Capitulo 2: cartas de amor y odio.
Aquella pelinegra extendió sus brazos y abrazo a su hermano fuertemente, este solo le corresponde, ella pudo sentir sus manos frías rodear su espalda, entraron al castillo y se sentaron en la mesa de te, un elegante mayordomo pone frente ellos una bandeja con te y galletas.
Bebe y come todo lo que quieras este es tu hogar…-dice tiernamente
Gracias ne-chan…-dice en apenas un murmullo.
Dime hermano, ¿Qué te ha traído a mi castillo?...-pregunta mientras toma un sorbo de te- francamente…me sorprende… pensé que me habías olvidado…
No hermana… jamás te he olvidado…-responde mientras lleva una galleta a su boca.
Entonces… ¿Qué te saco de ese pueblo y te hizo venir hasta mi?...-pregunta mientras deja la tasa en la mesa…
Yami suspira largamente.
He estado en ese pueblo durante 500 años, jamás me atrevía a salir, sabes lo tímido que soy…pero un día, quise visitar al pueblo, al principio… me temían, me miraban como un bicho raro…-baja la cabeza y se ve reflejado en el te
Pero...luego de un tiempo se acostumbraron a mi, todo estaba relativamente tranquilo, hasta que, un día como cualquier otro, una niña que paso a mi lado, cayo al suelo y comenzó a vomitar sangre, su madre intento socorrerla…pero no pudo hacer gran cosa…
Sin que la gente lo notara, me acerque a ellas, la madre protegió a su hija en brazos temiendo que le hiciera algo a su hija, puse un dedo en su frente y pronuncie un hechizo en mi mente y la niña se curo…
Después de eso, el pueblo comenzó a agarrarme confianza, me volví el médico de allí por así decirlo, curaba a los ancianos y niños que venía a mí, era apreciado por ellos.
Si eras tan querido…¿Qué te trajo aquí?...-pregunto curiosa
La señora Hidalgo…-pronuncia con tristeza- la abuela de la niña que ayude por primera vez, toco a mi puerta y me aviso, que el pueblo estaba furioso, supuestamente o eso llegue a entender, fui culpado de un asesinato…
Hermano…-se levanta de la silla y lo abraza- tranquilo…ya estas en tu hogar…-le besa la frente
Ne-chan…-dice entre triste y feliz.
Más de 3 siglos después de aquel incidente, los hermanos residían en el castillo, himeko era la hermana menor del tricolor, era una joven callado y ciertamente muy misteriosa, desde aquel día, ella había dado hospedaje a su hermano.
Yami, desde aquel día, guardaba distancia a los humano, no los odiaba, pero no confiaba en ellos, tenía la idea clara de que todos eran iguales de cierta forma, aun con eso, vivía tranquilo hasta que, en un día de lluvia recibió dos cartas a su nombre, pero sin remitente.
La primera carta tenía un poema escrito con letras delicada y hermosa, pudo percibir en ella, un aroma suave, un perfume femenino tal vez…
Decía:
“Mas allá que un deseo…
Es más un anhelo…
En tus brazos calidos…
Besando tus suaves labios…
Mi amor... mi obsesión…
Eres mi eterna ilusión…
Hasta que mi ojos te vean…
Y mis manos te sientan…
Serás mi eterno sueño
Lo que amo…
Lo que deseo…”
Creo que sobra decir, que el pobre moreno, quedo rojo como un tomate a leer esto, el era un tanto tímido leer ese tipo de cosas lo avergonzaba un montón.
La segunda, que parecía ser una amenaza, escrita en prosa, hizo que un escalofrío pasara por toda su espalda.
Decía:
“Entre mis manos voy a tomar tu cuello y lo estrujare lentamente para verte sufrir, viendo tus ojos que suplicaran que te deje respirar, ver tus lágrimas de dolor y sufrimiento, implorarme con el poco aire que te queda piedad…
Así te veré… muerto entre mis brazos… que hermoso será…”
Falta decir que el moreno quedo pálido…
Varios días pasaron, miles de cartas iguales llegaron, amor y odio escrito en papel, yami no sabia si sonrojarse o temer que alguien lo matase.
Tenía claro dos cosas….
1: alguien, lo quería violar…
2: alguien quería matarlo después de ser violado…
Harto (y asustado), fue a contarle a su hermana lo que pasaba ella con una mirada seria, se sentó en su trono, cruzo sus piernas y miro a su hermano a los ojos.
No se que puedo hacer por ti…-dice sin vacilar- no hay dirección escrita o algún nombre… ¿Qué piensas que pueda hacer? He estado en este castillo por más de 10.000 años y no pienso dejarlo por unas cartas…
Te lo suplico hermana… tengo miedo de ser violado o talvez asesinado, ten piedad de mi…-dice en una suplica el tricolor
Mmmm…-la joven baja la mirada y coloca su mano en la barbilla- puede que haya una solución…
Cual, ¡dime por favor!...-dice emocionado
Pues… -suspira- escuche hace muchos años, que un niño, nació con el ojo de luz, es un poder que se da cada 800 años, con ese poder puedes ver el pasado, el presente y el futuro… pero…escuche que el pueblo donde nació se destruyo después de un incendio…nadie sabe si esta vivo o muerto..
¡Pero no perdemos nada con intentarlo!...-dice sin perder las esperanzas
Aaaah.. de acuerdo, pero no te prometo que este con vida…-dice mientras se levanta y va hacia al ventana del cuarto, cierra sus ojos y un par de alas de ángel negras se extiende en su espalda.
Toma mi mano…-yami solo obedece y toma su mano.
En un revuelo de plumas negras, ellos dos desaparecen, al abrir los ojos de nuevo, ambos aparecen en las ruinas de lo que fue alguna vez un pueblo pequeño, cuyas soportes estaban completamente quemados, aun cenizas volaban por los aires y el olor a quemado aun estaba presente.
En lo más lejano, se encontraba una iglesia cubierta de hollín y con algunas paredes derrumbadas y ventanas rotas, en su interior, justo en el altar, estaba un niño, de rodillas frente a la estatua de lo que alguna vez la imagen de la virgen Maria, en sus manos estaba un crucifijo con la cara de Jesús quemada.
Aquel niño tenía pelos tricolores, negro, morado y rubio, de piel pálida y manos delicadas, era delgado y vestía solo una camisa y un pantalón, andaba descalzo.
Con sus ojos cerrados rezaba en voz baja, de un momento a otro los abre dejando ver sus ojos violetas sin vida y mira hacia la cara cubierta de hollín del al virgen a la cual rezaba.
Han llegado…-murmura.