Al fin había sido admitido en aquel internado tan importante, donde conseguiría realizar su sueño de ser alguien importante en la vida, aún no tenía claro lo que quería ser, pero ponía toda su ilusión en encontrar el trabajo de sus sueños.
Sonrío y miro el exterior de aquel internado. Era perfecto. Era un lugar tranquilo, donde alrededor había un bosque. Parecía un castillo medieval y eso le encantaba.
Poco a poco, con nervios, fue caminando hacía la puerta, impaciente. Cuando la abrío, abrío la boca de la sorpresa.
Era enorme. El color de las paredes, la decoración era maravillosa, se veía realmente cara. Cientos de chicos estaban en el recibidor, riendo y hablando de sus cosas. Parecían chicos sacados de una revista. Guapos, altos y con pinta de ser muy inteligentes. Y ricos.
Se acercó a secretaría, donde cogío su horario escolar y la llave de su habitación. La 203. Y tenía un compañero, cosa que le hacía ponerse nervioso. ¿Se llevarían bien? Nisiquiera sabía su nombre.
Subío las escaleras hacía el segundo piso, arrastrando su maleta, que pesaba bastante, ya que estaba llena de toda su ropa y complementos, aunque en el internado era obligatorio llevar uniforme en horario escolar.
Mucha gente decía que Key, era probablemente, el chico más afeminado del universo, él prefiera llamarse elegante, conjuntando perfectamente su ropa, zapatos y demás complementos.
Llegó a la habitación y se quedó parado enfrente de la puerta. Estaba muy nervioso. ¿Estaría su compañero ya dentro? Cerró los ojos con fuerza y saco su llave, dispuesto a abrir, cuando escuchó una voz detrás suya.
- ¿Abres ya o te hago un mapa?
Sorprendido, se giró. El que había hablado era realmente sacado de una revista de moda. Llevaba el pelo rubio con reflejos castaños, con cresta. Tenía una gran sonrisa y conjuntaba tan bien la ropa que Key se sorprendío aún más.
- Me disponía a abrir ahora, ¿tú eres mi compañero de habitación?
Nervios, nervios, nervios.
- Sí, me llamo Jonghyun, ¿y tú?
- Key, encantado.
Se dieron la mano sonriendo, realmente Jonghyun tenía una sonrisa hermosa, pensó Key.
- Bueno, ¿abres ya?
Key se sonrojó y abrío la puerta lo más rápido posible. La habitación era más que maravillosa. Tenía una gran ventana que daba al bosque que le daba una sensación de tranquilidad. Las camas estaban bastante separadas, una en cada esquina y el armario era increiblemente enorme, eso fue lo que más le gusto.
Se fue corriendo a la cama de la esquina derecha y dejó su maleta ahí mientras comtemplaba más la habitación.
-¿Es tu primer año aquí, verdad?
Key sonrío timidamente.
- Sí, ¿el tuyo también?
- No, llevo un año aquí. Siempre quise tener esta habitación, es la única con vistas perfectas al bosque.
Key le escuchaba atento, él también se había fijado en las preciosas vistas.
-¿Quieres que te enseñe el internado? Realmente merece la pena conocerlo a la perfección. -Dijo Jonghyun con una gran sonrisa.
- Vale, ¿por qué no?
Definitivamente, este internado le estaba empezando a gustar mucho.
Mientras paseaban por el internado, Jonghyun le decía a Key las normas estrictas del centro.
- El bosque está prácticamente prohibido. Aunque muchos se saltan esa norma. Y la norma más importante, según este centro, es que esta prohibida la homosexualidad.
- ¿Qué dices? ¿En pleno signo XXI y aún hay gente en contra de la homosexualidad?
- Sí. -dijo Jonghyun- Para mi es la norma más estupida, por eso las camas de las habitación están tan separadas. En realidad solo han puesto habitaciones compartidas para admitir a más gente, si nos ni eso.
Key bajo la cabeza. No era justo.
Ya había roto la más importante norma del centro.
Aún recordaba las burlas en el colegio sobre su homosexualidad y eso le daba rabia, mucha rabia. No podía contárselo a nadie. Nadie debía saberlo. Por curiosidad, preguntó cual era el castigo si se rompía la norma más importante del centro.
- La expulsión inmediata. Y no puedes volver a ingresar jamás.
Jamás. Esa palabra resonaba en la mente de Key.
- Pero bueno, ¿quieres que te enseñe la cafetería y de paso te invito a un café?
Key hizo una sonrisa algo falsa, estaba demasiado triste para sonreir verdaderamente.
Llegaron a la cafetería, que estaba en el primer piso. Era preciosa. Las paredes eran de color canela y la decoración era propia de un palacio, más que una cafetería, parecía el comedor real.
Se sentaron en la mesa que estaba al lado de la ventana y esperaron a que les tomasen nota.
- Dos cafés. - pidió Jonghyun con una sonrisa.
El camarero se fue rápidamente a preparar los cafés, mientras Key seguía preguntándo más curiosidades sobre el internado.
- Cada año- empezó a contar Jonghyun- hacen una excursión de orientación al bosque, nos tenemos que poner en parejas, nos dan un mapa y una brújula y tenemos que ir encontrando pistas. Muchos se perdieron y tuvieron que ir a buscarlos.
- Vaya... -Eso no le gustaba mucho a Key, seguro que se perdería enseguida. -¿Y cuando es esa excursión?
- Es dos semanas después de que empieze el curso, pero tránquilo, en realidad es muy fácil encontrar las pistas, aunque no lo parezca.
Antes de que Key contestará, llegarón los cafés y estuvieron un rato en silencio, bebiéndoselo.
- A pesar de las normas y todo, este internado merece la pena, ya verás como te acabas acostumbrando. -dijo derrepente Jonghyun.
Key sonrío triste. "Ojala tenga razón" pensó.