No había podido dormir muy bien durante los últimos días y tampoco había tenido apetito. Una voz molesta lo llamó, perturbando la poca calma que había logrado tener. - Hey! Joker, tienes visitas. ¿Quién demonios lo visitaba? ¿Sería acaso Batman? Hace bastante tiempo que lo no veía, ya lo extrañaba. la puerta de su celda se abrió y se fue sentando mientras trataba de quitarse el cansancio de sus ojos. Fijó su mirada en el recién llegado y en su rostro se dibujó una sonrisa burlona.
- Y… ¿A Qué se debe el honor de que el hombre más rico de Gotham City me visite y se deleite con mi ilustre persona? Dijo teatralmente mientras cerraba sus ojos e inclinaba la cabeza con una sonrisa. Abrió sus ojos y miró al elegante caballero que no era otro que Bruce Wayne. El hombre miró a un muy pálido Joker y se notaba a leguas que estaba débil. - Estoy aquí por petición de alguien. - Déjame adivinar: Batman.
Bruce miró como el Joker se sentaba mientras se recargaba en la pared. Había escuchado que el Joker había dejado de alimentarse como debería entre otras cosas. - Joker, ¿Por qué no te estas alimentando? Te ves débil. El payaso comenzó a reírse. Era muy irónico. Se suponía que deseaban que se muriera o algo parecido y ¿Se estaban preocupando por que no comía nada? bruce se sintió molesto. - Joker, si sigues así… - ¿Y? Si a Batman le interesa tanto que venga el mismo… - ¡No me envió Batman! Vine por que otra persona me lo pidió. Pero sinceramente no se por que yo, no creo que haga gran diferencia.
Joker miraba divertido al hombre. Bruce no podía no preocuparse por el Joker, se veía desnutrido y anémico. Sus ojos se mostraban cansados como si no hubiera dormido. - Joker… - Déjame tranquilo, niño rico. Dijo de manera despreciable mientras apartaba el rostro de bruce y se acomodaba como si fuera a dormir dándole la espalda al secretamente Batman.
Bruce bufó molesto y se retiró. Al salir de la celda, no pudo evitar sentir que algo no andaba bien, pero sinceramente no estaba de humor para entender a ese loco Psicópata. Por otro lado, Joker trataba de relajarse. Se sentó ahora en el piso, tratando de entender el mismo la situación que estaba viviendo actualmente.
Esa noche, Joker parecía estar durmiendo tranquilo, son sedantes esta vez, lo cual era un alivio por que esas porquerías lo mareaban y al despertar su cabeza dolía como si mil elefantes le patearan jugando futbol. La habitación comenzó a helarse de nuevo. Otra vez aquella sensación. Entre sueños podía ver la silueta difusa de un hombre que parecía decirle algo al oído pero sin emitir ruido alguno. Esas manos tocándolo, esos labios fríos besando su cuello, su piel, el aire congelado que erizaba su vello. Sus parpados luchaban por abrirse y borrar esas imágenes y sensaciones. Gemía levemente, daba pequeños grititos apenas audibles. Afuera, el velador hacía su ronda, alumbrando las celdas para inspeccionar que todo estuviera en su lugar. Nadie sabía lo que el Joker estaba pasando en esos momentos. Su cuerpo se revolvía y sus brazos parecían estar pesados. Entre su lucha cayó de la sucia cama y quedó en el piso, despertando al instante.
Se incorporó lentamente, tratando de normalizar su respiración y calmar su mente de aquel horror de pesadilla. Miró a todas partes, abrazándose así mismo y frotando sus brazos para darse calor ante el maldito frío. Malditas telas de papel, en calor insoportables y en frío insuficientes. Parecía querer encontrar la causa del helamiento del ambiente, pero no había nada. trató de sentarse, pero de pronto, sintió algo a su costado. Se levantó como si un resorte se hubiera salido de su lugar y se lo hubiera clavado en el trasero. Tocó la zona donde había sentido muy claramente una mano que lo había tocado de manera muy desagradable.
Para su sorpresa y horror, una extraña fuerza lo lanzó al piso. Trató de levantarse pero inmediatamente de hacer eso, aquella fuerza lo inmovilizó. Sus muñecas podían sentir claramente fuertes manos sujetándolo. Trató de hacer un esfuerzo para levantarlas pero no podía, esa fuerza era superior a la suya y el echo de estar débil anímicamente no ayudaba. Se retorcía en aquella prisión invisible, luchando por liberar sus manos que estaban a cada lado de su cabeza. Su mente comenzó a nublarse hasta que quedó sumergido en un profundo abismo negro.
Al día siguiente, Joker despertó como si nada hubiera ocurrido. Cualquiera diría que se cayó de la cama en algún sueño bastante agitado. Miró a todas partes bastante desorientado, pensando que todo el horror que vivió la noche pasada no ocurrió realmente. - Quizás, fue solo un sueño. Levantó su mano para tratar de alisar sus verdes cabellos rebeldes, pero al momento de hacerlo, notó algo en su muñeca. Parecían marcas hechas por unas manos fuertes, se notaba la marca roja alrededor de la piel. Eso hizo que abriera sus ojos desmesuradamente de espanto. ¡Entonces no fue un sueño! Todo fue real y lo peor de todo, no sabía que hacer para detener aquello y ni que era lo que lo causaba. Entró en pánico, mirando sus muñecas marcadas. No podía ocultar su miedo, ¿Qué sentido tendría? Trató de serenarse, pero no podía. ¿Por qué le estaba pasando esto? ¿A el que nunca hizo “nada a nadie”? ¿Qué podría hacer? ¿Quién le ayudaría? Nadie, de eso estaba seguro, pero ¿Cómo solucionaría su problema si para empezar no sabía ni lo que ocurría? Sus ojos miraban a todas partes angustiados. ¿Qué pasaba? ¿Acaso se estaba volviendo loco? Toco su cabeza con ambas manos, tratando de entender todo aquello.
Trató de recostarse en su sucia cama. “¿Qué se supone que debo hacer? No puedo pedir ayuda y ya no es solo por mi orgullo, nunca me creerían… pensarían que estoy loco, bueno, más de lo que creen que estoy. Yo no estoy loco… quizás… ¿Ya enloquecí? Seguro que es eso”.
Comenzó a reír histéricamente. Le parecía demasiado graciosa la situación. Siempre dijeron que estaba demente, pero por primera vez en su vida pensaba que si se estaba volviendo loco. Miró sus manos mientras reía. Trató de recostarse, pensando en lo irónico de todo, y aunque reía, muy en el fondo tenía miedo. Miedo a pensar que si estaba loco, miedo a tener que reconocerlo, miedo a asegurarse que lo estaba, pero sobre todo, tenía miedo de no comprender bien aquello. Si en verdad estaba loco, era a eso a lo que más le temía, ser victima de “esa mala locura”. no tenía defensas contra eso. Entre su risa histérica, cayó de la cama y quedó tendido en el suelo aún con sus carcajadas. Poco a poco fue calmando su risa hasta que solo quedo la sombra de una sonrisa extraña, mezcla de burla y miedo. Estaba seguro que esa sonrisa si era la de un verdadero loco, uno que se consumía en su propio miedo y seguro, esa clase de sonrisa sería aún más aterradora que las de habitual, por que era una sonrisa indescifrable, que no mostraba si estaba burlándose, si tenía miedo o estaba lleno de ira.
De apoco, esa sonrisa se borró. Se acurrucó a un costado aún en el piso, trató de cerrar sus ojos. Por unos minutos, estuvo echado, luego, se sentó. Miró la puerta de su celda. No debía de pensar que estaba loco. Trató de serenarse. Toda la celda fue quedando fría conforme el tiempo transcurría. Joker ahora estaba en su cama, tratando de calmar su histeria de hace horas. Intentó no pensar en ello. Cerró sus ojos. El sueño no le llegaba. Trató de sentarse pero al segundo de hacerlo aquella extraña fuerza lo volcó al colchón, quedando bocabajo. Sintió sus muñecas presionadas. No. No estaba loco, pero era pero que si lo estuviera, el daño era real y no podía defenderse. Sintió esa mano presionando. Cerró sus ojos. Sin notarlo, por breves segundos pudo materializarse la borrosa y transparente silueta de una mano.
Abrió mucho sus ojos al sentir como algo invadía su espacio de manera desagradable. No podía gritar. Su celda permaneció silenciosa, sin que nadie supiera lo que le ocurría.
Al día siguiente, Joker se despertó de apoco. Miró sus muñecas. Nuevas marcas. No estaba loco. Miró al muro y luego al suelo. - No entiendo, ¿Será cuestión de esta celda? Pese al susto pasado, con toda calma se acercó a la puerta y dio un grito. - ¡Hey! Se que me escuchan, quiero hablar con el que esté a cargo.
Después de varios minutos, la puerta se abrió, dejando pasar a un hombre rubio de edad madura. Enorme y corpulento. - Se que quieres decirme algo…. Joker. Hizo énfasis en el nombre del payaso. Joker se levantó y con una mirada intimidante se acercó al encargado. - Solo quiero que me cambies de celda, esta no me gusta, parece un congelador. El rubio sonrió burlón. - ¿Qué? ¿Acaso estas tapado de la cabeza? Aquí no hace frío, más bien hace calor. Joker trató de acertarle un golpe, pero aquel hombre lo sujetó de las muñecas, elevándolo levemente del suelo. - Estas débil y soy más grande y fuerte que tú. Se burló de la condición del Joker. Lo tiró al suelo y antes de salir, lo pateó en el rostro, dejando al Joker en el suelo con un hilo de sangre saliendo de la comisura de su boca. Miró al hombre marcharse mientras le sonreía burlón. - Deberías agradecerlo, estúpido “renacuajo”. - ¿Renacuajo? Me han llamado de muchas formas, pero ¿renacuajo? Seguramente el que tiene tapada la cabeza eres tú. Comenzó a reír, pero el hombre regresó y volvió a patearlo en las costillas, dejando al Joker aturdido.
Bien, sabía que nadie lo ayudaría, estaba perdido y solo en esos momentos. - ¿Qué hice yo para merecer esto? Dijo casi con ironía. “¿Será que es verdad eso que dicen que el karma siempre regresa multiplicado? Entonces, ¿Esto es alguna clase de castigo?” comenzó a reír sin ganas. Si no estuvo loco antes, ahora comenzaba a estarlo debido a la impotencia que sentía en esos momentos. No había nadie que lo ayudara. Afuera, dos guardias conversaban cerca de otras celdas. - El Joker no ha hecho mucho escándalo últimamente. - No, al parecer se esta dejando morir. - ¿Eso por qué? - No lo se. ¿Remordimiento? Ambos se miraron y echaron a reír por la “broma”. - ¿El Joker? Primero me saco la lotería y me hago millonario. Sus risas no pararon. Toda la conversación fue escuchada por una persona que no estaba muy contenta con lo que ahora sabía.