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Formas Extrañas por SHINee Doll

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Notas del capitulo:

Un one-shot surgido en una tarde cualquiera, donde nada parece estar claro y todo es confuso. Algo extraño, como el título mismo, su narración y su autora. Único deseo: ser de su agrado. Una historia más para la colección.

 

~ Formas Extrañas ~

Jonghyun a veces se preguntaba por qué su primo insistía en mantener en secreto la relación que mantenía con Choi Minho, el capitán del equipo de baloncesto del instituto. Cuando sus miradas llegaban a cruzarse, Kibum desviaba rápidamente la suya y se colgaba del brazo de Jinki, quien le revolvía los cabellos y reía despreocupadamente, poco atento a las miradas asesinas que el deportista le dirigía al verlo tocar de aquella forma a su novio.

Pero cuando la situación era al revés, y Minho coqueteaba traviesamente con Taemin, un chiquillo de segundo grado, Kibum parecía morir de celos. En más de una ocasión, había tenido que secar sus lágrimas en el baño de chicos, repitiéndole hasta el cansancio que si el de ojos grandes no le quisiese jamás le hubiese pedido que fuera su pareja.  Y cuando no había nadie en casa, salvo el mayor de los Kim, Minho y Key parecían olvidarse de los problemas acarreados por su comportamiento infantil durante las horas de clase, y únicamente existían ellos dos, sumidos en su mundo de fantasía.

Jonghyun a veces se sentaba en la escalera a observarlos. No era morbo, quizá sólo curiosidad. La primera vez fue un accidente, sólo había bajado por un vaso de agua y encontró a ambos besándose en el sofá. Se había quedado ahí, sorprendido, principalmente porque esa misma mañana Kibum se encerró a llorar en uno de los cubículos después de ver a Minho abrazar a Taemin. La segunda vez, también fue accidental, bajaba por algo de comer cuando escuchó las dulces palabras que el deportista dirigía al bailarín principal del colegio, el mismo día que Key se atrevió a pasearse de la mano de Jinki, lastimando al muchacho.

A partir de entonces, era algo inevitable. Jonghyun comenzaba a pensar que ese par era demasiado masoquista, o que simplemente les emocionaba mantener su relación oculta de todos. Pero, ¿qué sentido tenía? Es decir, no se trataba de miedo a ser rechazados por estar enamorados de un chico, pues si fuera eso ninguno saldría con otro aunque sólo fuese para irritar un poco a su pareja, ¿o sí?

De algo estaba seguro, y era que ellos realmente se querían. O al menos eso deseaba creer cuando los veía sentarse uno al lado del otro, cuando entrelazaban sus manos y se besaban, cuando subían la escalera torpemente y cerraban la puerta de la alcoba tras ellos. Deseaba creerlo cuando salía de casa y les daba su espacio, cuando iba a casa de Jinki y le reclamaba por pegarse a su primo como lapa, mientras él esperaba paciente hasta ese momento para robar su atención y comerle los labios. Y entonces, entendía a su primo y a su novio. Porque Jonghyun también estaba ocultando su relación con Onew.

¿Por qué lo hacía? Ni el mismo lo sabía. Y no podía dejar de preguntárselo mientras se besaban acaloradamente, al tiempo que sus ropas comenzaban a desaparecer y se deleitaban con las caricias del otro. Sólo dejaba de pensar en ello cuando sus cuerpos se volvían uno, cuando sólo quedaba espacio para sentir y expresar con actos el amor que las palabras se negaban a reconocer.

~ ~

Jinki sonreía al sentir el cuerpo delicado de Kibum pegarse al suyo y sus brazos lo envolvían inconscientemente, acercándolo aún más. En alguna ocasión escuchó un gruñido bajo dejar los labios de Minho, el mejor deportista del colegio, pero no le dio importancia. Después de todo, ¿por qué habría de molestarle que estuviera con Key?

Pero entonces, cuando era precisamente Minho quien robaba la atención de Jonghyun, y el que provocaba sus risas, el que deseaba gruñir era Jinki. ¿Cómos se atrevía ese chico de ojos enormes a siquiera pasar sus dedos por la cálida piel de su novio? Porque sí, Kim Jonghyun era su novio, suyo y de nadie más. Entonces, se pegaba más a Kibum, alborotándole los cabellos y besando sus mejillas, tratando de fastidiar al mayor de los Kim.

El muchacho bonito de la mirada felina se reía, divertido ante los chistes malos que contaba, y lo dejaba hablar y hablar de cosas sin sentido durante horas, cosa que le encantaba y que nadie más le permitía. Eran amigos, sólo eso, aunque Jonghyun a veces parecía dudarlo.

¡Él tiene novio!, le había gritado en una ocasión, sorprendiéndolo. Ambos habían permanecido en silencio después de aquella declaración, uno confundido por la nueva información y el otro arrepentido de revelar tal secreto. Así que aléjate de él, siguió a la confesión, antes de que sus labios atraparan los suyos en un beso hambriento y desesperado.

Onew no sentía que debiese obedecerle. Al contrario, buscó más tiempo para estar con Kibum, para acaparar la atención del primo de su novio y ganarse más de una mirada descontenta de Choi Minho; miradas que finalmente tuvieron un significado. Entonces, Minho buscó a alguien más, encontrándose con Lee Taemin, un pequeño pelirrojo de grado inferior. Y entonces, la mirada de Key comenzó a apagarse.

Jonghyun ya no pasaba cada segundo pendiente del deportista, sino de su primo, y Jinki se unió a ellos, llegando a entender un poco mejor la situación y revelando, a su vez, que ellos dos tenían algo. Kibum le contempló con la boca abierta algunos minutos, para luego sonreír brillantemente y felicitarlos. Jinki tampoco entendía por qué Kibum no aceptaba su relación con Minho de una buena vez.

~ ~

Taemin era joven, más no tonto. Quizá un poco ingenuo, pero no estúpido. Era el más pequeño de los cinco en esa habitación: el aula de castigos; aunque al mismo tiempo era el más maduro. Había notado en menos de un minuto lo que ocurría con cada uno de los presentes, y no dejaba de preguntarse por qué los mayores siempre se estaban complicando la vida.

Solía seguir el juego de Choi Minho y responder a sus coqueteos, sólo para ver la mirada perdida de Kim Kibum, el representante escolar en danza. Se divertía al ver al chico bonito colgarse del cuello de Lee Jinki, el presidente estudiantil, ganándose una mirada entre molesta y preocupada de Kim Jonghyun, el vocalista principal del coro. Entonces Jonghyun corría hacia su primo, y Minho corría hacia él, revolviéndole los cabellos rojizos y mirando de reojo al bailarín.

Acaso, ¿pueden ser más obvios?, había soltado sin más, parándose junto a Kibum, quien le miró de arriba abajo con sus ojos felinos, con su mirada fría y su sonrisa sarcástica. Los otros tres se encontraban lo suficientemente apartados para no enterarse de nada. Todos ustedes son extraños, sufren por un amor que les es correspondido.

Y las palabras de Taemin parecían escapar de sus labios cargadas de dolor y resentimiento. ¿Qué puedes saber tú?, le retaba Kibum, alejándose de él y uniéndose a los otros, tirando del brazo de su primo para sacarlo de ahí, mientras Jinki y Minho intercambiaban miradas. Y Lee Taemin volvió a preguntarse qué era realmente el amor. Quizá aún era muy joven para saberlo. Se encogió de hombros y salió del aula, desapareciendo entre los pasillos con su cama como único pensamiento. Después de todo, él salía sobrando en ese lugar.

~ ~

Minho salió de casa dando un portazo, molesto por las palabras que su padre le había dirigido al decirle que iría a casa de Kibum. El hombre no parecía entender la necesidad de su hijo por ver al chiquillo aquel, aunque lo entendería aún menos si le dijera que no era un simple compañero, o un amigo, sino su novio.

Llegó a la casa de los Kim y Jonghyun le abrió la puerta, mirándolo con el ceño fruncido y una sonrisa falsa en sus labios delgados. Debía saberlo ya. Kibum y él habían discutido esa mañana en el baño de chicos del colegio, sólo porque el juego se le había escapado de las manos y uno de sus compañeros del equipo le había robado un beso ante la sorprendida mirada de Key. Onew se encontraba ahí también, por lo que entrelazó su mano con la del muchacho bonito y tiró de él hasta sacarlo del gimnasio.

Fue algo estúpido y lo lamento, había murmurado al encontrarlo frente al lavabo, tratando inútilmente de secar sus lágrimas. Al parecer Jinki estaba buscando a Jonghyun en el salón de canto para que le ayudase con Kibum, sin contar con que Minho llegaría en su ausencia y cerraría la puerta con seguro, impidiéndoles entrometerse. Sólo quería molestarte un poco.

Sin embargo, Kibum se había molestado en demasía y ahora se negaba a escuchar las palabras que salían veloces de los labios rosados del deportista, quien le abrazaba por la cintura y le miraba a los ojos. Pero su novio era muy terco y se negaba a creer en él.

Jonghyun suspiró, haciéndose a un lado y dejándolo entrar, no sin antes dirigirle una mirada de advertencia, para luego salir de casa y dirigirse donde Jinki, como siempre que Minho subía la escalera y se detenía frente a la alcoba de su primo.

Kibum. El muchacho se encontraba acostado en su cama, mirando el techo rosado sin pensar en nada. Al escuchar su nombre, se sentó de golpe, mostrando en sus ojos felinos toda la frialdad que podía. Pero el rojo de su nariz y las lágrimas deslizándose por sus mejillas no le ayudaban a mantener su semblante inexpresivo y finalmente la máscara se rompió, igual que él.

~ ~

Kibum lloraba amargamente, ocultando el rostro entre sus piernas flexionadas, suplicándole a Minho que se fuese y lo dejara solo. Lejos de obedecer sus mandatos, el muchacho se acercó a la cama y se sentó en ella, tirando de él hasta dejarlo apoyado en su pecho. Deseó no hacerlo, pero se aferró a él con desesperación y siguió llorando, empapándole la camiseta, mientras miles de “por qué ’s” salían de su boca.

Una mano se coló hasta su cintura y otra se aferró con desesperación a su nuca, atrayéndolo violentamente hacia una boca extremadamente conocida de un modo que había extrañado demasiado. Los labios de Minho se encontraban con los suyos deliciosamente, mezclando sus alientos. Llevó ambas manos a los cabellos rebeldes del más alto, tirando de ellos al tiempo que le mordía los labios, que lo hacía gemir y él suspiraba.

Sus lenguas se degustaban la una a la otra, inmersas en una batalla que ninguno deseaba perder, pero cuya victoria carecía de sentido. Kibum se estremeció de pies a cabeza cuando una mano traviesa comenzó a adentrarse en su ropa, a deslizarse por su espalda, a trazar círculos en su cadera. Y se separó lo suficiente para ver aquellos ojos marrones arder en deseo, llenos de amor. Y sonrió antes de besarlo de nuevo, antes de entregarse una vez más al único chico que lograba poner su mundo de cabeza.

Te amo, habían pronunciado al mismo tiempo, mirándose a los ojos, mientras sus cuerpos se volvían uno solo. Ambos sonrieron, olvidándose de todo y de todos por un momento. Un instante donde sólo existían ellos dos. Ellos dos y ese sentimiento que no paraba de crecer y que quizá nunca se detuviera. Porque era extraño, igual que ellos, pero era amor después de todo.

 

Notas finales:

A pesar de lo raro que ha sido esto, me ha gustado. No sé realmente cómo inició, cómo se desarrolló ni cómo terminó. La idea era otra, la pareja era la misma. La autora no cambia. Entonces, ¿qué es esto? Quizá sólo sea evolución.


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