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Mundo al Revés por Superhoodie

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Notas del capitulo:

Una idea extraña, intentando incorporar un humor extraño también, hahaha.

Aoi no demoró en llegar a la fiesta, la cual se podía oír a muchas cuadras del lugar. Honestamente, no tenía demasiadas ganas de asistir, accedió a ir sólo por esa llamada repentina, porque si dependía de él, todavía estaría tirado sobre su cama echando una siesta. No obstante, Uruha era Uruha, y contradecir a un Kouyou significaba muerte súbita. Aoi aún daba vueltas el tema de ser el novio de Takashima, porque sí, había que ser sincero, Aoi nunca había conocido a alguien con el genio que poseía Uruha, es que, ¡demonios!, Uruha era peor que su propia madre. Y, ni mucho menos sabía cómo habían llegado a besarse y utilizar el sofá para terminar follando. En fin, la vida y Uruha eran lo suficientemente extraños como para comenzar a hallar alguna explicación coherente. Buscó con su mirada a su novio, mas no lo vio, la música taladraba en sus sienes y sus ojos se perdían entre las muchísimas luces que se apagaban y prendían. Respiró hondo y con un gran merito de su fuerza de voluntad se sumergió entre un mar de personas.

 

 

Reita vagaba por allí aburrido, sus pies se arrastraban y su mirada se agolpaba en todas esas personas que continuaban bailando. Había llegado junto a Ruki hace más de una hora y éste en un par de segundos se había perdido de su lado. El rubio había dicho una y otra vez, que era una pérdida de tiempo haber asistido a esa fiesta, mejor habría sido quedarse en el apartamento que arrendaban hace sólo un par de días. Eran novios hace casi dos meses y tan sólo habían follado tres veces, ¡tan sólo tres veces! Y a Ruki se le ocurría desperdiciar un sábado por la noche en una jodida fiesta, que siquiera era de su agrado la música que estaba sonando, es que diablos, odiaba el pop y lo continuaría odiando si ese tipo de fiestas le quitaban las oportunidades de metérsela a Ruki.

Ni siquiera se percató cuando había chocado con alguien, botándolo al suelo… ¡oh, no!, corrección: botándola. 




Ruki estaba sumergido en su propio mundo. Es verdad, a pesar de que a su novio le desagradaba por completo el pop, el caso de Ruki era totalmente diferente, le gustaba mucho. Eran melodías pegajosas, bailables y rítmicas. Bastaba que las escuchara una vez y ya se las aprendía, sin siquiera proponérselo. No podía evitar cantarlas, ni mucho menos cuando tomaba más de lo normal. Ruki se había emborrachado y ni él conocía las cosas que podía hacer en tal estado. Pero no le importó, porque divisó desde lejos la entretención de su noche. 

—¿Quieres bailar?

—¿Bailar? —Respondió Aoi, algo confundido—. Lo siento, pero estoy buscando a alguien.

—Sí, bailar, podemos bailar de la forma que tú quieras… Ya sabes, hay muchas canciones sonando, yo me sé muchas. —Sonrió, algo boba la sonrisa.

—No… No creo que pueda. —Aoi se negó, intentando no sonreír al frente del chico pelirrojo, por alguna razón le causaba gracia o ternura, o risa, vaya a saber uno qué cosa pensaba en ese instante Aoi. 

Al parecer el más bajo siquiera escuchó al otro, porque sin previo aviso, abrazó al más alto. ¿Razones? No las había, ¿quién necesita razones, si se te presenta un chico alto, moreno y tan guapo como lo era él?

 

 

 Uruha maldijo a los cuatro vientos. Levantándose y limpiándose las ropas, mirando al rubio que parecía sorprendido. Uruha bufó al notar que el otro no decía nada.


—¡¿Acaso eres sordo?! —Inquirió el castaño. 

—¡¿Acaso eres hombre?!  —Preguntó Reita, sin poder creérselo e ignorando por completo lo que el otro decía.

¡¿Qué si era hombre?! ¡Pero qué clase de pregunta es esa! Por los mil demonios, otra vez, otra vez Kouyou Takashima era confundido con una mujer. 

—¡Claro que soy hombre, idiota!

Reita se echó a reír, realmente divertido por toda esa mierda que estaba pasando allí. Por un instante se olvidó de Ruki, olvidó que tenía que hallarlo y llevárselo al apartamento para follar. Es más, lo único que recordaba, era follar.

—Qué bien…. —murmuró Reita.

Uruha le miró incrédulo, pero de inmediato comprendió la mirada que estaba recibiendo. No era nada tonto, sabía cuando alguien le tenía ganas y ese estúpido chico rubio le tenía ganas. Uruha sonrió, con burla, para besar la boca del otro, sin vergüenza alguna.

Reita sonrió durante el beso. Su pareja debía andar bailando por algún lado. A pesar de que no le gustaba  meterse con otro que no fuera su novio, respondió con pasión aquel beso. No todos los días se presentaban personas como ese tipo, por lo que no perdería una oportunidad así.

 



Aoi se sobresaltó al sentir que alguien lo abrazaba con tanta firmeza y con tanto cariño de por medio. Pero no evitó sonreír, al ver que balbuceaba alguna incoherencia en su pecho.

—¿Eres mi bailarín? —Había dicho el más bajo—. Yo sé que lo eres. —Le prestó una mirada divertida.

Aoi quizás no comprendía aquellos códigos que se decían en ese tipo de fiestas, pero algo dentro de él, muy dentro de él, ansiaba que esos códigos se tradujeran en algo más.

—Sí, soy eso… —contestó finalmente, curvando los labios en una sonrisa y abrazando también el cuerpo del pelirrojo. 

—Lo sé. —Observó lascivo al otro, antes de apretar su boca contra la de Aoi. Lento había sido al principio, pero no demoró en avanzar, en sus lenguas enredarse y desenredarse, en abrir las bocas para morder, demorando más de lo esperado, siendo de esos besos en que se regocijaban en puro placer.

—¿Quieres venir a mi casa? —Preguntó Ruki, aún sobre la boca del otro.

—Hasta que al fin lo preguntas.

 

 

No habían demorado en llegar. Con las llaves comenzando a bailar con rapidez sobre la mano y con apuro y risitas, Ruki abrió la puerta, sintiendo el abrazo de Aoi apurándolo a entrar. Entre besos y torpes pasos llegaron al sofá.  

Aoi sobre Ruki, ambos en el sofá.

Uruha bajo Reita, ambos en la cama.

Quizás sería la noche más loca y bizarra de todas sus vidas, el sexo por casualidad con un desconocido, sea como sea, algo claro estaba: al otro día Kouyou Takashima pegaría el grito en el techo cuando viera a su novio con otro en el sofá, Aoi reprocharía de que su novio estuviera con un tipo desnudo saliendo de una habitación. Ruki avergonzado se levantaría rápidamente a recoger la ropa esparcida por todo el salón, con sus mejillas rojas a más no poder y Reita, enojado y con su orgullo altamente herido, exigiría explicaciones a Ruki del porqué dejó que otro que no fuera él se lo follara. Ruki responderá una tontería, como que estaba tan ebrio que no recordaba absolutamente nada —lo cual sería mentira—, seguro alguien lo había drogado y lo había secuestrado, lo habían abierto de piernas y se la habían metido. Rápidamente cambiaría el tema y le preguntaría a Reita que cómo fue posible que se follara a otro que no fuera él. Ambos con sus mejillas ardientes continuarían discutiendo, mientras la otra pareja, indignados se escabullían del lugar, cada uno por su lado, sin poder creer lo que sus novios habían hecho.

El mundo al revés sin duda. Pero aquello no evitaría que por el momento esas cuatro bocas continuaran besándose, saciando sus ganas. Porque, después de todo, no todos los días se presentaba una oportunidad así. 

Notas finales:

Se aceptan críticas :3
Muchas gracias por haberlo leído ;)


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