Era cierto. Era mi nombre, él lo había dicho a quién sabe cuál desconocido por teléfono, aun viéndome a los ojos no tuvo la vergüenza de al menos disimular…. Y es que, ¿Qué quería que pensara haciendo ese tipo de cosas?
El haberle descubierto en el mismo colectivo ya me tenía con los nervios de punta; las manos sudando, sin saber al menos donde clavar la vista para ignorar olímpicamente su presencia, pero era imposible; a pesar de todo el gentío que nos separaba, que nos impedía vernos, era imposible. Tal parecía que se abría un trecho lineal entre sus ojos y mi rostro.
¿Podría el notar el nerviosismo que me embargaba? Probablemente sí…
No podía dejar de escucharlo una y otra vez, y cada vez más era acompañado de un vació en el estómago que crecía sin límites.
“Uhm… Uruha ha subido al colectivo”
Mis oídos se cerraron después y me quedé pasmado hasta ingresar al aula.
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Fue la casualidad, quizá; esa vez que le vi a los ojos y por un segundo mi mundo se detuvo perdiendo el hilo de la conversación con mis amigos. Pero no era extraño, al final de cuentas, seguido ocurría… o eso quería pensar. Después de eso, no lo pude sacar de mi mente ya.
Era… no, parecía igual a los demás pero nunca eso podría ser cierto. Un aire de grandeza y distinción le rodeaba; el negro azabache de su cabello y el blanco de su piel eran como la combinación perfecta entre la sensualidad y la pureza. Sus ojos, una vez los vi de frente ya no me pude olvidar de ellos, eran grandes pero tan profundos… tan finamente detallados y relucientes.
No habría mentido si dijera que quedé boquiabierto, lo hice demasiado. Y pensé, instintivamente, en que no debía tardar más de lo que me costó descubrirlo en la comunidad escolar para pedirle cualquier forma de contacto. Debía saber su nombre… quería descubrir algo, lo que fuera; no importaba qué con sentirme parte de él. Era tonto y lo sabía pero de todas formas, lo deseaba con fervor. En aquel entonces pensé que no ganaría nada más que apagar mi curiosidad.
Apreté mis puños con fuerza, contuve el aire y luego lo solté poco a poco, viéndole sentado en una obscura banca bajo el pasillo del edificio central del plantel. Decidido, tomé el rumbo y me senté a lado suyo; le sonreí y el me saludo con la mano, sonriendo también.
-Soy Takashima Kouyou… y tú?-
-Yuu, Shiroyama Yuu; de tercero- Sonrió y luego me vio de arriba hacia abajo, por un momento sentí mis piernas temblar- Uhm… ¿Primer semestre?
-Sí; de primero… puedes decirme Uruha-
-Entonces, soy Aoi. Un gusto, pequeño Uru- extendió su mano, nos saludamos cordialmente – Tengo clase. Nos veremos después?-
-Está bien- Comenzó a caminar dándome la espalda- Uhmm AOI-SAN!-
-Oh, sí; espera – Su mano sacó del pantalón una hojita de color doblada en cuatro – Aquí está.
Me lo entregó y desapareció en el pasillo; en la pequeña hojita estaba escrita su dirección de correo electrónico.
-¿Cómo es que supo que yo….
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No podía evitar sonreír; justo de camino al salón nos cruzamos y a pesar de estar junto a su amigo que con tan malos ojos me miraba, él se detuvo a saludarme muy cordialmente… sí; hablaba con él con la sonrisa más grande que podía encontrar, que incluso, yo no conocía. Solo decíamos banalidades pero me daba la impresión de que ambos decíamos lo que fuera por solo estar lado a lado.
-Pero bueno; tu sabes, eso es genial~ - Sonrió y me miró más de cerca- Que bonita sonrisa tienes Uru…-
Entre en un ataque de nerviosismo infundado, hasta que fue interrumpido por alguien que gritó mi nombre. Volteé curioso y vi a Manabu, mi mejor amigo, correr hacia a mí desde media plaza bajo la lluvia; se le veía muy apurado. Entró al pasillo cuando sus tenis resbalaron y ante la mirada de media escuela cayó derrapando cerca de un metro. Todos empezaron con una burla gigantesca; y callaron cuando al terminar de avanzar por el suelo alcanzó a golpearse la cabeza. Me asusté demasiado pero en ese medio segundo no pude moverme.
+
Kazuki, como era llamado el amigo de Aoi, corrió hacia Manabu levantándolo sin problema alguno; tomó con fuerza de su brazo izquierdo y miró la sangre que salía del raspón que se acababa de hacer, no era que hubiera sido algo grave, el amigo menor de Takashima era tan frágil como una muñequita de la porcelana más fina e incluso cuando el castaño apartó su mano, ya había dejado marcados sus dedos. Lo vio de forma reprobatoria asustando aún más al pequeño pelinegro y entonces, aún bajo la mirada de medio mundo, en especial de Aoi y Uruha, tomó la mochila del otro y volvió a tomarlo del brazo, a la altura de la muñeca para después jalarle casi con enojo en dirección a la enfermería. Todo, sin decir ni una sola palabra.
+
-¿Es tu amigo?- preguntó Aoi con un tono casi furioso, su expresión estaba desencajada.
-Si, es Manabu. ¿Está bien que hablemos después? Debo ir a ver si está bien-
-No vayas- Me ordenó- Te llevaré a tu salón. Él está bien; al fin y al cabo, Kazuki se lo ha llevado-
-Pero…-
-Nada; confía en mi Uru – Sonrió; no supe que sentir… solo, por un momento, creí que debía obedecerle- Vamos-.
Aoi se había molestado demasiado y yo no podía terminar de entender el porqué.
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+Aoi+
Cuando dejé a Uruha fuera de su salón por alguna razón tuve el impulso de pegarle… No era que el tuviera la culpa… era más bien que yo mismo no podía soportar el hecho de que al llevarme por su belleza y brillantez me olvidara de mi verdadera meta a seguir desde el primer momento en que lo vi, a nadie más que a Kazuki. Y quizá si no hubiera conocido a Takashima una cosa no hubiera llevado a la otra y probablemente Kazuki nunca hubiera volteado a ver a Manabu.
Kazuki era mi gran deseo, lo conocía como la palma de mi mano… algo en el amigo de Takashima le interesó y era claro que no se hartaría hasta tenerlo entre sus manos. Ahora yo no tenía posibilidad alguna.
Al entrar en la enfermería, todo lo que había imaginado se hacía casi realidad pues a punto de besar a un Manabu que sollozaba como nena sobre la camilla, se encontraba Kazu. Sabía que él se molestaría pero le interrumpí saltando sobre él recargado en sus hombros.
-AHHHHHHH SHIROYAMA! Maldito hijo de…-
-Sí, sí, querido~ Yo también te amo-
Seguidamente le besé los labios fugazmente; el guardo silencio y me quitó de encima para luego decirle algo al oído a Manabu. Me llevó con el dentro del baño de la enfermería donde no tardo ni un segundo en besarme ferozmente. Eso, era normal, casi una costumbre y por supuesto, era mi momento más amado de la semana.
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+Uruha+
Desde el incidente con Manabu, hace una semana, no había vuelto a verle. Ni siquiera su correo había estado activo y la situación me tenía preocupado por alguna razón… Desde ese día no había podido dejar de pensar en su rostro que justo como ese día, pasaba de uno relajado y amable a otro serio y completamente varonil que, por cierto, me encantaba; y la ilusión se repetía una y otra vez dando infinitas vueltas en mi cabeza. A pesar de tener una torre de tarea y tener apenas unas horas para terminarla, no podía concentrarme.
Caminé hasta el computador y entonces di 20 saltos olímpicos que ni siquiera durante las prácticas de gimnasia había podido lograr. Justamente, el que me robaba tanto la concentración venía conectándose y seguidamente, se abrió una nueva ventana.
“[Kuro-kuro] Yuu dice: Buenas Uruha!”
Me emocioné como toda una colegiala. Después de sostener una espontánea y ligera conversación mi mundo de fantasía se quebró en mil pedacitos recordando las cosas que me había contado el fin de semana anterior Manabu, con lágrimas rodando por sus mejillas no solo hablo de las cosas malvadas que el amigo de Yuu había tratado de hacerle… Me había dejado con el alma en un hilo al hablarme del supuesto beso que se dieron en los labios y que al volverlos a ver después de tomar una siesta, habían salido del cuarto de baño completamente desaliñados.
Tenía mucha curiosidad por un lado, por el otro, quería saber si alguna forma de proteger a Manabu. Sabía que era arriesgado pero aún con ese conocimiento me llené de valor.
-Uru Takashima dice: No quiero que pienses que soy chismoso o algo así pero… ¿Te… te gustan los chicos?
[Kuro-kuro] Yuu dice: Pensé que lo sabías…. Por un momento creí que te me acercaste porque también a ti te fleche (risas) Casi toda la escuela lo sabe.
-Uru Takashima dice: Ehh!!??? Claro que no!! ≥o≤ Yo estoy en espera de una bonita princesa súper dulce y… eso~
[Kuro-kuro] Yuu dice: Que raro, con lo guapo que eres debes tener todo un grupo de fans! Pero yo tendré que llorar, ahora ya sé que no te puedo conquistar…
-Uru Takashima dice: De- de verdad??
[Kuro-kuro] Yuu dice: Ah! No, no lo tomes a pecho. NO te asustes! A mí me gusta alguien.
-Uru Takashima dice: De casualidad es… Kazuki-san…??
[Kuro-kuro] Yuu dice: Pues… sí. No lo tomes a mal Uruha, esto no tiene nada que ver contigo pero dile a tu amigo que no se le acerque…
-Uru Takashima dice: Pero es al contrario! Manabu está muy asustado!!
[Kuro-kuro] Yuu dice: Conozco a Kazuki mucho más que a mí, lee bien esto y asegúrate de que tu amigo no se cruce ni con él ni conmigo.
-[Kuro-kuro] Yuu se ha conectado-
Suspiré. Oficialmente estaba muy enojado pero mucho más que eso, confundido. Maldito bipolar sensual.
Pasó el fin de semana y el Lunes también, es así como llego al principio de la historia otra vez.
Me tiré a la banca en cuanto entré, por alguna razón tenía ganas de llorar y una mezcla de emociones enorme. Para mi suerte, aún no llegaba Manabu. Hiroto, nuestro otro gran amigo, se me acercó preocupado y terminé por contarle a lo que solamente rió.
-Ay Shima! Pareciera que comienzas a tocar mis terrenos-me dijo aún muy divertido.
-Eh!!?? ¿Cuáles terrenos Hiro!?- NO quería que lo dijera… no quería escucharlo, sabía a la perfección lo que quería decirme.
- Por Hide, Uruha! En tan poco tiempo que te traiga como en la montaña rusa por cualquier cosa… Será que él… quizá, acaso, probablemente… Te gusta!?- … Y lo dijo.
-HIROTO!!!- Mi rubio amigo se rió mientras me señalaba el carmín exagerado de mis mejillas.
-Señor Takashima, en vez de platicar tanto por que no pasa al frente a ayudarme con estos mapas?-
-Si, claro maestra!-