Admiré cada milímetro del cuerpo de aquel ángel que se encontraba a mi lado. Su piel de porcelana lanzaba destellos al reflejar el sol que se colaba por la ventana, sus pálidas manos contrastaban perfectamente con el moreno tono de mi piel, como si hubieran sido creados para estar siempre en contacto. Pero por desgracia eso no era cierto, nos separaríamos en cuanto saliese el sol, hasta la próxima noche.
Bill resopló en sueños y un mechón de su pelo negro se atrevió a resbalarse hasta sus entreabiertos labios, un pecado divino que solo yo tenía derecho a cometer, aunque nunca nadie lo supiese.
Estábamos condenados al secretismo eterno, a escondernos para evitar prejuicios, puesto que en, la sociedad actual, incluso las personas más permisivas ven el incesto como algo completamente inaceptable. Jamás entenderé a la gente que piensa así, después de todo es solo amor.
Amor. Por mi parte si que lo es. Parece que para Bill nuestros encuentros no significan nada más allá del sexo.
- Uhm, ¿Tomi?- Me llamó una vocecita proveniente del nido de sábanas en el que se había convertido mi cama.
- Estoy aquí.- Dije, acariciándole el cabello suavemente.
- He tenido una pesadilla, Tomi.- Me explicó Bill con un puchero.
- Haber, cuéntamela.
- He soñado que me decías que habías encontrado a una persona más linda que yo, y que te ibas con ella.- Bill parecía estar al borde del llanto.- Prométeme que nunca me abandonarás, pase lo que pase.
Me quedé sin respiración. Bill quiere pasar el resto de su vida conmigo, y no precisamente como hermanos.
- Te lo prometo.- Contesté al mismo tiempo que le acunaba en mis brazos, un sitio del que jamás debería alejarse.
Nos queremos por encima de todo y de todos, por encima de morales y convenciones sociales. Nos amamos, y nos seguiremos amando hasta la muerte y más allá, por que por fin me había dado cuenta de un hecho importante en mi vida: Lo nuestro no es solo sexo, es amor ♥.
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(lo subo de nuevo ya que no llega al nº de palabras mínimo)
Admiré cada milímetro del cuerpo de aquel ángel que se encontraba a mi lado. Su piel de porcelana lanzaba destellos al reflejar el sol que se colaba por la ventana, sus pálidas manos contrastaban perfectamente con el moreno tono de mi piel, como si hubieran sido creados para estar siempre en contacto. Pero por desgracia eso no era cierto, nos separaríamos en cuanto saliese el sol, hasta la próxima noche.
Bill resopló en sueños y un mechón de su pelo negro se atrevió a resbalarse hasta sus entreabiertos labios, un pecado divino que solo yo tenía derecho a cometer, aunque nunca nadie lo supiese.
Estábamos condenados al secretismo eterno, a escondernos para evitar prejuicios, puesto que en, la sociedad actual, incluso las personas más permisivas ven el incesto como algo completamente inaceptable. Jamás entenderé a la gente que piensa así, después de todo es solo amor.
Amor. Por mi parte si que lo es. Parece que para Bill nuestros encuentros no significan nada más allá del sexo.
- Uhm, ¿Tomi?- Me llamó una vocecita proveniente del nido de sábanas en el que se había convertido mi cama.
- Estoy aquí.- Dije, acariciándole el cabello suavemente.
- He tenido una pesadilla, Tomi.- Me explicó Bill con un puchero.
- Haber, cuéntamela.
- He soñado que me decías que habías encontrado a una persona más linda que yo, y que te ibas con ella.- Bill parecía estar al borde del llanto.- Prométeme que nunca me abandonarás, pase lo que pase.
Me quedé sin respiración. Bill quiere pasar el resto de su vida conmigo, y no precisamente como hermanos.
- Te lo prometo.- Contesté al mismo tiempo que le acunaba en mis brazos, un sitio del que jamás debería alejarse.
Nos queremos por encima de todo y de todos, por encima de morales y convenciones sociales. Nos amamos, y nos seguiremos amando hasta la muerte y más allá, por que por fin me había dado cuenta de un hecho importante en mi vida: Lo nuestro no es solo sexo, es amor ♥.