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Realidad por natalia clow

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Notas del capitulo:

Ok...

Al fin, después de tantos trastabilleos, la misión está cumplid, para los fans del joshua x Elliot les nos llegó la hora de disfrutar!! 

Yey! 

29 capítulos después!! 

 

 

Capítulo 34

«Qué más tengo por entregarte, si ya todo me lo quitaste».

 

Elliot trata de calmarte un poco y cuéntame qué pasó.

— No es nada, te juro que no es nada.

— ¿Pero crees que soy idiota? ¿Tú no estabas de viaje? ¿Te robaron en el aeropuerto?

— Nada de eso.

— ¿Entonces?

Elliot se levantó de la cama y comenzó a caminar alrededor.

— No sé si haya una razón real para este llanto.

— No te me pongas poeta ahora.

Elliot sonrió pobremente y bajó la mirada.

— La vida me ha cobrado un deseo egoísta aventándomelo en la cara.

— ¿De qué estás hablando? — Matthew se masajeó sus cabellos por la confusión.

— He peleado con Joshua, bueno quizás la palabra no sea propiamente pelear.

— ¿Qué te hizo ahora? Te dije que me avisaras si él se ponía en esa tónica.

— No hizo nada… no sé cómo explicártelo, pero él no hizo nada.

Quiso terminar en ese mismo momento la conversación. Si a la hora de querer explicar sus sentimientos, estos no se podían expresar en palabras, ya marcaba un derrotero de pérdida.

— ¿Te viste con él?

— Sí. — suspiró pesarosamente. — ¿Tú sabías que tenía novia?

— No tenía ni idea, yo aún sigo sin perdonarlo y ni le he hablado.

A Elliot se le había olvidado ese pequeño detalle. Le pidió disculpas por esa frase tan  desconsiderada.

— Pero ¿qué tiene que ver la novia de Joshua en todo esto?

— Ah, no es que, bueno… nada…

Se le llenaban las palabras de más sentimientos de los que podría tener relacionado y se sentía confundido. ¿Cómo explicarle que todo ese drama era un ataque de celos? ¿De qué se había dado cuenta de que le gustaba Joshua?  No era tan fácil de decir.

— Tranquilo, ya no preguntaré más. Puedes quedarte todo el rato que quieras.

Matthew ya interpretó que quizás las razones de todo lo que estaba pasando fueran más obvias de las que su cabeza racional se había planteado. Acarició la cabeza de Elliot y le quitó su gorro. Se sorprendió al verlo calvo.

— ¿Qué pasó con tu cabello? — preguntó extrañado.

— Fue una ofrenda.

— ¿Perdón?

— Sí, el mes pasado mi hermanito pequeño casi muere, así que hice una ofrenda con mi cabello para que se salvara.

Se enterneció al escuchar eso y de nuevo le colocó el gorro. Se excusó y salió de la habitación. Tenía el celular en la mano y estaba dubitativo sobre su acción a realizar. No parecía tener nada que ver con él, así que para qué meterse, pero ver a Elliot así por culpa de Joshua, le daban ganas de pegarle unas buenas hostias.

Sus dedos fueron más rápidos que su arrepentimiento y al medio segundo después ya estaba sonando el monofónico que indicaba que esperaba conexión.

— Hola Joshua.

— ¿Matthew? — su voz sonaba como si hubiese estado corriendo.

— ¿En dónde estás?

— ¿Pasó algo?

Hubo un pequeño silencio después de eso, pues no se explicaba por qué Matthew lo estaba llamando.

— Joshua, no sé qué carajos le hiciste a Elliot, pero te pido el favor  que no lo molestes más. Aunque no lo creas, a él le afecta mucho lo que haces. 

— ¡¿Está contigo?!

— Sí, llegó aquí en un mar de lágrimas.

— ¡No dejes que se vaya, te los suplico ya voy para allá!

Después de colgar, Matthew se quedó mirando su celular como si fuera un bicho raro. Volvió a entrar a la habitación y se sorprendió con lo rápido que Elliot podía cambiar su estado. Ahora se encontraba apaciblemente durmiendo en su cama.

Joder ¿qué pasa con esta gente?, masculló y se quedó en el escritorio leyendo.

***

Estaba como alma que lleva el diablo. Justo después de su intento por encontrar a Elliot, sólo encontró a Elisa, la cual se moría de las carcajadas al verlo tan desesperado.

Creo que ya ha salido del edificio, fue lo que le dijo y de ahí en adelante, solo recuerda que estuvo corriendo como un condenado. Ahora estaba en la búsqueda de un taxi. No quería perder tiempo caminando y darle la oportunidad a Elliot de que se escapara. Antes muerto que permitirlo.

Unos largos minutos le torturaron hasta que encontró un taxi, dio la dirección y se quedó rogando que no se hubiese ido de ahí.

Al llegar al edificio de los dormitorios, tuvo que calmar su respiración que parecía que se iba a morir en cualquier momento. Le sudaban las manos frío y estaba supremamente ansioso. Llamó a Matthew y trató de sonar calmado.

— ¿Sigue él ahí?

— Está durmiendo. Mira, si vas a venir a armar pelea,  te aconsejo que te devuelvas por dónde viniste. No voy a permitir que lo sigas molestando  Durante ese último tiempo, él solo viene a mí para quejarse de ti.

— ¿Han hablado de mí?

— Todo el tiempo, así que he de suponer que la relación de ustedes no es la mejor.

— Matthew, en este momento no me interesa más que hablar con Elliot.

— Cómo quieras, pero que sepas que en el mínimo instante es que los escuche pelear, te moleré a hostias.

— Gracias, te lo debo.

Guardó su celular y caminó lentamente. Su corazón saltaba como un potro salvaje. No había nada que hacer, en ese momento ya estaba determinado a ir por el todo o por el nada. Cuando comenzó a subir las escaleras, se acordó de aquel suceso que había pasado hacía casi un año. Él luchando con Elliot por el celular. Su salida derrotista para llegar al dormitorio, todo parecía tan lejano.

Subió los escalones con más dificultad de la que esperaba. Tenía miedo de verlo, ahora que estaba tan cerca ¿Y si la cagaba? ¿Y sí Elliot no quería sus sentimientos abrasivos, aprensivos y lujuriosos? Le dieron ganas de devolverse, pero ya llegados a ese punto qué más daba, prefería un rechazo a estar huyendo de ese abrumador y colosal deseo.

Tocó la puerta del dormitorio de Matthew y este le abrió en silencio. Cuando sus ojos se encontraron,  recordó otra cosa, seguía peleando con él. Ya luego pensaría en cómo solucionarlo, mientras tanto él le señaló en dónde estaba Elliot, para su sorpresa, estaba despierto.

Cuando dio unos pocos pasos para entrar en la habitación, sus miradas se encontraron y a Elliot se le puso la piel de gallina. Se paró buscando a Matthew para que le explicara qué significada eso, pero no estaba, él se había quedado por fuera para darles el espacio para que hablaran.

— ¿Qué haces aquí? Deberías estar con tu novia.

— Elliot por enésima vez te lo digo, ella no es mi novia.

— Ni siquiera sé por qué tienes problema en negarlo, ni que nosotros fuéramos algo.

Hasta el mismo Elliot se sorprendía de sus palabras. Tenía que controlarse o si no lo pifiaría todo.

— Al parecer mi deseo si se cumplió. — Elliot masculló.

Joshua se acercó lentamente hasta quedar frente a él.

— El desear que encontraras la solución a todas tus preocupaciones, parece ser que es ella quien lo logra.

Su voz fue subiendo el tono pero sin llegar a ser un grito. Joshua se quedó petrificado ante esas palabras.

— ¡Pero las cosas no se suponía que iban a terminar así!

Elliot matoneó el espacio que había entre él y Joshua. 

— ¡No se suponía que terminaras con ella! — lo miró con lágrimas en los ojos. — ¡Se suponía que en lugar de ella estuviese yo!

Joshua sintió como si un rayo le partiera la columna. Su inmediata reacción después de eso y ver como Elliot se tapaba su boca en un signo de protesta por sus palabras, fue empujarlo contra el escritorio de Matthew y alzarlo hasta que estuviese encima. Haciendo que todas las cosas que había se cayeran haciendo un estrambótico sonido.

— Joshua ¿qué…

Elliot estaba asustado, no pudo terminar su pregunta, porque aunque quería hablar, Joshua juntó sus bocas en respuesta a esa demanda. Elliot se paralizó al escuchar los gemidos entrecortados de Joshua que pronunciaban su nombre y sintió derretirse en ese instante.

Las masas de carne se envalentonaron en contra suya y masajeaban sus labios indefensos. Y en el momento que menos se dio cuenta, su papel dejó de ser pasivo y se vio pasando sus brazos por el cuello de Joshua para no dejarlo ir. Abrió su boca buscando corresponder a la pasional acción. Se apretaba cuanto podía a Joshua y abría su boca intentando secuestrar todo lo que había allí.

La lengua de Joshua se adentró con potencia tiránica. Queriendo ir a cosechar los sonidos que Elliot emitía desde su origen.  Se enredó con el suave edredón de la lengua ajena y comenzaron revolcarse en la cavidad bucal del más pequeño. Con tal pasión se estaban besando que ya prácticamente estaba con sus manos acostándolo en el escritorio.

— Elliot, no me odies por esto, pero no pude aguantar más.

Susurró contra sus labios y sin esperar a una respuesta se lanzó ladeando su rostro para permitir más contacto. Elliot sólo emitía pequeños chillidos de excitación al sentir el cuerpo de Joshua dominándolo y como le abría las piernas para profundizar más su abrazo. En ese instante, las piernas de Elliot, automáticamente abrazaron la cadera de Joshua y  se dejó llevar por la fuerza del otro.

— Jo...shua, tú me gustas mucho.

A Elliot se le salieron sus sentimientos en un gemido impensado.  Joshua se paralizó durante un segundo mirando los ojos vidriados de Elliot y su boca que temblaba. En ese momento fue Elliot quien saltó sobre su boca, demandando atención. Empezó a pegarle ligeros mordiscos en los labios a Joshua y esto le excitó a sobre manera.

Lo siguió empujando contra el escritorio. Desvió la atención de su boca a su cuello, regalándole unas mordidas que hacía a Elliot temblar.

— Muchachos, me alegro mucho por su reconciliación, pero no creo que sea conveniente que se pongan a follar aquí.

La pareja se detuvo en el acto y mirando hacía el origen de la frase, encontraron a Matthew cruzado de brazos.

Joshua fue el primero en separarse y acomodó su ropa que ya parecía en camino de irse de su cuerpo. Poco después fue Elliot el que se bajó del escritorio y se acurrucó a recoger todas las cosas que habían botado en su despliegue de pasión.

— Ya me imaginaba yo que esto era algo así, pero tampoco pensé que ustedes fueran tan violentos.

Eso hizo que el rubor atribuido a la excitación, aumentara con la vergüenza. Elliot se  escondía tras su gorro mientras que le regalaba miradas piadosas a Matthew. Joshua buscando algo que hacer con su sofoco, se puso a recoger también el desorden.

Una vez el escritorio estuvo organizado, Elliot salió con timidez del cuarto y se despidió por bajo de Matthew. Joshua se quedó pensando  en qué decirle, pero no tuvo que abrir su boca, Matthew se encargó de hablar.

— Cuando escuché ese golpe y como parecía estar todo hecho un infierno aquí dentro, me vine dispuesto a romperte hasta la madre, pero para mí sorpresa los encuentro comiéndose ahí, como si nada. Debo decir que llegó a ser hasta un poco traumático.

— Perdón por todo esto. Lamento mucho todo lo que hice y también te agradezco por lo de Elliot.

— Yo si me decía que era muy raro la relación tan obsesa de ustedes, pero ya me quedó claro. Joshua, quizás no sea capaz de volver a sentir la misma confianza contigo, pero en estas circunstancias sólo tengo que decirte que no vayas a hacerle daño a Elliot. Él no es tan fuerte como aparenta.

Joshua se sintió conmovido con ese mensaje y sin pensarlo fue a abrazar a Matthew. Le dijo muchas veces cuando agradecido estaba porque él fuera su amigo. Después fue en búsqueda de Elliot.

No tuvo que buscar mucho para encontrarlo, estaba en la puerta del dormitorio esperándolo. Su corazón se aceleró y fue a su lado. Una vez ya al frente, no quería dañar esa atmosfera que lograron, tan solo lo abrazó y esta vez lo sintió suyo. Elliot correspondió el abrazo y después de un rato lo separó mínimamente para buscar sus ojos. En ese momento Joshua sintió que había vivido solo para ese momento. 

— Vamos a mi casa. —Elliot le tomó del brazo y lo arrastró con él.

Joshua pensó que sí incluso le hubiese dicho vamos a un basurero lo seguiría feliz.


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