Llevábamos cajas enormes llenas de fórmulas. Yo iba tras Nikki, el rubio jefe de área que más parecía un niño de secundaria que un superior. Habíamos llevado juntos la capacitación, incluso habíamos llegado a ser amigos cercanos, pero no se quién le dijo que me gustaba y terminó cortando toda comunicación conmigo. Hacía meses que sólo nos encontrábamos casualmente en la fila del almuerzo y apenas si nos cruzábamos en la oficina. Yo había sabido de cientos de empleados que se la pasaban acosándolo, pero a pesar de su dulce exterior, Nikki tenía un genio de comando y sabía hacerse respetar. Sin miramientos podía lanzar patadas y golpes a quien se atreviera a acercarse demasiado.
Estando en la cámara de conservación, la luz se apagó y lo único que se me ocurrió hacer fue dirigirme hacia la ventana para abrir las cortinas. En el camino choqué casualmente con él quien de pronto me recibió con una tremenda bofetada en el rostro mientras gritaba: "¡Cómo te atreves, Nakano! ¡Eres un pervertido! ¡Maleante! ¡Acosador! ¡Sinvergüenza de las pelotas!¡desgraciado! ¡Tócame un pelo y verás a la muerte!" --- el caso era que yo trataba de jalar el hilo de la cortina y sin querer lo tenía contra el muro. Como no reaccioné a tiempo empezó a darme en la frente con un objeto bastante duro que no llegué a distinguir
- ¡Todos ustedes son iguales, inmorales del diablo!- seguia debatiéndose mientras yo iba perdiendo el sentido. Hasta que logré halar de mi objetivo y la luz de la luna nos ayudó por lo menos a aclarar un poco el panorama. Él se calló cuando se dio cuenta que mi intención no era - en absoluto - aplastarlo contra la pared. Se sentó en la mesa del frente y empezó a mirar la ciudad a oscuras.
- Es un apagón - rezongué sobándome la frente.-- Si cree que yo tengo el poder de quitarle la luz a la ciudad, adelante. Pero no recuerdo haber hecho nada malo en relacion a usted. Esta es una cámara con cerradura eléctrica y realmente es una casualidad que estemos aquí. Y no, no estoy interesado en acosarlo ni mucho menos.
-- Ahh no estas... interesado... idiota - susurró mirando hacia fuera una vez más.
Vi que tenía frío asi que le puse el saco para que dejara de temblar. Él levantó el rostro colérico. -- ¿sabes la cantidad de personas que darían el brazo derecho por estar en este cuarto conmigo? Y tu.... hum... eres una bestia Nakano..
No hice caso. En verdad que se veía muy mono ahí enfadado no se por qué, a punto de reventar. Sus rasgos eran tan finos que no importaba qué hiciera con ellos, era difícil creérselo. Me crucé de brazos y seguí inspeccionando sus reacciones sin querer.
-- ¿se puede saber por qué dejaste de hablarme, Nakano?- preguntó de repente
Yo no dejé de hablarle, jefe de sección, fue usted - rechacé - de pronto me cortó el celular, dejó de ir a mi casa, me sacó del facebook y me ignoró públicamente. ¿fue por que alguien le dijo que me gustaba, cierto?
Él parecía a punto de enrojecer. Murmuró un "baka" más y torció el gesto: - ¿Y no podías perseguirme aunque fuera un poco? Pensé que te gustaba como para que fueras detrás mío... pero eres demasiado lento... me molesté porque de todas las declaraciones la única que me... bueno cuando me dijeron... quizás... te hubiera dicho que sí.
Liindo. Complicado. Un psicópata total. Pero tierno y cautivador. Asi vi a Nikki-san en medio del apagón. Sólo pude levantarme, estrujarlo entre mis brazos y susurrarle "eres todo un tsundere". Claro que había notado cómo trataba de estar cerca durante el almuerzo y la forma en que esperaba ser acosado por mí. Y todo lo que el queria lo iba a tener. De verdad que sí. Porque desde el principio la verdad era que nunca me había dejado de gustar