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Veneno, por licor dulce por kakashiruka

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Notas del capitulo:

Espero que les guste el fic, no posee muchos capitulos. Los racontos vienen desde el capitulo dos en adelante

Durante mi periodo de ausencia tuve tiempo para escribir algo mas menos interesante XD, les pido sus opiniones y criticas que siempre son bien recibidas ^^ 

 

No había sido un mal día, después de tener que aguantar a los cambios y también  en comprobar lo problemáticos que pueden ser los detalles vagos. Simplemente no le gustaba tener que lidiar con tales cosas, pero después de todo para eso le pagaban. Que deben ser cien mil copias, que trescientas mil… eso era problema de todos los días para su rubro. Pero que hoy le hayan reclamado por el color era el colmo, lo que importaba es que se vendiera y no esas pequeñeces, aunque cuando él tenía que elegir un libro, de manera personal, siempre buscaba uno con portada llamativa y con un titulo imponente. Lo complicado era que este libro ya lo había leído y al autor le gustó la selección de los detalles por Iruka, lástima que a los de producción no compartieran la idea.

Para entonces solo caminaba por los pasillos del edificio con la esperanza de encontrar en la oficina su maletín. Este contenía el almuerzo que tanto tiempo le dedicó la noche anterior. Podía saborear cada fibra con imaginarlo, el hambre y estrés lo tenían desesperado. Su estomago le rugía. Ignoró todo lo que ocurría a su alrededor, gente corriendo, llamando a los autores de los libros que editaban porque se retrasaron otra vez, lo típico. Deseaba llegar cuanto antes al mesón y coger su comida.

Cuando le vieron entrar con su cara demacrada, Sasori que trabajaba en su misma sección “literatura romántica” y Sai que era de “Artes generales”, se preocuparon y no dudaron en preguntar que le ocurría al castaño. Los ignoro completamente, saco su almuerzo y se largó. Por consiguiente entendieron que le había ido bien, pero eso no cambiaba la odisea vivida. Ellos también cada cierto tiempo pasaban por lo mismo. Si hubiera sido una negativa estaría pateándolo todo y maldiciendo lo que estuviera a su paso

Buscó una mesa en los comedores. Ese día muchos salieron a comer fuera, cosa muy recurrente en los fines de mes. Una pena para Iruka no poder hacer lo mismo, le encantaba comer fuera, en especial con Temari, Kurenai y Shikamaru. Pero ellos ya sabían que él no disponía de tanto dinero como antes. Les mencionó del viaje que planeaba con su novio. Un viaje en crucero por casi un mes completo, y a la vez muy costoso. Se sentó en cualquier mesa y desempaco los alimentos y cubiertos, devorando todo muy rápido

–Permiso

Odió la existencia de esa voz. Era impresionante la manera de cómo se le puede arruinar mas el día a Iruka. Ve a Kakashi y se vuelve todo un surtido de recuerdos antañosos por las peticiones de volver. No pienso hacer eso, nosotros terminamos. Pero por más que diga Iruka su estado emocional Kakashi seguía insistiendo sobre alguna nueva oportunidad, admitiendo que se equivocó, y que lo ama. 

Hacía unos pocos minutos le siguió hasta alcanzarlo, sin que se diera cuenta Iruka, dejándolo sin escapatoria al sentarse a comer junto a él. Pretendía hacerle recordar lo bueno que era pasar tiempo juntos. Solo que Iruka jamás tuvo un momento placido con Kakashi, excepto después de la segunda oportunidad que le brindó.

–No me intentes besar – corriendo con su mano el rostro con cabellos plata, frunció el seño y se clavó en su almuerzo

–Entonces acepta que te invite a cenar

–Tengo planes

Tras la respuesta de Iruka el silencio ahogó el momento. A veces le gustaría creer nuevamente en Kakashi. Pero el tiempo pasaba más rápido que las reacciones del chico de cabellos plateados. Además no era que le faltara compañía, muy por el contrario poseía un grupo de donde elegir. Tenía novio, al que le gustaba salir a dar una vuelta por el parque, tomar un helado, caminar de la mano, e ir a su departamento, sin tener que terminar en la cama. Podían estar conversando toda la noche en el balcón, reír de la vida, de la rutina. Exacto, rutina, una palabra que comprendía al cien por ciento después de estar con Kakashi, bueno, si es que se le podía llamar estar, básicamente era satisfacción mutua, y al día siguiente, nunca nos hemos visto.

–Te extraño – intentó tomarle la mano

–Yo no – evadió la blanca extremidad

– ¿De verdad me cambiaste por Yamato?

No dio respuesta, tomo sus cosas y comenzó a caminar. No debía darle explicaciones de su vida a una persona ajena, que siempre fue un extraño, con quien nunca saboreo un gramo de pasión. Ese mismo día cumpliría ocho meses saliendo con Yamato y este lo invitó a cenar a un restaurant para luego dar una vuelta cerca del mar y ver que más podría pasar en una noche con luna llena. Mientras no se toparan con Kakashi todo estaría bien. Se apresuro en volver a la oficina, pero antes debía ir donde Itachi, le prometió un obsequio, y sería interesante recibirlo. Era una persona muy agradable y un buen amigo durante la segundaria, hasta que perdieron contacto. Además desde hacía tiempo que también le seguía la huella a Iruka, solo que se le presento un gran obstáculo, primero Kakashi y ahora Yamato, asique todo siguió entre ellos como siempre: Amigos y en el trabajo con los roles correspondientes. Pero de todas maneras Itachi intentaba besarlo, por si cambiaba de opinión y le gustaría probar a un hombre de verdad, según el mismo se catalogaba. Cuando llego al ascensor fue al piso donde estaban los gerentes editoriales. Cabe mencionar que estos solo eran familiares del dueño de la editorial, Madara Uchiha, tío de Itachi. Cuando entro por la puerta de roble, el árbol favorito del jefe, lo pudo ver sentado en su escritorio revisando un alto de papeles. Alzó su cabeza para ver quien entraba en el lugar. Sonrío al de cabello castaño. Buscó algo en el cajón de su escritorio

–Veo que te acordaste Iruka

–Sí, es una de las pocas cosas que me gustan de celebrar mi cumpleaños, o sino ni lo recordaría

–Bien, aquí esta – se levantó de su puesto y comenzó a acercarse lento, como un león cazando su presa – solo que tiene un costó

– ¿Eh?... ¿No era un regalo? – sabía cuál era el costó del que hablaba

–Si, por eso mismo deberías darme algo a cambio, no se… algo como ¿un beso?

Le tocó con una mano la mejilla, acercándosele de manera muy sexy, lástima que lo conociera desde el colegio, porque Iruka le empujo suavemente con la mano el torso. Le recordó que ahora tenía pareja, además de mencionar la existencia de la esposa de Itachi. Este se defendió diciendo que no era muy cariñosa, y no era tan deseable como él. Le guiñó el ojo a manera de insistencia, pero siguió recibiendo una negativa por parte del moreno

–Hasta el día de hoy no entiendo el porqué de tus negativas desde la segundaria

–No fue un buen tiempo para mi, o sino quizá la historia tendría otro color

Le entregó el regalo con una sonrisa, a pesar del dinero que tenia y las responsabilidades sobre su espalda, lograba olvidarse por segundos de su roll exigente y vestirse nuevamente como un colegial, en especial con Iruka. El paquete no era muy grande. Una cajita blanca con un lazo azul, cuando la abrió, le calló en gracia el contenido. Era un mini Iruka de Chocolate, con coleta y cicatriz en la nariz, idéntico al real. Le abrazó por el regalo, le hacía recordar que la particularidad de Itachi y que siempre estaría junto él, recordándole los tiempos que se veían más y eran amigos muy cercanos

– ¿Kakashi te regalo algo? – dejando la coquetería y volviendo al rol de amigo

–Ni debe saber que estoy de cumpleaños

–Definitivamente me impresiona el cambio. Antes, sin importar como era contigo le defendías, y ahora hablas de con una amargo sabor en la boca… ¿Quieres sentarte a conversar? Por supuesto que como amigos

–No, estoy bien. Ya aprendí a no llorar

–Entonces recuérdalo, porque hoy es tu cumpleaños y tienes que estar feliz – le brindó una sonrisa

Le abrazo fuerte. Recordó el tiempo que buscaba a Kakashi. Había sido largo, pero cuando lo consiguió, todo se convirtió en un “Paraíso demoniaco”, así le llamaba Iruka. Acordaron que el moreno iría a la casa de Itachi para tomarse unas copas junto a su esposa. Le dijo que ni se le ocurriera llevar a Yamato. De todos los atractivos chicos que le cortejaron durante la universidad, eligió al más cursi y que tenía nada especial. Iruka río al escuchar la advertencia para luego retornar al lugar de trabajo.

Temari ya estaba pegada en su notebook, revisando y editando el material enviado por el autor con quien trabajaba en ese periodo. Cuando la saludó solo hizo un gesto con la mano, diciéndole “Vete, no molestes”. Ella era genial. Apenas llevaba dos años trabajando y era la jefa de la sección. Todo fruto del trabajo incesante y perfeccionista desarrollado por ella. Sasori le respondió al saludo mas humanamente, dejando de lado la pantalla y las hojas, preguntó por su éxito en la reunión. Anunció que publicarían el libro que iba a editar. Le felicitó el fanático de las marionetas, también así lo hizo Sakura

Todos lo de su sección entregaron sus regalos apenas vieron su coleta andando por la oficina durante la mañana

–Sí, pero tiene que mandarme los últimos capítulos. Tsunade debe cumplir con sus plazos o tendremos problemas. Adiós

– ¿Otra vez se atrasó, Sakura? – preguntó Iruka, al ver la aflicción en el rostro de la chica

–Sí, no es que me moleste su elección de solo trabajar conmigo para sus libros de tenas románticos. Pero da rabia que cuando publica algo en medicina – apuntando con el pulgar hacia atrás – siempre cumple, incluso antes, pero cuando es de mi sección, es un milagro que llegue con dos días de atraso

–Al menos te invita de vez en cuando a su casa en las fechas importantes, con los de medicina no hace eso – intentó consolarla

–Sí, creo que a veces vale la pena – suspiró, pasando su palma por la frente, sacando los cabellos rosas que le molestaban, mientras no paraba de arreglar algunas cosas

Era particular la manera en que se marchaban del trabajo los editores. Nunca alguien se iba a la hora correspondida. Los mas que tenían autores más responsables salían una hora tarde, los de responsabilidad promedio dos horas y los que tenían problemas de entrega con sus autores como Sakura, desde tres horas en adelante. Por suerte Iruka ese día cupo en los de nivel intermedio. Cuando se vio desocupado arreglo sus cosas rápidamente, debía juntarse con Yamato en el restaurant. Seguro lo tenía esperando. Yamato con el tiempo se logró acostumbrar al extraño e irregular horario de su novio. Le suena el celular a Iruka

–Dime Yami – en voz baja o Temari, que estaba cerca de él arreglándose, lo molestaría

–Lo siento, no podré estar. El avión no despegó y estamos todos esperando que él clima mejore

–… no importa

–Se que prometí que estaría, odio que nos pase esto. Te compensare cuando esté de vuelta

–Entonces te estaré esperando

–No te amargues comiendo chocolate y helado

–Dame una razón para no hacerlo

–Por que te amo

–Entonces lo haré, pero sin llegar al coma diabético

–Nos vemos. Te amo

–También te amo

El rostro de Iruka cambió rotundamente. La depresión era evidente.

–Se te arruinaron los planes ¿no? – preguntó Temari

–Sí, el clima me robó a mi novio – tomo su maleta en la mano y caminaron hacia el ascensor

–Te acompañaría en la crisis depresiva, pero con Shikamaru iremos donde sus padres. Sinceramente no es de mi gusto viajar, pero es genial ver como su madre lo regaña a él y a su padre – río con solo recordar lo pasado las últimas veces

–Entonces pasare mi “feliz” cumpleaños solo

–Yo que tu, iría donde Kakashi y bueno… - levanto y bajo las cejas – ya sabes lo que podrían hacer

–No gracias. Prefiero estar solo

–No te creo. Deberías admitir  que aun te gusta, o al menos lo extrañas. Nadie sigue por años a un chico, le da cientos de oportunidades y se olvida en un par de meses de él

–Entonces deberías creerme. No pienso hablarle, menos estar con él

–Apostaría que mueres por un beso de él

–Durante el almuerzo lo volvió a intentar y lo deseché

–Pero en un lugar público no cuenta. Deben estar solos. Cuando te ocurra algo así te creeré – caminaron hacia la puerta del edificio al salir del ascensor

–Estás loca – rió - Nos vemos el Lunes – de despidió con un beso en la mejilla

–Disfruta TODAS tus posibilidades – le guillo el ojo y se marchó

Caminó sin rumbo por la ciudad. Nadie lo esperaba en el departamento y la cena no se completaría esa noche. Pasó por varías pastelerías. Estaba dispuesto de comprar uno, lo que le detenía en su actuar era que lo comería solo. Siguió vagando por las calles. Sería mejor ir a dormir, olvidarse de la estúpida celebración de ese día y esperar al siguiente amanecer. En lo posible que estuviera Yamato.

Cuando llegó al departamento se vio tan solo que prefirió no encender las luces que evidenciarían su lejanía con la sociedad y todo ser humano. Vino a la memoria de Iruka su cumpleaños anterior. Lo pasó con Temari, comiendo helado y chocolate. Habían pasado un par de meses desde terminar con Kakashi y su amiga le acompaño en su soledad. Lloró toda la noche, porque también recordó el año anterior a ese. Kakashi le dio un ramo gigante de rosas rojas, luego le llevó a un lugar alto, apartado de la ciudad para ver las luces, a esa distancia eran pequeños diamantes acompañados por los besos y caricias del de cabellos plata. Luego le llevó al departamento, tomaron un par de copas y pasaron la noche juntos disfrutando de los placeres que brindan los cuerpos amantes sobre un lecho  rociada de pétalos carmesí

Era un maldito, pero el maldito que amó. Busco sobre su cama el sueño, mas Morfeo le quería despierto para que el destino le sorprendiera. Tomó el último sorbo de ron, completando los cinco vasos. Le sorprendió que golpearan su puerta, ya era tarde y no esperaba a nadie. Tampoco anhelaba visitas humanas. Dio varias vueltas por el departamento antes de abrir la puerta, intentando espantarlo por si era un desconocido. Por segundos pensó en no abrir, mas en el fondo no deseaba pasar solo ese día. Para su sorpresa estaba Kakashi cargado de bolsas, con un ramo pequeño de rosas bajo el brazo izquierdo y envuelto con su abrigo negro y largo

–Supe que estabas solo y quise comprarte un pastel, un ramo de rosas y unas cuantas cosas más para intentar celebrar tu cumpleaños

Iruka ya no recordaba a este Kakashi, el Kakashi que apareció tras la metamorfosis. Al que le costaba ser detallista, pero se esforzaba en serlo. Llegaba a ser tan dulce como la miel. Como el Kakashi que le raptó de la oficina el día anterior a san Valentín para pasar juntos todo el tiempo posible. También que prometió cambiar, y lo hizo, sólo que fallándole al castaño de una manera muy dura. Pero ya no importaba. Estaba solo, a punto de largarse a llorar. Odiaba la soledad. Le abrazo. Kakashi sintió el suave sollozo de Iruka, era como un niño perdido. Le despego el rostro de su hombro, tocando delicadamente con su mano derecha la mejilla de Iruka. Le miro fijamente por minutos. No dejaba de acariciar con su pulgar los pómulos de chocolate. Lo iba a besar, pero quería recordar lo erizado que se colocaba al tocar a Iruka. Inclino su rostro, encontrando la boca del moreno. Tenía los labios fríos. Iruka no lo repelió, al contrario, respondió el beso como si otra vez tuviera la esperanza de creer en él, como si nunca le hubieran engañado. Se podían ver las lágrimas del castaño caer por su rostro. No tardó en hacerlo pasar, sin despegar sus labios. Kakashi dejó los bolsos en cualquier lugar, esperaba muchas cosas, menos lo que estaba pasando. Tenía idealizada la puerta en su rostro y ahora le besaban como si no existiera el mañana. Le desabotonaron el abrigo.

–Me dijiste que no querías sexo

Ignoro las palabras de Kakashi. Necesitaba ser amado por más que solo palabras. Necesitaba ser amado por Kakashi.

Temari tenía razón, era distinto cuando estaba de frente a él, sin nadie. No debía si quiera hablar. La hormona del recuerdo invadía su piel. No lo olvidó, quizá jamás lograría eso ¿Era positivo o negativo? Ya no importaba. A la mierda las consecuencias. Hoy su cuerpo pedía ser de Kakashi

Sentía la fuerte y desesperada respiración que emanaba de los cabellos plateados. Unas manos deseosas y hambrientas buscaban lo prohibido. Mientras que el otro dejaba en exposición su placer. No medía la intensidad de sus besos. Ese lecho que por años los acompañó se alegraba de tenerlos juntos otra vez. Kakashi con un brazo botó al piso una foto de Yamato ubicada sobre el velador. Se subió sobre Iruka deteniendo su instinto animal

– ¿Por qué te detienes?

–Te amo, más que nunca

Notas finales:

Un gusto poder escribirles y eso porque me tengo que ir XD 


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