Déjame Amarte
Esa mañana se había levantado con humor de perros, eso no era novedad, ya que ese era su estado anímico desde hace tres semanas, cuando se descubrió que Draco Malfoy salía con Blaise Zabini, todo el mundo estaba contento por los dos muchachos, todos apoyaban esa relación, todos quería que esa relación fuera duradera, todos menos Harry Potter.
A Harry le dolían esas muestras de cariño. Quería ser él, el que recibiera todos esos mimos, todas esas sonrisas que Draco solo le regalaba al estúpido de Zabini y para colmo ese idiota se regocijaba de las atenciones del Príncipe de Slytherin.
Harry cada vez que veía a esa pareja no podía evitar que un pensamiento se apoderara de él Draco me gusta, y me gusta mucho.
De camino al Gran Comedor, Harry encontró a Zabini besando a Nott.
- Blaise, te amo – dijo Theodore Nott.
- Yo también te amo Theo, con toda mi alma - dijo Blaise abrazando a Theo
- Pero si me amas a mí, qué pasa con Draco
Harry empezó a sentir curiosidad por el nuevo rumbo que había tomado la conversación.
- Theo, no te puedo decir la razón por la que estoy con Draco, solo confía a mí. Yo te amo a ti y no a él
- Pero Blaise - dijo Theo separándose de los cálidos brazos de su novio - Draco está enamorado de ti
- Eso es lamentablemente cierto, pero por las razones que tengo, él seguirá siendo mi novio. Lo siento Theo
- ¡¿Qué?! Blaise eres la peor persona del mundo, escúchame bien Blaise Zabini, te quedaras solo, no te burlaras de Draco siempre y yo no te esperaré eternamente.
Harry quedó sorprendido por las palabras de Nott, ese chico tan valiente para ser un Gryffindor, tan inteligente como un Ravenclaw, tan sensible para ser Hufflepuff, pero lo suficientemente astuto para ser un perfecto Slytherin.
Lo último que vio Harry antes de irse fue a un lloroso Nott corriendo en dirección a las mazmorras, donde Harry suponía estaba la sala común de las serpientes.
Él niño-que-vivió aprovechó de irse ese instante antes de ser descubierto por Blaise, pero no contaba que reanudando su camino se iba a encontrar con su rubia pesadilla.
- Potter
- Malfoy, ¿irás a buscar al imbécil que juega con tus sentimientos?
- Si te refieres a Blaise, debo decirte que él no juega conmigo, porque me ama de verdad y nuestro amor es sincero
En ese instante llegó Blaise – Hablando del Rey de Roma, mira quién se asoma – dijo Harry hastiado.
- Apártate Potter – dijo Draco empujando al moreno – Blaise te extrañé tanto. Soñé contigo anoche – dijo Draco todo sonrojado.
- Yo también soñé contigo anoche, pero no se puede contar en público – y ahí se dio cuenta – Potter, porqué aun no te has largado
- Yo… emm… - dijo Harry, pero fue interrumpido por Zabini
- Bueno, no importa – dijo Blaise para después acercarse a Draco y empezar a murmurarle cosas al oído, a lo cual Draco empezó a sonrojarse.
Harry al verlo así todo sonrojado, sintió enormes deseos de ser su pareja, de protegerlo, amarlo y hacerlo suyo. Al fin Harry se dio cuenta de que Draco no solo le gustaba, es más, había caído redondito ante los encantos del rubio. Al percatarse de ello la rabia y la confusión invadieron el cuerpo del moreno. Deseaba gritarle a Draco que Zabini no le amaba, deseaba romperle la cara al idiota aprovechado e interesado del idiota de Blaise Zabini y por encima de todo anhelaba ver a Draco en sus brazos cada mañana, anhelaba ver todos los días una sonrisa sincera en los labios de su ángel rubio.
- Draco, ¿te puedo besar? – preguntó dulcemente Blaise acariciando con un dedo la mejilla y los labios sonrosados de Draco
- Eso ya no se pregunta Blaise – dijo Draco para posteriormente besar a Blaise
A Harry le dolió y lo enrabió esa muestra de cariño, le dolía como los mil demonios, dolía ver como Draco entregaba tanto en ese beso, le enojaba el descaro de Zabini de besar a Draco cuando antes había estado con Nott. El león de Gryffindor no pudo soportar más esa escena y siguió su rumbo a desayunar con sus amigos.
Desayunaron en la tranquilidad de siempre, es decir, el flash de Colin Creevy siguiendo todos los movimientos de Harry, las rutinarias discusiones de Ron y Hermione, solo una cosa estaba fuera de lugar, la mirada de Harry. Esa mirada esmeralda y penetrante se dirigía a una mesa especial, a un muchacho especial.
Hermione que veía tan concentrado a su amigo observando solo Merlín sabe qué cosa, siguió con su mirada la mirada del moreno y notó que su pelinegro amigo miraba fijamente a nada más y nada menos que a Draco Malfoy, por lo que no dudó en preguntar- ¿Qué tanto miras Harry?
- Emmm… nada Hermione, solo un punto fijo – dijo Harry completamente nervioso.
- Claro, un punto fijo. Y de casualidad tu “punto fijo” tiene el cabello rubio platinado – dijo Hermione suspicazmente
- ¿Qué? ¿Cabello? No sé de qué me hablas Hermione – dijo Harry haciéndose el desentendido, pero sabiendo claramente que su amiga lo había descubierto.
- Sí, hazte el loco- dijo Hermione divertida por las acciones del moreno.
Harry iba a replicar cuando fue salvado por Ron- Hermione, cómo un punto fijo va a tener el cabello rubio platinado, ni que fuera Malfoy
Ante esto Harry no pudo más que ponerse nervioso y Hermione lanzó un suspiro de resignación, Ron no puede ser más distraído.
Harry volvió la cabeza para poder ver una vez más a Draco, pero no estaba, y en ese instante lo decidió, iría a buscar a su escurridiza serpiente. Se levantó rápidamente de improviso pasando a llevar todo lo que había sobre la mesa.
- Hey amigo, cuidado con lo que haces – dijo Ron esquivando un trozo de pie de limón.
- Lo siento Ron – dijo Harry ordenando todo súper rápido para luego irse tan veloz como pudo.
- ¿Qué bicho le picó? – preguntó Hermione
- Ni idea – respondieron a coro todos los que presenciaron tal escena.
---------------------------------------En algún lugar del castillo-------------------------------------------
¿Dónde estas Draco? ¿Dónde estas? Después de mucho buscar, Harry se rindió y emprendió rumbo al salón de Transformaciones, tenía mucho tiempo para llegar y se fue caminando lo más lento qué pudo.
Iba a mitad cuando vio nuevamente a Zabini y a Nott, pero en una situación completamente diferente a la anterior, Zabini estaba de rodillas frente a un Nott con la viste hacia un lado. Harry, curioso, intentó escuchar la mayor parte de la conversación.
- Theo, Theo, háblame por favor. No me ignores- dijo un Blaise apunto de estallar por las emociones que estaba sintiendo
- … -
- Theodore Nott perdóname, por favor, te lo ruego. ¡No me dejes! – Harry veía Zabini completamente arrepentido de su comportamiento – Theo yo te amo, por favor, créeme.
- Blaise – el aludido levantó el rostro, esperando escuchar las palabras que quería oír – yo confiaba en ti, pero ya no más, así que no malgastes tu tiempo ni el mío – dijo Theo aparentando firmeza, pero en el fondo se notaba que le costaba decir aquellas palabras.
- Theo, no me digas esas cosas, yo te amo. Te amo, maldición. Compréndeme yo est…
- No Blaise. Entiéndeme tú a mí cada vez que pongo mis manos al fuego por ti o vuelvo a creer en tu persona, me quemo, corrijo tú me quemas, tú me lastimas, tú rompes mi confianza.
- Theo quieres que me humille, eso haré – se puso de rodillas – Theo, estoy de rodillas ante ti, por favor vuelve conmigo – las lágrimas empezaron a fluir de los ojos caramelos de Blaise. Harry se sintió reflejado en él y empezó a verse; él sollozando pidiendo de rodillas las migajas del amor de Draco, las lágrimas cayeron sin querer de los ojos de Harry, el cual las secó rápidamente – Theo te amo, por favor vuelve. Estoy de rodillas ante ti, llorando como nunca pensé hacerlo. Te necesito, vuelve por favor.
- Blaise, no yo… - Theo respiró hondo, esto le iba a costar – Blaise, yo no te pedí que te humillaras de esta manera, haciendo esto solo conseguirás lastimarnos a los dos.
Harry no pudo seguir escuchando eso y emprendió rápidamente su marcha a Transformaciones. Al llegar le pidió permiso ala ProfesoraMcGonagallpermiso para ausentarse, la maestra lo miró con cara de asesina que luego pasó a una de preocupación al ver el estado en el que se encontraba Harry, decidió que era prudente darle el permiso que pedía. Harry una vez obtenido la autorización de la profesora, se encaminó al Lago Negro, lugar donde muchas veces lloró, dónde muchas veces desahogó su rabia, su frustración. Ese lugar era el mundo de Harry, en ese lugar el niño-que-vivió no era el elegido ni el salvador del mundo mágico. A las orillas del lago era solamente Harry un muchacho como cualquier otro, en ese lugar se sentía libre, y en esa libertad empezó a reflexionar .
- ¡Por Merlín, Morgana y todos los malditos magos vivos y muertos! Solo a Draco le pueden pasar cosas como esta. Un noviazgo de mentira. Jamás lo hubiera imaginado y yo el estúpido niño-que-vivió, el maldito salvador del mundo mágico, el tonto elegido estoy completamente enamorado de él, tal cual como Zabini de Nott. Por un momento me vi. Me vi de rodillas frente a Draco rogándole que me de un poquito de su amor, rogándole que me amara a mí, que suspirara por mí, que respirara por mí. ¡Draco, porque me dueles tanto! – Las lágrimas empezaron a fluir de los ojos de Harry – Mataré a Zabini. Lo mataré lenta y dolorosamente por jugar con el corazón de Draco estando enamorado de Nott.
- Miren nada más quién está aquí, San Potter, el niño-que-vivió-para-ser-un-idiota, me das una perfecta vista, tú en tu estado más miserable – dijo burlonamente una voz fácilmente reconocible.