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Frío y Caliente. por HiroIkeda

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P.V REITA

“Esto es otra historia... Sólo otra historia de las muchas actuales, ¿Y yo? ¿Qué soy? Sólo soy uno más de los muchos con historias similares pero... ¿Y para ti? ¿Qué soy para ti? Son muchas preguntas, estas y otras las que no eres capaz de responderme ni yo de preguntarte, ¿Me amas? Esa pregunta es la que más necesito saber ¿Soy el único para ti?

Eres tan lindo... De todas las maneras posibles lo eres, cuando sonríes, cuando te enfadas, cuando te ríes, cuando me odias, cuando tú hermosa voz intenta convencerme de cosas que te ilusionan, cuando cantas...”
 
-         ¡Ne, Reita! – La voz del batero interrumpió mis pensamientos. – El ensayo ya terminó.
 
Me di cuanta que tenía el bajo en el cuello mientras ya todos se habían ido e incluso ya todo estaba recogido. No estuve nada pendiente al ensayo, espero haberlo hecho bien, si no, no tardaré en morir.
 
-         ¿Dónde está Ruki? – Metía mi bajo en la funda mientras esperaba una respuesta.
-         Salió a fumar.- Me sonrió y ser acercó a mí. - ¿Puedo preguntar algo?
 
Coloqué la funda en mi hombro y lo miré para seguidamente asentir.
 
-         ¿Qué hay entre Ruki y tú?
 
Negué con la cabeza sonriendo ligeramente y me dispuse a salir de la sala sin darle una respuesta clara... Pero porque yo también me pregunto lo mismo ¿Qué hay entre nosotros? ¿Por qué estamos haciendo esto?
 
Salí fuera del edifico y efectivamente, el enano se encontraba fumando... ¿Cuántas veces se supone que ha dejado ese vicio ya? Para él, algo imposible era abandonar a su amante el tabaco.
 
Me acerqué a él, sigilosamente por su espalda y lo abracé por la cintura.
 
-         Si fumas, perderás tu linda voz. – Le vi sonreír de lado y me apartó con cuidado pero me molestó, aunque lo veía normal.
-         ¿Quieres venir a mi casa después? – Esa frase... Esa maldita frase...
 
Hace años que comenzó a decir esa frase, hace cuatro años que vivo maldiciendo esa frase porque todo empezó por ello y ni siquiera ahora soy capaz de decirle que no a esa pregunta, por mucho que quiera, sé que si lo hago, cortaré todos o mejor dicho el único lazo que me ata a él.
 
-         Por supuesto. – Le sonreí, aunque era una sonrisa falsa él no lo notó.
-         Estaré esperándote. – Apago el cigarro y empezó a dirigirse hacia el coche.
-         Espera. – Le agarré del brazo. – Hay algo que quiero preguntarte.
 
Él tan solo me apartó la mano con mucho menos cuidado que antes, de una manera un poco bruta y me miró a los ojos.
 
-         No te voy a responder a nada, no insistas. – Dijo tan frío como me había acostumbrado a que fuera, aunque solo lo era conmigo, y lo dejé ir, y solo miré como se alejaba nuevamente.
 
Decidí tan solo proseguir mi camino e ir a comprar algo para cenar con mi pequeño... Bueno no es exactamente mío pero así lo llamo y alquilar alguna película.
Estar a su lado se ha vuelto doloroso y difícil de llevar. Al principio era diferente, no se comportaba tan frío, ni indiferente y no me trataba como “algo”.
Nunca pensé que llegaríamos a este punto, de hacernos daño o mejor dicho... De hacerme daño.
Decidí empezar con esto ya que sentí que esto era la única manera de estar con él y de poderme ganar su corazón, pero ahora entendí que estoy haciendo todo lo contrario, él no me ama y nunca lo hará, si no estamos en la cama me trata de manera fría y distinta, al principio estuviéramos en la cama o no, era igual en el sentido de que me trataba como siempre, no habían cambios en su forma de ser conmigo pero ahora, me ve como un completo extraño con el que simplemente comparte su cuerpo.
 
Una vez en la tienda decidí comprar unas pizzas y algún refresco, también compré palomitas. Fui a una de estas tiendas pequeñas de un estilo a un estanco donde atendía una amiga mía ya que olvidé las gafas de sol y la gorra, así que cualquiera podría reconocerme enseguida, por eso quería terminar lo antes posible. Me puse la capucha de mi chaqueta rezando por no desentonar y me metí en un videoclub y fui directamente a la sesión de terror, que eran las películas favoritas del chibi.
 
-         ¿Puedo ayudarlo? – Me sorprendió una dependienta y me limité a negar con la cabeza sin mirarla y seguir buscando.
 
No encontraba ninguna que me pareciera buena, adecuada o que él no hubiera visto ya. Pero tras buscar y buscar encontré una que me pareció adecuada.
Hacia todo esto para recuperar a mi Taka, no a este chico sin sentimientos y que hacer daño que era en lo que se había convertido. Puede que así consiga algo, no estoy seguro, pero quiero intentarlo, por él y por mí.
Miré mi reloj de muñeca... Las 9... ¡Que tarde! ¿Cuánto tiempo me pasé buscando una sola película?
 
Me apresuré en llegar a su casa enseguida, no me quedaba muy lejos así que no tardé mucho.
La puerta estaba abierta y Ruki se encontraba hablando con un hombre de cabellos negros y un poco más alto que yo, también era morenos de piel. Hablaban de algo y el pequeño se reía... ¿Se estaba riendo con él?
Me quedé impactado, ya que, hacia tiempo que no lo veía reír así, pero eso no fue ni lo único ni lo que más me impacto, observé como Ruki lo abrazaba y después le pagaba una buena suma de dinero y el hombre se iba de allí.
En ese momento no puedo describir como me sentí, ya sabía que para él sólo era sexo y nada más pero... ¿Hay otros? ¿Eso es así? Me faltaba esa información... ¿Le ha pagado a otro para hacer lo que le hago yo? ¿Hay otros? ¿Ni siquiera soy el único en esto? Ya se hizo demasiada presión, quería llorar, matar a ese hombre y golpear a Takanori...
Pero no podía hacer nada de eso así que me giré para irme rápidamente.
 
-         ¡Reita! – Me llamó ese pequeño traidor y lo miré desde la distancia. - ¿Vas a entrar o te vas a quedar ahí toda la noche?
 
Estaba seguro de que sabía que lo había visto con otro hombre y aún así quiere que vaya con él ¿Por qué eres tan sumamente cruel? ¿Qué pasa? ¿El otro no te dio tan fuerte como querías? Decidí caminar a donde él estaba y fingir que no sabía nada, hacer como si no me importara.
 
-         Hey. – Le dije en modo de saludo y le sonreí. – He comprado algunas cosas y he alquilado una película.
 
Me dio paso y nada más cerrar la puerta me hizo mirarlo y comenzó a besarme de manera frenética, a lo que muy sorprendido solté las bolsas y lo miré con los ojos muy abiertos mientras el seguía besándome y me hizo levantar los brazos, despojándome de mi camisa.
 
-         Ruki, para. – Dije de manera seria y él me miro.
-         Deja de crear historias e inventarte las cosas o imaginarlas como tú quieres.
-         ¿De qué vas, tío? – Me atreví a hablarle así.
-         No, ¿de qué vas tú? – Me cortó la frase con otra cortante. - ¿Para qué tantas cosas cómo películas o cenas? No vienes a mi casa para eso, tú eres el que empezó con esto, si quieres pararlo dilo ahora.
 
Lo miré atónito, ¿qué responder? Tenía razón... Yo no venía aquí para una cita si no para darle placer, era para todo por lo que yo estaba en su fría vida.
Cerré los ojos un segundo y al abrirlos me acerqué hacia ese hombre y lo puse contra la pared, besándolo con la misma frenesí que lo había hecho al principio el otro.
Acaricié sus caderas, presionándolo un poco más contra la pared. Noté como sus dedos se enredaban en mi cabello y mi boca se deslizó hasta su cuello y mi lengua tomaba todo su perfuma en un loco juego.
Fui caminando con él, sin dejar de hacerle cosas para empezar a subir las escaleras de camino a su cuarto. Empecé desabrochando su camisa y con cada botón que soltaba besaba ligeramente su pecho y torso, él arañaba un poco mis brazos y me tomó del mentón una vez terminé de desabrochar su camisa para exigirme otro beso mientras su camisa se deslizaba por su cuerpo, por su tersa piel.
 
Nos quedamos parados en mitad de la escalera y lo miré a los ojos en los cuales me perdí, en esa mirada que me daba el aire que necesito para respirar. Sus mejillas estaban sonrojadas y respiraban un poco más fuerte y rápido de lo normal, proseguí mi trabajo y agarré al pequeño de sus brazos, poniéndolo de espaldas a mí contra la pared y me pegué todo lo que pude a él y mis manos comenzaron de acariciar su torso a bajar hasta su pantalón y agarrar el botón para soltarlo y por consecuencia su debida cremallera.
Lo noté muy erecto y su rostro me expresaba deseo de más, volví a girarlo y mientras bajaba su pantalón, quedaba de rodillas frente a él. Observé con detenimiento su miembro cubierto por su ropa interior algo que pude comprobar que avergonzó al pequeño y sonreí de manera pícara y pasé mi lengua de abajo a arriba una única vez a lo que cuando lo hice él dejó escapar un pequeño gemido, subí una vez más y atrapé sus labios mientras lo guiaba hasta su cuarto y lo recosté sobre su cama y una vez allí, posicionado sobre él, me limité a mirarlo...
 
-         ¿Estás bien? – Me preguntó en modo de susurro.
-         Sí. – Le contenté con una leve sonrisa.
 
Tomó mi pantalón y lo desabrochó, quitándolo de manera rápida y tomó mi cuello, mordiéndolo y besándolo. Acaricié su pecho con mis manos y dirige una de ellas a uno de sus pezones y la otra a su entrepierna, apretando el primero y acariciando el segundo con fuerza.
Al estar en mi cuello, lo escuché jadear cerca de mí oído, algo que me excitó más aún. Agarré su ropa interior por los lados y la quité por completo dejándome a la vista su erección la que me era fácilmente accesible siempre que él quería.
Pensé que quería imitarme para no ser menos, pues repitió mis movimientos aunque con un poco más de timidez a lo que yo sonreí y me dejé hacer.
Hizo que me posicionara de rodillas, yo le seguí y le dejé hacer cualquier movimiento, se sentó frente a mí y pasó su lengua por la punta de mi miembro para luego introducirlo en su cavidad bucal y ahí darle juego con su lengua. Hice mi cabeza hacia atrás, sentía mucho placer y me gustaba sentirlo aunque fuera durante un rato como mío. No me demoré más y tomé su erecto miembro con mis manos y comencé a moverlo con rapidez y destreza.
Poco a poco comenzamos a hacer movimientos más descontrolados y duros y nos comenzamos a perder, a perder la poca cordura que nos quedaba. Lo hice ponerme de rodillas enfrente de mí y noté como nuestros miembros se rozaban entre sí. Lo recosté en la cama besándolo y masturbándolo mientras él me respondía con lo mismo. Pasé uno de mis dedos por su entrada y la acaricié sin introducirlo aún, observe como el otro se estremecía y miraba lo que le estaba haciendo y miré que sus mejillas se tornaban más carmesí mientras las gotas de sudor recorrían su cuerpo.
 
Introduje poco a poco ese dedo en la entrada del castaño vocalista y el cerró sus ojos nuevamente y dejó escapar un gemido un poco más fuerte. Comencé a moverlo, para dilatarlo antes de tomarlo por completo y así por consecuencia introduje un segundo dedo y también lo moví dentro de él.
Cuando comprobé que había dilatado lo suficiente saqué ambos dedos y coloqué mi miembro en la entrada del menor, levantando y abriendo sus piernas para un mejor acceso. Él se dejó hacer todo sin decir nada y se dejó controlar por mí, pero me impresionó que tomara mi mano y entrelazó sus dedos con los míos, me quedé paralizado mirando nuestras manos entrelazadas, esto no había pasado antes. Me dieron ganas de llorar debido a la felicidad que sentí pero lo sustituí dirigiéndole una sonrisa, aunque espero que estas ilusiones que me está dando, no sean falsas.
Comencé a introducir mi miembro en él, con delicadeza, tratando de no dañarlo. Él apretó más mi mano y arqueó su espalda mientras soltaba entrecortados jadeos, unas vez dentro me quedé quiero acariciando su mejillas para relajarlo y apoyé mi frente en la suya. Al cabo de un corto periodo de tiempo salí y volví a entrar en él de manera lenta y marcada, era cálido y me gustaba permanecer en su interior, me sentía uno con él.
Empecé a moverme un poco más rápido y fuerte a medida que lo notaba a él más tranquilo hasta hacer el ritmo lo suficientemente rápido y duro con toda la destreza que podía. Me apoyé en su pecho continuando con aquella frenética penetración y él tomó mi cabello con sus dos manos, enredándolo en ellas.
 
-         Ne... – Le dije entre susurros y mi frase entrecortada por jadeos. – Se que no soy el... el único... pero... ¿soy especial?
-         Dime... Ah ~ - Un gemido cortó su frase. - ¿Por qué... te empeñas siempre... en sacar conclusiones... erróneas...?
 
“¿Conclusiones erróneas? ¿Malinterpreté lo que vi antes? ¿O se refiere a que pienso que soy especial? “
 
-         Eres especial... – Dijo lo más claro que podía bajo mi gran asombro.
 
No le dije lo que moría por decirle, ni lo que moría por preguntarle porque sabía que no era el momento oportuno y me limité a callar y comencé a masturbarlo mientras lo penetraba.
Me notaba como que no podía más, iba a llegar de un momento a otro y me dispuse a salir pero el vocal me detuvo con sus piernas.
 
-         Taka... Voy a ...
-         Lo sé. – Cortó mi frase. – Hazlo... dentro...
 
Su respiración era rápida, pero mi corazón con esa frase superaba los límites humanos.
 
-         ¿Estás seguro? – Volví a advertirle.
-         Ya cállate y hazlo. – Ordenó un poco enfadado.
 
Accedí y continué sin pensarlo más con aquel juego de caderas y manos hasta que mi cuerpo me puso en el límite y regué mi jugo en el interior del otro pero a la vez notaba un líquido cálido bañando mi torso y mi gemido ronco mezclado con otra voz que gemía fuerte.
 
Me quedé un instante en su pecho mientras daba las últimas embestidas y finalmente salí de él y me dejé caer a su lado.
 
Una vez estuvimos mas tranquilos y estables, el me prestó su albornoz y se cubrió con la sábana blanca de su cama, me senté a su lado mientras el encendía un cigarro.
 
-         Te amo. – Dije sin pensar.
 
Por fin me atreví, después de todo este tiempo, a expresarle mis sentimientos a pesar de los nervios tan grandes que tenía, pero el castaño no mostró ninguna sorpresa ni expresión.
 
-         No confundas las cosas. – Dio una calada y me miró. – Con ser especial se refiere a que eres el único al que te permito tocar mi cuerpo pero no significa que no te pueda sustituir por otro.
 
Otra vez esta muestra tan fría de él... Cada una de sus frases era como estacas en mi pecho y me destrozaban...
 
-         Entonces... ¿Qué soy para ti? – Le dije enfadado al borde de las lágrimas.
-         El bajista de The GazettE y mi compañero sexual. – Dijo muy fríamente.
-         ¿Soy sólo sexo? – Dije mirándolo.
-         Sí.- Dijo cortante.
En ese momento me levanté y me vestí y sin decirle nada más salí de su casa y fui directo a mi departamento.
¿Cómo podía ser alguien tan cruel? ¿Es tan mala persona?
No entiendo exactamente que le hice para que me tratara de esta manera, lo he dado todo por el, maldita sea... Siempre lo he dado todo, hasta lo que no tengo... ¿Qué más tengo que hacer? ¿Qué más tengo que darte?
 
Me dejé caer por la pared y cogí de aquel cajón aquella cosa que me había prohibido hacer mucho tiempo el mismo vocalista que ahora me lo hacia retomar, no es la mejor opción, pero es la única que me queda...
Cada gota no era ni la primera parte del dolor que sentía pues esto era lo último que podía hacer para aguantar un poco más a su lado... Ofrenciendole todos los caprichos que él quería, romper todos mis sueños para cumplir los suyos, dejar mi vida para continuar la suya... Todo...
 
Y finalmente... Me dejé dormir...

 

Notas finales:

Gracias por leer >__<


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