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Realidad por natalia clow

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Notas del capitulo:

Buenas y santas y muchas tantas.

 Les recuerdo que Supongamos está a la venta :D

COMPRAR

Qué disfruten el capítulo :)

 

Capítulo 16

«Comienza la lección para ti y la tortura para mí».

Estaba bajo las cobijas. No tenía ganas de levantarse.  Su celular de nuevo comienza a sonar y le recuerda que tan estéril era su intención. Comienza bufar como si la culpa de todas sus desgracias fuese el sonido polifónico de su móvil.

Se levanta a rastras y apenas si llega a escritorio donde está el celular. Lo apaga e intenta devolverse a la cama, pero ve la hora y sabe que si llega a retardarse más, seguro que no llegaba a tiempo a clase.

Podría darse el lujo de seguir durmiendo durante otro rato, si tuviese la certeza de que Cedric lo recogería.  A pesar de que no solía ser muy perezoso, cuando eso pasaba, Cedric era como su madre y no quedaba contento hasta  dejarlo en la entrada de la universidad.

Extrañaba a su amigo, pero había tomado una decisión y estaba convencido que había sido la mejor. En ese momento él quería enfrentarse a Joshua. Esa operación iba a requerir de un tipo de acciones que sabía que podían ser molestas y no quería ponerse a pelear con Cedric. Él sabía que este no se ponía muy cómodo cuando tenía que estar detrás de otros o estaba en un grupo grande en donde su papel quedaba relegado a segundo plano.  No quería importunarlo.

No llevaba poco tiempo pensando en cómo intencionalmente molestar a Joshua. Después de poner su cerebro al revés, pensó que lo mejor era que primero tenía que entrar a su círculo social. En parte se reía de sí mismo por su exagerado orgullo herido y su poca justificación a dedicarse a molestar a una sola persona.

Ese día no tenía que ir a la universidad de Joshua, pero no sintió que ese fuera un limitante, sino al contrario una muy buena oportunidad. Él tenía clase hasta tarde, pero sabría que podría encontrar el momento de ir. Decidió que no iría a una clase y se pondría a buscar a alguno de los compañeros con los que siempre veía a Joshua.

Si quería sincero, todo ese juego del gato y el ratón lo estaba emocionando. Era estúpido, pero lo estaba emocionando.  No sabía si era porque era fácilmente influenciable para verse involucrado en cosas de ese estilo o si era porque ese perfil inquisidor que por ser caprichoso afloraba en él. Lo único cierto es que estaba haciendo acciones inexplicables para una persona más madura.

Después de haberse bañado y arreglado, se obligó a arrastrarse hasta llegar a la calle y no poder  devolverse a dormir. Ya en la calle dejó su expresión desgarbada y desanimada. Era ese infantil orgullo.

Mientras seguía maquinando en su idea prematuramente macabra, no había caído en cuenta que era posible que los amigos de Joshua al estar al tanto de su rivalidad con este, no quisiesen acercase por algún código de lealtad hacía él. Bueno, tener dificultades hace esto más emocionante, pensó.

En todo el día, no pudo parar de pensar en la forma en la que podría integrarse al grupo, necesitaba algo que le certificara que lo lograría. En su mente se apareció una idea subversiva. El dinero y una buena excusa, siempre funcionan, se dijo.

Al llegar la tarde, prácticamente voló para reducir el margen de perder a alguno de los compañeros de Joshua. Se paró en la puerta de la universidad y se quedó un largo rato esperando una oportunidad. Elliot era persona tenaz, por tanto no se dejaba intimidar por pequeñas o grandes dificultades.

Estaba cansado de esperar, pero en su cabeza no estaba la idea de desertar. Su paciencia dio frutos en el momento que se encontró al mismísimo Joshua y su combo salir de la universidad. No había clara certeza de que los fuese a encontrar, pero el que hubiese sucedido, le significó a Elliot una clara muestra de aprobación del destino.

Se quedó escondido tras un árbol, y se quedó fijamente esperando a descubrir en qué dirección se dirigían. Los siguió desde la distancia y a medida que avanzaban, se iba desintegrando la masa. No faltó mucho para que a la final solo estuviesen dos personas del grupo amplio. Como entre ellos no se encontraba Joshua, Elliot se sintió mucho más cómodo a la hora de actuar y se acercó más.

Elliot se disponía a hablarles, pero les vio ingresar a un bar. Pensó con esto, que sería bastante raro que los abordara sin un plan previo. Meditó un rato en la puerta y cuando creó lo que aseguraba ser un plan perfecto, ingresó al local.

Exploró disimuladamente en el lugar y rápidamente los encontró. Estaban sentados junto con quienes asumía que serían sus novias. Esto es malo, se aseguró. Se quedó reformulándose su modus operandi. Asumió después un rato, que quizás fuese improbable y cuando creyó que ya había perdido esa oportunidad, esta no lo dejó huir.

Uno de los chicos que estaban en la mesa lo reconoció. Elliot se vio sorprendido por eso. No esperaba que fuesen ellos los que hiciesen el primer movimiento. Cuando se vio llamado por el individuo se acercó con un aire amigable.

— Hola. Somos compañeros en las clases de intercambio ¿No?

— Sí, claro, qué buena memoria.

— Elliot ¿Verdad? Qué coincidencia.

— Sí eso digo. Yo vine porque un amigo me había citado, pero al parecer me ha dejado plantado.

— Qué mal, si quieres  ¿Por qué no te sientas con nosotros?

Elliot se vio abrumado con la invitación, además de la cordialidad del chico. Le abrieron un espacio y apenas se hubo ubicado en la mesa, ya entendió todo.

— ¿Cómo te fue después de esa noche?

— ¿Perdón?

— Sí, esa noche en la que te quedaste con Joshua.

— Ah… sí, esa noche. Bien la verdad es que no recuerdo mucho, pero estoy agradecido con él.

— Nosotros nos sorprendimos. Cuando te vimos llegar a la mesa, no te reconocimos hasta poco después  y como pensamos que ustedes dos se odiaban,  se nos hizo aún más raro. Lo curioso del caso es que Joshua se haya quedo contigo en vez de irse con la chica con la que estaba.

Elliot se quedó callado ante la revelación. Ya sabía que lo había incomodado, pero nunca pensó que él había estado con una chica  y lo prefirió a él sobre ella. Dentro de sí un calor de proveniencia desconocida se prendió

— ¿Ah sí? Tendré que agradecérselo.  — Trató de sonar desinteresado.

— Bueno, no sé si eso deba agradecerse. Él estaba como alma que llevaba el diablo. Después de todo, la chica no era un mal partido.

Elliot no dijo nada y lo de la mesa lo interpretaron como que ya no le interesaba más del tema.

— Bien, ya sabemos que si te invitamos, no tomarás más de una cerveza. —Una de las chicas dijo a modo de broma.

Elliot tomó esa oportunidad como la que había estado esperando todo el rato.

— Deberíamos salir la otra semana. Prometo solemnemente que no  tendrán problema conmigo ¿Qué les parece?

Las chicas inmediatamente dieron su visto bueno y los chicos en vista de ellos, secundaron la moción. Elliot sintió que era la señal de que estaba haciendo las cosas bien. Solo por prevención agregó.

— Sería divertido que pudiésemos ir los cinco, si hablamos con los demás, probablemente Joshua en venganza por dañar su «comida» pueda dañarnos el plan.

Los demás se quedaron callados  y Elliot asumió que había obrado mal. Estaba a punto de retractarse, pero uno de los chicos, secundó la idea y dijo que quizás eso era lo mejor. Respiró después de escuchar eso.

— Bien, entonces ¿Qué tal si intercambiamos celulares?

Elliot propuso y no pudo evitar sonreír hasta casi sentir que sus mejillas dolían.

***

Estaba mirando hacía el techo. Acarició sus cabellos cafés hacia atrás. Luego de dar muchas vueltas la cama, ya no sabía en dónde meterse. No había querido contactar con Matthew por diversas razones. Una de las principales era porque tenía claro que era lo que quería buscar en él.

Sintió a Matthew un juego de astucia en donde debes saber la combinación correcta para poder ingresar al lugar. Estaba más que claro que él no tenía ni la contraseña ni la astucia. No quería terminar dando un paso en falso y después de eso, dañar lo poco o mucho que había logrado.

Había pensado mucho en las cosas que había pasado junto a Matthew antes de irse y justo después de llegar. Para él fue un shock en todos los posibles aspectos. Había desbaratado su precaria mascara que le daba fortaleza y ocultaba sus defectos. 

No necesitaba ser un genio para darse cuenta que a él le gustaba Matthew. No estaba seguro que buscaba, pero de lo que sí estaba seguro es que quería verse reflejado con un aire más romántico en los ojos de él. Después de lo dicho por Matthew, asumió que no era una posibilidad. Entendió claramente que solo lo estaba viendo como un amigo. Él no quería eso.

Algo que surgía en él como otra duda era las posibles otras relaciones de Matthew. Todavía estaba en el campo de la incógnita todo lo que tuvo que pasar Matthew en Canadá  además de Collin. Era un nombre que no se había quitado de la cabeza. Se suponía que todo debía quedar en el olvido, pero siendo sinceros, no era tan fácil como para decir que obviaría eso. Para esclarecer sus dudas, terminó por decidir que hablaría con Joshua. No iba a conseguir nada con pensar solamente.

No demoró mucho en concretar una cita con él. Este lo invitó a que fuera a su casa. Maurice apresuró su marcha hacia el lugar destinado.

 

 

— Bien ¿Qué pasó? — Joshua estaba dándole la espalda por estar en el escritorio haciendo un trabajo.

— Yo sé que tú sabes qué tipo de sentimientos albergo por Matthew.

Joshua se volteó y con una mirada seria.

— ¿Qué te gusta? A eso te refieres… me imagino.

— Sí… bueno, quiero decir, que quiero una relación con él.

Joshua bajó la mirada.

— Sí, eso ya lo sé  ¿Y?

— Pero existe algo que yo no sé y que me confunde.

— ¿Por qué estás hablando así? Ve al grano ¿Quieres?

— Collin, Canadá  y yo ¿Lo captas?

Joshua se vio notablemente contrariado con esa sucesión de significados. Rápidamente entendió que él quería que le contaran sobre ello.

— ¿Y?

— Cómo qué « ¿Y?» quiero entender qué tipos de cosas cambiaron a Matthew, quiero entender que papel cumplo yo en todo esto y si el pretender llegar a él de la forma en que lo intento es lo que más nos distancia.

— Detente Maurice, te lo estoy advirtiendo como un amigo. Es mejor que no sigas.

— Lo dices como si supieras algo.

Joshua baja la mirada. Se mira las manos que juegan con su esfero. Se le nubla el pensamiento. No está seguro si debe proseguir.  Todo se debe a que existe un contrato con Jostein. No debe hablar, además de que el conoce el límite de Maurice.  En ese momento estaba sobre un supuesto. La hipótesis era que si Maurice sabía, este iría a contarle  a Matthew y ahí se armaría una pelea que no debía tener lugar. Pero de seguir en la ignorancia, se seguiría lastimando con sus propias suposiciones. Quizás era lo mejor contarle.

— Vamos, cuéntame  qué es.

— Maurice, para poder decirte esto, necesito que me prometas algo.

— ¿Qué? Rápido dilo.

— Necesito...  que  me prometas que no vayas a decirle nada a nadie.

Maurice enmudeció y miró directamente a los ojos a Joshua. Se levantó de la cama y comenzó a caminar en círculos en la habitación. Con esa advertencia, le dio miedo saber el secreto. Le dio miedo porque supuso que sería algo que lo pondría en una controversia más grande que antes.

— Joshua, lo que me vas a decir… Es algo referente a Matthew en Canadá.

— No, pero si está relacionado con Matthew.

Supo inmediatamente que Joshua sabía más, pero que lo estaba protegiendo.

— Entonces comienza a hablar.

Joshua suspiro y se sentó en la cama.

— Está bien…

Notas finales:

Espero que les haya gustado :D

Bye bye

 


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