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Nadie como tú por Mimiku_taku

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Notas del fanfic:

Miku x Takuya!

Notas del capitulo:

Hola!

 

Aquí para dejarles un fic que nació de la nada, prácticamente.

 

El fic ya está concluido con seis capítulos. Es una historia simple y que avanza sumamente rápido, para que no les sorprenda los tremendos cambios que van a ver. La razón por la que la hice así fue que en estos días, dos nuevos fics se me ocurrieron, éste, planeo que sea corto y el otro más detallado, pero lo subiré cuando haya finalizado este o un poco antes.

 

Sin más, le dejo la primera entrega de un nuevo MikuxTakuya!… Y si no se dieron cuenta, aviso que también subí conti de “Un recorrido a Japón, contigo” ^ω^

 

Espero que les guste!

 

 

Capítulo 1 – Tu historia comenzó conmigo.

 

 

 

Era una tarde de Mayo, fecha más o menos por la cual buscábamos el remplazo de nuestro guitarrista que lamentablemente se había dado de baja. Me encontraba sumamente molesto y un tanto dolido, su decisión me había parecido más que egoísta… Pero era algo que no podía evitar.

 

Después de todo juramos mantener vivo éste proyecto que una vez nos unió -al menos hasta llegar a nuestra meta-

 

 

 

Me había negado rotundamente a asistir a las pruebas de algún nuevo guitarrista ‘Envíenme una grabación o algo cuando hayan decidido’ les dije un tanto harto y salí del lugar, pero por supuesto que sí, sería el que diera la última palabra.

 

 

 

Terminé de entrar a la cafetería de la compañía a tomar el almuerzo que en casa no pude hacer. Me sorprendí de que estaba casi desierta, salvo por un chico castaño a quien apenas dije “Hola” cuando entré sin prestarle mayor atención; aunque no di a mayor descripción del chico, no me parecía haberlo visto antes, lucía como todo un crío “¿Viaje escolar?” por ese momento no parecía tener interés alguno en la moda, llevaba consigo una gorra azul marino junto con algo de ropa holgada. Pero aún así parecía tener potencial.

 

 

 

Llegué con la encargada y la saludé como siempre, al cabo de un rato con mi comida en mano, miré todas las mesas, sin embargo la que el chico desconocido ocupaba era la más cercana. “Eres un chico con suerte, mira que me siente contigo” pensé con una sonrisa de lado acompañada de un poco de superioridad y fui a ocupar un lugar, él me sonrió cuando me vio sentarme. Al cabo de unos minutos de estar observando insistentemente, se presentó.

 

 

 

- Soy Takuya. – dijo un tanto tímido. Quité la mirada de mi almuerzo y lo observé fijamente por unos segundos. Sin embargo ésa molesta gorra no me dejaba ver más que simples sombras.

 

- Akiharu… - me encogí de hombros. – O Miku. – le contesté entre dientes con una sonrisa forzada, y volví a lo que estaba.

 

- Si… Sé quién eres. – conservó la sonrisa y después noté que algo preocupado miraba a su reloj. - ¡Ah! Se me hace tarde… Debo irme.

 

- Claro.

 

 

 

No levanté mi mirada, pero aún así noté que hizo una reverencia. La levanté al cien cuando ya había salido.

 

 

 

- ¿Quién rayos es ése, Akiko-san? – le pregunté a la encargada con enorme cara de intriga, además ella miraba la escena interesada.

 

- Creo que trabajará pronto en la compañía si todo sale bien. – sonrió pícara.

 

- ¿Ah?

 

- O eso escuché que hablaba por teléfono.

 

- ¿De verdad? – afirmó. – Ni idea.

 

 

 

Sin tomarle mayor importancia, terminé mi almuerzo.

 

 

 

°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

 

 

 

Por esa misma tarde había ido y venido a la compañía, de mi casa. Me encontraba ahora limpio y con un atuendo completamente diferente y glamuroso.

 

 

 

Entretenido un poco ése momento me la había pasado ensayando un poco la voz, mientras los demás integrantes llevaban a cabo  otro día de selecciones para guitarrista. Al cabo de un rato Kanon llegaba un poco agitado para interrumpir mi ensayo.

 

 

 

- Acompáñame ¿Si? – me dijo al marco de la puerta.

 

 

 

Me paré con un poco de pereza y lo seguí a medida que hablábamos entre otras cosas, del casting.

 

 

 

- Esperaba que me mandarás una cinta. – le recordé.

 

- Es mejor que veas a este chico… Te impresionará. – esbozó una gran sonrisa, y justo después paró en seco y se quedó pensativo. – Eh… ¿Qué sala de ensayo era? – partí de risa a penas acabo de hablar.

 

- ¿Cómo es que no lo recuerdas, Kanon?

 

- ¡Cállate! Y déjame pensar. – contestó entre divertido y serio.

 

 

 

Yo mientras intentaba contener la risa que me causaba, acomodé un poco mi cabello, lo que hizo que girara un poco la mirada hacía una de las salas. La sala estaba un tanto entre abierta, pero aún así podías dar vista a un chico muy atractivo sentado de perfil y con una guitarra eléctrica en manos. A penas había dado con él, sentí un calor intenso que me recorría en todo el cuerpo, desde mi parte baja y se concentraba en mi cara.

 

 

 

- ¡Pero qué hombre! – le susurré en voz baja a Kanon a medida que hacía que mirara hacía mi nuevo objetivo. Todos ellos estaban al tanto de que no sólo un par de pechos llamaban mi atención.

 

 

 

Kanon lo miró, después al número en la puerta y sonrió de lado.

 

 

 

- Qué conveniente, Akiharu. Es él. - Agregó riendo un poco. – Takuya.

 

 

 

Me quedé un rato pensando el nombre “¿Takuya?” Y cuando me di cuenta Kanon ya había entrado. Fui detrás de él, el chico lo notó y se paró con una expresión que hizo que se me erizaran los vellos de la piel. Fue cuando lo pude ver absolutamente bien.

 

 

 

Era un rostro de rasgos acentuados, pero a la vez, delicados que para nada rayaba en lo grotesco, en un momento yo sólo lo miré asombrado. Luego la boca se le curvó en una sonrisa y la cara se transformó en algo más que hermoso. El corazón me había comenzado a bombear con mucha intensidad, lo sentía desbocar.

 

 

 

- ¿Tú? – le pregunté sorprendido sólo para asegurarme que no había equivocación.

 

- No soy – sonrió. – Te dije que mi nombre era Takuya.

 

 

 

Lucía tremendamente diferente a como lo había visto en la mañana. Era otro diría yo, la ropa que llevaba consigo lo hacía completamente irresistible, el que no trajera gorra me hacía ver su muy delicado y cuidado cabello castaño, y sobre todo que a penas se moviera, podías sentir el embriagante aroma de su perfume.

 

 

 

Justo me pareció como si miles de juegos pirotécnicos estallaran a mí alrededor, era tanta la belleza que se mostraba ante mis ojos que de un momento a otro me puse muy nervioso. ¿Cómo era que no lo había notado antes?

 

 

 

- ¿Se conocen? – Kanon me dislocó de mis pensamientos.

 

- No. – contestamos al mismo tiempo.

 

- Bueno… coincidimos en la mañana… Pero nunca me mencionó nada.

 

- Nada es seguro aún. – se justificó.

 

- Ya veo. – siguió Kanon. – Si es sólo eso. Entonces sólo queda escucharlo.

 

 

 

Sonrió y le indicó a Takuya que comenzara a tocar una vez que llegó nuestro ya conocido Yuuki -que oficialmente entraba a la agrupación- y Teruki al encuentro.

 

 

 

Cuando tocó los primeros acordes mis ojos se abrieron de sobre manera y mis compañeros me veían con cara de “Te lo dije” No había nada más que decir: Era perfecto. Tocaba increíble, era sumamente atractivo y obviamente ¡Lo quería en la banda! Y ¿por qué no?… también me comenzaba a encaprichar con él.

 

 

 

- Es oficial. – hablé con gran entusiasmo.

 

- ¿De verdad?

 

- Si. – afirmé con gran sonrisa.

 

- Sería el peor error negarte. – agregó Teruki. – Ves por qué debías verlo en persona. – finalizó con esa sonrisa tan propia.

 

 

 

Y sí que tenía razón…

 

 

 

°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

 

 

 

No bastó mucho tiempo para tomarnos confianza. Estaba más que alegre de habernos conocido, y desde el primer día que trabajamos juntos me dije que lo conquistaría sí o sí.

 

 

 

Todo el día pegado a él como una ventosa, que a veces creía que se hartaría de mí, pero no era así, él disfrutaba mucho de mi compañía. Siempre era yo el que lo acaparaba para todo, siempre era a él a quien quería impresionar con mi voz. Sólo era atento con él, sólo tenía ojos para él. No me gustaba cuando alguien tenía una buena experiencia compartida con Takuya que contar. Yo quería estar siempre presente cuando algo importante le ocurriera, quería estar en su mundo y ser importante. Actuaba como un chiquillo que no quería compartir a su madre ni con su mismo esposo. Pero aún así no me sentía bien siendo sólo su amigo… Y la verdad era que ya no aguantaría más tiempo de esa manera.

 

 

 

Había días en los que llegaba por detrás y simplemente lo abrazaba sin razón alguna. Él un tanto confundido sólo sonreía tímidamente a mi acción, pero de igual manera posaba sus tibias manos sobre las mías.

 

 

 

- ¿Está todo bien, Miku-san? – me preguntaba con dulce voz.

 

- Si. – contestaba aún conservando la posición y escondía la cara entre su hombro y cuello. – Es sólo que necesitaba un abrazo. – contestaba casi al borde del llanto, y comenzaba a sentir el escozor en mis ojos.

 

- Podrías haberle dicho a alguien más. – me contestaba con gracia.

 

- Quería uno tuyo. – hablaba sin más. Él como respuesta se volteaba y ya frente mío me miraba y después me abrazaba con fuerza.

 

- Si algo está mal, puedes contarme.

 

 

 

Siempre quería contarle lo mucho que me gustaba, pero simplemente no me atrevía, mientras tanto momentos como ese me hacía ver que se preocupaba por mí y me ponían todavía con algo de esperanza.

 

 

 

No paraba de imaginar siempre cómo serían mis días con Takuya a mi lado. Los lugares a los que iríamos, las cosas que compraría siempre pensando en él, lo mucho que siempre le demostraría de mi amor… hasta la manera en que disfrutaría con él desnudo a mi lado, cada que lo tenía a tan sólo centímetros de mí no podía evitar que miles de imágenes llegaran a mi mente y rápidamente tenía que salir al primer cubículo de baño que encontrara, necesitaba descargar todas las ganas que tenía.

 

 

 

°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

 

 

 

Un día casualmente había amanecido soleado en pleno invierno, y me encontraba de muy buen humor y sumamente enérgico. Me duché y arreglé con mucho esmero y fui a alimentar a mi princesa.

 

 

 

- Sé que sí hoy todo el universo está a mi favor, será un día inolvidable. – le hablé a mi perrita mientras la acariciaba con fervor. – Y si todo sale bien… Te aseguro que de ahora en adelante no sólo seremos tú y yo. – le sonreí cómplice como sí en verdad entendiera de qué hablaba. Sin embargo yo también esperaba que lo que había dicho por algo se cumpliera. Trataba de darme ánimos.

 

 

 

°~°~°~°~°~°~°~°~°~°

 

 

 

Había llegado a la disquera a ensayar como monótonamente lo hacíamos. Y cuando tres de los integrantes habían desaparecido de la sala por alguna razón u otra, me acerqué mirando a mi irresistible guitarrista de pies a cabeza, totalmente dispuesto.

 

 

 

- Taku… Te propongo algo. – le hablé directo al oído y me acerqué tanto a él, que no pudo evitar sorprenderse y tensarse un poco.

 

- Ah… Miku-san… - se volteó a verme.

 

- ¿Quieres ir al puerto? – le propuse finalmente.

 

- Pero si aun no termina el ensayo. – me contestó y justo después buscó el reloj en la pared.

 

- Ése es el chiste.

 

- Pero…

 

- Vamos, Taku. – le hice un puchero que sabía que un poco al menos lo convencería. – Yo me encargo después. Pero es que necesito salir. – miré mi alrededor con cara de angustia, mientras rogaba que me salieran acciones justo un tanto actuadas.

 

- Bueno… - y aunque dudó un poco terminó cediendo. Yo sabía que era una persona tan buena que no podría negarse y había dado en el blanco.

 

 

 

Ese día no había traído su auto, ya que por aquél entonces, compartía con Teruki –lo cual no me alegraba del todo- Recuerdo que justo antes de proponerle venirse conmigo, Teruki ya lo había hecho, así que a veces llegaba con él.

 

 

 

Terminamos saliendo por la puerta trasera que daba directo con el estacionamiento. Me adelanté y abrí la puerta de copiloto para Takuya, él se había limitado a decir sólo “Gracias” acompañado de una sonrisa. Cerré y me subí al contrario. Charlábamos un poco a medida que conduje hacía el puerto. Pero el momento había sido interrumpido por el repicar de mi teléfono celular.

 

 

 

- Teruki. – chasqué la lengua con mi paladar.

 

- ¿Estás seguro de que esto está bien?

 

- No, no lo está. – contesté riendo y él me imitó. No me basto nada para apagar sin remordimiento alguno el aparato.

 

- Estará muy molesto cuando regresemos.

 

- Esperemos que lo valga. Ya verás. – le guiñé pícaro.

 

 

 

Cuando estacioné cerca del puerto, bajamos.

 

 

 

- ¡Qué lindo! – no tardó en exclamar emocionado al observar la hermosa vista, a medida que algo del frío viento llegaba a él y se acurrucaba escondiendo las manos en la chaqueta.

 

- Más lindo eres tú. – Lo sentí… No pude resistirlo. Se extrañó un poco. Verlo haciendo esos gestos me provocaba la más grande de las ternuras.

 

- ¿Perdón?

 

- No te hagas, Takuya… ¿Vamos? – reí y me adelanté.

 

 

 

Cuando tuve el mar frente a mí no pude evitar sentirme emocionado hasta la médula, era en ese día y en ese momento que había decidido para decirle cuánto era que me gustaba y cuánto era lo que me tenía como un loco con alucinaciones. Metí las manos a los bolsillos de mi chaqueta y justo noté que caminaba tras mío hasta que llegó.

 

 

 

Me senté en la arena y él me imitó.

 

 

 

- Taku…

 

 

 

Lo miré, pero algo me hizo ponerme un tanto intrigado. Sus mejillas comenzaban a teñírseles de un carmín muy pálido y sus ojos brillaban con un ligero escozor.

 

 

 

- ¿Takuya?

 

- Estaba tan emocionado de haberme topado contigo. – me interrumpió, a medida que comenzaba a abrazar sus piernas. Yo lo miré intrigado.

 

- ¿Toparte conmigo? – Takuya afirmó.

 

- Llevabas una camisa blanca con detalles en plata. – sonrió un tanto melancólico. – Mientras tu delicada cadera con el pantalón negro, totalmente ajustado, caminaba a mi parecer al ritmo de la música que en ése momento había de fondo… - lo miré un tanto atónito. – Mis ojos se abrieron de sobremanera porque en seguida reconocí, ese encanto electrizante imposible de fingir: El porte de una estrella.

 

 

 

Y justo en ese momento como un flashazo lo recordaba, era la ropa que llevaba la milagrosa mañana en que lo conocí en el almuerzo. Pero aún así mi cara y la expresión que llevaba conmigo eran todo un dilema.

 

 

 

- Había pensado con anticipación que quizá cuando te viera… intentaría conquistarte… Desde que te había visto en ese video camino a casa… - pero de nuevo el brillo en sus ojos parecía querer aumentar. Paró un momento y luego siguió. – Pero yo soy menor que tú, no habría el por qué… Incluso… salía con una chica. – sin embargo estaba más que impresionado por lo que decía, que absolutamente nada aunque quisiera, salía de mi boca. – Incluso debes pensar que soy un tonto por estar diciendo esto… Ni siquiera somos iguales… - escondió su cara.

 

 

 

Era demasiada información en sólo unos minutos y yo no captaba nada. Quería hablar pero mi voz no me reaccionaba…

 

 

 

¿Acaso había sido yo unos de sus motivos? Pensar en que esa fuera una posibilidad me hacía sentir como el vivo aire.

 

 

 

- Esos hermosos ojos rasgados y cafés tuyos, hicieron que me volviera adicto a mirarlos a penas la segunda vez de verte. – le confesé, delicadamente.

 

 

 

Las palabras esa vez habían salido mágicamente, pero era justo lo que había pasado por mi mente en esos instantes.

 

 

 

- ¿Miku-san?

 

 

 

Habló con un tono de voz espeso y dulce, tan reconfortante como un postre de chocolate al enfriarse. Era una voz maravillosa, mágica. Sentía un nudo en la garganta junto al picor en mis ojos y no sabía por qué. Tomé su mano entre las mías que al igual temblaban un poco y deposité un beso en ellas.

 

 

 

- ¿Sigues con esa chica? – le pregunté temeroso.

 

- No. – contestó moviendo su cabeza en signo de negación, a medida que observaba la unión de nuestras manos.

 

 

 

Nos quedamos por un momento sólo observándonos el uno al otro. La brisa cálida y al mismo tiempo fría del invierno llegaba a nuestros rostros para dejarnos las mejillas rojas y coloradas a su paso.

 

 

 

Y mientras algo revoloteaba en mi interior, recuerdo que solté su mano para recostarme con una sonrisa tonta en el rostro, y de nuevo volteé a mirarlo. Él seguía sentado, pero se dirigió a mí sosteniéndose con un brazo apoyado en la arena y de igual modo, me sonrió.

 

 

 

- ¿Qué hiciste todo este tiempo fuera de mi vida, Taku? – le pregunté con suma ternura.

 

- Esperando entrar en ella… Supongo. – se encogió de hombros y contestó un tanto divertido.

 

- ¿Estás seguro?

 

- Lo estoy, Miku-san.

 

- Takuya... Sabes que esto no será para nada sencillo.

 

- Nada en la vida es sencillo...

 

- ¿Entonces no te importaría?

 

- Para nada...

 

Algo dentro de mí estaba que rebozaba de alegría... Nada podía arruinar mi mágico momento...

 

- ¿Es todo… tan perfecto? – volví a preguntar, pero esta vez al aire.

 

- Temó que nada es perfecto. – me recordó.

 

 

 

Suspiré con un “Cierto” me incorporé levantándome para sentarme, y de nuevo tomé su tibia mano.

 

 

 

- Al menos hay que hacer… este momento perfecto.

 

 

 

Le sonreí a medida que llevé mi mano a su mejilla y la acaricié un poco. Estaba tan tibia y colorada que parecía tener fiebre. Su rostro debido al frío que se aún se sentía estaba muy pálido sin contar los las mejillas y su nariz, pero aun así yo sentía al igual mi cara arder.

 

 

 

Cerré los ojos y lentamente posé mis labios sobre los suyos sin pedir mayor permiso. Abrí mis ojos sólo para comprobar que Takuya hiciera igual y cuando lo hice me volví a privar de la luz, y comencé a disfrutar del contacto de mi tímido, inocente y tierno movimiento de mis labios comenzando sin ninguna otra intensión.

 

 

 

Mis latidos y los suyos estaban en total armonía, muchos sentimientos se esparcían al interior de nuestros cuerpos y almas. De un momento a otro, mi lengua comenzaba a hacer contacto con la suya para envolverse en un, aún más tímido combate. La sensación de su dulce saliva invadiendo mi boca, provocaba que un electrizante escalofrío recorriera mi espina dorsal.

 

 

 

Y el beso continuó hasta que dejó de ser inocente, y terminamos en la arena besándonos y acariciándonos con fervor…

 

 

 

Sabía que sería el inicio de lo mejor de mi vida…

 

 

Notas finales:

Hasta ahí por hoy!

 

Bueno… les recuerdo… Se pasan por “Un recorrido a Japón, contigo”


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