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Trick Or Treat Nigth (3 Shot) por Katze-san

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Notas del fanfic:

Mi Primer Fic de Esta Serie (:

Todos sabemos que no soy Akira Amano, ¿No? Así que Ni KHR! o Sus personajes me pertenecen...Lamentablemnete

 

-¡No!-dijo con fuerza mientras asía a él joven de ojos castaños del brazo y lo obligaba a volver.
-Esto es estúpido, ¿lo sabes, cierto?- lo reto Tsuna mientras trataba de zafarse del agarre al que estaba siendo sometido-¡¡es solo una fiesta!!-replicaba haciéndole entender a su pareja, este solo le miro con aquellos ojos monocromáticos para luego halarlo hacia sí.
-¡¡Si digo que no, es no!!- decía mientras tomaba con rudeza los labios del menor, Tsuna no se esperaba la acción, sin embargo por costumbre correspondió al beso. Las manos de Mukuro se deslizaron hasta la cintura del castaño para plegarlo más a su cuerpo, ante la fricción este soltó un gemido que se perdió entre los labios del peli azul.
La mente de Tsuna trataba de entablar una conexión con la realidad y la coherencia, mientras su cuerpo trataba de hacer lo mismo pero con el de Mukuro. Las expertas manos del mayor se deslizaron por debajo de la camisa del joven, delineando figuras imaginarias sobre la siempre sensible y receptiva piel de Tsuna. El castaño vibro ante el apenas leve y ligero contacto de las yemas de los dedos del peli azul, sus manos nuevamente se movieron sin una orden directa de su mente- ya tan acostumbradas a la magia y sensualidad del acto-hacia los delgados cabellos azules para perderse en ellos.
Mukuro sonrió con satisfacción cuando sintió los leves tirones por parte del castaño, y comenzó un descenso hasta el pecho de Tsuna, bajando de manera suave pero fluida por su delgado cuello haciendo pequeñas paradas para dejar mordisco y besos húmedos. La mente de Tsuna se hallaba perdida como cada vez que estaba con Mukuro, había extrañado tanto esta sensación, la cercanía de sus cuerpos. Los roces, los juegos preliminares…
En un momento de Insigth recordó porque se había estado negando los anteriores diez minutos antes de que Mukuro lo besara de esa manera tan arrebatadora, con todas las fuerzas que le quedaban hizo acopio de de sí mismo y alejo a su amante. Ante tal acto el mayor se desconcertó con brutalidad.
-¡te he dicho que iré!- remarco Tsuna antes de salir de forma precipitada de la habitación. Cuando hubo salido del cuarto Tsuna sintió el deseo de volver y explicarle a Mukuro lo que pasaba, pero una idea lo detuvo
“Debo poder seguir, no puedo arrepentirme ahora” y tras pensar aquello nuevamente reunió el coraje necesario y se encamino a casa de Kyoko.
Rokudo Mukuro sentía que quería destruir algo o matar a alguien o quizá más específicamente a cierta hermana menor de un trastornado del Boxeo. Pensaba mientras se quitaba sus ropas para tomar una ducha que le bajara el lívido que no había podido descargar.
En su mente aun no cavia en la posibilidad de que Tsuna, su Tsunayoshi le haya retado y no solo eso sino que además por aquella insulsa chica. Abrió el grifo y se sometió a la caída torrencial del agua fría.
Por ella... ¿Por qué ella?...de todos… ¿tenía que dejarme por ella? Mientras tomaba la esponja de baño recordaba lo acontecido hacia unos momentos.
Mukuro había regresado de un viaje al extranjero por cuestiones de escolares, llevaba casi un año y medio en Italia si haber podido regresar con anterioridad, lo que los dejaba a él y a Tsuna una relación a larga distancia teniendo únicamente como medio de comunicación el teléfono ya que Mukuro Odiaba el chat. Se había esforzado en avanzar en sus clases para poder darle una sorpresa a Tsuna cuando el llegara, así que él no le había avisado de sus planes al castaño.
Por lo que había llegado el día de Halloween, a sabiendas que era una de las fiestas favoritas del menor, con la esperanza de que la pasaran juntos y absolutamente solos; ¿pero qué era lo que se encontraba a su regreso? Que el ya tenía planes a ir a una fiesta
Con Kyoko
Nuevamente una furia e ira inmensurables se apoderaron de él, como cuando Tsuna le dijo aquello y comenzó a gritarle que no iría, que se quedaría con él.
Con desespero en un intento por quitarse la frustración, Mukuro comenzó a frotarse la esponja con fuerza sobre su cuerpo dejando marcas rojas en la parte baja de la pelvis y la entre pierna.
¿Cómo era posible que su amante le haya hecho aquello? y no solo eso sino que además le rechazara de la forma en que lo hizo, jamás habría podido imaginar que llegaría el momento en que pasara eso
¡Que Tsuna le rechazara!
Si le hubieran dicho eso unas horas antes, simplemente se hubiera echado a reír y dicho que eso era absolutamente inimaginable, que él Tsunayoshi que Rokudo conocía, y se perdía entre sus brazos, aquel que con solo un roce pedía siempre más, que su siempre sensible novio lo rechazaría…
Mukuro nunca se había sentido inseguro en ningún momento de su vida, ni cuando había decidido dejar a la pequeña Chrome para salir con Tsuna o cuando decidió ir a estudiar al extranjero y mantener una relación a distancia con este. Sabía que Kyoko era el antiguo amor de Tsuna y que este había estado enamorado de ella desde jardín de infantes, pero él estaba seguro de que la había olvidado cuando Mukuro entro a su vida, en ningún momento dudo de la relación de ambos, que ella había pasado a un termino de solamente amigos y que esas añoranzas juveniles no se interpondrían en su camino, pero al parecer la distancia no jugo a su favor e hizo esa relación más estrecha.
Tsuna le había comentado, que él y Kyoko habían entrado al mismo instituto y que su amistad se había vuelto más cercana, Mukuro se preguntaba ahora ¿Qué tan cercana seria esta relación, hasta el punto en que Tsuna la prefería a ella antes que a él?
Con frustración e impotencia golpeo el frio azulejo del baño hasta hacerse sangrar los nudillos, mientras unas estúpidas lagrimas traicioneras escapaban de su control, al darse cuenta que probablemente estaba perdiendo a él castaño; que quizás
Tsuna no lo amara más


-¿estás seguro de esto Tsuna?-preguntaba una chica de ojos miel mientras tomaba del brazo a Tsuna y lo invitaba a entrar a su habitación
-No puedo echarme para atrás Kyoko, habíamos planeado esto juntos y ahora no puedo renunciar a ello-el chico de ojos castaños sonaba seguro de sí mismo en esta ocasión, (pensaba Kyoko) a diferencia de cuando hablaron el día anterior, probablemente sea a que ya había hablado con Mukuro y ahora estaba más convencido de la decisión que había tomado.
-de acuerdo Tsuna hagámoslo, ahora no hay nadie en mi casa así que nadie nos molestara- el chico tomo un respiro y se dijo así mismo que esto era algo bueno y se adentro al cuarto de su antiguo amor.

Ryohei recorría su típica rutina la rededor del pueblo pese a ser una día festivo como lo es Halloween, el ritmo de su carrera no había decaído como lo sería con cualquier persona normal, pero él lo hacía todo al extremo hasta el final como lo dictaba su personalidad. Mientras pasaba frente a la tienda de sushi del padre de Yamamoto pudo escuchar los gritos del cabeza de pulpo (como normalmente le decía a Gokudera) dentro, se pudo imaginar que esos dos estarían juntos todo el día, una sonrisa se formo en sus labios al recordar el incidente que había presenciado la última vez en la azotea de la escuela. Yamamoto y el peli castaño se habían estado besando demasiado ensimismados en esto para darse cuenta que Ryohei los había visto.
Ya eran casi las 7:30 y la noche comenzaba a acaecer, las farolas de las calles se iluminaban de poco a poco, dejando ver más agradable los adornos decorativos de las casas, doblo una última vez en la esquina para tomar su calle y desde unas cuantas casas atrás pudo escuchar los gritos de Sawada, aunque ya casi no le parecía extraño que el castaño estuviera en su casa; desde hacía varios meses él y su hermana Kyoko habían empezado a desarrollar una relación más cercana, hasta el punto en que se la Vivian colgados del teléfono o el chat.
Cuando subía las escaleras hacia su habitación se detuvo un momento ante la puerta de su hermana menor con la intención de pasar a saludar, con la mano suspendida a punto de golpear escuchaba la música atronadora y con la típica curiosidad de hermano mayor intento escuchar por sobre la música y lo poco que oye le dejo perplejo
-Vamos Tsuna muévete más- decía Kyoko un poco molesta
-Es muy vergonzoso e incomodo bailar mientras me desvisto
Ryohei no podía creer lo que acaba de escuchar a punto estuvo de irrumpir en la habitación; pero el miedo a lo que se podía encontrar lo detuvo. Se dijo así mismo que su hermana era suficientemente grande para tomar sus propias decisiones, pero hablaría muy seriamente con Sawada. Una vez decidido eso retomo el rumbo a su cuarto para prepararse para la fiesta de la Familia Vongola.

Eran ya las 10:30 de la noche y él Decimo no llegaba, las ansias de Gokudera estaban al límite de tanto esperar, tenía que ver al Decimo ¡Ahora!; al estar en la tarde en la casa del estúpido de Yamamoto se había enterado de que Rokudo Mukuro había vuelto de su viaje al extranjero sin que Tsuna se enterara. Y Gokudera como su gran mano derecha había querido informárselo, pero no había podido comunicarse con el Decimo.
Era bien sabido que Mukuro y el Decimo mantenían una relación que muy pocos aprobaban; y Gokudera estaba en ese tanto. No podía creer como Tsuna, ¡el Decimo! pudo haber aceptado a alguien tan impulsivo y poco confiable de Rokudo Mukuro, era bien sabido que el ojos monocromáticos era un delincuente juvenil; Inclusive se veía aliado con el Prefecto del consejo Estudiantil; Hibari. Este pese a ser un prefecto se saltaba las normas, siempre y cuando beneficiara a la escuela o en su defecto al comité de disciplina, era otro vándalo, pero con poder.
Estaba dispuesto a hacer esta lo imposible por separar al Decimo de Rokudo, no es que le importara que fueran dos chicos, lo que no podía soportar era que fuera ese chico, por eso había insistió tanto hasta que el Decimo y la hermana del cabeza de Césped (como llamaba a Ryohei) se hicieran íntimos amigos y Gokudera creía que faltaba poco para que su plan diera resultados. Había estado observando a esos dos y notado como su relación se había vuelto muy estrecha (hasta un punto en el que incluso el estaba celoso).
Todo sea por alejar a Mukuro del Decimo pensó con resignación. Por ello debía evitar a toda costa que Mukuro y Tsuna se encontraran.
Gokudera nuevamente pasó su mirada por la mansión Vongola donde se llevaría a cabo la fiesta de Halloween como todos los años, era una fiesta de la Familia de Tsuna pero su abuelo- El Noveno- siempre invitaba a todos los amigos del Decimo a esta y otras fiestas.
-Hey, ¿aun no ha llegado Tsuna?-Gokudera pudo escuchar la muy alegre risa de Yamamoto pero intento ignorarlo
-Oye ¿Hayato? Te hablo
-No uses mi nombre de pila-decía el ojos verdes mientras miraba al moreno quien traía un disfraz de Zombi, que para disgusto de Gokudera se le veía bastante bien, relazando todos aquellos atributos que el practicar tantos deportes le había dejado. Su rostro mostraba una sonrisa muy característica de él. Gokudera se preguntaba cómo es que lograba tener siempre tan buen humor y contagiárselo a los de más, porque aun que quisiera negarlo Yamamoto lo ponía de un ¡muy! buen humor.
-Tu disfraz te queda bastante bien- el halago de Yamamoto le salió por sorpresa y no pudo sino sonrojarse como un estúpido. Yamamoto Observo como el chico de cabello plateado se sonrojaba ante su comentario y se sintió absolutamente atraído hacia él. Desde hacía algún tiempo había notado la belleza del alvino, la grácil silueta de su cuerpo, aquel arco de su cuello que le parecía absolutamente sensual y semanas a tras le había comunicado sus intenciones a Gokudera, para su sorpresa este le había correspondido de igual forma.
-Graa..cias…él tuyo igual-susurro el chico de ojos verdes, mientras mantenía la mirada baja y con el traje de gatito que traía se veía más adorable de lo que Yamamoto podía soportar, en un impulso un tanto desesperado lo tomo por los hombros y le beso con deseo y añoranza.
Gokudera intentaba apartarse de Yamamoto pero bajo su agarre le era imposible, poco a poco le fue empujando lejos de la multitud de personas hasta un rincón en una de las esquinas de la gran Mansión, las manos del moreno se deslizaron una en el cuello de Gokudera y otra en su espalda baja, mientras Hayato se abrazaba del torso de su pareja.
La música se oía seductora y enajenante, los láser de colores bailaban en una onda hipnótica hasta hacer estragos en la mente y cuerpo de ambos chicos, los besos se hicieron más y más frenéticos así como los roces más desesperados, no parecía importarles que quizá alguien les viera o que el maquillaje de ambos se corrieran, tan solo buscaban de forma desesperada el contacto de sus cuerpo, un conocimiento breve de sus mentes y el toque suave de sus almas y corazones.
Yamamoto acorralo al peli blanco contra la pared más cercana plegando sus cuerpos todo lo que sus ropas y el espacio les permitiera, él deseaba a Gokudera, de una forma que podría ser algo tonta y desesperada, jamás habían cruzado esa línea, nuca habían llegado más allá de simples besos apasionados, y toques meramente superficiales, pero ahora quería eso y quería más…
Siempre más
-Deberían dejar de hacer eso cuando yo estoy cerca-se escucho decir la voz de Ryohei mientras Gokudera mordía el cuello de Yamamoto por pura frustración, este ultimo solo pudo besar una vez más de manera fugaz los labios de su novio para luego, sonreírle por primera vez a su amigo sin una sonrisa real.
-Hey, ¿qué pasa?-pregunto Yamamoto
-¿Han visto a Sawada? Necesito hablar con él-mientras Gokudera ignoraba al chico de ojos grises que los había interrumpido noto como una figura bastante familiar pasaba cerca de donde ellos estaban y al oír el apellido de Tsuna se detuvo de forma poco perceptible.
-¿para que buscas al Decimo?-inquirió Gokudera alzando la voz para que la persona que él había notado pudiera escuchar y como había previsto de manera sutil se encamino hacia ellos eludiendo y mezclándose entre le gente-¿No estaba con tu hermana?
-De eso mismo quiero hablarle
-¿ha hecho algo Tsuna?-pregunto Yamamoto bastante relajado e ignorante del plan que su chico de ojos verdes trazaba en su mente.
-Es solo que ahora está saliendo con la Hermana del cabeza de césped-tres pares de ojos miraron a Gokudera con cierta sorpresa, incluyendo unos ojos monocromáticos. El moreno a punto estuvo de cuestionar lo que Hayato había dicho cuando por la puerta de la Mansión Vongola entraron Tsuna y Kyoko tomados de las manos en una pose
Más que amigos
-¡ven se los dije!- exclamo Gokudera clavando su mira en un chico de cabello azul con rostro de incredulidad.


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