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Agridulce por Spieluhr

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Notas del fanfic:

Espero que les guste lo iba a publicar desde antes, pero el cuadrno en el que lo escribí lo perdí y tuve que escribirlo de nuevo, desde el principio.

“sangre sucia” se repite como un eco en mi mente, despierto, otra vez ese sueño, una pesadilla, hace tanto que creí poder superarlo, y aun así persiste, tan molesta, tan doloroso como aquella vez que salió de mis labios.


Me levanto de mi cama, siento el sudor correr mi rostro, casi como lágrimas; sí, se bloquear mi mente, pero esa herida no está en mi mente, quizá ese recuerdo tampoco permanece ahí, quizá es una larga y torturante cicatriz en medio de mi corazón que me punza y lastima mientras vivo, mientras recuerdo que ella está muerta. Me baño y me arreglo no me veo en el espejo odio la imagen reflejada en él, odio el parentesco que tengo con esa persona, odio el parentesco que tengo con mi padre.


Voy a al gran comedor y empiezo a desayunar, miro a todos los alumnos y lo veo entrar, Harry Potter, su hijo, el hijo de la persona que más amé y el hijo de la que más odie, igual que su asqueroso  padre arrogante, engreído; pero tiene esos ojos, esos ojos esmeralda que eran de ella, de Lily, se sienta y desayuna con sus amigos. Recuerdo cuando yo me sentaba y la veía, en la misma mesa que su hijo casi en el mismo lugar yo al otro lado la observaba, comía mientras la observaba, solo a ella, ella no sabía que mis ojos solo servían para verla, porque ella no me miraba, no era como la que la gente se detuviera a verme y aún ahora no la hacen sin miradas de asco o miedo, a veces hasta odio, pero ella me sonreía cuando me miraba, era con su alegre mirada, con sus hermosos ojos, jamás le importó como fuera, ella era mi amiga, sin importa nada éramos amigos.


El desayuno termina dando inicio a las clases voy a la mazmorra y preparo las clases, cada ingrediente, cada instrucción, no las copio de los libros, lo hacen complicado siempre me salen mejor a mí las pociones porque no sigo las reglas, e ella siempre le gustaba que la ayudara, era de las mejores por supuesto aun siendo muggle, igual que Greanger pero menos fastidiosa, siempre me pedía consejos, siempre me pedía que le explicara del mundo mágico, de lo que fuese, yo se lo decía sin excusa, ella me escuchaba, era de las pocas que lo hacían, no se burlaba no me interrumpía con cosas tontas. Y las clases empiezan con niños estúpidos, algunos brillantes, aun así jamás muestro entusiasmo por ninguno, lo único que deseo son las clases con Potter, no por ser el más brillante, no, es un clase cualquiera, pero él tiene esos ojos y lo único que deseo es verlos de nuevo, esos ojos esmeralda de Lily, que él le había robado, me causa una gran felicidad combinada con una extraña melancolía, recordarla, podría observar esos ojos todo el día y la noche y aun así desearía seguir viéndolos. Y por fin llega su grupo junto con los de mi propia casa, están peleando como siempre, hago que pasen sin darle importancia al problema, y el entra, es la viva imagen del estúpido de su padre: ese rostro, ese cabello, todo es exactamente igual, excepto sus ojos, esos ojos son de mi único amor. ¿Cómo unos ojos tan hermosos pueden estar en una figura tan repugnante? Acaso es un sucio juego de Dios que como dicen nos dio la vida, y se llevó a mi Lily.


Y su hijo habla con sus compañeros ¿de qué? No me importa realmente no es importante.


-Potter, si piensas que tu plática es más importante que mi clase ¿por qué no te quedas esta noche castigado en mi despacho?


Sólo frunce el ceño y baja la mirada ¿por qué esconde esos ojos? La clase continúa no dejo de molestarlo a él y a sus amigos, es ese odio acumulado, un sentimiento que nunca salió, es inmaduro, es estúpido pero no puedo hacer nada más.


Y al final la clase termina y ahora solo me queda esperar, por suerte no un día ni una noche, no tanto tiempo solo unas cuantas horas y esos ojos volverán a estar a mi merced.


Y en entonces es el momento, cuando el sol está casi oculto, cuando mi paciencia está al límite él llega. Abro la puerta, y ahí está mirando al suelo con sus puños cerrados.


-Potter, pasa.


Entra y sigue sin dirigirme la mirada.


-Ya que, mi clase no le importa señor Potter, tendrá que escribirme en un pergamino los procedimientos e ingredientes de todas las pociones que hemos visto en este año, hasta la clase de hoy.


Solo frunce el ceño y se siento frente a mi escritorio, saca una pluma, tinta y  comienza a escribir, Me recargo en el escritorio, observándolo, escribe igual que ella, mirando el pergamino con sus ojos,  tan detalladamente. Hace tanto tiempo, mientras la observaba tuve un deseo, uno que oculte por muchos, muchos años y prosigue en mi pecho, en mi garganta, lo miro a los ojos,  esos ojos, son una verdadera tortura y no lo evito, no me controlo como hace tanto tiempo, y me acerco, y lo beso. Un beso primero lento, suave y luego lleno de tal pasión, tanta emoción que oculté, guardé y traté de olvidar, el agridulce sabor de ese beso, lo amargo del parentesco de ese cuerpo con aquel chico detestable; y lo dulce de esos ojos, de Lily, mi Lily.


Y entonces me alejo del pequeño cuerpo, sus ojos esmeralda abiertos como platos, brillantes, ¿es miedo? ¿Es acaso asco? No puedo descifrar el misterio de esa mirada


-retírate-digo, se levanta tan rápido, avienta sus cosas a su mochila y abre la puerta-y ni una palabra, no digas nada-si oculta mi cobardía, mi odio.


-no se preocupe, esto se olvidara- y sale corriendo, temblando.


Va corriendo por el pasillo de las mazmorras y, cuando ya no oigo ni un susurro me dirijo a mi armario y busco una botella de whisky de fuego, no busco una copa. ¿Para qué molestarme? Lo tomo directo de la botella, pero solo un sorbo y lo recuerdo, mi padre bebiendo, los golpes, los gritos, un dolor insoportable e indescriptible me sacude, me absorbe y lanzo la botella. Se hace añicos en el suelo y, en un pedazo del cristal, aparecen esos ojos, verdes y volteó, ahí está, mirándome con preocupación, se acerca lentamente y toma mi mano, hasta ese momento no me había dado cuenta que sangraba.


-no soy bueno ni en hechizos, ni en pociones curativas-dice con una leve sonrisa.


-no importa-digo con tal odio en mi voz que hasta me es sorprendente-¡te dije que te largaras!


-¿por qué?-murmura


-¿por qué, qué?


-¿por qué es así?


Ni siquiera yo lo sé, ¿por qué acumulo tanto dolor insoportable? ¿Por qué no dejo atrás mis penas? No lo sé, solo soy así porque la vida me hizo así, supongo que soy así porque así me forjaron mis errores, así me marcaron mis cicatrices, mis cicatrices, más grandes que la que tiene en su frente, y por supuesto, más dolorosas.


-¿qué te importa?


-me besó.


Sí lo besé y para un pobre adolecente debe ser más que solo un gesto amable.


-¿Y?


-nada, yo solo…


Me mira con sus ojos verdes, húmedos y opacados por las lágrimas ¿por qué llora? Igual que ella, esa mirada cuando pronuncié esas palabras “sangre sucia” se vuelve a repetir, “sangre sucia” esa mirada las dice, como si estuvieran escritas en esos ojos, y me vuelven a torturar.


-ya me voy-dice y se va, ésta vez no regresa.


Tomo una poción y la echo a mi mano, corro a mi alcoba y me acuesto no me cambio, no ceno, sólo quiero olvidar, lo único que deseo, es no tener pesadillas.


Las horas pasan igual que las clases, me siento como un zombi enseñándolas, y casi lega su clase, una tortura lenta, no quiero verlo, no lo deseo.


Pero sin importar mis deseos, él llega y entra con su grupo, la clase pasa molesta, trató de olvidar, pero no puedo, no mientras esos ojos me observen, ni siquiera lo miro, ni me acerco, como si se tratara de un sarnoso, y al fin termina, todos salen y les doy la espalda, me recargo en mi escritorio, quizá no sea tan malo ignorarlo. Pero oigo unos pasos corres volteo y justo cuando quedo de frente, el dueño de esos ojos atrapa mis labios en un fogoso beso, continúa hasta que el tiempo parece eterno, yo estoy recargado en mi escritorio y el sobre mí, me separo de él.


-Señor Potter-digo lo más frío posible-tiene que ir a una clase, y yo tengo que impartir una.


Esboza una sonrisa un poco traviesa.


-estamos a mano-es lo único que dice, y se va.


Se va por el pasillo, no, no quiero dejarlo ir, no quiero que se valla como su madre, y menos con unas palabras tan insignificantes. Corro tras él pero cuando estoy fuera, veo al montón de almunos de 1ro, y olvido mi objetivo.


-pasen-digo secamente.


Y entonces el resto del día parece insignificantemente feliz, cuando anochece salgo de mi lúgubre rincón y me dirijo a cenar, pero al final de las escaleras está el, con la señorita Chang, repitiendo el beso que me había dado horas antes, lo miró y el me regresa la mirada, con esa sonrisa traviesa y se va.


Extrañamente no siento la misma sensación que cuando supe que mi Lily se iba a casar con otro, no, no lo amo, porque detesto esa imagen, pero tampoco lo odio porque amo a esos ojos, sólo es una extraña y torturante sensación agridulce.

Notas finales:

Espero que si les haya gustado, dejen reviews¡¡¡¡ criticas, aplausos, etc


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