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Irrealidad por ItaDei_SasuNaru fan

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Notas del fanfic:

Mucho gusto, a todos los lectores y fanáticos del yaoi. Desde ya les digo que son lo mejor.

Este FF nació del anhelo por querer mi propio final. Un final mucho mejor, y yaoi por supuesto, de la tan famosa y querida serie xxxHolic.

Les recalco que esta ubicado en xxxHolic Kei y espero que sea de su total agrado. Es de pocos capítulos, o por lo menos así lo tengo mentalizado. No se preocupen, no lo dejaré abandonado, para los que gusten leerlo.

Ahora bien:

  • Dedicado a todos los fanáticos de esta pareja. Sabemos que son maravillosos.
  • Stig Al-sayf: Preciosa... tenías razón. Mi subconsciente me lo pidió a gritos.
  • kuon-chan: En el rr anterior del otro FF me prometiste tu apoyo. Espero que se mantenga la promes en pie.
  • gabbyrou: Esperabas que me llegara la inspiración y lo hiso. Aquí tienes otro ff.

Les recuerdo: es mi segundo FF. No soy una experta. No me considero muy buena, así que sean lo más suaves posibles y muy atentos a un error.

Notas del capitulo:

A los que leyeron las advertencias: Si hay muerte de un personaje, pero no es ninguno de los protagonistas. Es un personaje original.

Si habrá -el tan preciado por todos nosotros- lemmon ( *0* ) Sólo pido tiempo, imaginación y enviénme mucha suerte.

Disclaimer. Los personajes pertenecen a las CLAMP. Menos uno.

¡Disfruten!

Irrealidad

Capítulo 1

 

 

¡Al fin!

Llegaba a su casa después de un arduo día en el instituto. Era un hermoso atardecer. Caminó por la entrada del templo que era su casa y aspiró suavemente. Observó la soberbia forma que tenían los árboles de sakura para balancear y mecer sus ramas con la paciencia y parsimonia característica. Y sonrió; una sonrisa ligera que nadie vio. Así quería que fuera, no quería que nadie contemplase su sonrisa, excepto Watanuki.

<<Watanuki…>> pensó como colegial enamorado y ni siquiera se inmutó por ello, pues realmente eso era. Sencillamente le parecía sobrenatural ser el novio de Watanuki. Gracias a Dios que sólo él sabía las cosas que atravesaban su mente.

No obstante, esos pensamientos lo henchían de orgullo y alegría porque al fin Watanuki estaba con él. Después de aquella inefable tarde en la que Watanuki se le declaró (no le hacía sentir mal en absoluto que éste hubiera tomado la iniciativa), después de terminar el beso y mirarse a los ojos no tuvieron que decir nada para saber que de ahora en adelante se pertenecían mutuamente. Ésa era una gran ventaja, el no tener que decir las cosas para entenderse ¡Es que eran almas gemelas!

Muy bien, tenía que dejar de pensar esas cosas. Gracias, nuevamente, a Dios que tampoco su cara fluctuaba sin que él lo permitiera. Ni una sola facción se movió un milímetro de su lugar.

En resumen, ya cumplía una semana de novios con el lindo ojos azules. Era sencillamente espectacular el que cada vez que se lo encontrara en la mañana lo recibiese con un suave “Hola”, con las mejillas teñidas de un fulgor rosa y una deliciosa sonrisa en los labios. Sí, era lo mejor. Era tan impactante que le parecía irreal. Como si fuese imposible y sin embargo no lo era.

La primera en enterarse fue Yuuko, que curiosamente parecía haberlo “adivinado”. Consecuentemente fueron Maru, Moro y Mokona, según lo que el moreno explicó con una dulce expresión de molestia en su rostro, dado que lo estuvieron molestando creativa e incansablemente. Después se lo explicaron a Kunogi, la cual los felicitó con su más sincera sonrisa. Todo se dio muy natural y fácil.

Aunque claro, no es como si todo hubiese cambiado. En la más pronta ocación, Watanuki siempre le gritaba que era un pozo sin fondo, que era maleducado por no esperar a los demás para empezar a comer, que era un amargado, que era malagradecido, que… y a partir de ahí, él ya no averiguaba que insulto seguía ya que se le ocurrió una fenomenal forma de callarlo: sellándole los labios con un beso. Por supuesto que Watanuki le correspondió con diligencia. Si había algo de lo que Watanuki estaba absolutamente seguro es que jamás dejaría de corresponderle un beso a Doumeki. Jamás.

Himawari sólo atinó a sonrojarse y reír suavemente. La chica lamento no tener una cámara para tomarles una foto, ya que en su opinión se veían realmente tiernos.

Y de esa manera había transcurrido dichosamente una semana. Hoy pensaba pasar la tarde con Watanuki, no sabía haciendo qué exactamente… o tal vez sí sabía, pero el punto principal era compartir su tiempo con él. No tenía planeado pasar a citas de mayor intensidad, ya que quería disfrutar de su relación. Quería sentir y disfrutar paso por paso. Pero dejando a un lado su elucubración de ideas, Kimihiro ya se había tardado mucho. ¿Dónde estaría?

 

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Kimihiro iba caminando apaciblemente hacia el templo de Doumeki.

Se sentía flotar en una nube de ilusión, ya que nunca se imaginó que el morocho le correspondería; aunque luego se puso a pensarlo seriamente y se dio cuenta de que eran muchas ya las veces en las que Doumeki había estado ahí para él, y nadie da todo de sí para proteger a alguien sin quererla en demasía. Decidió dejar de pensar en eso ya que sentía como un rubor le asaltaba el rostro.

Iba pensando en qué iba a cocinarle a ese glotón. Lo más lógico sería preguntarle qué quiere comer, pero por temor a que Doumeki se aprovechara más de la relación que ahora mantenían y lo esclavizara todavía más a su cocina, eligió la opción de dejar  el entretenimiento de la tarde al morocho.

Sin embargo… ¿Qué podían hacer? Después de todo, estarían en su casa, solos y por ello no se le ocurría na…

Una imagen de actividades pecaminosas acababa de cruzar su mente con una rapidez que lo dejó noqueado por un instante e hizo que un sonrojo se apoderara de su rostro sin su permiso, otra vez. ¡¿Pero qué le pasaba?! ¡¿Cómo podía andar pensando él en eso?! ¡Apenas y tenían una semana! ¡Una pequeña y corta semana!

<<¡Basta Kimihiro!>> se reprendió. <<¡No puedes andar imaginando esas cosas! ¡Y mucho menos en plena calle!>>.

Iba tan sumergido en sus pensamientos que apenas se percató de que acababa de llegar a un semáforo. Por suerte se fijó a tiempo y cuando observó dicho aparato se fijó que aún no debía de cruzar.

Estaba esperando a que pasara el tiempo necesario para que cambiara el semáforo y pudiese caminar nuevamente cuando, con la rapidez de un destello, ocurrió un accidente. En realidad no fue nada temible ni espectacular como suelen representar en las películas. Normalmente suceden docenas de choques automovilísticos menores todos los días, y tan repentinamente que han pasado antes de que te percates.

Lastimosamente y para su preocupación, al considerar la aglomeración de gente que empezó a formarse alrededor de los dos autos, imaginó que fue más grave de lo que parecía. Escuchó a mucha gente llamar a una ambulancia y otros a la policía. Alcanzó a notar que uno de los autos era un Honda no muy nuevo y verde esmeralda. Tuvo el fuerte impulso de llegar a la escena y ayudar, de ver si era capaz de hacer algo.

Al nomas dar un paso tuvo la sensación de que no debía inmiscuirse, por lo que siguiendo su instinto se retiró de allí rápidamente. Había aprendido todo este tiempo con Yuuko que había cosas que él podía solucionar y ésta no le parecía una de esas.

 

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Yuuko estaba tomando sake tranquilamente, mientras pensaba en los últimos días que había dejado escapar mucho a “su” Watanuki, como ella solía llamarlo. Sabía que ahora tenía que compartirlo con alguien más, pero…

─Aw… ─dijo Yuuko suspirando. Llevaba puesto un lindísimo kimono en el que se veían hermosas combinaciones de los lúgubres colores rojo, negro y blanco─. De verdad que me hace falta Watanuki. Casi me arrepiento de haberlo dejado ir… ─decía haciendo un infantil puchero que adornaba su cara con gracia. Echó la cabeza hacia atrás un instante en el brazo de su gran sillón, para luego soltar un grito con alegría mientras se levantaba de un brinco─. ¡Pero vale la pena si es por ver a Wata-chan junto a Doumeki-kun!

─¡Wata-chan junto a Doumeki-kun! ─canturreaba Maru.

─¡Junto a Doumeki-kun! ─Repetía Moro feliz.

─¡Kawaii~! ─gritaban las tres emocionadas.

Mokona tomaba sake mientras observaba tranquila las noticias locales, resistiéndose a participar en la alegría colectiva. Repentinamente, mientras estaba concentrada en las noticias, vio un rostro familiar.

─¡Miren, es Kimihiro! ¡Está en televisión nacional! ─dijo saltando hasta su dueña y con gran sorpresa. Yuuko interrumpió su exaltación y contempló la pantalla del dichoso aparato.

En efecto, divisó a su esclavo y lo que vio fue muy interesante. Él iba alejándose del escenario principal, casi iba a desaparecer de la pantalla. Por el semblante que mostraba, Yuuko captó que el tierno muchacho se alejaba con la frustración de no poder ayudar. Sin embargo, a pocos metros de él una presencia siguió sus pasos y la morena de ojos rojos sabía que iba tras Watanuki. No transmitió ninguna mala intención, por lo que la bruja pronto dedujo que no iba a hacerle daño al ojos-azules, sin embargo sonrió maliciosa ya que ése espíritu no pensaba despegarse de Watanuki hasta que recuperase la paz.

─Esto va a ser tan~ divertido ─enunció con un temblor en la voz que denotaba su alegría y una sonrisa tan macabra que hubiera sacado corriendo de puro pánico a su empleado y a cualquier persona que la hubiese contemplado.

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer. Espero haya sido de su agrado.

Esperen pronto la continuación.

Y, les prometo, si no llego a cinco rr... Olvídense de la continuación. [risa malvada]

¡Mentira! ( >.< ) Pero por favor dejen rr, descubrí que me gustan mucho y siempre estoy dispuesta a conocer sus gustos y disgustos.


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