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Veneno, por licor dulce por kakashiruka

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Notas del capitulo:

Comenzamos con un pequeño raconto, para luego volver al tiempo del primer capiutulo ^^ espero que les guste, no olviden comentar =D

Capítulo II: Un pasado doloroso, un presente confuso, un futuro incierto

 

–Él es un bastardo, Iruka – le desinfectaba un rasmillón en el brazo y otro en la pierna

–No hables así de él, Temari – con mirada decepcionada en el suelo

–Esta vez no fue tanto, pero… si me lo topo ya sabrá quién soy, y si te pones frente a él, de nuevo, cuando le quiera golpear también te llevaras uno por cabeza dura. Listo

Cuando termino de limpiar las heridas, después de la golpiza que le dieron a Iruka, emprendieron la marcha al salón. Temari se aseguro de que sus ropas no quedaran con polvo o Itachi entendería lo sucedido y enfrentaría a Kakashi él mismo. Aún molestaban el rose de las llagas con la ropa. El sol entraba por las ventanas del pasillo, el día era hermoso a comparación a lo vivido. Estando frente a la puerta del salón, Iruka respiro profundo para no llorar y entró con la chica. Palabras de burlas comenzarían a salir de la boca de algunos chicos amotinados en el final del aula, pero la mirada de Temari las redujo a solo murmullos. Divisó a lo lejos a Kakashi. Conversaba con una muchacha del salón. Hermosa, como todas las que acosaban al chico de mirada fría. Se sentó junto a Kurenai.

– ¿Por qué no lo olvidas de una simple vez? – pronunció dulcemente la de cabellos azabaches

Sólo obtuvo silencio. Estaba embobado con el joven altanero desde que lo vio en un pasillo y le preguntó por el salón número 118, el mismo que ocuparía Iruka. Supo desde entonces que serían compañeros. Le acompañó hasta el aula, muy silencioso, casi como un subordinado. Era bello para Iruka. Lástima que no fuera mutuo. Le agradeció por la ayuda al llegar. Después de unos días, tras un regalo junto con una tarjeta que dio Iruka, en un día cualquiera, declarándole lo que sentía por él, admiración, pasión, y un profundo enamoramiento, todo se volvió un infierno para el castaño. Cosa que persiguió a Iruka hasta donde nos estamos situando, su último año antes de la universidad

Más tarde se fue con Itachi a su hogar. Vivía a algunas casas de distancias. Aunque el Uchiha fuera alguien mayor disfrutaba mucho la compañía de este. Era hijo de una maestra, ­­­­Mikoto. Por lo tanto deambulaba por la escuela con esta escusa, sólo que la verdad era distinta. Perseguía sin descanso a Iruka. Por lo menos Temari, Kurenai y Shikamaru, este último dos años menor que las otras dos, ya lo notaban, pero por despistado. o por tener la mente en Kakashi, no se percataba de lo que dejaba a entender entre líneas su amigo

–Te golpearon otra vez ¿no?

No respondió. Itachi sintió impotencia, impotencia de poder hacer nada para que olvidara al imbécil ese. Hacía años que deseaba partirle la cara de un solo golpe. Odiaba que viera cómo sus amigos se reían y golpeaban a Iruka, mientras él hacía de sordo ciego y mudo.

– ¿Quieres estudiar lo mismo que él para seguirlo? – al no responder el castaño, suspira

–Creo que cambiará de opinión, lo presiento

–Iruka, donde menos lo esperas hay alguien deseándote… y tu… no sacas los ojos de Kakashi

Básicamente era una obsesión. Se emocionaba cuando le agradecía por cosas triviales, como al prestarle un lápiz o algo por el estilo. Caía en depresión cuando lo veía con una chica, más si era bonita y se tragaba el llanto cuando le mostraba la indiferencia que poseía.

–Me inscribiré en un gimnasio

– ¿También está en él Kakashi? – preparando un regaño

–No, solo que me gustaría no tener una vida tan sedentaria

–Quieres tonificar tu cuerpo para llamarle la atención – molesto por las verdaderas intenciones

–Ya está terminando el año y no creo que lo vea en las vacaciones

–Temari tiene razón, no hay nada mejor que vacaciones sin Kakashi, mas es como si estuviera, ya que, no dejas de nombrarlo. Iré contigo al gimnasio.

– ¡Genial! – Cambió radical su ánimo – así no estaré tan solo

– ¿Quieres que lleve una película esta noche?

–Si

Iruka era hijo de padres separados. Nunca sintió que eso fuera un gran problema, sólo tuvo una consecuencia para su vida; el miedo a la soledad. Le daba pánico estar solo. No por miedo a un ladrón o un monstro, no era un niño, sino la angustia que traía consigo esta. Itachi entendía un poco lo que pasaba Iruka. Su padre era muy indiferente con él, y aumentó cuando le comentó que no iría ese año a la universidad. A veces sentía que le odiaba. Por eso mismo gustaba de hacer compañía a su amigo, por las noches que el señor Umino tenía que estar más tiempo en la oficina o simplemente salía con una mujer. No las solía llevar a casa. Iruka nunca vio que su padre llevara otra mujer que no fuera su madre al hogar. La madre de Iruka era aún una joven mujer que fácilmente encontró otro hombre y estaba esperando otro hijo del nuevo matrimonio obtenido. Después de un año de separados con su esposo, nunca más visito a Iruka por cuenta propia, sólo por causa de las navidades y fechas que le imponían pasarlo junto a él. No significaba que no amara a su hijo, pero Iruka poseía rasgos físicos similares a su padre, lo que provocaba en su madre una serie de recuerdos; buenos y malos.

Una vez, mientras revisaba una revista de Kurenai, encontró un test de personalidad. Sólo una pregunta llamó su atención: ¿De qué color es tu vida? Entre las opciones estaban el rojo, fucsia, celeste, amarillo y blanco. Según Iruka ese test poseía una falla, no se presentaba como opción un color oscuro. Hipócritamente marcó blanco. Pero le deambulo en la mente el porqué de su vida tan desdichada. Su único apoyo eran sus amigos, pero aparte de ellos no lograba encontrar nada más. Por otra parte Kakashi, en la mente de Iruka, era como una bombilla intermitente. A veces con solo verlo irradiaba su día con luz, y a la vez, era quizá la mayor causa de su tristeza.

El día de la graduación Iruka deseaba despedirse de Kakashi, de manera que no se olvidara nunca de él, o al menos hasta que le volviera a ver en la universidad. Estuvo toda una semana rogándole a Kurenai que llevara los cabellos de plata junto al almendro que estaba en el centro de la plaza de la escuela. Kurenai de mala gana acepto. En aquel entonces ningún amigo de Iruka era amigo de Kakashi. La chica le dijo que alguien le esperaba en ese lugar, alguien que le quería mucho. Kakashi diviso a lejos al moreno, sentado en una banca bajo el almendro. La única ocasión que sostuvo una conversación que durara más de un minuto fue la primera vez que le vio, asique no considero mal charlar con ese chico, mas si este sentía algo hacia él. Además era el día de graduación y no estaría bien ser tan indiferente. Se sentó junto a Iruka en la banca, no muy cerca, pero lo suficiente para charlar

–Es una linda noche – inició Kakashi sentándose

–Te extrañaré Kakashi, a pesar de que nunca hablé mucho contigo

–Eh… Gracias por los regalos

– ¿Te gustaron? – se ilusionó momentáneamente

–No todos, pero siempre fueron bienvenidos – el ánimo de Iruka volvió a estar como antes

–Ten – le pasó una cajita roja – es el ultimo regalo

–Gracias – sólo respondió por cortesía, para él solo era una pérdida de tiempo

–La próxima vez que nos veamos, te conquistare Kakashi – sonrío dulcemente

No pasaron diez segundos y le dieron el primer golpe, no de Kakashi, sino de los amigos de este. Uno de ellos se llevo a Kakashi a la fiesta, una chica lo esperaba. Los demás pateaban a Iruka en el suelo tras propinarle un par de golpes que lo dejaron en el piso. Esta paliza no la olvidaras nunca, maricón, esas palabras fueron lo único que recordó antes de quedar inconsciente.

Despertó horas más tarde, en su cama, con su cuerpo adolorido y además junto a Itachi. No se supo explicar lo sucedido. Cuando recordó las últimas escenas de la noche, comprendió que le habían rescatado de sus macabros compañeros. Parecía que Itachi también recibió una par de golpes al defenderlo, porque en su ropa habían rastros de polvo. Dormía profundamente, le había costado llevar el cuerpo inconsciente de Iruka hasta su casa. Esa mañana, sin importar todo lo vivido, en su mente resonaba un solo nombre. Kakashi

 

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–Iruka despierta, estoy aquí, contigo – le despertaba Kakashi

Posiblemente estaba teniendo alguna pesadilla. Sus ojos destilaban centenares de lágrimas que corrían sin rumbo fijo por su rostro. Hacía años que no recordaba ver a Iruka así, al menos desde que tenían sexo libre durante la universidad. Un par de veces se asusto de verlo así. Después cuando decidió estabilizar la relación a algo más formal, nunca más le ocurrió eso al castaño

No sabía qué hacer. Solo apretó con sus brazos fuertemente el cuerpo sumido en sueños, con una mano acarició sus cabellos y le decía al oído “te amo”. Al paso de cinco minutos se tranquilizo. Despertó sorprendido, primeramente porque nuevamente estaba desnudo, junto a Kakashi bajo las sabanas, aún cuando juró que no lo volvería a hacer, y más al sentir el fuerte abrazo de quien recibía junto con los besos que llenaron su boca de alegría esa mañana de emociones encontradas

Cuando todo pasó Kakashi fue a la cocina y cortó dos rebanadas de pastel. Al llegar a la cama con ellas observó que Iruka tenía la vista fija en el cielo de la habitación

–Dime, ¿Qué pasa? – entregándole una rebanada de torta

–Se supone que estoy saliendo con Yamato

–Y ¿qué decisión tomaras al respecto?

–No lo sé

Ahora, tomando conciencia de la situación, Iruka comenzaba a procesar lo sucedido esa noche, desde que él mismo le hizo pasar, dirigiéndolo a su cama, hasta la respiración agitada de su pareja mientras recuperaba el aliento después de hacer lo pedido por Iruka. En cualquier momento podría llegar su novio, y no sería bueno que le viera con otro hombre en la cama, menos con su ex pareja. Estaba completamente confundido.

– ¿Qué soñabas?

–No lo recuerdo

Le mintió. No gustaba recordar su pasado tan doloroso, aunque sin importar las buenas consecuencias en el presente, le seguía en pesadilla por los sueños. Cada golpe, cada herida, física y sentimental rondaban por el subconsciente castaño

–Aún la tienes – refiriéndose a una cadena plateada que llevaba Kakashi en el cuello

–No hay razones para dejar de hacerlo

– ¿Lo recuerdas?

–Es lejano como la luna, pero a la vez está tan cerca como mi piel

Un detalle de Iruka. Una cadena con una espada pequeña, recuerdo del primer cumpleaños de Kakashi mientras estuvieron juntos en la universidad, juntos por sexo. Misteriosamente el portador la guardaba. Creía que se le perdería meses después de regalársela, no solo por lo descuidado, sino porque en aquel entonces, por muy valioso que fuera el obsequio odiaba ocuparlos

–La dejaste de ocupar por mucho tiempo, no recordaba que la tuvieras cuando salíamos

–Es lo único que me quedó de ti desde que terminamos

Brindo una sonrisa dolorosa, era triste en la mente de Kakashi cada segundo del momento tan desagradable. Se odió a sí mismo, nuevamente, por la estupidez cometida. Lo extrañaba tanto, y no quería perderlo otra vez. Divagó su mirada en el trozo de torta. Recordar las noches de parranda para olvidarlo, las numerosas veces que remodeló su departamento, y otras cosas más, seguían dañándolo en su interior. Iruka se le acerco lentamente, le prestó atención a lo que iba a hacer el castaño. Le lanzan el trozo de torta sobre la cara

–Me encanta la torta

Sonrío traviesamente el moreno, para luego pasar su lengua por el rostro pálido lleno de crema. Empujó el abdomen de Kakashi, dejándolo acostado boca arriba, y por minutos dedicó su tiempo a lamer toda la crema. Mordió los albos labios mientras hacía su cometido. Por los pómulos dibujó letras S con la lengua y a la nariz le dio delicados beso.

Kakashi provocó un movimiento brusco, tomando en sus brazos a Iruka. Era como antes. Le llevaba al baño, en especial a la ducha. Estando ambos dentro, encendió el agua tibia, le tomó por la espalda, acariciando el pecho de Iruka y besando el extremo superior de la espalda, dejando pequeños rastros de crema por la piel morena

–Sabes perfectamente el costo de lo que hiciste

–Imbécil, ah, no quería esto

–Dime que nunca le has dicho imbécil a Yamato, sólo a mi – por esas extrañas razones le encantaba que esa ofensa saliera de la boca de Iruka hacía él, en especial porque la ocupaba cuando Kakashi intentaba sobrepasarse

No pudo seguir la conversación, le conocían cada debilidad al moreno. Hasta partes que Yamato si quiera lograba apreciar y que derretían a Iruka en segundos eran las que Kakashi encontraba con tanta facilidad. Hacerle el amor a Iruka, para Kakashi, era como andar en bicicleta, nunca se olvidaba. Eso mismo demostró, que no le olvidaba, ni el más mínimo centímetro de piel le era extraño. Los gemidos anunciaban lo dispuesto que estaba el castaño a cooperar, es más, Kakashi escuchaba una voz que decía “devórame”, no puso en duda la credibilidad de eso. Mordió todo el cuello de Iruka. Le parecía imposible que Yamato supiera el sabor del moreno, o jamás lo hubiera dejado solo en su cumpleaños. Iruka puso sus manos en la muralla con cerámicas blancas, mientras que el vapor de agua sabía, aumentando más la temperatura. La cálida niebla envolvía ambos cuerpos, cada caricia simbolizaba el profundo amor que en más de un año permitió la abstinencia de Kakashi. Por mucho que presionaba a su cuerpo tener a otro que no fuera Iruka, su alma se negaba, dejando solo una morena solución al problema, una solución con nombre de delfín

Horas después el quehacer diario del departamento de Iruka estaba listo. Se vio obligado a cambiar las sabanas y por poco el colchón, hacía días que no le daban un polvo tan bueno, aún así no estaba satisfecho completamente, pero si seguía sería contraproducente en la vida moralista que intentaba llevar, lástima que mientras tuviera a Kakashi cerca de él eso sería imposible, deliciosamente imposible. Recostado sobre el torso de su amante, ambos sobre el sofá, con la mente turbada, pedir o no hacerlo otra vez, no, mejor salir, aunque conociéndose a ambos no les costaría encontrar otro lugar óptimo para seguir lo pendiente. Era difícil pensar con el peli plata jugando con sus manos de bronce

–Dame un beso

–Ya te di varios – se le colorearon las mejillas a Iruka

–Vamos, uno mas – Iruka se da la vuelta quedando de frente a Kakashi

–Solo si me llevas a algún lugar

– ¿Por qué? ¿Acaso te da miedo estar entre cuatro paredes conmigo? Si quieres tengo energías de reserva para este tipo de casos – Iruka se pone más rojo

– ¿Tienes algún lugar en mente para salir?

–Sinceramente, si

Misteriosamente Kakashi tenía un lugar planeado en su mente. No era de los mejores panoramas, pero en el lugar en donde lo llevaría habían personas capaces de celebrar un cumpleaños de manera correcta, además así se ahorraría esas llamadas hostigantes en la semana de “¿cuándo vendrás a casa?”. Una gran sorpresa le esperaba a Iruka cuando llegaran, ¿Cómo sería su reacción? Sólo cuando le dijera sobre la situación lo sabría

Notas finales:

Gracias por leerlo, si desean agreguen mi msn ^^ acepto sus criticas ^^ no olviden comentar =D


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