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Juventud por Pandora_Von Christ

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, todos son obra de la grandiosa autora Yamane Ayano; acá solo trato de divertirme y ¿entretenerlas? a ustedes un rato.

 

Notas del capitulo:

Bueno espero que les guste, es una tonteria, lo sé, pero lo comparto para que tengan una pequeña idea de como sería (desde mi punto de vista) la relación entre Yan y Fei cuando eran niños.

Me pareció pertinente hacerlo ya que bueno en el otro fic hice algunas referencias en cuanto a lo feliz que era Yan en esta época con su hermano.

Otra cosa, en la histoia Yan tendrá 12 años, Asami 14 y el hermoso Fei 6 añitos (Imaginense la ternurita!)

Disfruten y  espero no recibir demasiados tomates xD

Warnings: Un tris de shota (No me gusta pero bueno no paso a mayores xD)

Un hombre en un oscuro traje negro irrumpió en la lujosa habitación, después de que su maestro autorizara su paso. Sin perder tiempo, comunicó el mensaje que traía.

—El avión ha aterrizado Liu Laoban. Estarán aquí en una hora —informó el hombre.
—Está bien. Llama a Yan Tsui. Ya puedes retirarte —ordenó el lider de Baishe impasible.

—Sí Laoban, con permiso —El hombre rápidamente se retiró

Mientras esperaba a su hijo, Liu Tao Ren observaba a través del enorme ventanal el extraordinario jardín principal de la residencia Liu. —Una hora —dijo, exteriorizando sin darse cuenta sus pensamientos en voz alta—. Sólo una hora, después ya veremos…

Minutos más tarde alguien llamó a la puerta.

—Adelante —autorizó Liu el paso al pequeño.

Un niño, alto para su edad, brillante e inteligente en apariencia, se asomó a través de la abierta puerta. —¿Me llamaste, Padre?.

—Así es, ven Yan.

Yan, casi en una firme posición se acercó a su padre. —Padre ¿He hecho algo reprochable? —preguntó un tanto inseguro.

Al escuchar sus palabras, sorprendido, Liu alzó sus cejas—. No —sonrió—. No has hecho nada reprochable. Con tan solo doce años de edad ya suenas como todo un hombre de negocios —volvió a sonreír a su hijo, pasando una de sus manos dulcemente por su cabello.

—Escúchame Yan. Dentro de poco alguien vendrá  y debo hablar con él de cosas importantes. Me han avisado que esa persona viaja con su hijo. Él es mayor que tu, pero quiero que le hagas compañía mientras atiendo a su padre.

—Esas personas son los japoneses —dijo Yan con el ceño fruncido.

—Así es —contestó tranquilamente su padre.

—¿Y QUÉ se supone deba hacer con él? —contestó malhumorado el joven.

—Lo que un anfitrión debe hacer: entretener a sus invitados. Puedes llevarlo a dar un paseo por el jardín. Incluso te doy permiso para que lleves a Fei contigo —dijo Liu.

—¡NO! ¡¡No permitiré que ese hombre se acerque a Fei!! ¡De ningún modo lo permitiré! —exclamo airadamente Yan Tsui.

Un poco desconcertado por su respuesta y su comportamiento,  Liu comenzó a reprenderlo. —Yan, quiero que trates a este niño como un invitado de gran importancia. Los Liu siempre tratan a sus invitados con respeto y tenemos que honrar nuestras costumbres y reputación —Miró a su hijo de una forma severa y luego continuó con dureza— No toleraré ninguna falta a las reglas de hospitalidad. ¿Me entiendes?.

—Sí, Padre —dijo el joven en voz baja.

—Muy bien —guardó silencio por unos segundos—. Fei ya regreso de la escuela ¿por qué no vas a verlo mientras esperas a que lleguen? —El hombre trato de disponerlo, ya que sabía que a su hijo le ponia de muy buen humor estar con el pequeño.

—¡Sí! —gritó Yan feliz, antes de desaparecer corriendo con una enorme sonrisa dibujada en sus labios, olvidándose incluso de despedirse de su padre.

—Yan, no corras tan rápido, podrías caerte… —gritó Liu, sonriendo y sacudiendo su cabeza—. Niños... 



* * *




—¿Has visto a mi hermano? —preguntó Yan, casi chocando contra uno de los empleados de la mansión.

—Está en la terraza meridional Maestro Yan —contestó el hombre.

Al escuchar la respuesta del empleado, el niño partió de nuevo, esta vez corriendo más rápido, llegando prontamente a la terraza, casi sin aliento.

Se quedó observándolo en silencio. Su pequeño hermano vestía un suntuoso rojo changshan que contrastaba de manera perfecta con la palidez de su piel, sus ojos color amatista y el carmesí de sus labios. Su hermoso cabello negro caía como una oscura cascada sobre sus hombros, elevándose, jugando con el viento; pareciendo incluso danzar a un ritmo delicado pero hipnótico entre las cortas ráfagas. Estaba alimentando a los pájaros, quienes lo rodeaban y se posaban entre sus pequeñas y delicadas manos. Sonreía mientras se dedicaba a su labor.

Su hermano era hermoso, demasiado hermoso. NUNCA permitiría que ese niño japonés lo corrompiera con su sucia presencia.

Fei Long volteó e inmediatamente reconoció a su hermano. Le dio la bienvenida con una hermosa sonrisa, mostrando algunos agujeros dejados por los dientes de leche recién perdidos.

Yan no pudo evitar sonreír por ello. —No sonrías así —dijo—. Pareces un payaso con esos agujeros.

—No te burles de mí —dijo Fei, quien empezaba a enojarse por su cruel comentario.

Yan al verlo enfadado se le acercó y lo estrecho entre sus brazos. —Lo siento —dijo—. No te enfades. No fue mi intención hacerte sentir mal.

Fei levantó su hermosa cabeza y sonrió una vez más a su hermano, olvidando completamente su burla; a lo que el mayor le devolvió la sonrisa con ternura.

—¿Ya terminaste con las aves? —preguntó Yan Tsui.

El más pequeño asintió con la cabeza.

—¿Quieres ir a la biblioteca? Te leeré un cuento.

—¡SÍ! —gritó Fei Long alegremente, dejando caer las semillas que le quedaban al suelo y arrastrando del brazo a su hermano al interior de la casa—. Ya sé cual quiero que me leas —dijo divertido.

—Esta bien, está bien. Pero cálmate —le contestó Yan con una tierna sonrisa. Amaba a su hermano, momentos como estos eran lo que llenaban de luz su vida y alegraban su corazón. Siempre estaría a su lado, este era el fiel propósito que se había trazado y que estaba dispuesto a cumplir sin importar el precio que tuviera que pagar, sin importar lo que tuviera que hacer.  Sí. Nunca permitirá que un extranjero, que ningún extraño corrompiera o se acercara a su precioso hermano. NUNCA. Haría cualquier cosa sin importar las consecuencias con tal de evitar que algo así sucediera.

De esta manera los dos hermanos se dirigieron hacia la mansión;  el pequeño con gran entusiasmo y con una hermosa sonrisa en sus labios, arrastrando de la mano al  mayor.




* * *



Aún sostenía la pequeña mano de su hermano. Estaban en la biblioteca familiar, la cual estaba repleta de libros; eran tantos que incluso llegaban hasta el techo.

La familia Liu tenía una colección enorme de ejemplares. Muchos de ellos eran libros bastante raros, incluso era imposible calcular su valor y su extensión. Yan en medio de sus juegos infantiles una vez había tratado de contarlos todos, cuando finalmente había aprendido a contar, pero nunca pudo terminar de hacerlo.

—Entonces, ¿cuál es el que quieres que te lea? —preguntó Yan al pequeño.

Fei Long, radiante, empezó a ojear los estantes. Minutos más tarde se detuvo y entonces con su pequeño dedo señaló en el aire, riendo. —Ese.

Yan leyó el título y luego frunció el ceño. —¿Estás seguro? Esta no es una historia para niños.

—¡QUIERO ESE! —dijo Fei Long, cruzando los brazos, dejándole muy claro que nada lo haría cambiar de opinión.

—Se me ocurre una idea —dijo Yan—. ¿Por qué no lo lees tú? Este será un buen ejercicio y yo te corregiré si te equivocas.  Ven, vamos al  jardín de invierno —Yan acarició con su mano los cabellos de Fei—. Y mientras tú lees, yo peinare tu cabello. ¿Qué dices?.

Fei long lo pensó por un momento. Amaba los libros, pero le gustaban más cuando era su hermano quien los leía.

—Entonces Fei… —preguntó Yan, ansioso por escuchar la respuesta de su hermano.

Fei Long se aferró a los hombros  de su hermano y empezó a balancearse. —Hmmm ... Está bien. Pero si es demasiado difícil, tu lo sigues leyendo —dijo alegremente el pelilargo.

—Está bien —Yan sonrió suavemente. Cogió el libro y tomó a Fei entre sus brazos, y luego se dirigió al jardín de invierno.

 

* * *

 


El jardín de invierno era enorme. La suntuosa mampara de cristal permitía entrar una gran cantidad de luz, pero esta luz era ligeramente tenue debido a todos los arboles y flores que crecían en su interior.

A Fei Long le encantaba jugar en este lugar debido a la atmósfera relajante y al hermoso paisaje. Los juegos de Fei nunca eran violentos, nunca gritaba, siempre jugaba tranquilamente, en silencio, casi siempre solo. La única persona que tenía para jugar era su hermano. Pero Yan tenía cada vez menos tiempo para dedicarle, incluso aunque tratara de pasar todo su tiempo libre con él.

En este jardín había una pequeña sala, dispuesta especialmente para que los chicos leyeran y claro para disfrutar la ceremonía del té con su padre.

Yan estaba sentado en uno de los sofás, peinando suavemente el cabello de Fei, mientras su pequeño hermano leía el libro de la mejor forma que podía hacerlo. Estaban juntos, solos en su pequeño mundo, felices; hasta que llegó uno de los guardaespaldas.

—Siento interrumpirlos, Maestro Yan, Maestro Fei —dijo el hombre seriamente. Fei volteó a mirarlo sonriendo.

—Su padre solicita su presencia. Los invitados llegarán en pocos minutos.

Yan frunció el ceño. —Ya voy —contestó un poco irritado.

Dejó el peine, soltó los suaves y negros cabellos de su hermano y se levantó con desgana. Al notar su actitud antes de que se apartara, Fei Long con prisa lo agarró por la manga de su camisa. —Hermano, ¿a dónde vas?.

—Mi padre me necesita —dijo. Toda la alegría había desaparecido de su rostro.

—¿Puedo ir contigo? —preguntó Fei inocentemente.

—¡NO!!! —respondió Yan con un grito.

El tono de voz de Yan sorprendió al pequeño. Su hermano nunca antes le había gritado de esa forma.

—Lo siento Fei —Le acarició su cabeza. El pequeño entonces se relajó—. Escúchame con atención Fei Long. Iras a tu habitación y permanecerás en ella hasta que yo vaya por ti. ¿De acuerdo?.

—¿Por qué? —El niño no entendía la reacción y mucho menos este nuevo deseo de su hermano.

Yan se arrodilló frente a él y lo miró a los ojos. —Porque padre me pidió acompañar a los huéspedes, pero esas personas son peligrosas. No quiero exponerte a ellos. Es por eso que debes permanecer en tu habitación —Después acarició tiernamente la mejilla de Fei—. ¿Entiendes?.

—Sí Hermano. Sin embargo… cuando hayas terminado, ¿Continuaremos leyendo? —preguntó dulcemente el pequeño.

¿Quién podría resistirse a esos ojitos de cachorro?

—¡Hecho! —dijo el mayor.

Yan abrazó a su hermano y después lo besó dulcemente en la frente. Luego se dirigió a ese desagradable encuentro, mientras Fei dando pequeños brinquitos, se dirigía a su habitación.

 

* * *

 

El mayor de los hijos de Liu  estaba de pie junto a su padre cuando el Mercedes negro llegó a la mansión. Minutos más tarde un guardaespaldas se dispuso a abrir la puerta del vehículo y dos personas salieron él.

Liu Tao Ren se reunió entonces con sus invitados. Los dos hombres mayores se saludaron cordialmente.

—Señor Asami, espero que haya tenido un viaje agradable —dijo amablemente el líder de Baishe.

—Desde luego —contestó Ryutaro Asami—. Este es mi hijo, Ryuichi. Lo traje conmigo para mostrarle la clase de vida que tendrá en el futuro.

—Una sabia decisión —dijo Liu Tao Ren, después observó al joven—. Encantado de conocerte, Ryuichi.

El joven hizo una reverencia de acuerdo con los tradicionales saludos japoneses.

Después Liu señaló a Yan. —Este es mi hijo mayor, Liu Yan Tsui. Él se quedará contigo mientras tu padre y yo hablamos de negocios. Acércate Yan.

“Los Liu tratan a sus huéspedes con respeto” Yan seguía repitiendo las palabras de su padre en su mente, esforzándose por no demostrar cuan disgustado estaba al ser obligado a atender a estos extranjeros.

Hizo una reverencia. —Es un placer recibir a invitados tan honorables en nuestra mansión.

Impresionado, Tao Ren levantó una ceja. A pesar de sus advertencias no esperaba que Yan fuera tan cooperativo. Tal vez su problema con los extranjeros se estaba solucionando. A estas alturas Liu no podía imaginar que algo malo pudiera llagar a ocurrir en esta reunión.

Cuando Yan se enderezó, se encontró con dos ojos burlones y una sonrisa que odió instantáneamente, pero entonces la mano de su padre sobre su hombro lo trajo de vuelta a la realidad. —Cuento contigo —le susurró Liu al oído, prensando un poco su mano sobre el hombro de Yan.

—Por favor acompáñeme, señor Asami.

—Por favor, retire el señor —respondió Ryutaro Asami, divertido por la cortesía del dueño de la mansión, de un hombre definitivamente mucho más poderoso que él.

—Deja a los niños y vamos a la sala de estar. Sígueme por favor.

Ryutaro Asami asintió con la cabeza y entró en la casa justo detrás de Liu Tao Ren.

 

* * *

 

Asami, con las manos en sus bolsillos, miraba divertido al mocoso. No era como si él fuera mucho mayor que él, tan sólo le llevaba dos años; pero le gustaba actuar engreído y llamar al muchacho mocoso le parecía algo gracioso.

—Así que... ¿Nos vamos a quedar aquí parados todo el día? —Sonrió maliciosamente.

—No. Ven conmigo —Yan respondió con calma. Sin embargo, Asami vio en sus ojos que su brillo esta vez era diferente de lo que su exteror realmente reflejaba.

Siguió a su guía a través de la mansión. Después de contar las primeras cinco, dejó de contar el número de habitaciones de lujo por las que pasaban. ¿Acaso esta era una manera sutil de demostrarle el poder que la familia Liu tenía?, se preguntó divertido; pero por ahora, estaba ocupado en otro asunto como para deducirlo, tratando de adivinar lo que su intrigante anfitrión escondía detrás de sus amables palabras.

Yan lo llevó hasta una de las terrazas. Por ser una tarde de primavera, el clima era bastante templado y agradable.

En una mesa, la comida les esperaba.

—Si quiere comer algo, aquí encontrará algunas alternativas en lo que a comida china se refiere —dijo el chino cortésmente.

Asami observó cada uno de los platos. Tomó un Dim sum*, crujió un poco cuando lo metió entre sus dientes y entonces lo degustó.

—No está mal. Aunque la comida japonesa es más... —Hizo una pausa, queriendo escoger una palabra que irritara lo suficiente a su anfitrión— ...Refinada.

—¿Refinada? —susurró Yan apretando los puños. ¡Este muchacho japonés no sabía nada de China, de su gloriosa cultura, de su arte y arquitectura!! Conteniendo su ira, con calma señaló—. En china hay más que comida.

—Sí, lo sé —Asami cruzó las piernas y se chupó los dedos—. Pero personalmente, creo que todo en Japón, desde su cultura, su comida, hasta sus mujeres, son más refinadas —Miró con indiferencia a Yan.

Touché.

—Ya veo —A pesar de que su tono y su rostro no reflejaban nada, una ira incontrolable brillaba en sus oscuros ojos—. Ya veo —dijo de nuevo, sentándose justo en frente de Asami—. ¿Y exactamente QUÉ te hace decir eso?.

—Déjame pensar... —dijo Asami rascándose la barbilla—. Puedo empezar con...

Un empleado los interrumpió.

—Lo siento, maestro Yan, pero el profesor Wu Fang está aquí para su lección privada —dijo el hombre.

—Demonios. Olvide cancelarla —El chino se puso de pie y caminó hacia la casa, tras dar algunos pasos se detuvo por un momento y volteó a mirar Asami.

—No te muevas de aquí —Después se fue seguido por el empleado.

—Si que tienes agallas, ¡Mira que atreverte a darme ordenes! —dijo el joven japonés en voz alta, relajándose y soltando una risita.

De este si que es fácil burlarse. Tal vez demasiado. Me pregunto hasta dónde podre llegar antes de que salte hasta mi garganta.

Esta vez Yan no le presto atención y continúo su camino.

Asami al quedarse solo en la terraza empezó a mecerse en su silla, pero entonces un ligero movimiento en el jardín le llamó la atención.

Y así lo vio. Un pequeño, bastante bonito al juzgar por la distancia, con largo cabello negro estaba dando pequeños saltitos dirigiéndose hacia un montón de arbustos.

El japonés no pudo evitar seguir su alegre recorrido con sus dorados ojos. —Mientras le obedezco, vamos a ver que tenemos aquí —dijo levantándose e iniciando una persecución tras el misterioso niño.

 

* * *

 

El pequeño estaba de pie al borde de un estanque arrojando algo en el agua. Su largo cabello negro se movía de una menera casi mágica con las ráfagas del viento. Parecía bastante satisfecho al notar que la bolsa que tenía en sus pequeñas manos estaba vacía.

Asami se acercò en silencio sin quitarle los ojos de encima. La ropa parecía demasiado costosa como para ser la de una simple sirvienta.


No sabía que Liu tuviera una hija. Mi... mi ...dios  es muy  peligroso dejar a una chica tan hermosa vagar sola por ahí. No dejaba de repetírselo el mayor en su mente.

Inmediatamente el niño volteó al sentir su presencia. Se quedó mirándolo con sus grandes y profundos ojos color amatista. No parecía asustado.

Que clase de niña es esta, ¿encara a un extraño y ni siquiera refleja un poco de miedo?

A pesar de que la actitud del pequeño era tranquila y no mostraba ninguna clase de comportamiento hostil, Asami no bajó su guardia ni un solo momento.

—¿Vives en esta casa? —preguntó el japonés.

—Sí —dijo el niño alegremente.

Asami seguía observándolo con atención.

Estas no son ropas de mujer

—¿Tú... tú eres... un niño? —preguntó un tanto inseguro.

El pequeño frunció el ceño por su apreciación. —¡Por supuesto que lo soy!.

El joven japonés sonrió—. Lo lamento. No te enojes es que eres tan bonito que pensé que eras una niña.

—No eres el primero en decir eso —sonrió el pequeño.

—¿Qué? En decir que pareces una niña? —respondió Asami divertido.

El niño le lanzó una mirada desafiante y después le respondió con un tono que eliminaba cualquier ambigüedad. —¡Que soy bonito!.

—¡Está bien! No te enfades.

Aprovechando el momento terminó de acercársele y se sentó a su lado, al borde del estanque. De repente, el comportamiento del niño cambió. Parecía más tenso.

—¿Te pasa algo?.

—No debería estar aquí. Le prometí a mi hermano mayor quedarme en mi habitación hasta que regresara. Pero olvide darle de comer a los peces. Es por eso que estoy aquí. Si me encuentra en este lugar, se molestará conmigo —El pequeño pelinegro realmente parecía un niño que no quería decepcionar a sus mayores.

Hermano mayor….

—Tu… ¿Tu hermano es ... Yan? —No podía creer que ese niño tan hermoso tuviera por hermano a semejante mocoso.

—¡Sí! ¿Lo conoces? —preguntó, sonriente—. Mi hermano es genial. Siempre es bueno conmigo.

Asami avanzó un poco más, sutilmente para no tratar de asustarlo. —Umm ya veo —Después se presentó—. Mi nombre es Ryuichi. Asami Ryuichi —dijo.

—¡Ese nombre es japonés! ¡Eres el japonés! —El pequeño comenzó a emocionarse—. Me gusta Japón. Mis profesores hablan de tu país en la escuela. Me gustaría ir allá algún día —A pesar de que era un extraño, Fei no podía esconder lo extasiado que se sentía, ya que Japón sin duda le cautivaba.

Al notar su reacción, dulcemente Asami le preguntó—. ¿Cuál es tu nombre?.

—Fei Long. Liu Fei Long —respondió orgulloso el pequeño.

Liu Fei Long. Dragón volador. Un nombre bastante fuerte para una personita tan dulce.

Después deslizó su mano por el cabello de Fei. Tsss... Lástima todavía tiene dientes de leche.

Fei Long inclinó la cabeza, intrigado por esta persona. Esto era curioso. Nunca antes había tenido la oportunidad de mezclarse con extranjeros y ahora tenía la suerte de estar en compañía con uno de ellos, un japonés. Japón era fascinante para él.

—Ven aquí —dijo Asami dando golpecitos en su regazo.

Fei se acercó pero después dio un paso atrás, como si supiera que no debía hacerlo. Como si supiera que debía mantenerse alejado de esa persona. Sin embargo, la fascinación y la curiosidad le ganaron y se sentó en el regazo de Asami, quien pasó su brazo alrededor de su cintura.

—Ya veo, así que... mucha gente piensa que eres bonito. Sabes algo, tienen razón. Eres muy hermoso —dijo—. Dime, ¿tu novia en la escuela también te lo dice? —le preguntó con un poco de curiosidad.

—No conozco ninguna niña. Estoy en una escuela de niños —respondió el pequeño.

—¿De verdad? —Sonrió—. Así que entonces… Nunca has besado a nadie.

Fei Long no dudó en negar su afirmación rápidamente con su pequeña cabeza —Si, muchas veces he besado a mi hermano.

—¡¿A tu hermano?! —dijo el japonés con malicia, comenzando a reír—. Y dime pequeño, ¿dónde besas a tu hermano?, ¿aquí? —Puso su dedo en los pequeños, suaves y rojos labios de Fei Long.

—No. Aquí y aquí —Señaló el niño inocentemente, posando su pequeño dedo en su frente y su mejilla.

—Ya veo —Sonrió el japonés, después volteó el rostro de Fei Long hacia el suyo con sus dedos—. Entonces eso significa que nunca has recibido un beso de verdad.

—¿Un beso de verdad? —Fei Long no parecía comprender sus palabras.

—Déjame enseñarte —Antes de que el niño se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, Asami  deslizó su mano por detrás de su cuello y acercó su rostro—. Disfruta de tu primer beso —susurró.

Puso sus labios sobre los de Fei y le besó suavemente, poco a poco. Sorprendido, el niño se puso tenso. Sin embargo, a través del contacto de sus labios, la calidez de Asami parecía extenderse por todo su cuerpo. Finalmente se relajó.

Sintiendo como toda la tensión abandonaba al pequeño, Asami aprovechó el momento para obligar a  romper la barrera de sus dulces y pequeños labios, comenzando a jugar con su lengua.

Fei Long se aferraba a él. El joven japonés estaba poniendo demasiada pasión en ese beso como para dejar un recuerdo inolvidable en el niño. Fei no estaba acostumbrado a esta nueva experiencia, todo era nuevo para él, no sabía cómo respirar y entonces la falta de aire hizo que comenzara a desfallecer en los brazos de Asami quien finalmente rompió el beso, dejando a Fei Long descansar sobre su pecho.


Mientras el niño recuperaba el control sobre sí mismo, sintió una mano acercándose a su pantalón. Al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, Fei inmediatamente trató de quitarse del regazo de Asami.

—¡No! —exclamó con asombro. Luchando, escapó de las garras del japonés y en medio del forcejeo, ya que el otro no tenía intención de soltarle le hizo caer en el estanque.

Con lágrimas en los ojos, Fei Long lo miró con reproche. —¿Por qué has hecho eso? ¡Eso es malo!... Tú… ¡Tú eres malo! ¡Te odio! —Llorando, el pequeño corrió hacia la casa.

Saliendo del estanque, escurriendo su traje, Asami empezó a maldecir. —Demonios. Supongo que fui demasiado lejos.

 

* * *

 

Cuando regresó, Yan Tsui encontró la terraza vacía.

Maldito Japonés. Ahora donde demonios se ha metido.

Por un segundo, creyó ver a Fei Long corriendo hacia la casa. Pero estaba seguro de que esto no podía ser posible. Estaba seguro de que Fei estaba a salvo en su habitación. Dejo de pensar en su hermano por un momento, concentrándose por ahora en lo único que importaba: encontrar a ese hombre. Mientras más rápido se deshiciera de él, más rápido se reuniría con su hermano.

Pensó en el único lugar en donde el japonés podría estar: el jardín. Así que allí fue a buscarlo. Efectivamente ahí lo encontró, caminando por uno de los senderos del extenso jardín, completamente mojado.

—¿Qué demonios ha hecho? —preguntó sorprendido, aunque mofándose del aspecto de su invitado.

Al observarlo, Asami una vez más puso su sonrisa burlona. —Me he resbalado.

Yan resopló—. Han terminado. Tu padre te está esperando para marcharse —dijo en un tono alegre, ya que quería cuanto antes que ese hombre saliera de su casa.

Sin darle otra mirada, volvió a la casa, mientras Asami lo seguía de cerca.

Cuando llegaron a la puerta principal y Liu observó el estado de Asami, inmediatamente miró a Yan con reproche.

—Yo no hice nada. Ni siquiera estaba ahí cuando sucedió —se defendió el pequeño rápidamente al notar la forma como le miraba su padre.

—En efecto. Su hijo estaba reunido con su maestro. Lo que pasó es enteramente culpa  mía —dijo el joven japonés.

Al escuchar su intervención, Yan lo fulminó con la mirada. ¡No necesitaba su ayuda para justificarse! ¡Qué humillación!.

Asami volteó hacia su padre, continuó justificándose y aclarando lo sucedido—. Fui torpe y me resbale en el estanque.

Olvidándose del asunto Ryutaro Asami dirigió nuevamente su atención a Liu Tao Ren. —Me alegro de que hayamos llegado a un acuerdo. Estaré en contacto con usted en cuanto este de regreso en Tokio.

Liu  asintió con la cabeza.

—Entonces, adiós —dijo Ryutaro Asami, después se metió en su coche.

Antes de reunirse con su padre, Asami susurró a Yan Tsui unas cortas palabras, palabras que el chino jamás olvidaría—: Es una lástima que me tenga que ir tan pronto. Me hubiera encantado probar más de ese pequeño dragón que escondes en esta jaula de oro.

¿Dragón? Los ojos de Yan se abrieron con furia en seguida al comprender el significado de las palabras del japones. ¡Fei Long!

En ese momento Asami se sintió realmente agradecido de estar en el coche, junto a su padre, dejando atras la Mansión Liu. Era la primera vez que sentía temor por alguien. Después de su último comentario mordaz, la mirada que había recibido era una llena de odio, maldad y celos; sabía que en ese instante Yan tenía unas ganas tremendas de saltarle encima, de matarlo, sin importarle siquiera la presencia de sus padres. Sabía que nada hubiera detenido a ese joven. Sabía que este hombre estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para preservar a su hermano, para mantenerlo a su lado.

 

* * *

 

14 años después.


—Adelante.

La puerta se abrió. Uno de sus hombres de confianza entró.

—Lo hemos identificado señor. Es el intermediario de Toh.

El hombre puso un archivo sobre el escritorio de su maesto. Yan Tsui lo abrió y miró las fotos. Tan pronto como las vio, comenzó a reír. Una risa tan cruel y macabra que hizo que la sangre de su sirviente empezara a enfriarse.

—Así que... está de regreso.

Enseguida el chino tomó el cortapapeles y lo clavó en las fotos. No sabía si Fei Long lo recordaba, pero él aún no podía olvidarlo.

—Este hombre cavó su propia tumba, hace catorce años —dijo en voz alta, más para si mismo que para su acompañante.

Colocó los codos sobre el escritorio, cruzó las manos y apoyó la barbilla sobre ellos, y con un deseo asesino dibujándose en sus ojos dió a su sirviente una nueva orden.

—Envíame a Fei Long.


Hotel Royal Park, Hong Kong

Observaba la ciudad a través del enorme ventanal, empañando de manera intermitente la vista con el humo de su cigarrillo. La belleza del panorama  era el paisaje perfecto para recordar al pequeño chino que hacía casi catorce años había conocido en esa lujosa mansión. El recuerdo aún lo acompañaba; ese breve instante en el cual había observado a ese hermoso pequeño, con su suntuoso largo y negro cabello danzando en el aire mientras alimentaba con sus blancas y finas manos a los peces. Después de tanto tiempo aún evocaba este recuerdo mientras miraba el enorme cielo nocturno de la mística cuidad.

Me pregunto si volveré a ver a ese dragón otra vez.
Pensaba, mientras una sonrisa se dibujaba brevemente en su fino rostro.

Después la sonrisa se borró al recordar al otro hombre. En cuanto a este  no tenía dudas. Lo sabía. Sabía que este otro definitivamente se cruzaría en su camino.


Fin

Notas finales:

*Diu Sum: Comida china liviana que se suele servirse con té. Se come en algún momento entre la mañana y las primeras horas de la tarde. Contiene combinaciones de carnes, vegetales, mariscos y frutas. Se suele servir en pequeñas canastas o platos, dependiendo del tipo de dim sum. (Fuente: Dónde más... la santísima Wikipedia xD)

Gracias por leer y sus reviews siempre son bien recibidos.

¡Auf Wiedersehen ^_^!


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