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estar a tu lado es muy calido por misaki_BB

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Notas del fanfic:

queridas lectoras v.i.p o solo personas que le guste el k-pop y q le guste el daetop o bueno nose >.

 

Lunes... Realmente era lunes otra vez… No entiendo la razón de por qué mi tranquilidad seguía estable. Sabía que en pocos minutos más escucharía los gritos de horror de TOP-hyung. Realmente lo que sucedió había sido su culpa; él era quien me había ordenado que pusiera a lavar sus estúpidos peluches.

 

—¡KANG DAESUNG! —gritó enojado casi echando humo por  las orejas.

 

—¿Sí, hyung…? —pregunté con una sonrisa inocente.

 

—¿Qué hiciste con este peluche? —seguía gritando, saliendo desde su cuarto y caminando hacia mí.

 

—Nada, hyung. Lo rompió la lavadora —pronuncié con voz temblorosa.

 

—¿Qué? —replicó indignado, mirándome como sin poder creer que yo había dicho eso y dándome la espalda luego.

 

—Top… —lo llamé—. Top… Top… Top… —lo seguía llamando innumerables veces pero no se daba vuelta—. Hyung, no te enojes...

 

—Rompiste uno de mis favoritos —dijo fingiendo sollozar

 

—Lo siento, no fue mi intención… Siempre es uno de tus favoritos… ¿Qué pensarán las fans si te ven llorando? —dije tratando de que parara su llanto fingido.

 

—Eres tan tierno a veces... Pero ahora estás siendo un poco canalla.

 

—No lo soy, es sólo que eso sería lo que diría el líder.

 

—El líder... —murmuró—. No me hables de él.

 

—Bien… Ya, vamos, hyung —dije tomándolo de la mano—. Te compraré otro más grande —le regalé una de mis sonrisas dulces.

—No te creo. La vez pasada pasó lo mismo. Cada vez que desaparece uno...

 

—Ya —interrumpí—. Deja de discutir y vamos.

 

—Ok, vamos —dijo con una sonrisa de triunfador.

 

—Realmente no puedes perder y quedar mal, ¿cierto?

 

—No —rió.

 

—Vamos.

 

         Ah, eran días hermosos. Extraño esos días. Cada vez que pasaba algo a así salíamos de compras. Comprábamos miles de millones de cosas, pero no lo que andábamos buscando. Realmente lo pasaba bien con él... Su sonrisa me hacía sentir en calma; tranquilo.

 

      Quiero que vuelvan esos días, últimamente estaba extraño. Me había dicho repetidamente sobre su aterrador sueño que había tenido por tres días seguidos. Se sentía extraño con ese mal presentimiento... Pero como él es tan alegre no le importaba mucho; seguía riendo igual.

         Deseaba poder ayudarlo, pero siempre aparecía Jiyong. Sus celos de mi relación con Dae lo ponían mal. Siempre le gustaba ser el centro de atención ante todos.

 

          Me asustaba lo que oían mis oídos esa mañana, sobre que Dae había tenido un accidente de auto la noche anterior. Esa noche, Dae había salido corriendo de la YG porque iba atrasado a la grabación de "What’s Up", pero  la suerte no lo acompañó esa vez y se infiltró en ese maldito accidente de tránsito. Todo Seúl sabía lo que había sucedido. Lo acusaban de asesino sin saber los hechos. No sabía cómo reaccionar a tal situación en la que se encontraba Big Bang... Era más importante pensar en Dae que en Big Bang en ese momento, sin embargo.

         Salí de mi departamento lo más rápido que pude. Tenían a Dae en un departamento solo, encerrado, por lo que me había dicho Taeyang. Asustado, me encaminé hasta ese departamento. A las puerta del hotel una gran multitud de periodistas esperaba entrar... Sin que se dieran cuenta, me coloqué el gorro de mi polerón y di la vuelta al hotel, entrando por la puerta de atrás. Subí por las escaleras, aun sabiendo que había elevador. Era la manera más fácil de no toparme con nadie, ya que nadie en sus sano juicio usaría las escaleras habiendo asensores.

 

          Caminé por el largo pasillo hasta la puerta del departamento. Toqué suavemente y hablé.

 

—Dae… —dije sin aire debido al cansancio—. Dae, sé que te ordenaron no abrir la puerta, pero, por favor, ábreme a mí...

         Sentí sus pasos acercarse a la puerta. Podía sentir su inseguridad de si lo correcto era abrir la puerta o no.

—Dae, sólo abre, por favor...

 

—No puedo… Tú lo sabes...

 

—Abre —insistí.

 

—Espero hacer lo correcto, hyung.

 

—Me quedare aquí hasta que me abras la puerta.

 

     Pasaron horas mientras yo estaba sentado al lado de la puerta esperando. No me iría hasta que me abriera la puerta. Y aun cuando lo hiciera, pretendía quedarme a su lado.

 

—Dae —insistí una vez más, y luego pensé en una buena forma de hacer que me abriera—. Bueno, si no quieres abrir, me iré...

         Sentí la puerta abrirse de inmediato. Mi estrategia había funcionado. Lo vi mirarme tristemente. Caminé rápido y lo abracé fuertemente.

 

—Hyung... No me dejes, por favor...

         Era como tener a un niño pequeño entre mis brazos. Llorando, sus lágrimas caían lentamente por sus mejillas, su cuerpo temblaba y su respiración agitada me hacía sentir mal por no poder ayudar en nada.

 

—Dae, mírame —dije alejándolo de mi cuerpo—. No te preocupes, yo estoy aquí. Mientras esté aquí, nada te pasará. Nada.

 

—Hyung... —murmuró, conmovido por mis palabras—, gracias...

         Su llanto lento, su sonrisa. Su linda sonrisa envuelta en un gris llanto... Lo único que podía hacer era abrazarlo e intentar darle protección entre mis brazos.

         Las horas pasaban y todo iba a peor. La policía tocaba la puerta para llevarlo a la comisaría.

 

—No pueden llevárselo —discutía con el oficial—, su estado no es bueno.

 

—Lo sentimos —interrumpió—. Son las órdenes del fiscal. Tiene que venir con nosotros, su jefe que lo espera abajo.

 

—Hyung, no te preocupes. Todo saldrá bien —me sonreía forzadamente mientras que más lágrimas brotaban de sus ojos.

 

         Los días pasaban... Yo estaba siempre a su lado conversando acerca de cosas agradables. Psicólogos llegaban a hablar con él una hora por día. Sentía en mi interior que eso no lo ayudaba mucho.

         Era martes cuando yo acababa de llegar y lo vi observando por la ventana, sentado sobre su cama.

 

—Hyung... —me llamó—, ¿qué piensas sobre el suicidio?

 

—¿Qué dices? —respondí a su pregunta con otra pregunta, sorprendido y algo enfadado... triste—. Es estúpido, sólo los cobardes lo hacen.

 

—Hace un momento, antes de que llegaras, esa idea llenaba mi cabeza.

 

—Dae... —me acerqué a él—. No pienses en tonterías.

 

—¿Qué más me queda a mí? Dime, ¿qué más me queda? Lágrimas ya no tengo...

 

—Por favor, tranquilízate...

 

—Sólo quiero morir —me interrumpió, levantándose de la cama.

         No recuerdo en qué momento ni cómo, pero levanté mi mano y le pegué una cachetada.

 

—Entiende, hay muchas personas que te aman —le regañé.

 

—No, hyung. No hay.

 

—¿Entonces, qué soy yo? ¿Los demás miembros? ¿La familia YG? ¿Tus padres y fans? ¿Nuestras VIP?

 

—No lo sé...

 

       No lo dejé terminar de hablar. Sabía que el momento no era el indicado, pero también sabía que con un beso cálido era la única manera de hacerlo callar y sentirse bien por un rato. Besé sus suaves labios por un momento...

 

—¿Por qué haces esto? —preguntó, no sé si enfadado o sorprendido—. ¿Dónde dejaste a Jaejoong hyung?

 

—¿Qué...? No me hagas reír. Sabes que él está en su casa... O con Yunho, haciéndole compañía si es que no me equivoco.

 

—Pero, hyung... No es momento para besos, ¿sabes? —añadió nervioso.

 

—Pero sí es momento para decir que te amo y que siempre estaré contigo.

 

—H-hyung...

 

—No llores —sonreí y lo abracé, apretándolo fuertemente en mis brazos—. Sé que éste es un momento difícil...

 

—Gracias por estar aquí... —murmuró.

 

         Pasaron los días y nuestro jefe habló con Daesung sobre todo lo malo. Lo aconsejó mucho, como un padre a cargo.

         Los días y meses pasaban muy rápido. Yo seguía visitándolo y llamándolo  muy seguido. Su culpabilidad por el supuesto crimen había sido rechazada y no tenía que cumplir condena ni nada. Él pasaba el tiempo ayudando a una iglesia para aliviar la culpa que sentía; para dejar de pensar cosas malas.

         Los meses realmente pasaban muy rápido y ya era noviembre. Teníamos que viajar a Europa por los EMA 2011 con todo el grupo. Era hora de que Dae, mi querido Dae, saliera.

 

 

Flashback.

 

—Dae, no te preocupes, todo saldrá bien —le tomé la mano.

 

 —Hyung, tengo miedo... ¿Qué pasa si las fans no me aceptan?

 

—No te preocupes, eso no pasará.

 

—Hyung... —insistió.

 

—No te preocupes, por favor. Yo te estaré cuidando desde atrás... Sólo relájate.

         Noté que sus manos temblaban, así que lo besé en la frente.

 

 —H-hyung, no hagas eso... Me pones nervioso...

 

—Pero si tan sólo demuestro mi amor.

 

—¡Hyung! Ahh... Los nervios me matan.

 

—Tonto —sonreí.

 

Fin del flashback.

 

—Es hora de entrar. Sólo relájate —le tomé la mano.

 

—Hyung, aquí no, por favor...

 

—¿Sabes? Ya tenemos el premio. Acaban de llamar a Jiyong.

 

—¿De verdad?

 

—Sí, así que entremos y que tus nervios queden atrás porque una nueva etapa comenzará para ti.

 

 —Hyung... —me miró.

 

—Te amo —susurré en su oído.

 

 —Yo... —se detuvo unos momentos—, yo también —sonrió.

 

 —Siempre lo haré, recuerda eso.

 

 

Notas finales:

espero que le haya gustado :3!


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