La luz penetra en la habitación, tenue pero se siente cálido.
Me duele, me duele todo, pero lo que más doloroso se siente no es lo físico, es el paso del aire frio que atraviesa mi pecho mientras mis ojos se entreabren y sufren por la luz que entra por la ventana.
Una punzada se expande por mi rostro, mis manos suben como impulso para cerciorar que todo va bien, pero al parecer me he roto el labio y parte de la nariz.
Realmente deseaba no haber despertado los recuerdos hacían que el dolor comenzara aflorar.
Era real Jo me había dejado, por otro tipo y realmente no me amaba. Mi corazón se sentía comprimido y los recuerdos volvían lentamente.
Cierto realmente casi no lo recuerdo… G ¿Dónde se metió? Recorro la habitación con la mirada.
Cuando mi mano roza algo suave al posarse en la orilla. Era el cabello de Ji Yong, seguramente se había quedado para asegurarse que estaba bien, pero podría haberse recostado en el sillón en vez de dormir en el suelo junto a la cama.
Me di vuelta y me cubrí totalmente con la colcha de la cama, no quería absolutamente nada no quería ver a nadie, no quería estar ahí en ese instante, pero lo que menos quería era sentir el dolor en su pecho que no se iba.
Entre el ajetreo que hice para cubrirme desperté a G, sentí que se levantó y estiro. Mientras se acercaba a la cama.
“¿Hyung, estas despierto?, si no quieres hablar está bien por mí, si quieres que me valla también, pero prométeme que si me voy no harás nada estúpido ¿Esta bien?”
Parecía como si cada una de sus palabras rascara mi herida. No respondí, porque no podía prometerle nada, ya no deseaba estar bien, realmente daba lo mismo. No tenía nada porque luchar, nadie que cuidar. Ni siquiera la música era algo por lo que me sintiera motivado, dejo de serlo cuando me trajo la fama que me arrebato la vida tranquila que tenía antes. Se llevó hasta los pocos amigos que tenía, excepto a G. Pero ahora era solo un obstáculo para mí y para mi dolor.
“No te dejare solo Seung, aunque lo quieras”
Sus palabras hicieron que mi angustia aflorara una vez más. “Sabes, realmente me gustan los días soleados, amo poder usar la ropa que quiera y caminar por la orilla de la playa descalzo. Huir de las olas, pero odio la arena. Me miro un millón de veces en el espejo y odio las canciones de amor, realmente las odio…”
Siguió hablando, si solo fuera consiente del tiempo, ¿Podrían haber pasado 3 horas?... realmente no lo sé, siguió y siguió hablando. Escuche cada palabra, al principio solo quería que se callara, pero interrumpía tan bien mis pensamientos con su parloteo que termine por rendirme a su voz. Que alivianaba mi dolor o por lo menos evitaba que evocara una y otra vez la escena de ayer.
El tiempo siguió corriendo…
“… me alejo de todos para evitar que sepan que no estoy bien, lo he hecho hasta con mi familia, y siempre que tengo miedo o estoy nervioso sonrió involuntariamente…”
“Eso ya lo sé…” lo interrumpí mientras hablaba, se quedó callado por unos segundos para agregar “Realmente me conoces mucho entonces”, eso era mentira no sabía ni la mitad de las cosas que había dicho, pero si sabía que evitaba a todos cuando estaba mal y pese a todo sonreía… siempre sonreía…
Iba a continuar, pero mi voz logro escaparse otra vez “Ji, tengo hambre”, sentí como se levantaba y agregaba “Iré a comprar algo, creo que en tu refrigerador no queda nada”.
Un impulso provoco que la voz que pensaría que nunca volvería hablarle a nadie saliera profunda como siempre y clara. Para pronunciar “No, cualquier cosa esta bien”
Se alejó hacia la puerta, no veía su expresión pero imaginaba que estaba tratando de idear que podría hacer. Cuando decidí agregar “Y…G por favor no pares de hablar”, las palabras salieron desde el fondo de mi pecho donde se encontraba el agujero que tanto ardía.
“mmm… Sera difícil hacer “cualquier cosa”… no conozco ese plato, tal vez buscare la receta en internet, seria útil encontrar uno que otro huevo… ohh esto realmente servirá. Te aseguro que si…” Siguió hablando mientras salía de la habitación dejando la puerta abierta, “cualquier cosa” es un plato muy especial, pensé mientras seguía escuchando su voz parlotear por la casa.