente calmado, sus ojos se habían adaptado a la oscuridad, aunque no veía en su totalidad, veía más que antes, estaba ansioso, sabía que se había perdido cuando comenzó a correr por entre los árboles, pero a estas alturas lo que mas le preocupaba era no acabar muerto, aunque siendo honesto la idea de terminar descuartizado por ahí tampoco le desagradaba, sonrió sintiéndose un total estúpido al pensar así, primero debía partirle la cara al secretario ese, antes de ponerse a pensar en las diversas formas de morir. No pudo continuar cuando algo de excesiva fuerza lo impactó, dejándole tirado unos metros mas allá, su vista se distorsionó producto del fuerte golpe, sus brazos flaquearon en su intento por levantarlo, cerró los ojos momentáneamente para luego abrirlos nuevamente, una de sus manos fue directo a su rostro, a la altura de su sien, sintiendo como aquel liquido vital estaba siendo desperdiciado por aquella herida, de la cual no tenía plena consciencia, en cuanto a su tamaño y gravedad, considero que mientras se pudiese levantar no entraba dentro de sus parámetros de resistencia al dolor, aunque debía reconocer que le dolía, bastante, se levanto usando de apoyo otra vez un tronco, y sin saber en que momento había comenzado, se encontró a sí mismo corriendo nuevamente por entre los árboles que imponentes se levantaban en el "camino", sentía como aquello que le había atacado momentos atrás le seguía , no tuvo tiempo de reaccionar cuando otro golpe fue recibido por su cuerpo, esta vez provocando que su cuerpo chocara contra madera, que producto de la fuerza y velocidad con la que fue despedido su cuerpo, cediera, quebrándose.
Cayó escaleras abajo, cubriéndose la cara, sintiendo como su torso era aplastado dolorosamente por su propio peso al rodar por aquellas bases de concreto, perfectamente acomodadas, su cuerpo se detuvo cuando chocó al parecer con una mesa, o lo que quedaba de esta, desorientado y aturdido se levantó, sintiendo como sus órganos y músculos volvían a acomodarse , tosió un poco, resintiendo la caída y el golpe anterior, trató de mirar a su alrededor, era algo similar a un sótano, pero solo tenía a puerta por la cual él entro forzadamente, trato de agudizar su vista, encontrándose con algo que le sorprendió, había un sinfín de cuadros rotos, la tela rasgada y manchada, mesas, sillas, lámparas, adornos, candelabros, todo completamente destruido, trató de hacer memoria sobre los planos de la mansión, dándose cuenta que aquello no conformaba parte de la edificación principal, ya que el único sótano con el que esta contaba supuestamente, solo tenía una entrada desde el despacho, era imposible ingresar por fuera, lo había comprobado el mismo, comenzó a recorrer el lugar, movió libros que estaban quemados, algunos incluso tenían manchas negras, al parecer de tinta, sus ojos captaron uno de los cuadros que yacía apoyado en una esquina, pasó la mano, levantando una capa de polvo que le hizo toser y cerrar los ojos, cuando los abrió se quedó en blanco, lo que sus ojos veían era a un chico, el mismo del cuadro familiar del despacho, solo que ahora este debía tener unos catorce o quince años aproximadamente, se encontraba riendo en la pintura mientras su vista se concentraba en las hojas que sostenía, la pintura estaba cortada y otra vez se encontraba manchada con lo que el asociaba a tinta, dado el color negro que poseía. Por algún motivo desconocido, tomo la pintura, llevándola al resto de la mesa que se encontraba luego de las escaleras, depositándola sobre esta. se apoyó sobre la pared y volvió a recoger uno de los libros, lamentablemente esta vez el rayo que iluminó el lugar dio paso a una escena escalofriante, lo que el había asociado a tinta, era sangre ya reseca, soltó el libro por acto reflejo, observando por primera vez que toda la estancia tenia manchas que correspondían al mismo liquido rojo ya seco.
-¿Qué demonios ocurrió aquí?- Su mente grabó todo lo que sus ojos pudieron captar en ese pequeño momento que la luz le permitió apreciar.
Su cabeza dolió nuevamente y se tambaleó botando cosas a su paso, antes de deslizarse por la pared hasta llegar al piso, ese niño del cuadro, era el mismo que estaba en el lago, la flor que estaba dibujada sobre el libro que momentos atrás estaba en sus manos, era la misma que el sostenía, y las manchas de sangre sobre las paredes conformaban el mismo símbolo que le mantenía preso en aquel lago, dentro del ataúd, la pregunta era ¿Por qué? ¿Qué había ocurrido? ¿Quien fue capaz de derramar tanta sangre? Respiró hondo y sacó fuerzas de donde no las había para poder ponerse de pie nuevamente, con cuidado comenzó a acender por las escalinatas de cemento, apoyando su mano en la pared, se asomó, observando que aún se encontraba rodeado por árboles, reafirmando su tesis sobre que el maldito sótano no formaba parte de los planos que le habían enseñado. Salió ya sin importarle mucho que aquella cosa siguiera por ahí, y aunque parezca extraño, no tenía intenciones de marcharse sin antes encontrar el maldito lago, demasiado misterio salía de sus expectativas de normalidad, aquello era simplemente anormal y no hacía falta ser un genio para notarlo, comenzó a caminar nuevamente, pero ahora necesitaba el apoyo de cualquier cosa sólida con más equilibrio que él mismo, suspiró casi derrotado, no se iba a quedar de brazos cruzados mientras cosas que NO debían existir siguieran vagando por ahí, aunque no era su problema realmente si mataban a alguien, el punto era que estaban en una propiedad que no estaba dispuesto a perder, continuó su arduo camino, intentando de vez en cuando orientarse, no sabía que hora era, pero debía suponer que aún era de noche o ya madrugada, ya que el cielo seguía encapotado y negro, por primera vez luego de haber comenzado la travesía su cuerpo sintió el peso de la ropa mojada y los golpes recibidos anteriormente, los cuales fueron producidos por la cosa x que se encontraba en algún lugar, acechándole, o quizas simplemente esperando que se riendiera ante el cansancio que ahora su cuerpo sentía, suspiró astiado de la situación...
-Sigues tan impaciente como siempre ¿No es así Yuu? - Sus ojos se abrieron desmesuradamente, mientras su cabeza giraba dolorosamente en dirección a aquella voz tan conocida
-Al...ma...-Salió como un susurro ahogado desde su garganta, observando atónito a la joven que le sonreía.
-Vamos, no me mires así, aún debes continuar, puedo acompañarte si gustas- Le sonrió mientras le extendía su mano
-¿Por...qué..? Tu...-Cerró los ojos al mismo tiempo que cogía a la joven por la muñeca y la estrechaba contra su pecho, temblando...
-Yuu...yo ya no soy parte de este mundo -Se separó un poco del samurai- Hay alguien aquí que aún espera poder vivir
-No...entiendo ¿Por qué querría hacer algo si estas aqui..?-Su mano se posó suavemente en la mejilla contraria
-Porque cuando aún me encontraba con vida, él sollozaba pidiendo ayuda...pero...no para él, sino para aquellos cuyas vidas tomaron sin consideración alguna - Posó su pequeña mano en la que el otro mantenía sobre su rostro- ¿Lo haz visto no? ¿Toda esa sangre?- Recibió un asentimiento- Ya no me queda mucho tiempo, quiero hacer algo por él, ya que yo tambien soy responsable de lo que aquí ocurrió, no puedo decirte que pasó, pero gran parte de esto también es mi culpa, quiero menguar aunque sea un poco el dolor que el ha llevado a cuestas durante estos cien años, por favor, por el amor que me tuviste, ayudame...-Finas lágrimas se deslizaban por el rostro pálido de Alma.
-Como tu quieras...-Dejó la frase al viento, sin entender realmente a que se refería Alma con todo esto
-Cuius oculis luna et argento puro corde, et secundum essentiam meam ad te, inclinabit illud* -Sopló las manos del japones- Adios Yuu...
Kanda se limitó a cerrar los ojos, hasta que la presión ejercida sobre sus manos desapareció por completo, todo fue tan irreal, tan sublime, tan carente ruido*, se sobresaltó un poco al sentir nuevamente como el agua impactaba sobre su cuerpo, se encontraba confundido ¿A qué se refería Alma? ¿Qué cosa era su culpa? Eran cien años de diferencia ¿En qué retorcido sentido esto tenía que ver con ella? Se sujetó la cabeza, dolor, confusión, frustración, cansancio... emociones que se arremolinaban dentro de sus ser y su cansino cuerpo, sus pies pesados comenzaron a desplazarlo, aún y cuando su cerebro no formara parte de quella orden, todo era nada y la nada lo era ahora todo, no tenía un gran significado hablando cientificamente, pero de alguna forma tenía mucho sentido aquello, ya que todo se hizo nada en cuanto puso un pie en este lugar, y la nada se volvió todo, de la nada busca respuestas, camina sin rumbo aparente, el sendero se perdió hace ya tiempo, quizás mucho, quizás poco, no lo sabía, tampoco sabía el significado de las palabras de la joven que un día llenó su desolado corazón, nada...Sintió su cuerpo pesado, demasiado, tanto que ahora sentía que le faltaba hasta aire, sus rodillas impactaron contra el suelo, mientras sus manos iban en dirección a su pecho, apretando por sobre la tela dolorosamente, su vista se nublaba por segundos, y podría considerarse que se encontraba en trance, si tal vez esa era la palabra correcta, un trance en el cual los sentidos se atrofiaron, era un cuerpo más, solo otra vida más...
-Hace frio...
Sus ojos se abrieron, su cuerpo estaba tumbado sobre el lodo que ahora practicamente le cubría en su totalidad, se levantó presuroso, y sin racionarlo comenzó a caminar, no, no caminaba, corría desesperado por encontrar el origen de aquel lamento, debía encontrarlo, el inicio de todo esto, debía frenar lo que hace tiempo ya no existía. Todo el dolor desapareció, su respiración se volvió practicamente nula, el sendero, aquel fino camino de tierra, el mismo que la primera vez, se abría paso frente a sus ojos, la exitación del momento volovió erratico su palpitar, sus movimientos, su respirar, sus pensamientos y su cerebro ya no se enconytraban en la misma sintonía, en ese momento era todo menos él, sin saber en que momento había sucedido, se encontraba de frente al gran lago, sorprendiendolo, ya que ahora los árboles y arbustos que le rodeaban se habían vuelto tan blancos como la misma nieve que solo se encontraba ahí, todo parecía ser de cristal, de un deslumbrante blanco, que podía ser manchado por cualquier indicio de vida. Sus pies le condujeron al centro, apresurado, y sin pensarlo dos vees estrelló su puño contra la fría capa de hielo, una vez, otra vez, y otra...El hielo crugió bajo su cuerpo, euforico, pretendió golpear de nuevo, solo que algo, le golpeó primero... Otra vez el doloroso crujir de su cuerpo estrellandose contra algo sólido llenó sus oidos, cayendo irremediablemente al lodo, sus ojos brillaron con ira, buscando el culpable de aquello, su rostro se encontraba tenso, los músculos de su mandibula se marcaban y su entrecejo estaba alarmantemente fruncido, se levantó, dispuesto a ir otra vez al centro de aquel manto de fino cristal, solo que....Dicha estatua le miraba, el guardían de quello sellado ahí le observaba, iracundo, agazapado frente a él, enseñando los colmillos y enterrando las inmensas garras en la superficie congelada, le miraba....
-Así que eras tu jodido gato- Gruñó, por raro que fuese, estaba más molesto que asustado, porque Yuu Kanda no se asusta
El animal rugió, enfuruñado, golpeando el cristal con una de sus grandes patas, el samurai solo adoptó una postura arrogante y altanera, mirandolo y acercandose como quien posee total soberanía y poder sobre los terrenos, sosteniendo en una rama que estaba seguno no serviría ni para protegerse de tamaña bestia, pero no se amedrentaría, con arrogancia levanto aquel pedazo de madera, suponiendo que se trataba de una katana, apuntandole a aquello, y sonriendo, respiró y comenzó a acercarse a paso firme, oyendo el crujir de ramas y plantas bajo su propio peso, hasta que sus pies hicieron eco al posarse sobre aquel blanco manto, la bestía negra, furica arremetió en su contra, así, tal como el mismo lo hizo en su contra...
El hielo crugió, de forma lastiemera, antes de ceder bajo el peso de ambos, cayendo directamente al agua, hundiendose, la estatua se deshizo sin embargo, él no podía salir a la superficie, por más que nadaba, por más esfuerzo, continuaba hundiendose...sus ojos buscaron aquella figura que recordaba haber visto en el ataúd, encontrandose con unos ojos sorprendidos y una boca moviendose desesperada, seguía ahí...sus propios ojos se abrieron e inconscientemente soltó el aire se sus pulmones, el niño gritó y en ese monento el ataúd se fragmentó....
CHAN CHAN?!...