Corrió tropezándose con el voluminoso vestido blanco; al parecer, el seguir a aquel chico con orejas de conejo no había sido precisamente una buena idea
-Espera porfavor!- Jadeó agotado por la carrera
-Ya voy tarde... Muy tarde!!! El me matará!!!- Chilló el chico, un hermoso ser de cabello plateado y poseedor de unos ojos cobalto, tan deslumbrantes como el mar- Si no llego a tiempo el madará a que me corten la cabeza y... - Dió media vuelta, pasando por el lado del que le perseguía, viendo con desesperación como las manecisllas del reloj seguían avanzando
- Porfavor - Rogó una vez mas- Si me dices donde quieres ir quizá pueda ayudarte a ... - No pudo continuar la frase, pues en su prisa por alcanzar al chico tropezó cayendo por una profunda avertura en el suelo.
Cayó durante largos minutos; ¿O fueron horas?... A su paso pudo observar el extraño lugar, estanterías repletas de libros con cuyos títulos estaban escritos en un idioma desconocido para el, cuadros con niuna lógica o concepto, sillas pegadas a las paredes...
-Bastante poco ortodoxo - Comentó para si mismo mientras pasaba junto a un reloj que andaba al revés - Si sigo cayendo así, llegaré al otro lado del mundo!-
Continuó cayendo otro trecho, contemplando ahora su figura en un enorme espejo que flotaba: Ojos grandes color chocolate, rodeado de unas curvadas y tupidas pestañas negras, labios que a la vista parecían ser suaves, pintados de rosa pálido, piel blanca y delicada, acompañada de una espléndida cabellera dorada, peinada en cuidados bucles que caían libremente por su espalda, y unas mechas del flequillo enmarcaban su andrógino rostro, dándole la apariencia de una pequeña muñeca de porcelana.
Siguió descendiendo aún más, mirando todo con curiosidad; en una pared apareció una ventana, a la cual trató de aproximarse; pero cuando estaba a punto de lograrlo comenzó a caer mas y mas rápido, hasta que llegó al final del túnel, y quedó sentado en el suelo de una extraña habitación.
- Y ahora donde estoy? - Preguntó al aire mirando a su alrededor - Aquí no hay nadie - Comenzó a caminar por un largo corredor, sin saber bien a donde se dirigía.
Al llegar al final del corredor, se encontró en otra habitación, mucho mas grande que la anterior, con numerosas puertas, y en el centro de ésta, una mesa de cristal, sostenida sobre una sola pata
- Que raro; como no se cae? - Susurró dando una vuelta en torno a la mesa- Supongo que por aquí podré volver a casa - Se dijo volviendo a fijar su atención en las puertas - O al menos encontrar a alguien que me diga como volver -Intentó abrir las puertas una por una, pero todas se encontraban cerradas con llave - Entonces que? - Se sentó en el suelo amurrado, cruzando los brazos sobre la falda del vestido - No tengo por donde salir, y no puedo escalar por
donde caí - Suspiró molesto - Pero quedarme aquí solo no es divertido, además está demasiado oscuro! - Mientras hablaba notó que en un extremo de la
habitación había una pequeña puerta, a la cual se aproximó a gatas para intentar abrirla - Cerrada tambien! - Suspiró una vez hubo intentado abrir aquella
diminuta puertecita.
- Quedándome acá sentado no lograré salir, será mejor que busque algun otro modo, seguro que me encuentro con alguien que pueda ayudarme - Se levantó, y
al hacerlo notó que en la mesita de cristal había una pequeña llave - Es hermosa, pero demasiado pequeña para las puertas por las que caigo - Dijo examinando
la llave - Pero supongo que puede abrir la puerta pequeñita - Se volvió para intentar abrirla, cosa que logró sin ni un problema - Excelente, pero sigue
sin ayudarme a salir de aquí! - Volvió a mirar la mesa y sobre esta vió una pequeña botella, con una etiqueta colgando de su cuello - Bébeme - Leyó en voz
alta, tomando la etiqueta entre sus dedos - Supongo que si dice esto es porque no es venenosa - Comentó antes de tomarse de un sorvo el contenido de la
botella - Que pasa? - Miró la botellita que aún tenía entre sus manos, la cual comenzaba a agrandarse - Que botella tan rara, crece cuando está vacía ... O
es que... - Se miró, notando con asombro como; en lugar de ser la botella que crecía, era el quien se estaba encogiendo - Eh!? Que clase de bebida era esa!?-
Exclamó viendo como su vestido se deslizaba hasta el suelo - Dioses - Suspiró una vez hubo dejado de crecer - Ahora si que no se que hacer - Miró el vestido
que estaba arrugado y parecía para alguien al menos 10 veces mas grande de lo que era el ahora.
Tomó un trozo de la tela del vestido y se cubrió con esta, como si fuera una capa - Bueno, supongo que por ahí encontraré algo de ropa - Dicho esto corrió
hasta la puerta pequeña, saliendo por ella hacia un hermoso bosque - Este lugar es realmente hermoso! - Se acomodó mejor su improvisada capa, y comenzó a
caminar observando a su alrededor con interés.
*-*-*
Entre los árboles, un par de seres contemplaba al rubio fijamente
- Lindo - Dijo uno sin quitarle la vista de encima al chico
- Mas que eso - Contestó el otro
- Resulta algo... - Se miraron, sonriendo con complicidad - Apetecible - Terminaron la frase al unísono, y sin dejar de sonreir se encaminaron tras aquel
que habia llamado su atención
- Donde estaré - Preguntó al aire el hermoso chico
- Estás aquí, donde mas si no? - Contestó una voz a sus espaldas
- Estás donde se supone que estén puestos tus pies- Acotó otra persona
- Pero si tu mente está en otro sitio, dudo que realmente estés aquí - Finalizó quien había hablado por primera vez
- Cómo? - Se dio media vuelta, topándose con un par de chicos que le miraban divertidos
- Mi nombre es Masashi - Dijo el mas alto, tomándole la mano y besándosela - Mucho gusto
- Soy Yuki - El otro imitó la acción de su compañero, tomándole también la mano - Es un placer conocerle... - Se detubo, esperando que el rubio se presentara
- Ah!, Soy Hizaki, el gusto es mio - Sonrió sonrojado, haciéndoles una reverencia - Esto... Podrían decirme donde estoy, como salir de aquí y donde
encontrar algo de ropa?
- Si, podríamos - Contestó el que se había presentado como Masashi; y luego dió media vuelta y comenzó a caminar con Yuki rumbo al bosque
- Eh? - Confundido, el de cabellos dorados les siguió sujetando con fuerza su capa
- Por qué nos sigues? - Preguntó Yuki volviendo a mirarle una vez hubieron llegado a una casa en medio del bosque
- Dijeron que me dirían como salir de aqui! - Chilló molesto el rubio
- No, no lo hicimos - Dijo Masashi
- Preguntaste si podríamos decirte, y dijimos que si podíamos, pero jamás dijimos que te lo diríamos - Rió Yuki
- Agh! Par de idiotas - Bufó molesto, dándose media vuelta dispuesto a irse
- Te diremos como salir - Volvió a hablar Yuki
- Pero has de darnos algo a cambio - Puntualizó Masashi, acercándose al chico
- Qué podría darles yo? - Preguntó Hizaki; y al instante se arrepintió de haberlo hecho
- A ti - Respondió la voz de Yuki justamente en su oido
- Eres bastante apetecible - Esta vez las manos del pelinegro se deslizaron por su cintura, haciéndole sentir escalofríos-
- Entonces, que dices? - Gruñó suavemente el que le tenía sujeto por la cintura - Aceptas?