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Realidad por natalia clow

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Notas del capitulo:

Buenas y Santas y muchas tantas

vengo con capitulo después de... ehm.. déjenme contar... 6 meses.

Lo siento de veras. yo avisé en el blog QñQ todo es culpa de la univerisidad. 

Traigo muchos regalitos para compensar mi cabronada de no traerles nada. 

digo muchos, pero realmente solo son 2 XD 

Son dos dibujitos que hice: ya saben que no soy piccaso ni nada por el estilo pero es que le gusten:

dibujo 1

Dibujo 2

 

!Ah!  por cierto si quieren pues hablar conmigo y eso pueden seguirme en twitter o en facebook

Capitulo 11

“¿En qué demonios estás pensando?”

Los días tranquilos marchaban en ese silencio común de la rutina. Aunque debía reconocer que había cierta persona que recorría su cabeza insistentemente. Peinó sus cabellos rojos y se quedó mirándose al espejo un buen rato. Trataba de verse lo mejor posible, porque hoy tendría la clase semanal con Matthew. Le agradaba y por eso mismo se estaba preocupando por tener una presentación optima. Matthew traía atado a la persona que había estado irrumpiendo en su cabeza de forma arrolladora, Joshua. 

Estaba cansado de pensar en cuanto le odiaba y que tendría que verle una vez por semana. El problema realmente era que le agradaba Matthew pero con él venía Joshua.

Lo reconocía. Detestaba esa parte de sí mismo que le obligaba siempre a andar dándole vueltas a la misma cosa. Podría ser desde algo tan idiota como olvidarse de algo o algo más, como pensar en la solución de un problema. Hasta que en su cabeza ya no estaba la respuesta bailando, entonces no dejaba de pensar.

Después de haberse bañado y cambiado,  dejó el dormitorio dirigiéndose a la universidad.  Antes de llegar, vio que estaba al que menos quería encontrarse. Alzó su pecho u caminó con la arrogancia que bien sabía que tenía.  Luego vio que Allan se acercó a Joshua.

En su mente algo ni cuadró y a pesar de que no era muy dado a ello, se quedó disimuladamente mirando qué era lo que pasaba entre esos dos.  Allan le pasó una llave a Joshua mientras este agachó un poco la cabeza y tomó la llave  y salió corriendo.

Elliot captó la escena y siguió derecho. Se dirigió para el salón y antes de entrar a la puerta de la universidad se vio interceptado por Matthew. Su cabeza se volteó tratando de ubicar a Allan. Algo era demasiado raro para él.

— ¿Hola? — Matthew agitaba las manos al frente de la cara de Elliot. — ¿Qué sucede?

— ¿Eh? —Espabiló este. —Oh nada, nada. Hola.

Matthew sonrió como tratando de comprender. Elliot se sintió un poco incomodo y empezó a tratar de buscar tema.

— ¿Has traído el libro sobre la crisis americana de los treinta?

Matthew abrió su bolso y hecho una mirada, luego se puso azul.

— ¡Carajo! Lo he olvidado y de pasó. —Revisó de nuevo su maleta. — ¡He olvidado las copias de la materia de la tarde! Sálvame la vida Elliot.

— ¿Qué puedo hacer por ti? —Dijo este algo alterado.

— Ve a mi cuarto y saca el libro. Está encima del escritorio.

— Vale, vale, tranquilo.

Matthew sacó la llave de su cuarto  se la dio. Luego salió corriendo al interior del edificio. Elliot tenía la llave con una pequeña marquilla que decía el número de la habitación. Elliot se dirigió hacia los dormitorios.  Subió las escaleras con dinamismo y al llegar al piso que decía la marquilla, empezó a mirar número por número las puertas, hasta que encontró la suya.  Metió la llave y la giró. No tenía seguro. Entró a la habitación y lo primero que vio le dejó pasmado.

— ¡¿Qué demonios estás haciendo?! — Con furia gritó Elliot.

La figura que se encontraba arrodillada al frente de la cama, volteó su rostro asustado. Elliot reconoció el rostro y con furia mal contenida corrió hacia el personaje y lo empujó.

— ¿Qué carajos haces aquí Joshua? — Una voz baja y penetrante perturbó el aire.

— Eso mismo debería decir yo. — Joshua sacaba sus manos de la cama.

Elliot se quedó mirando lo que salía y se quedó mirándolo aún más confundido.

— ¿Ese no es el celular de Matthew? —Señaló a las manos de Joshua. — ¿Qué hace ahí?

Joshua bufó mientras armaba el celular. Elliot le quitó el celular a Joshua y salió corriendo de la habitación. No era para menos que Joshua saliera corriendo detrás de él. Elliot bajó  las escaleras y estaba próximo a salir de los dormitorios cuando se Joshua con todas sus fuerzas lo empujó y cayeron al suelo.

— ¡No me toques! — Elliot comenzó a intentar pararse, pero sus piernas fueron jaladas.

— No te vas a ir a ningún lado, dame el celular. — Joshua  forcejeaba.

Elliot se volteó y miró la cara de Joshua que estaba muy cerca a la suya. Se espantó un poco y apretó más fuerte el celular en sus manos. 

— Bien. Te daré el celular.

— ¿Ah sí? — Joshua extrañado preguntó por el cambio de opinión tan repentina. — Bien, dámelo.

— Claro, solo lo haré si vas a entregarle el celular a Matthew tú mismo. —Hacía eso para confirmar la sospecha que se había gestado en su interior. — Me imagino que no habrá problema ¿No?— una sonrisa autosuficiente floreció.

Joshua se quedó callado por un rato mientras en su cabeza pasaba rápidamente las posibilidades respecto a que pasaría si pasase eso. Lo que él tenía pensado era dejar el celular prendido en algún lugar visible y que Matthew lo encontrara naturalmente. De esa forma no tendría que sospechar de él. Había planeado eso, cuando ya no supo como hacer que Jostein se encontrara con Matthew. Había hablado con Allan, este no puso problema porque sabía que era amigo de Matthew, todo había ido bien, entonces ¿Qué hacía el engendro de Elliot ahí dañando sus planes?

— Dime la verdad. —Elliot se acomodó mientras este no respondía. — ¿Por qué estabas sacando el celular de Matthew de ahí? ¿Lo escondiste? ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Eras así de chismoso? — Joshua no encontraba otra forma de callar esas preguntas.

— Quizás. —Elliot estaba más preocupado por las respuestas que por los insultos.

— ¿Qué te importa? Ni Matthew ni yo somos de tu incumbencia.

— Matthew lo es y el hecho de que seas tan psicótico como para que le escondas el celular me asusta.

Joshua torció los ojos y se sentó mirando a Elliot quien estaba en ese momento tratando de acorralar.

— Vale. No tengo yo por qué discutir contigo nada. Si te parezco psicótico, maniaco y obsesivo no es mi problema y no debería representar problema para ti tampoco, así que sí la única forma para que me des ese celular es que yo mismo vaya y se lo entregue ¿Por qué no vas  y se lo entregas tú entonces?

— Sí, no hay problema. — Elliot armó el celular y lo prendió. — Con gusto lo haré y le diré que lo habías escondido, que te entraste a su habitación con el permiso de Allan.

Joshua abrió los ojos y encanó las cejas. Se estaba preguntando en ese mismo momento, como era que sabía que Allan le había dado las llaves. El problema también para él, era el hecho de que si Matthew se llegase a enterar que había hecho eso, con sus antecedentes, no iba a ser nada bueno para él. Se supone que todo ahora iba muy bien, que él no estaba preocupado por nada respecto a Collin, ni de su vida, que no tenía por qué estar controlándolo como alguna vez lo hizo en el pasado.

— Ganas, ganas Elliot. —Se paró con ira. — Voy yo a entregárselo ya.

La sonrisa de Elliot desapareció y se levantó de mala gana. Caminó ignorando la presencia en frente de él y se devolvió al cuarto. Tenía que llevar el libro que Matthew había olvidado.

Sentía los pasos pesados de Joshua detrás suyo.  Ese hombre era todo un cuento. Complicado, misterioso,  alegre, agresivo, cruel y amable, por eso era tan difícil dejar de pensar en alguien como él. Odió su maleable y penetrable mentalidad, por enésima vez en el día.

Elliot entró a la habitación, no demoró mucho buscando el libro y salió. Siguió ignorado a la gran figura que se plantaba al frente suyo. Le detestaba, eso era un hecho.

El camino hasta el salón de clase no fue muy animado. Elliot caminaba al frente, Joshua trataba de no parecer preocupado, cuando por dentro tenía una pelea titánica entre sus pensamientos. Elliot entró a la universidad y Joshua se quedó en la entrada.  Esperaba aparentemente tranquilo el destino que ya sabía de antemano que se había forjado.

Su cabeza no fabricaba buenas excusas del por qué él tenía su celular escondido debajo de la cama. Rogaba con todas sus fuerzas no tener que decir algo, que solo lo aceptase y ya. Entre esas bajó Matthew.

Joshua se encargó de disimular cualquier rastro de inseguridad.

—     Hola. — Un sentimiento de confusión salió. — ¿Qué necesitas?

—     Ah… Hola. Bueno la cosa es que es sobre tu celular.

—     ¿Mi celular? La cosa es que lo he perdido ¿Sabes algo?

—      Bueno, la cosa es que te lo voy a entregar, porque la otra vez que fue a tu cuarto… eh… yo estaba jugando con él y sin darme cuenta me lo llevé.

—     ¿Ah sí? Vale. —Matthew no parecía alterado.

Joshua casi incrédulo metió su mano al bolsillo y no encontró el celular. Luego recordó que Elliot no lo se lo dio.

—     Se lo he dado a tu amigo para que te lo entregue — Sacó sus bolsillos de la funda.

—     ¿Sí? Porque Elliot no me ha entregado nada, solo me dijo que necesitabas hablar conmigo.

Por dentro Joshua dejó caer su mandíbula incrédulo. No podía creer que el enano ese no hubiese dicho nada. Si estaba ya dando por muerta toda posible amistad con Matthew era por él precisamente. ¿Por qué no dijo nada?

Joshua río en verdad aliviado mientras aplaudía como buscando aprobación de si mismo.

—     ¿Joshua? — Matthew encanó una ceja mientras lo veía reír.

—     Oh lo siento. —Joshua calmó su risa. —Solo ve y dile que por favor te entregue el celular y lamento habérmelo llevado.

—     No te preocupes.

Matthew se devolvió al edificio y Joshua casi saltando se fue para su universidad. En verdad eso era tener mucha suerte.

***

Matthew no había pensado en la posibilidad que su celular estuviese en manos de Joshua.  Tampoco le sorprendía la verdad. Llegó al salón y se dirigió hacia Elliot quien le miró expectante.

—     ¿Y? —Elliot emocionado mencionó.

—     ¿Y? ¿De qué hablas? Más bien, me darías mi celular ¿Por favor?

La respuesta no era la que esperaba, por lo que se demoró un poco en entender que era él quien tenía el celular y que por su propia idiotez no había podido desenmascarar a Joshua. Él no era una persona que fuese a ir contando lo que sabe a los demás, por eso no dijo nada. Él quería que el mismo Joshua respondiera por sus deplorables acciones.

Lo que había pensado en el momento que vio a Allan con Joshua no fue nada bueno, ninguno de los dos eran santos de su devoción así que verlos juntos no significaba nada bueno y efectivamente así lo era. Sacó el celular de su bolsillo y se lo entregó a Matthew.

Este lo recibió y lo prendió, luego de poco comenzó a sonar innumerables veces.  

— Joder… —Masculló Matthew. — Cuantas llamadas perdidas tengo.

Las revisó  una por una y le parecía extraño tener llamadas de Joshua, cuando el mismo tenía el celular.  No pensó en ponerle mucho cuidado hasta que vio las llamadas de Jostein. Apurado marcó al teléfono indicado y se colocó el auricular en el oído.

— ¿Aló? — la voz sonó al otro lado del auricular.

— Jostein,  hola, soy Matthew ¿Cómo has estado? ¿Ya llegaste?

— Sí, ya llegué ¿Podemos vernos?

— Claro ¿Cuándo?

— ¿Estás libre ahora?

— Bueno, estaba a punto de entrar a clase, pero si quieres nos vemos.

— Tranquilo, llámame cuando te desocupes y me recoges.

— Vale.

Colgó no puedo concentrarse en más que en ir a hablar con Jostein.

***

Ahora estaba con la maleta al hombro, esperando encontrarse con Matthew. Su viaje, tenía un objetivo. No tenía pensado decírselo a Matthew, sino que esperaría el momento correcto para decirle, lo que realmente había venido a hacer aquí.

Lo vio arribar corriendo y apretó sus puños dentro de sus bolsillos. Se veía tan bien que le molestaba profundamente.

— Hola. —Matthew alegre saludó.

— Hola.

— Lamento hacerte esperar.

— No te preocupes, está bien.

Matthew le invitó a que se tomaran algo en un café. Lo guío en el acogedor lugar y los sentó apartados de todos.

— ¿El viaje estuvo ajetreado?

— No, realmente no pasó nada.

— Ya veo, me alegra. Yo he estado por aquí muy bien. Pensé que me iba a dar duro, pero no.

Jostein entrecerró los ojos con ira al escuchar eso. ¡¿Estar bien?! ¿Acaso no se habría vuelto sordo? Porque para él le era inconcebible que estuviese como si nada. Sin darse cuenta, sus palabras atropellaron a sus planes y salieron catatónicamente.

— ¡¿Has estado bien?! — ni siquiera notó que estaba gritando. — ¿Cómo puedes ser tan jodidamente descarado y cínico?

— ¿Eh? ¿Qué pasa? — Matthew realmente confundido miraba alrededor tratando de mirar quienes se había alterado con el grito de Jostein.  — ¿De qué hablas?

— Matthew. —Susurró con mucha ira. — ¿Sabes como está Collin en estos instantes?  ¿Sabes cómo lo dejaste? ¿Cómo eres capaz de estar aquí con una sonrisa mientras él se está destruyendo por ti?

Matthew abrió los ojos como si estos quisieran salirse de sus cuencas. Tomó una servilleta de la mesa del café y la apretó tratando de calmarse, porque no entendía que tenía que ver todo ello con Collin.

— Explícate. — Matthew huía a la mirada de odio justificado de Jostein.

— Desde que te fuiste. —Dijo casi con lágrimas en los ojos. — Collin ha estado encerrado en su habitación, llorando, bebiendo e intentando descifrar que fue lo que hizo mal y que por ello lo abandonaste.

Matthew sintió sus ojos arder. Él no tenía la intención de hacerle daño. Él no odiaba a Collin, él solo…

— ¡¿Qué?! ¿No piensas decir nada? Por lo menos explícame por qué carajos lo dejaste, por qué viniste al otro puto lado del continente para ya no tener nada que ver con él.

Matthew entrecerró los ojos tratando que el nudo de su garganta no desembocara en sus ojos.  

— Yo solo pensé que era lo mejor para los dos. — Con un susurro que no delatara su debilidad, Matthew habló.

— ¿Lo mejor? ¡¿Te escuchas?! ¿Tienes una mejor excusa? Si la tienes, dímela ahora. —Jostein se estaba poniendo morado de la ira.

— No tengo nada más que decir. — Matthew cabizbajo anunció.

Por ese mismo echo de no poder mirar a Jostein, no fue capaz de saber que fue lo que lo golpeó. Sintió después como su mejilla ardía. Y luego se percató que este le había dado una cachetada.

— ¡Ese hombre lo dio todo por ti! ¿Sabes lo que él quería? Que después de que te graduaras se fueran a vivir juntos. Él quería formalizar esa relación. Él en verdad te quería.  

Matthew cuando escuchó eso, ya no pudo evitarlo más y el nudo en su garganta le obligó a ocultarse en sus cabellos. Sus ojos se humedecieron y las lágrimas comenzaron a caer. ¿Qué había hecho?

Jostein se tranquilizó cuando vio las lágrimas de Matthew.

— Sí lloras, puedo tomar eso como que realmente te importa Collin ¿Verdad?

Matthew no respondió.

— Mira Matthew, yo no te juzgo por haber venido a Inglaterra. Te juzgo por no decirle nada a él. Lo ilusionaste, viviste un cuento de hadas con él y luego, sin más lo déjate. Entiendo si piensas que debes terminar la relación con Collin, pero por lo menos, si eso es lo que piensas, llámalo, enfréntalo y dile que ya no quieres estar con él.  Déjaselo claro y no dejes que se siga destruyendo. Tú eres el único que puede parar esto.

Matthew no había podido detener sus lágrimas. Lloraba en silencio, tan solo escuchando pasivamente todo lo que Jostein decía.

— Yo ya no soporto verlo así. Por eso vine Matthew, entonces ¿Qué piensas hacer?

Matthew permaneció en silencio. Sabía que si abría la boca comenzaría gimotear. Ahora no era el momento de hacer un espectáculo. Jostein no presionó más. Estaba tranquilo con ver que si había existido una reacción positiva en Matthew. Ahora solo faltaba que hablasen.

— Recuérdalo Matthew, tienes en tus manos, la cordura de ese hombre.

Notas finales:

Les agredezco que hayan leido el capítulo. Les pido disculpas desde el fondo de mi corazón y nos vemos el otro capitulo :)


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