Una mañana normal para la joven que yacía en el piso de su cuarto, botellas de vodka y ropas tiradas en el suelo le hacían compañía, su piel blanca brillaba con los rayos del sol que entraban por las ranuras del ventanal, lentamente comenzó a pestañar, un gran bostezo, la pesadez se extendía por todo su cuerpo, al final tomó la fuerza necesaria para levantarse y colocarse la ropa de colegio, la cual consistía de una falda negra corta, medias negras largas, una blusa blanca entallada y su chaleco negro.
Cada día es lo mismo -susurró bajando la cabeza mientras miraba fijamente la botella en sus pies- Seguro me preguntarán sobre la fiesta de ayer, sino tuviera sirvientes sería muy difícil limpiar este desastre...
Señorita Van Herich, Buenos días- Una anciana dejó la fuente de comida encima de la cama luego caminó hasta el ventanal para abrir las enormes cortinas- Ya es hora del desayuno Srta.
Gracias Adele, como siempre tan amable- Sus ojos color miel mostraban agradecimiento, cogió la taza con café- ¿Sabes a qué hora se fueron todos?
Algunos se han quedado en el cuarto de invitados Srta.- colocó un sobre sobre el velador- El Sr. Van Herich le ha girado su pensión, llamó esta mañana avisando que cuando cumpla 18 años ya debería atender sus labores como descendiente de la compañía.
Mi padre no asume ninguna responsabilidad "paternal", solamente su dinero es necesario para mí-bebió el último sorbo de café para luego pasar su lengua por sus labios rojos- Pero bueno...tener beneficios en su compañía no estaría mal ¿No crees, Adele?
Usted siempre tiene la razón mi Srta- la anciana sonrió mirando cálidamente a la hermosa joven sentada en la cama- El chofer va a estar esperando por usted, le ordené que esté preparado para llevarla a la preparatoria y a sus amigos los enviaré en otra limosa-fue lo último que dijo cerrando las puertas del dormitorio
¿Debería importarme? -suspiró saliendo de la mansión viendo la limosina estacionada frente a ella- Angel, ¿Podemos pasar por Starbucks primero?
Srta. Sophia ¿Otra vez se ha obsesionado con el café?- sonrió el joven amablemente mientras le daba una mano para pasar al coche, cerrando la puerta al ver que castaña había entrado
Tantos dulces en la empresa de mi padre...necesito algo amargo durante todo el día- respondió secamente acomodándose unos mechones castaños que habían caído sobre sus ojos, mientras veía las calles aglomeradas de gente - Todos son tan normales...
Llegó temprano como siempre, todos los alumnos que la veían quedaban fascinados, todo el mundo sabía de ella, o por lo menos sabían que era rica y hermosa, una chica alta, pálida, con un increíble cuerpo, su cabello castaño con pequeñas ondas al terminar, los atractivos labios rojizos. Cualquiera se hubiera detenido a mirarla, siendo hombre o mujer, sin embargo a ella le molestaba tanto que la miraran, le molestaba esas odiosas e insistentes miradas. Pasó al salón sentándose en la primera fila, es algo que ya tenía como rutina, no era porque le gustara atender todas las clases y participar, aunque siempre lo hacía, la razón era el no quedarse atrás mientras la acosaban pidiéndole citas.
¡Sophia la fiesta de anoche fue increíble!- exclamaba un chico pelinegro muy apuesto- Se debería repetir este fin de semana ¿Qué te parece?
Bruno...- lo miró profundamente- creo que utilizas mi casa más que yo - una sonrisa sarcástica se dibujó en su hermoso rostro
¡Vamos preciosa! los nuevos integrantes del club de Baloncesto quieren verte -le guiñó un ojo sonriendo- Tu sabes que los rumores de ti se extienden rápido eh!
¿Rumores de mí?...-frunció el entrecejo un poco enojada
¡Sophiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!- una rubia la abraza por el cuello mientras ponía una cara de tonta- ¿Te hicieron daño, amor? los brutos del equipo de baloncesto rompieron varias cosas estando borrachos.
¡Danny! ¡No me digas amor! ¿Cuántas veces te lo he repetido?- la ojimiel logró librarse del agarre- y no, no me hicieron nada, gracias por preocu..-No terminó la frase al fijarse que una azulina mirada estaba sobre ella, una pelinegra estaba apoyada contra la carpeta del costado, la hizo temblar, algo de ella seguía haciéndola sentirse muy extraña
¿Sophia? ¿Estás bien, bonita?- Bruno la movía suavemente por los hombres para hacerla despertar del transe
Sí, ya va a empezar la clase, mejor váyanse a sentar-ordenó
¡Ja! tontita, yo me siento atrás de ti- reclamó la rubia, golpeándole levemente la cabeza
La pelinegra clavaba una mirada de recelo a la castaña cada vez que podía, Sophia no entendía el por qué de la miraba así, no recordaba el haberla insultado, era lo único que hubiera podido hacer, ella jamás llegaría a los golpes, no una chica educada como lo era desde niña, gruñó al saber que sus pensamientos no llegarían a ninguna conclusión, siendo interrumpida por la voz del profesor.
¡Srta. Van Herich! ¿Alguna molestia con mi clase?- preguntó enojado
No...profesor, lo lamento, me faltó descansar eso es todo- lo miró indignada
Si desea descansar puede salir de clase...¿No cree usted?- se volteó de nuevo a la pizarra
No es manera de tratar a una chica linda, profesor Suviate -Una hermosa pelinegra lo interrumpió- Además se trata de la hija de un magnate multimillonario ¿No adivina que si se mete con la heredera, usted podría incluso ser expulsado del país? -Sonrió con malicia
Sophia temblaba, no sabía la razón, simplemente su mirada, y ahora su voz le producían entre miedo e intriga, nada comparado con la belleza de su "defensora", esos ojos azules intensos, esos largos cabellos pelinegros, la mirada desafiante le gustaba, le excitaba.
¡Alumna Du Bois! ¿Piensa que tan solo con unas cuantas palabras suyas me haría temer?- Se trató de defender
No, no pienso que... querido profesor- el sarcasmo iba en aumento como la tonalidad de su voz- usted TENDRÍA QUE - sonrió victoriosa
La clase se puso tensa, los alumnos inquietos miraban a Sophía con miedo, meterse con ella, significaba salir muy lastimados, pero por la mente se la ojimiel solo habían interrogantes más complejas como ¿Por qué ESA chica la defendía?, ¿Por qué si antes su mirada la había puesto nerviosa?
Van Herich, vamos...-tomó la mano de la confundida chica y salieron ambas del salón
Du Bois...no deberías estar haciendo esto, ¿Lo sabes, no?- preguntó temerosa de la respuesta
En primer lugar, me hartan las formalidades aunque tú seas muy formalita ¿Ok? Puedes llamarme Sian, Du Bois es un agregado- acarició la mejilla de la pálida chica delante suyo provocándole un recorrido de electricidad por su columna vertebral- todos tienen la misma impresión de ti...bella, inteligente y...fría.
¿Por qué me defendiste?- cambió de tema, no le gustaba que aquella niña fuera tan directa
Es...un secreto ¿Serías capaz de guardarlo?- Su rostro sonriente se aproximó al de ella poniéndo a Sophia incluso más nerviosa, no sabía que eso era posible
Aléjate, no me gustan tus ojos- mentira- son tan... azules...
¿Qué tal si me los saco y te los regalo por tu cumpleaños? Así que dime cuándo es...-caminó a la cafeteria tocándose su cerquillo pelinegro- Sé que me tienes miedo, lo sé, ¿te asusté, verdad? Lo siento, no podía parar de mirarte, hace dos semanas que llevo haciéndolo
Sí, lo sentía-Respondió enojada por el acoso que la pelinegra le explicaba tan tranquilamente- ¿Te gusto o qué?
En parte sí, tu odiosa personalidad es la que no me gusta del todo-Se rió como niña pequeña- Debemos regresar al salón ahora, ya va a sonar el timbre..
(Riiiiiiiiiiin! Riiiiiiiiiiiiiin!) Sian sonrió por última vez entrando de nuevo a clases, mientras Sophia estaba quieta, helada, tratando de juntar las piezas de hoy, por primera vez una declaración de "amor" la había hecho sentir así, sus manos agarraban sus mejillas sonrojadas, las piernas se tambaleaban, cuando estaba a punto de ingresar, un brazo la rodeó por la cintura, acercándola a su cuerpo...
no otra vez..-pensó aturdida- ¿Quién mierda...
Uy! Srta. educada, no pensé que una persona tan formal como tú sabría de esa clase de palabras- le susurró al oído liberándola de sus brazos- Hola querida mía, ¿Cuánto tiempo, no?
LeBlanc!! tú...pensé que tú...-Sus ojos se abrieron grandes- te habías ido a estudiar al extranjero
Mi padre llamó al tuyo, al parecer el Sr. Van Herich deseaba que nos vieramos de nuevo, y le recomendó a mi padre que me metiera a esta escuela- Por dentro el chico se reía a carcajadas al ver el rostro asombrado delante de él- High Masse International School, lástima que ahora asista gente tan...ordinaria,
Agh, ya recuerdo por qué rechasé tu oferta de matrimonio, lárgate al extranjero Matt, el simple acontecimiento de tener aquí me produce náuseas- No pudo quejarse más porque sintió como la jalaban para dentro del salón- Espeeeera!-volteó y vio de nuevo esos ojos...tan lindos
¿Debí traerte de la mano, también?- su pregunta la hizo sonrojarse- La profesora Dosantos ya no tarda...-se fue a sentar
Sophia hizo lo mismo, no quería más problemas, al menos no más por ese día, dos personas tan diferentes había conocido, bueno, a uno de ellos ya lo había conocido antes, sin embargo, a esa pelinegra, tan interesante, recién había podido hablar con ella, ahora, estaba ansiosa por más.
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