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Te odio por J_Wings

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Notas del capitulo:

Qué tal, gente bonita? ;D

Aquí les traigo mi primer OS del año, espero que les guste tanto leerlo como a mí escribirlo :3

Está dedicado a Bitterness y Blessed, las quiero nenas :) <33

 Si más preámbulos, a leer! ;DD

 

-Capítulo único-

 

 

  ¿Por qué sigo aquí? Observándote, siempre observándote. Inmerso en esas manos que trabajaban con firme decisión, en el sudor que perlaba tu cuerpo y el brillo de esos dorados cabellos.

    Suspiré tomando otro poco de aquél café que ya empezaba a enfriarse ¡Vaya! El tiempo parece volar cuando te observo.

    ¿Cuándo comenzó esta rutina? ¿Cuándo comencé  a venir todos los días a este pequeño rincón del mundo-que ahora parece abarcarlo todo- a observarte, sólo observarte? ¿Cuándo, sin querer, la admiración se transformó en algo más? Porque sí, te admiro; Admiro esa ferocidad con la que transformas lo común en algo inimaginable; Admiro esa entrega, como si nada más importase, ¿O acaso no lo notas? Claro, cómo hacerlo si siempre te observo desde la sombras. Oculto por ese dulce resguardo que promete la misteriosa e implacable oscuridad.

    Sin querer escupo un poco de café sobre la mesa al verte entrar en la cafetería, ya lo has hecho otras veces, cientos tal vez, pero aun así sigues afectándome como la primera vez.

    Muerdo mi labio inferior al ver cómo se no notan esos trabajados músculos a través de la delgada franelilla blanca que traes puesta mientras mi corazón trata de hacerse notar con sus fuertes latidos.

    Odio esto.

    Te odio a ti.

    Sí, a ti. Con tus malditos gestos  que me hacen enloquecer, con esas jodidas sonrisas que no son para mí, con- ¡Oh, Señor!- esos ojos tan parecidos a un mar turbulento pero tan cálidos que me hacen suspirar.

    ¡Te odio! ¿Quién te crees que eres para venir y poner mi mundo de cabeza, romper todo esquema y tomar mi corazón como si de un juguete se tratase?

    ¡Te odio! Odio que cada pensamiento que surca mi mente esté relacionado contigo. Odio que seas mi prioridad cuando yo no soy la tuya.

    ¡Te odio, maldito desgraciado! ¡Vete! ¡Lárgate de una buena vez y no regreses nunca! Llévate esa droga que llevas por olor, ésa que despides en el aire al pasar junto a mí sin siquiera dedicarme una mirada, ¿Por qué habrías de hacerlo?

    Dejo la pequeña taza casi vacía a un lado y limpio el desastre que hice mientras deposito, casi con adoración, mi blog de dibujo sobre la mesa de madera.

    Tomo uno de los lápices especiales de mi mochila y comienza la magia. Poco a poco las líneas van tomando forma, primero tu rostro tan varonil con ese pequeño deje de picardía, luego tu cabello, tan brillante y amarillo como el mismo sol, tus labios tan delgados y atrayentes con esa nariz pequeña y recta, y por último tus ojos ¡Buen Dios! Tú me odias, ¿No es así? Y por eso le diste esos ojazos capaces de hacerme su esclavo con solo posarse en mí, o tal vez solo soy demasiado patético y débil para resistirme a ellos; Yo me inclino por la segunda.

    Con esmero seguí dibujando sobre aquél papel, solo oyéndose el tranquilizante rasgar del lápiz. Las gotas de sudor comenzaban a rodar por mi frente y, agradeciendo la fresca corriente de aire, seguí dibujando por varios minutos, horas tal vez, hasta que mi trabajo estuvo terminado. Sonreí con alegría, había logrado plasmar ese rostro que me acosaba en sueños casi a la perfección. Debería replantearme eso de ser artista, así me muriese de hambre como dice mi madre.

    Tan abstraído me hallaba que no noté hasta entonces la figura reclinada sobre mí, observando con espeluznante atención mi dibujo

   -Así que también eres artista, eh- su voz penetró mi mente con pereza, ya que ésta se encontraba, probablemente, muy, muy lejos de allí.

    Cerrando el blog de golpe lo miré con evidente recelo.

   -¿Qué se te ofrece?- Pregunté un tanto sonrojado

   -¿Puedo sentarme aquí? No hay mesas disponibles- se encogió de hombros, sonriendo con despreocupación.

    -Hum, claro- respondí ocultando mi rostro, sintiendo como mi corazón se aceleraba a cada segundo.

     -Así que dibujas- Comentó sin dirigirse a nadie en específico, pero aun así respondí.

    -Sí.

    - ¿Y por qué me dibujabas?

    -No lo hacía- Mentí automáticamente, apretando con más fuerza el blog sobre mi pecho para luego guardarlo rápidamente, junto con todo lo demás, en mi mochila que luego sujeté en mi mano, preparándome para marcharme lo más pronto de allí.

    -¿Ah, no? Y eso que tenías allí qué era?

    -No-es-nada- contesté apretando los dientes.

    Sus ojos recorrieron por entero mi rostro mi rostro. Levantándose tomó mi mano para luego, después de dejar algunos billetes sobre la mesa, arrastrarme fuera del local calle abajo.

    -¡Ey, espera! ¿A dónde me llevas?- Traté de soltarme de su agarre pero siguió caminando como si nada.

    Avanzamos otras tres cuadras más sin que nadie nos detuviera. Como si ver a un chico siendo arrastrado por otro fuera lo más normal del mundo ¡Malditos!

    Seguimos por la avenida cuando por fin nos detuvimos en un edificio pequeño color ladrillo.

    -¿Dónde estamos?- Pregunté intentando, inútilmente, conseguir una satisfactoria respuesta.

    -Entra, vamos, no es mi intención hacerte nada raro.

    -¿Y, si no pretendes hacerme daño, qué coño quieres?, ¿Para qué me trajiste?

    -Ya lo sabrás, sólo entra.

    Acepté a regañadientes. Subimos hasta el último piso y abriendo la puerta que decía “4” ingresamos en su piso. Nada más entrar sus manos cubrieron mi rostro, cegándome totalmente y poniendo, si es que era posible, aún más nervioso.

    -¿Q-Qué haces?-Mi voz no era más que un pequeño susurro.

    -Sólo déjate llevar- Su aliento chocando contra mi cuello me hizo estremecer con mudo placer.

    Atravesamos lo creí que era la sala de estar y, tras subir la escalera y seguir por el pasillo, abrió otra puerta que se cerró inmediatamente tras nosotros y finalmente retiró sus manos de mis ojos.

    Abrí los ojos y lo que vi me impactó. El cielo, tan azul y despejado, se extendía ante mis ojos a través de los grandes ventanales que se hallaban en la habitación. Pero no fue eso lo que más me impresionó, no, sino el intenso despliegue de arte que se encontraba por doquier.

    Lienzos se hallaban colocados sin ningún orden por todo el lugar mientras que esculturas hechas de diversos materiales predominaban en el ala derecha.

    Las paredes eran arte puro. Llenas de mensajes preciosos y creativos, dibujos y escenas diversas, nada parecía estar ligado pero, aunque suene increíble, todo se vía tan armónico; como si cada trazo estuviese planeado para que así, al final, todo se uniese en un interminable rompecabezas.

    Pero había algo que desentonaba en la habitación, un pequeño lienzo olvidado en una esquina apenas cubierto por una fina tela. Sin saber explicar muy bien el porqué, avancé hasta ella, descubriendo lo que se ocultaba tras esa fina cortina mientras sentía el peso de su mirada en mi espalda.

    Abrí los ojos de par en par al verme allí. Toqué con cuidado la pintura, viendo la cafetería plasmada con extrema exactitud y a mí mismo allí, sentado en una de las mesas, con mi mirada perdida en la inexistente vista que me otorgaba la ventana.

    Sentí su cálido aliento en la nuca y el abrazador de su cuerpo cuando me abrazó por detrás.

    -Hum, al parecer no soy el único en haber caído en la maldita trampa.

    -¿Qué…?- Sus labios se posaron en los míos, callando mis palabras cuando me giró.

    Separándose de mí fijó sus ojos, logrando que me perdiera en las calmadas aguas que ahora eran sus ojos.

    -¿Por q…?

    -Shh-  Me dio un pico- Ya tendremos tiempo para  las explicaciones.

    Sus labios poseyeron los míos nuevamente. Como lo odio, como detesto la embriagante sensación que recorre mi cuerpo pero ah, como amo esos besos de los cuales ya empiezo a ser adicto. ¡Te odio, imbécil! Pero creo que también, muy en el fondo, te amo.


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