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Corto Circuito por AddictiveHeroine

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Notas del fanfic:

Mi caliente cabeza necesitaba escribirlo! :D

Notas del capitulo:

Espero que les guste *3* sobre todo a tí Aki ♥

 

Era temporada de lluvias. El clima estaba realmente bochornoso, usar ese traje negro y corbata azul, le estaba matando. Se había tenido que ajustar a las reglas cuando entró a trabajar a la PS Company, una prestigiosa compañía de bienes raíces, teniendo que vestir formal todos los días, por suerte aún podía llevar su bandita en la nariz, le encantaba. Cubría una vieja cicatriz que se había hecho cuando jugaba al basquetbol siendo más joven, además, le daba un “aire de misterio”.

El era un ejecutivo encargado de llevar la cuenta de las casas que se vendían y rentaban, por lo tanto, la mayor parte del tiempo estaba metido en esa jodida oficina, con su escritorio hasta el tope de papelería. Ése día, a petición de su jefe, había tenido que quedarse hasta tarde, para cerrar el conteo de un fraccionamiento que se había vendido ya en su totalidad. Se talló los ojos intentando alejar el sueño que le comenzaba a invadir.

Maldito sea el jefe. Ése pequeño y jodido tipo, que encima era años menor que él. Había heredado la compañía al jubilarse su padre, y además de ser un jodido enojón era un ninfómano. Iba por allí follándose a las secretarias y pasantes, las secretarias y pasantes que ÉL se suponía debía follarse como el semental que era.

¿Cómo era posible que ese pequeñín con el tamañito que se cargaba pudiera ser un conquistador? Joder, ése jodido rubio seguramente las hechizaba o algo así.

De pronto, en medio de una estúpida suma que ya estaba por terminar, hubo un apagón.

-Maldita sea – se quejó colérico. Era lo único que le faltaba por terminar, y el clima lo jodía a sí. Debía ser un castigo divino de Dios por no haber dejado la limosna en la misa del domingo pasado.

Suspiró masajeándose las sienes, la luz aún no volvía y ya eran las 9 de la noche. ¿A qué hora iba a poder regresar a su casa? Bufó molesto, y un ruido en la oficina que tenía al lado derecho lo hizo girar a ver.

Lo vio salir de su oficina acomodándose la corbata y cargando su maletín en la mano derecha. Le dirigió una pequeña mirada.

-Suzuki ¿Sigues aquí? – preguntó sonriendo maliciosamente.

-Sí señor Matsumoto, le recuerdo que fue usted quien me pidió que me quedara hasta que terminara esto – dijo Akira en notable tono molesto.

-¿Señor? Akira, te recuerdo que soy menor que tú, llámame Takanori – le dijo recalcándole la diferencia de edad.

Giró los ojos en señal de molestia. –Lo voy a terminar en mi casa – dijo guardando el montón de papeles en su maletín.

Se levantó de su escritorio, ante la mirada de su jefe, aún de pie frente a la puerta de su oficina.

Se sintió intimidado, tenía que reconocer, que a pesar de lo bajito que era, y los rasgos algo aniñados que tenía, su jefe tenía un aura bastante cargada. Era como, una mirada pesada, algo que hacía tener que mirarlo, su presencia era algo difícil de ignorar.

Terminó de poner todo donde debía, y como por arte de magia la luz regresó.

-Menos mal – resopló Akira, necesitaba irse de allí rápido. El apagón cortó el aire acondicionado también, y ese traje le daba un calor de los mil demonios.

Comenzó su caminata hacia la puerta de salida de aquella oficina, con su jefe siguiéndole detrás. Aceleró un poco el paso, y llegó entonces al elevador.

Presionó el botón rojo grande, para hacer al elevador subir hasta la planta donde ellos se encontraban, la número 5. Pronto, escuchó el ruido del mecanismo funcionando. El elevador comenzó a subir y al llegar al quinto piso abrió sus puertas dejando pasar a ambos.

Akira y Takanori se montaron en el elevador, y el primero presionó el botón marcado como “Planta baja”. Pronto, el elevador comenzó a descender.

Entonces, un trueno particularmente fuerte hizo el edificio entero retumbar, y para su mala suerte, la luz parpadeó, y el edificio entero se quedó en penumbras.

El elevador se detuvo, emitiendo un estridente chirrido y quedando en completa oscuridad. Ambos hombres se miraron en medio de aquella repentina oscuridad, asustados, y en completo silencio.

-¿Estás bien Akira? – escuchó preguntar a su jefe con voz temblorosa.

-Sí – contestó aun con el corazón atorado en la garganta.

Luego de unos minutos, estuvieron más tranquilos, pero su situación en el elevador no mejoraba. Estaba allí atrapados, hasta quien sabe cuándo.

-Jodido calor – se quejó Reita golpeando levemente su cabeza contra la puerta del elevador.

Takanori bufó, lo cierto era que el clima estaba terrible, sobre todo estando encerrados. Intentando sofocar un poco la temperatura, se quitó su saco y también la corbata, dejándolos a un lado en el suelo.

Akira lo miró con una ceja alzada.

-Tal vez deberías intentar lo mismo – le dijo el rubio desabrochando los primero tres botones de su camisa.

Pudo ver su blanco pecho, marcando un acompasado ritmo de respiración. Se perdió algunos momentos en él, y entonces su voz lo sacó de sus pensamientos.

-Ya sé que estoy bueno, pero ¿Tienes que ser tan obvio? – preguntó el más bajito con malicia, y con una sonrisa pintada en sus labios.

-Já – se burló Reita quitándose su saco – Sueña, un niñito como tú ¿Qué puede tener para que yo crea que esta bueno? – dijo quitándose también la corbata.

Takanori rió con ganas. –Sé que estoy bueno – dijo con orgullo – Lo que seguramente pasa es que un viejo como tú ya tiene problemas para diferenciar lo que es bueno y lo que no… Seguro hasta tienes problemas ya para que tu amiguito se despierte – lo dijo en tono divertido e insolente.

 Akira enarcó una ceja. –No sabes lo que estás diciendo, pequeño – remarcó la última palabra, haciendo que su jefe le mirara con desprecio.

-Podré ser pequeño, pero al menos no soy un viejo con problemas para obtener una erección – dijo triunfal. Y entonces se le ocurrió.

Sonrió maliciosamente y terminó de desabrochar su camisa. Se la quitó dejándola en el suelo, y entonces comenzó a frotarse por encima de sus pantalones.

-Ahh… - un susurro delicado salió de sus labios.

El de la bandita en la nariz lo miró sorprendido. ¿Realmente estaba haciendo eso frente a él? -¿Tienes que hacer eso aquí? – preguntó sin poder apartar su mirada de aquel acto.

-¿Celoso? Ahh… ¿Celoso de que a mí si se me para? – dijo sin detener los movimientos de su mano.

-Cállate, no sabes lo que dices – intentó cubrir su entrepierna que comenzaba a despertar.

-Ahh… Mhhmm… - sus caricias eran delicadas, pero se sentían bien, continuó haciendo el ritmo cada vez más rápido.

-Deja de hacer eso – ordenó el Suzuki tapando sus oídos con ambas manos.

-Ahh… Ahhh… - comenzó a elevar el tono de su voz – Mhhmmm… ¿Cel-celoso? – pudo apenar decir Takanori entre gemidos.

Se desesperó. ¿Quién era ese chiquillo para hacer esas cosas? ¿Acaso porque era su jefe dejaba de ser un niño estúpido? No. Y como que él era Akira Suzuki, no se lo iba a permitir.

Se acercó a él con el ceño fruncido y le tomó por la barbilla. – Te dije que te callaras – apretó sus mejillas con una sola mano – Pero veo que eres una zorra, así que tendré que silenciarte yo – con la otra, se desabrochó estratégicamente sus pantalones y los bajó junto con sus bóxers dejando a la vista su marcada erección.

Takanori lo miró sonrojado. Con la respiración agitada, y sintiendo su miembro crecer aún dentro de sus pantalones.

-Métetelo a la boca, puta – le dijo chocando su miembro contra los labios del rubio.

Se sorprendió. Nunca había escuchado al Suzuki hablar así. Era más bien un tipo tranquilo y serio. Muy serio. Se podría decir que reservado, era de sus trabajadores el más eficiente y serio. No pudo evitar cumplir el mandato. Aún atónito, metió aquel miembro que se erguía orgulloso frente a él. Lo chupó lentamente, sintiendo su sabor.

-¿Esto querías verdad, Takanori? ¿Qué te folle la boca por puta? – dijo tomándole los cabellos marcando el ritmo, haciéndolo más rápido.

Sentía al rubio dar arcadas, engullendo su extensión. Sentía chocar la punta contra la garganta del chico, era algo delicioso.

Lo detuvo. Lo examinó algunos segundos, y aún tomándole el cabello lo hizo levantarse. –Te voy a enseñar lo que es una verdadera erección putita, te voy la voy a meter tan adentro y tan duro, que vas a sentir mi verga dentro de ti durante toda la semana para ver si sigues cuestionándome acerca de si puedo o no ¿Me escuchaste? – lo miró a los ojos.

Esos ojos no mentían. Estaba seguro de que así iba a ser.

Lo puso contra la pared y lo besó con fiereza, siendo poco delicado. Metiendo su lengua a la fuerza, explorando aquella cavidad, todavía tenía su sabor en la boca. Mordió sus labios, rasgándolos un poco. Hasta que sintió al rubio corresponderle, entonces comenzó una batalla de lenguas, siendo Akira el exitoso ganador.

Con un rápido movimiento le bajó los pantalones y los quitó. Le tomó ambas piernas, y sin delicadeza alguna lo alzó, penetrándolo de una sola vez.

-¡AH! – Takanori chilló de dolor y se aferró a la espalda del de la bandita, arañándola un poco. La intromisión había sido muy poco delicada y le había dolido de sobre manera.

Espero algunos momentos a que se acostumbrara y entonces, comenzó a embestirlo con fuerza contra la pared del elevador.

-Ah.. Ahh… - gemía Akira preso de la excitación. Había perdido la cabeza.

¡Se estaba follando a su jefe! ¡Al semental! ¡Con el que competía por las secretarias! Joder, pero esas estrechas paredes que le aprisionaban y esos gemidos que le daba al oído lo estaban volviendo loco. Era delicioso, era jodidamente placentero. Con ese pensar, siguió dándole duro al cuerpo de su jefe contra aquella pared.

Se estaba asfixiando de placer. Se sentía tan lleno. Lo cierto era que el Suzuki le era realmente interesante, desde hacía tiempo le observaba, pero no creía que él tuviera “esos gustos”. Nunca se le había ocurrido provocarle, y ahora, se sentía realmente feliz de hacerlo.

Cabalgaba gustoso sobre el miembro de su empleado, aferrándose a sus hombros, enrollando sus piernas en torno a la cintura del otro, echando su cabeza hacia atrás tanto como la pared se lo permitía.

Repentinamente el placer acabo. Se sintió vacio sin el miembro de Akira dentro de él. ¿Había acabado? ¡Pero si ninguno de los dos se había corrido!

Sintió como lo tomaban de los cabellos, y su después la fría pared del elevador en su mejilla izquierda.

Lo tomó de las caderas y lo penetró de nuevo. Sin piedad, comenzó a embestir aquel delgado cuerpo, obligando al Matsumoto a poner sus manos contra la pared como punto de apoyo.

Los movimientos eran erráticos, una de sus manos se deslizó sobre el miembro del rubio y comenzó a masturbarle. Fuerte, sin piedad.

-Ahhhmm… Ahhhmm… Ahhh Akiraaaa – gritaba Takanori presa de la excitación.

-¿Te gusta? Ahhh… ¿Te gu-staa… putita? – preguntaba sin dejar de penetrarlo frenéticamente.

-Si… Akira… Ahhh… N-no te… Ahhh… Ahmmm.. mierda… No te detengas o te despido ¡Joder! – gritaba arqueando su espalda y elevando su trasero, buscando más profundidad.

Le tomó las caderas con ambas manos, impulsándose. La temperatura se elevaba dentro de aquel elevador, el único testigo de aquel delicioso acto. Sentían que se correrían en cualquier momento, las estocadas profundad que Akira le proporcionaban lo hacían rozar el cielo, y bailar en el infierno de lo bien que se sentía.

Se acercó un poco a su cuello y lo mordió. Lo recorrió un poco con la punta de su lengua, dejando un pequeño caminito de saliva hasta su oído, mordiendo su lóbulo.

Gimió alto en su oído, haciendo que el miembro del más bajito de endureciera más, si es que se podía.

Pronto, y con un alto gemido Takanori se corrió manchando la pared del elevador con su semilla caliente.

Por su parte Akira, estaba rozando el clímax también, un par de embestidas más, tan sólo eso. Le tomó el hombro, y con la otra mano la cintura, impulsándose aún más.

Le arañó la espalda, y entonces se corrió dentro de Takanori.

 

Se quedaron en silencio algunos momentos, normalizando su respiración. Salió del pequeño cuerpo de su jefe. ¿Ahora que iba a pasar? ¡Seguramente le iba a despedir por haberle llamado puta, por haberle obligado a mamársela, y por habérselo cogido allí! Tan sólo lo miró alejarse y comenzar a vestirse, así que hizo lo mismo.

Sorpresivamente, la luz volvió al edificio, y el elevador comenzó a bajar de nuevo.

Abrió sus puertas cuando llegaron a la planta baja, ambos se mantenían en silencio y entonces lo escuchó hablar.

-Y bien Akira… ¿Vendrías conmigo a mi departamento? Me gustaría discutir un ascenso… - dijo con un tono pícaro el rubio.

-Me encantaría – respondió el Suzuki alejando todas sus dudas.

Salieron de allí satisfechos, aunque seguramente les quedaban más cosas por “discutir”.

 

Notas finales:

Quiero sus reviews, y tú Aki, ya deja de mirar otros ukes, sólo mirame a mi ;A; esposa infiel ! TEAMO ♥ jiji :B


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