POV’s Youngmin
Me desperté de golpe, una horrible pesadilla había invadido mis sueños. Una pesadilla donde mi hermano y yo nos separábamos, para siempre. Él se iba a un lugar mejor, donde no había sufrimiento, mientras yo me quedaba en este mundo llorando de pena y viviendo una agónica existencia sin la persona más importante para mí.
Miré a la derecha, aún con el sobresalto en el cuerpo y, por suerte, vi esa hermosa cara de angelito durmiendo plácidamente. Sonreí, era raro verlo tan tranquilo, él siempre se estaba moviendo de arriba para abajo.
Me volví a acostar, esta vez ya más calmado y, rápidamente, me sumí en un plácido sueño sin preocupaciones, sin hermanos que ya no estaba, sin sufrimiento.
Una voz me despertó, enseguida pude identificar de quién se trataba, habría sido capaz de reconocerla hasta en el lugar más ruidoso y recóndito del mundo. Abrí mis ojos y me topé con el mismo rostro que había contemplado pocas horas atrás, tan sólo que esta vez tenía los ojos abiertos y una gran sonrisa.
– ¡Hyung, despierta! – Gritaba él emocionado–, va dormilón.
Me incorporé en la cama y le sonreí, era maravilloso despertar así todos los días.
POV’s Kwangmin
Miré a mi hermano, tenía un pequeño rastro morado bajo sus ojos, a pesar de su enérgica sonrisa se le veía una cara enfermiza y decaída. Eso me preocupaba, era impensable que con todo lo que dormía pudiera tener ojeras.
– Hyung, ¿estás bien? Tienes mala cara–, pregunté cambiando mi expresión de felicidad por una más seria –. ¿Han sido los sueños otra vez?
Él tan solo me miró, me senté a su lado y le abracé, no hacían falta palabras, nos entendíamos con tan solo vernos. Últimamente estaba teniendo sueños que le perturbaban, él no me quería contar qué soñaba, pero estaba convencido de que tenía que ser algo absolutamente horroroso para que le afectara de tal manera. Estaba muy preocupado por él, pero eso no me hacía estar menos molesto con mi hermano, ¿acaso no nos lo habíamos contado siempre todo? ¿Por qué ahora tenía que dejar de explicarme sus problemas?
Tal vez no me quisiera hacer daño y por eso me escondía el contenido de tales sueños, pero actuando de esta forma lo único que conseguía era que yo me preocupara cada vez más.
– No me vas a explicar qué te sucede, ¿verdad? – No hizo nada, ni me habló, ni hizo algún gesto… Nada, pero no hacía falta, yo ya conocía la respuesta–. No lo entiendo, ¿ya no confías en mí? ¿Acaso ya no soy nadie en tu vida? – Tal vez había sonado muy brusco, pero esta situación realmente me frustraba.
Al ver que no me contestaba me deshice de su abrazo y me levanté de la cama, pero algo me lo impidió. Youngmin me estiraba de la camiseta mientras me miraba con los ojos aguados.
– No… No te vayas por favor… Quédate aquí conmigo… –. Y entonces las lágrimas brotaron de sus hermosos ojos.
Me volví a sentar a su lado y le abracé, dejé que empapara mi hombro de sus lágrimas, debía estar pasándolo realmente mal y me odié por haberle hecho acabar así.
POV’s Youngmin
No pude soportarlo más y la angustia salió de mí en forma de lágrimas. Quería hablar de esto con alguien, poder desahogarme y que me consolaran era lo que más anhelaba pero no quería llamar al mal tiempo y que éste se llevara lo que más quería.
– Te lo contaré… pero ahora no, cuando me sienta preparado… Te lo explicaré todo, te lo prometo, pero… Por favor… No te alejes de mí… No lo soportaría –, conseguí decir entre sollozos, inmediatamente después lo abracé más fuerte y rompí en lágrimas otra vez.
Kwangmin me sentó encima suyo, como cuando éramos pequeños y me hacía daño, él me sentaba en su falda, sanaba mis heridas y calmaba mis lágrimas. Me rodeó completamente con sus brazos y besó mis párpados.
– No llores, yo nunca te abandonaría. No sabría vivir sin ti –. Apoyó mi cabeza en su pecho y acarició mi pelo.
Escuché sus latidos, eran constantes pero rápidos. Noté un ligero calor en mis mejillas y me percaté de cómo se nos debía ver desde fuera, dos adolescentes idénticos de 16 años sentado uno encima del otro y abrazándose, algo que para nosotros era tan normal, a ojos de otras personas podría resultar inquietante.
Pensé en todos los momentos similares que había vivido con él hasta entonces y lo cariñoso que se había mostrado siempre conmigo y mi corazón comenzó a acelerarse alcanzando el ritmo de los latidos de mi hermano.
Nos habríamos quedado así eternamente, abrazados el uno al otro, de no ser del potente gruñido con el que nos obsequió mi estómago.
POV’s Kwangmin
No quería soltarle, quería permanecer así para siempre, protegiéndolo, evitando que nada ni nadie dañara al ser que tenía entre mis brazos, todo en él, su cara, su cuerpo, su carácter… le hacían parecer una cosa delicada con la que había que ir con cuidado para no romperla o dañarla. Yo quería ser las manos que lo sostuvieran para que no se estropease, para siempre. Pero su estómago se quejó y muy a mi pesar tuve que separarme de él.
– Vamos hyung, tenemos que comer algo, el desayuno ya está en la mesa–, sequé el resto de sus lágrimas con mis pulgares y nos dirigimos a la cocina.