Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Yuuri X Wolfram por Ciel Phantom

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como son necesario los deslindes. ¿Son necesarios los deslindes? ayyy quien sabe. en fin KKM no me pertenece y este fic nacio despues de que temine de ver romeo x julieta.

asi que, cualquiEr similitud es mera coincidencia. jajajaja. bueno, sin mas espero que este fic les guste.

ahhhhh!!!!

creo que no hay mas que decir. Owari.

Atte: Ciel Phantomhvie

Notas del capitulo:

han notado que cada que escribo algo siempre firmo. hace unos dias estaba intentando terminar un documento, cuando lo entregue, casi derrapando en tiempo limite, mi jefe me quedo viendo feo, luego me devolvio la cuartilla y ahi, abajo, en las referencias finales, puede leer.

Atte: Ciel Phantomhive.

no saben la verguenza que pase, algo es seguro, debo de dejar de escribir fic, durante mi horario laboral.

 

ATTE; CIEL PHANTOMHIVE.

Yuuri X Wolfram.

 

El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen.

William Shakespeare

 

 

 

Capitulo 1. Encuentros.

 

Wolfram tiro de las riendas del caballo en un intento por llegar más rápido, sus ojos verdes se centraba en la figura de Lear, que a unos metros de él luchaba por su vida. Waltorana,  parecía avanzar también hacia el rey, sin embargo, el rubio estaba seguro que su hermano no había notado al arquero que apuntaba su flecha directamente al Maou.

 

Sin pensarlo dos veces sus votas se instalaron en la montura de su corcel, para inmediatamente después propulsarlo en dirección a su prometido. La flecha impacto en su costado, Wolfram gimió, sus manos por instinto se instalaron ahí, en busca de aminorar el dolor, unos segundos después su cuerpo callo al polvoriento suelo del camino en donde se encontraban.  Sus finos oídos logran captar las pisadas presurosas de los atacantes al huir, los trotes de la tropa de apoyo, pero por sobre todo ese ajetreó, la voz inconfundible de Lear, gritar su nombre. Entreabrió ligeramente los ojos, sus manos estaban completamente manchadas de sangre, muy posiblemente la flecha daño algún órgano vital. Unos cálidos y fuertes brazos lo sostenían, el aroma a madera y roble le comunico que el peliazul lo abrazaba, sonrió débilmente, desearía poder estar entre los brazos de su prometido, no porque estuviera herido, sino porque el rey así lo anhelara, con ese último pensamiento, todo se desvaneció.

 

 

 

**********

 

 

 

Su cuerpo se sentía tan pesado, incluso llego a pensar que algo lo oprimía contra la cama, pero no, sus ojos verdes, clavados en sus pies escasamente cubiertos por una sabana, se lo confirmaban, con un esfuerzo mayor del que se creyó capaz, logro sentarse, la cabeza le daba vueltas y el costado le estaba punzando. Maldijo un poco antes de atreverse a mira el lugar dolorido. Una fea cicatriz lo saludo, Wolfram chasqueo la lengua, no es que le molestara, es más, en unos días ni rastro quedaría de ella, en momentos como esos agradecía ser un Bielefeld, su maryoku, así como su propia esencia sanaban todo tipo de laceraciones, por algo los de la casa noble se enorgullecían de su belleza.

 

Sus manos blancas apretaron un poco su costado, luego pasearon por sus blondos cabellos, ¿Cuánto había dormido? Se pregunto. Cuando sus pies descalzos tocaron el frio suelo un mareo lo invadió, y con el toda una sarta de imágenes de Lear siendo amenazado…

 

—Lear. —Suspiro. Ahora ya no importaba el dolor o su estado, debía asegurarse primero su prometido estaba a salvo y bien. No era que lo amara, sin embargo, debía admitir que era sin duda un hombre atractivo, educado y caballeroso, así pues si debían convivir con él lo que quedaba de su existencia, entonces, para hacerlo menos amargo, solo le quedaba, quererlo.

 

Con paso casi tambaleante de dirigió hacia la habitación real, él debía estar ahí. Tres corredores más adelante tuvo que detenerse, su respiración se volvía irregular y unas cuantas gotas de sudor ya le perlaban la frente. Un trueno cruzo la inmensidad del firmamento y fue hasta ese momento que Wolfram noto la tormenta que azotaba afuera,  ni siquiera había reparado en la oscuridad que lo envolvía, así como tampoco le dio importancia al silencio sepulcral que parecía envolver a todo el Pacto de Sangre.

 

 Inspiro profundo para continuar con su avance. 

 

Por fin la vio, la gran puerta de caoba tallada de la alcoba de su majestad el Maou, apresuro el paso, incluso el solo saberlo cerca le inyectaba vitalidad, ¿era acaso que ya comenzaba a enamorarse? Sus labios comenzaron a susurrar solo una palabra, — “Lear, Lear… ” —Era todo lo que tenía en la cabeza. Tenía que verlo, saberle bien, poder comprobar que ese infantil, ególatra y orgulloso rey suyo, se encontraba en una sola y amada pieza.

 

Sus manos se aferraron al pomo de la puerta girándola sin miramientos, ansiaba tanto toparse con aquellos ojos de un azul imposible.

 

El tiempo se detuvo, ahí, con él sujeto a la perilla sin moverse y luciendo como si fuera un inválido que aduras penas se sostiene solo; mientras unos metros delante Lear y Waltorana, se besaban.

 

Trago saliva, las pocas fuerzas de sus piernas se desvanecieron, el ruido de sus rodillas al chocar con el suelo alertaron a los otros dos.

 

—Wolfram, que bueno que ya despertaste, estaba muy…

 

Wolfram levanto sus esmeraldas, dolido, molesto, pero por sobre todo iracundo, se habían atrevido a engañarlo,  a ser condescendientes con él. Como un cobarde huyo de la verdad, no quería escuchar sus escusas, cuanto menos volver a creer en ellos, pero que esperaba, un matrimonio arreglado siempre terminaría mal.

 

 

 

 

***********

 

 

 

Las gotas de lluvia caían sobre su rostro, no le importaba, espoleo aun más el caballo, deseaba tanto desaparecer en la intensa, oscura e inmensa noche. Anhelaba poder dejar atrás todo, ese dolor en su corazón, y esa voz que un resonaba, lo escuchaba gritándole, llamándolo.

 

Necesitaba pensar, aclarase, ese pequeño sentimiento que apenas nacia en su interior, habia sido brutalmente asesinado. Y aunque lo negara, en algún momento, llego a hacerse ilusiones de un futro feliz.

 

Ya podía ver el puente de la frontera sur, ese que colindaba con las tierras de su padre, volveria a casa, si pregunta, bien podía inventarse una excusa y después encontraría la forma de romper aquel compromiso y… y dejarle el paso libre a su hermano.

 

Un relámpago resplandeció golpeo la punta de un árbol cercano, el corcel blanco relincho asustado, Wolfram intento calmarlo infructuosamente, la lluvia le impedía ver y el animal parecía solo dar tumbos sobre sus pastas inferiores, los pulmones le dolían y sus brazos parecían haber perdido toda su fuerza, era lógico, después de todo aun resentía el dolor pasado. Cuando su cuerpo golpeo el suelo, también escucho el crujir de las tablas, en un segundo caía, el puente por el cruzaba estaba hecho añicos, un grito ahogado salió de su dolorida garganta, y su mano blanca se extendió hacia el cielo.

 

Estaba solo, como siempre desde su nacimiento, e incluso mucho antes de eso, de nada le servía ser el heredero la portentosa casa Bielefeld, eso solo lo convirtió en un emblema, él seria la corana de quien subiera al trono del reino demonio. Sus lágrimas salieron saladas y resignadas, mudas e increíblemente ruidosas, gritando el dolor mudo que anidaba en su alma.

 

—Sujétate.  —Alguien lo retenía con fuerza. —Vamos, ayúdame a subirte. —Sus ojos grandes y negros lo observan con fiera determinación. —No voy a dejarte caer.

 

—Suéltame. No quiero vivir. —Exclamo el joven príncipe rubio. —No quiero volver a ese lugar. —El pelinegro apretó mas su agarre, como podía una criatura tan bella estar tan desesperada para preferir la muerte?

 

Era como ver a un animalito herido, que aun acorralado se negaba a bajar la cabeza, rindiéndose, entregándose, era una hermosa determinación de un ser libre, negado a las ataduras, a ser apresado.

 

—No me puedes negar el derecho de saber tu nombre. —Wolfram dejo de luchar un momento, intentando ver a quien lo sostenía, su mano era tan cálida. — Me he arriesgado a caer contigo, por lo menos, ¿podría saber tu nombre?

 

—Wolfram. —El príncipe estaba estático, colgando, mojado, y ni eso podía mitigar el calorcito danzante que se extendía erizándole la piel.

 

—Mucho gusto, mi nombre es Yuuri. Ahora si no te molesta, cooperarias un poco, es que, aunque lo dudes, me estoy entumiendo y tu mano se está poniendo resbalosa y pues…

 

—Que esperaras, súbeme antes de que me sueltes enclenque. — Wolfram ladeo la mirada, su mejillas estaban sonrojadas, lo sentía.

 

 

Continuara…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).