- ¡Joder! Esto no puede ser tan difícil –se quejo Ezequiel, es que la geometría era comparable con su madre, molesta y por más que lo intentara no la entendería-
- Nos vemos en febrero Olivares –comento la maestra con una mueca que mostraba todo su cansancio ¿Cómo era posible que no pudiera hacer entender a este chico la diferencia de una cosa y otra?
[N/A: En mi escuela, el año escolar se divide en tres bimestres, eso quiere decir 3 notas distintas que al sumarlas den veintiún puntos o más para poder aprobar el año. Hay idiotas que no pudieron aprobar dichas materias es todo un año y deben recuperarla en las dos primeras semanas de diciembre o el las dos primeras semanas de febrero]
Toco la campana que ponía fin al horario escolar, ganándose más de un insulto de aquellos que no pudieron aprobar la materia.
- Che Eze, como te fue? –pregunto una joven de largos cabellos rubios amarrados con una liga lila, de ojos violáceos y de muy buen cuerpo, que vestía un falda blanca con una musculosa azul y unas zapatillas blancas con detalles en celeste-
- Para el orto Carolina, no escucharte lo que esa vieja dijo “Nos vemos en febrero Olivares” -imito a su maestra, con una voz chillona, causando una sonora carcajada por parte de Carolina.
- Y me parece que ni por más que te rompas estudiando podrás aprobar Olivares –escucharon el par de chicos detrás de ellos, mientras un escalofrió corría por la espalda de Ezequiel, erizándole los vellos del cuerpo.
La profesora paso por al lado de ellos, haciendo resonar sus tacones por todo el pasillo, hasta que no se pudo escuchar más. Pero el silencio fue llenado por las risas de Carolina y las maldiciones de Ezequiel, quien ya estaba condenado. Seguro tendría que dejarla previa
[N/A: Dejar una materia previa significa presentarse el próximo año es una mesa de recuperación. No solo es una mala idea pues te llevas todo el año, sino que también es imposible sacarla luego y si no la sacas, al graduarte te entregaran un diploma en blanco, que no te servirá para nada, es como si nunca hubiera cursado la secundaria]
Luego de haberse despedido de su amiga, Ezequiel volvió a casa cansado y con calor, su madre seguro no estaría en casa, debería de estar en la playa con su hermano menor aprovechando que la marea estaba alta*. Agradeció mucho tener la casa para el solo, no quería tener que soportar los reproches de su madre diciéndole lo tonto que había sido al no poner un poco de entusiasmo en la escuela y así poder aprobar el año, gozando del verano
Al llegar al frente de la puerta, empezó a buscar las llaves es su mochila, mientras lo hacia escucho como una puerta se habría, giro la cabeza hacia su derecha y vio a Lucas, su vecino, vestía una musculosa blanca, con el dibujo de dos alas en su espalda junto con unos pantalones cortos negros, usando un par de hojotas grises. Venia escuchando música. Le causo gracia esos peculiares audífonos grandes y redondos que solía usar le quedaban bien, muy bien. Sus ojos grises resaltaban con su cabello castaño y “la enemiga” se encontraba fielmente colgada de su brazo derecho.
- Estupido pedazo de madera –pensó Eze. La enemiga era la tabla de skate que Lucas cargaba para todos lados, las pocas chicas que habían salido con el, aseguraban que solo se separaban cuando Lucas se bañaba, ¡Hasta en el sexo esa skate estaba presente! – no quiero a esa cosa presente mientras este haciéndole el amor a Lucas
Dejo de divagar es sus pensamientos cuando Lucas le miro, sonrió y levanto su mano izquierda en señal de saludo.
Una sonrisa perfecta