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: : : Kinō : : : por Bluemelina

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaaaaaaaa.......

Muchisimas gracias por seguirme hasta aqui creanme que me emociona mucho saber que la historia esta gustando me enorgullece mucho sus comentarios en serio... 

ESTE CAPITULO LO QUIERO DEDICAR A TODAS LAS PERSONAS QUE MUY AMABLEMENTE ME HAN DEJADO UN COMENTARIO Y A LO QUE AMABLEMENTE ME LEEN ANONIMAMENTE...

PERO MUY ESPECIAL A UN CHICO QUE ME DEJADO REVIEWS CON MUY BUEN PUNTO DE VISTA... Naruke ESTE CAPITULO ES PARA TI...

LES DESEO LO MEJOR DE LO MEJOR...

QUE LO DISFRUTEN!!!

YA SABEN TEXTO EN CURSIVA HABLA DEL PASADO

TEXTO NORMAL ES SOBRE EL PRESENTE...

NOS VEMOS ABAJO... BAY BAY!!! XD

CAPITULO III

***

 

-      ¡Oto-chan! – una vocecita lo sacó de sus pensamientos. - ¡ya estamos listos!

 

-      ¡Oh pero que lindos están! – dijo Naruto sonriendo, tratando de borrar esa tristeza que lo estaba llenando.

 

Miró a sus dos hijos, el mayor iba a cumplir cinco años y el pequeño  cuatro años, Itachi y Sora, el primero tenía el mismo color de cabello de Sasuke y sus ojos muy azules, el segundo, se parecía al moreno , el mismo color de ojos, el mismo color de cabello, era una réplica del Uchiha mayor, sus dos amores…

 

-      ¡Dice Ino-chan que pronto llegará Oto-san por nosotros y nos llevará a ver a la abuela! – El rubio miró a la puerta, estaba parada la nana de sus hijos.

 

-      Si así es… deben portarse bien y no cansar a la abuela… vengan denme un abrazo… - los abrazó y aguantó las ganas de llorar, sus dos pequeños, en una familia que se estaba resquebrajando.

 

-      Oto-chan… ¿Por qué no está Oto-san con nosotros? – preguntó Itachi, el pequeño Sora estaba acunado en los brazos del rubio.

 

-      Tu Oto-san ha tenido mucho trabajo y necesita estar fuera más tiempo de casa…

 

-      Pero ¿pronto volverá?

 

-      Quizás amor… - Naruto tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no llorar.

 

Entonces el ojiazul sintió una mirada y volteó hacia la puerta, ahí estaba él ¿cuánto tiempo tenía ahí? ¿Habrá escuchado lo que les decía a los niños? No lo sabía, en la mirada de él no reflejaba nada, solo rencor, miraba la escena, los niños siguieron la vista de su “madre”.

 

-      ¡Oto-san! – dijeron los dos al unísono.

 

-      ¡Hola campeones! – les dijo sonriendo y se bajó al nivel de ellos para recibirlos en sus brazos - ¿están listos?

 

-      ¡¡Si!!

 

-      Bien… vayan al auto… - y hasta que los niños se fueron, le dijo al rubio - los traeré mañana… - le habló con voz seria dirigiéndose al Uzumaki, el doncel con tristeza miró sus ojos fríos que parecían dos témpanos de hielo – necesito algunas cosas, subiré por ellas…

 

-      De… de acuerdo…

 

Sintió que había contestado al vacío, porque él no esperó su respuesta, se había ido, se quedó ahí solo mirando la puerta, abandonado, pero ¿qué había pasado entre ellos?

 

Se acercó a un sillón, en aquel donde Sasuke siempre se sentaba a revisar los papeles de la oficina, éste conservaba su aroma, se sentó, aspiró y se sintió así más cerca de él.

 

 

 

 

Mientras tanto, Sasuke había subido las escaleras hacia la recamara que hasta hace unos meses había compartido con Naruto, cuando entró en ella, lo recibió su aroma característico del doncel , su perfume, ese exquisito olor a frutillas y dulce … aspiró… se metió como si estuviera profanando un lugar sagrado, se dirigió hacia el closet, y comenzó a buscar unas camisas, vio que todo estaba en su lugar, como si él nunca se hubiera ido, miró hacia el tocador donde estaban los peines, vio las botellas de esencias que Naruto usaba y el espacio donde él había tenido también sus implementos, se encontraba vacío, pero en su lugar había una fotografía donde estaban ellos dos más jóvenes se quedo mirando el retrato, su mirada dura se suavizó, sintió como si aún continuara viviendo en aquella casa que con tanta ilusión comprara para su esposo, su hijo y el bebè que se gestaba en el vientre de su esposo, a pesar de todo, la nostalgia hizo mella en él.

 

 

 

 

Desde que Sasuke aceptó aquel trabajo en aquella taberna, era casi diario que llegaba con aliento alcohólico, lo que a Naruto no le gustaba mucho, trataba de no decirle nada para no discutir con él, sabía que no estaba muy contento con lo que estaba haciendo, que lo suyo era inscribirse en la universidad y convertirse en un excelente empresario, lo sabía desde el colegio.

 

Ya habían transcurrido dos meses y medio desde que habían llegado a Beijín, y tuvieron que pagar alquiler del lugar donde estaban, el dinero lógicamente no alcanzaba ya que lo que el moreno estaba ganando no era mucho, pero por fortuna en ocasiones le dejaban propinas.

 

El Uzumaki no sabía qué hacer, no sabía cómo manejar la situación, pareciera que el azabache quisiera solucionar todo sin darle la oportunidad de hacer su parte, pero de lo que si se daba cuenta era que él se veía cada día diferente, como si trajera un gran peso en sus hombros.

 

Una mañana, le estaba sirviendo el frugal desayuno que había acostumbrado ella a darle para que no se fuera sin comer, ya que igualmente lo veía, que estaba adelgazando.

 

Aquella mañana, Sasuke se había ido, tenía que entrar temprano ya que la mayoría de los clientes se retiraban y tenía que comenzar a limpiar.

 

Después de que Naruto también se levantara para darle de desayunar, se dispuso a arreglarse y salir a buscar trabajo.

 

Salió vestido con el único traje que tenía aún, y encima su también único abrigo, salió y caminó hasta llegar a una zona menos pobre, ahí comenzó a recorrer los lugares, tenía que encontrar algo que pudiera desempeñar y regresar antes de que el Uchiha llegara.

 

Lamentablemente, donde había ido no le podían dar trabajo de acuerdo al horario que él buscaba, en otros lados le había dado mala espina por la manera en cómo lo habían mirado.

 

Por lo que regresó por fortuna antes de que su marido llegara, se apuró a hacer la comida que aún tenían, la cual estuvo lista, pero él no aparecía, estuvo esperándolo, no llegaba, cayó la noche, estaba mirando por la pequeña y única ventana de la habitación, no podía mirar mucho, solo un poco de cielo, ya que estaban rodeados de edificios.

 

Miró el pequeño reloj que estaba en un buró a un lado de la cama, eran casi las nueve de la noche, muy tarde ya, él no llegaba, se preocupó ¿le habría pasado algo? No, claro que no, esperaba que no.

 

Su corazón se alegró al escuchar que la puerta se abría, era él, pero…

 

-      Estaba preocupado Teme… - comenzó a decir acercándose a él

 

-      ¿Y poorr quée? – Naruto se detuvo, el azabache venía borracho – hee llegadoo ¿no?

 

-      Sasuke… bebiste…

 

-      Ah shii, fue soolo una copa… - sacó de su bolsillo unos cuantos billetes y le entregó un paquete – toma…

 

El rubio lo recibió, trató de que no viera él la tristeza en sus ojos al verlo en ese estado.

 

-      ¡Pero ábrelo! ¡esh para ti!

 

-      Si… - Naruto lo comenzó a desenvolver, sintió una opresión en su pecho al ver lo que era, un par de camisas, una en color blanca y la otra en color negra y un pantalón en color azul marino.

 

-      ¿Te gusshta? – escuchó la voz de él a sus espaldas.

 

-      Si… - dijo en voz baja sin mirarlo  – gracias…

 

-      Bien… - fue todo lo que escuchó del azabache.

 

El menor se puso a mirar aquella ropa con un nudo en su garganta, sin entender, se sentía triste por verlo llegar en aquel estado, pero feliz por ver que se había acordado de él, y cuando volteó a mirarlo, al notar el silencio, el mayor estaba completamente dormido, se había quedado acostado, parecía que hubiera bebido mucho, se acercó, lo miró con sus ojos cristalinos, lo acomodó en la cama, le quitó sus zapatos y lo tapó, se sentó en la cama a su lado, mientras lo escuchaba roncar con el ruido característico de un borracho, unas lágrimas salieron de sus ojos, le quitó con suavidad un mechón de cabellos que tenía en su rostro.

 

Quizás aún no habían estado listos para una relación de marido y esposo, Naruto se sentía culpable al haberlo prácticamente obligado a contraer un compromiso que no podía solventar, si a duras penas iba a poder sobrevivir solo, cómo podía mantenerla a él también.

 

Mañana hablaría con Sasuke muy seriamente, porque aunque no era la primera vez que venía tomado, si era la primera vez que venía completamente ebrio, estaba de acuerdo en que él de por si había bebido en el colegio, como aquella vez que entró en su cuarto por error, pero ahora, beber casi diario, no era normal, no quería ver que se iba enviciando cada día más y más.

 

Pero lamentablemente lo que el Uzumaki no sabía era que en un lugar así donde trabajaba Sasuke, era inevitable que éste no tomara una copa, ya que por ser el chico de la limpieza, cual más, le invitaba a beber y él de repente no se podía negar o no quería negarse, ya que éste sentía que el alcohol le ayudaba a sobrellevar los problemas.

 

 

 

 

Al otro día el doncel despertó al sentir que su marido se movía, todavía no salía el sol, pero Sasuke tenía que irse a trabajar, lo que el menor tenía que aprovechar para hablar con él.

 

-      Teme… - le dijo cuando salió del baño.

 

-      Dime… - él no lo miraba

 

-      Necesito que hablemos…

 

-      ¿De qué?

 

-      De lo que te está sucediendo…

 

-      A mi no me sucede nada… - parecía rehuir la mirada de su esposo.

 

-      ¿Ah no? Me he dado cuenta que estás tomando mucho… - el azabache no contestó - ¿qué es lo que te está pasando?

 

-      Nada, no te preocupes…

 

-      Sasuke, quiero que me digas que sucede contigo… déjame ayudarte…

 

-      Ya te dije que tú no te preocupes por nada…

 

-      Es que…

 

-      No Dobe… - le dijo en un tono que no admitiría más discusión – debo irme, te veré al rato…

 

-      ¡Sasuke! – pero él no lo escuchó, la puerta se había cerrado - ¡eres un testarudo!

 

 

 

 

Tarde, mucho más tarde Naruto llegaba casi sin aliento a su casa por las prisas, sin poder tener nuevamente suerte, tanto peregrinar y sin poder encontrar algo, necesitaba hacerlo, necesitaba trabajar.

 

Después de que el mayor saliera, él decidió también salir a buscar un trabajo, estaba colgando su abrigo cuando una voz le heló la sangre por el tono que tenía ésta.

 

-      ¿De dónde vienes?

 

-      Teme… hoy llegaste temprano… - se encaminó a la cocina.

 

-      Te hice una pregunta – lo detuvo tomándole del brazo.

 

-      Salí a buscar trabajo – le soltó

 

-      ¡¿Qué?! ¡Usuratonkashi ya habíamos hablado sobre eso!

 

-      Es que yo tengo que ayudarte…

 

-      ¡No! Yo soy quien debe sacar adelante todo…

 

-      ¡¿Por qué Sasuke? ¿Por qué eres un varón y yo un doncel y es porque así lo rigen las leyes?! – le preguntó alzando su voz.

 

-      ¡No Dobe! ¿No puedes entenderlo? Yo soy quien debe tratar de traer lo indispensable a la casa…

 

-      Tu solo no puedes… - los ojos del moreno  chispearon con furia - ¿acaso no ves cómo estamos viviendo? A duras penas nos alcanza para poder comer, guardamos casi todo lo que traes para la renta… déjame ayudarte…

 

Él lo miró con los ojos entornados tratando de entender.

 

-      ¿No puedo? – habló con voz helada - ¿Crees que no puedo mantenerte a ti? – lo miró entornando sus ojos y comenzó a verse el enojo en éstos - ¡ahora entiendo! Extrañas las comodidades que los Uzumaki te daban…

 

-      No… no entiendes… yo…

 

-      ¿No entiendo? – lo interrumpió -  Me siento humillado… - dijo con desprecio.

 

-      No Teme, yo quiero ayudarte…

 

-      ¿¿Ayudarme?? – lo tomó de los dos brazos - ¿Crees que lo que harás será ayudarme? ¡NO! Estás haciendo sentirme mucho peor…

 

-      ¡Por supuesto que no! ¿Cómo puedes pensar que yo te pueda hacer sentir mal? Además… ¿por qué no has querido pedirle ayuda a tu madre? – le dijo y Sasuke lo miró con el ceño fruncido – sé muy bien que tú idea al venir a China era buscar inscribirte en la Universidad donde tu madre es la decano, ella puede ayudarte en tus estudios y en algún trabajo de medio tiempo… si yo trabajara…

 

-      ¡Escúchame bien Uzumaki Naruto! – lo interrumpió, en su voz había un tono de furia - ¡No me tratarás de humillar de esa forma! ¡yo tengo la consigna de hacerlo! ¡No iré a buscar a mi madre para hacerle saber mi situación! – estaba furioso por lo que no se daba cuenta de lo que decía  - ¿imaginas lo vergonzoso que sería para mi hacerle saber esta situación? ¡Bastante tengo con toda la presión que estoy pasando! Por eso siempre he pensado que si no hubieras venido conmigo…

 

-      ¿¿Qué?? – lo interrumpió, el menor lo miró tratando de entenderlo.

 

-      Dobe… yo… - él pareció arrepentido de lo último que dijo.

 

-      Ahora entiendo – dijo lentamente el menor – ahora entiendo lo que me has tratando de decir… entiendo lo que has tratado de hacer – se zafó de las manos de él, sus dedos quedaron pintados en sus brazos – no estás contento con haberme traído ¡y encima te sientes avergonzado! ¿Avergonzado de qué? ¿Avergonzado de mí? No solo te sientes mal, ¡sino que te avergüenzas y es tan grande esa vergüenza que no quieres pedirle ayuda a tu madre! Pero no entiendo… - parecía hablar consigo mismo, volteándose, dándole la espalda. – eso no quiere decir que me evites el trabajar… o quizás… - se volteó, dirigió su rostro y lo miró con los ojos muy abiertos, como si se diera cuenta de algo – crees que con eso me estás castigando - Sasuke lo miró con desconcierto – Si… estás castigándome por haber venido contigo… ahora lo entiendo todo… por eso tu negativa de no dejar que yo trabaje…  quieres hacer que yo vea el error que he cometido – el doncel tenía una tristeza en sus azules ojos.

 

-      ¡Qué estúpido! Yo creí que… - estaba a punto de llorar - tontamente pensé que tú lo hacías porque sentías que por ser el varón era tu responsabilidad… pero no, tú realmente no querías traerme… te sientes presionado… ¡te sientes avergonzado! ¡avergonzado de mí! – su voz se quebró – debí darme cuenta que no estabas listo para un esposo aún… y yo… ¡Yo tonto! ¡Jamás debí haberte obligado a que tú me trajeras! - le dio la espalda - ¡debí haberme quedado en el colegio! ¡No debí haberte  alcanzado! ¡Todo ha sido un error de principio a fin! – sentía que le quemaban las lágrimas por no dejarlas salir – debí haberte dejado ir solo, así no estarías pasando por todo esto… yo soy el verdadero culpable de todo… jamás debí haberte alcanzado… - su cabeza la agachó mirando al piso.

 

-      No… - trató de decir el moreno.

 

-      ¡Si! – lo miró, en su rostro las lágrimas surcaban sus mejillas - ¡yo soy el único culpable de que tu no puedas alcanzar tu sueño de hacer tu carrera! ¡Por eso… - lo miró -  quería trabajar para que tu puedas tener la oportunidad de lograrlo… no quiero que te sientas frustrado…! ¡éramos una pareja y quería que estuviésemos juntos en todo! ¡No quería que me tuvieras al margen de lo que sientes!

 

-      ¡No Naruto! – trató de tocarlo y abrazarlo.

 

-      ¡No me toques! – el menor no sabía qué hacer.

 

Se sentía mal, muy mal y lo que atinó a hacer fue dirigirse a la puerta, abrió y salió corriendo.

 

-      ¡¡Naruto, Naruto! – Sasuke le gritó.

 

Salió detrás del rubio, pero cuando llegó hasta la entrada del edificio, miró a ambos lados y no lo vio, un dolor en el pecho sintió, comenzó a correr para tratar de encontrarlo, se estaba haciendo de noche.

 

Pensó en todo lo que le había dicho, y sí, era verdad, se había sentido presionado, había tenido mucho miedo, y sí se sentía con vergüenza con su madre, pero no por la forma en que Naruto lo había pensado, sino porque sentía que a ojos de los demás no era capaz de poder salir adelante solo, y aunque si había tenido el pensamiento de traerlo con él cuando abandonó el colegio, no lo hizo precisamente para evitar todo lo que estaban pasando, todo lo que el menor había dicho tenía razón, mucha razón, estaba trabajando en algo que no le gustaba hacer, pero tenía que hacerlo para darle a su esposo lo necesario, se sentía muy mal al verlo cómo iba adelgazando por no comer bien, además ver que no tenía incluso que vestir, al principio pensó que todo saldría bien, pero la situación económica comenzó a hacer mella en ellos, pero no podía decirle nada de eso, no podía decirle que  tenía razón, se sentía presionado, se sentía mal, se sentía avergonzado, pero no por Naruto, no, jamás se sentiría avergonzado de él, al contrario, él era el que sentía la vergüenza por no poder salir adelante solo sin pedirle ayuda a nadie, era él, él solo quien quería darle todo a su kitsune… si, Naruto tenía razón, lo había llegado a amar de una manera que ningún sacrificio sería suficiente para tratar de hacerlo feliz.

 

Ahora se sentía morir, no lo encontraba por ningún lado, buscó por los callejones aledaños por donde ellos vivían, caminó y caminó, estaba haciendo frío, aún era invierno, ni el abrigo que traía lograba calentarlo, estaba preocupado, el doncel se había salido vestido solo con la sencilla ropa que él le había comprado ¿dónde estaría?

 

Continuó buscando hasta que llegó a un pequeño parquecillo, aquel donde se sentaron la primera vez que llegaron a Beijín, donde fue el punto de partida para la vida que tenían ahora, y recordó, recordó que en el colegio a Naruto le gustaba ir al bosque cuando se sentía triste o contento, y con una esperanza en el pecho, se adentró en éste, mirando a todos lados, sintió que la vida le volvía al ver una cabeza rubia en una de las bancas.

 

-      Dobe…

 

El menor no volteó, sabía que era él…

 

-      Yo…

 

-      Perdóname Sasuke… - le comenzó a decir sin mirarlo.

 

-      Perdonarte… ¿por qué? – se sentó a su lado.

 

-      Por haberte obligado a tener esta vida que tenemos…

 

-      Pero…

 

-      No – lo interrumpió – no digas nada… yo… no quiero arrastrarte a una vida que no quieres, que no querías desde un principio… yo no quiero truncar lo que has deseado tener… por lo que ya sé que es lo que debo  hacer…

 

-      Usuratonkashi, no te entiendo…

 

-      Regresaré a Japón…

 

-      ¿Qué dices?

 

-      Los Uzumaki… - continuó – sé que no me recibirán nuevamente… - Sasuke lo escuchaba y miraba sin poder creerlo – escribiré a mis abuelos para que me perdonen por lo que hice al abandonar el Colegio sin avisarles, ha sido una gran falta lo que he hecho… solamente… - cerró sus ojos como si le costara mucho decir lo siguiente - te pido que me puedas prestar dinero para poder irme… así ya no te sentirás responsable de mi… - lo miró, no lloraba, trataba solamente de sonreír - para que así no tengas…

 

-      ¿Quieres dejarme? – lo interrumpió.

 

-      Si… - cerró sus ojos, tragó saliva, pareciera que no podía contener las lágrimas.

 

-       No puedo atarte a mí de ninguna forma… no debo continuar presionándote ¿Crees que no me doy cuenta que soy una carga para ti? – lo miró, en sus ojos había tristeza – no sé en qué estaba pensando al subir de aquella forma al barco donde te ibas… lo que menos quiero es que tú sufras…

 

Silencio, era lo que más le estaba doliendo a Naruto, aquel silencio que el mayor estaba teniendo, porque sentía que le estaba dando él la razón al decirle que lo dejaba.

 

-      ¿Eso quieres?

 

-     

 

-      ¿No me amas realmente?

 

-      Yo… - al Uzumaki le extrañó aquella pregunta.

 

-      Solamente que tú me digas que no me amas aceptaré tu abandono… pero no lo aceptaré si es por toda esa basura que me estás diciendo… ¡Mírame! – le ordenó, el rubio no pudo hacerlo, no lo podía mirar, si lo hacía no tendría el valor de contestar – Naruto… mírame… por favor…

 

El tono de la voz de Sasuke era ahora de súplica, pero tampoco volteó, entonces, sintió la mano de él en su barbilla haciendo que lo mirara, él se encontró con la azulina mirada  que estaba llena de tristeza.

 

-      Dime que no me amas… y aceptaré lo que tú quieras…

 

-      Sasuke… - de sus ojos brotaron lágrimas.

 

El moreno lo abrazó entonces, Naruto lloraba, él lo abrazó con más fuerza como si tratara de que dejara de llorar, que se diera cuenta que él estaba ahí.

 

¿Cómo dejarlo? Pensó el doncel… era como si quisiera arrancarse un pedazo de su corazón.

 

-      Dobe… - escuchó el menor cerca de su oído.

 

– Naruto… perdóname… soy un tonto… un estúpido… – escuchaba su voz – soy un estúpido orgulloso ¿me entiendes? Un estúpido que quiere darte lo que te mereces y no ha podido hacerlo… y, – lo separó para mirarlo – jamás, escúchame bien… jamás me he avergonzado de ti… yo soy el que se avergüenza por no poder estar haciendo nada bien contigo… nunca quise decir nada que te lastimara… soy un tonto… no sé cómo hacer las cosas sin lastimar a nadie… pero trataré de cambiar… no quiero que pienses que no me importas, intentaré de darte todo lo que quieras… aunque no me ames lo suficiente…

 

-      Sasuke…

 

-      Sé que dije cosas que te lastimaron… perdóname… soy un tonto que ha querido borrar todos sus problemas con alcohol… te he tratado como a un prisionero – lo separó un poco de él para mirarle – pero ¿sabes por qué? En ninguna forma por avergonzarme, sino porque no he podido hacerlo bien… eres lo más preciado que tengo, eres mi razón para salir adelante… por ti quiero ser alguien mejor… quiero que me ayudes… que estés conmigo…

 

-      Sasuke…

 

-      Pero si tú me dices que no me amas… que no me amas absolutamente nada… lo trataré de entender… - la mano de él acarició la mejilla del rubio.

 

-       Te amo… - dijo el Uzumaki.

 

-      ¿Qué? – lo miró a los ojos

 

-      Te amo… - repitió

 

-      ¿En verdad? ¿Me amas?

 

-      Desde que te conocí…

 

-      ¡Oh Naruto! – lo abrazó y le separó un poco el rostro para poderlo besar – Naruto, Naruto… - susurraba cerca de sus labios – te amo… te amo… - él lo sintió temblar, pero al tocarle sus manos, éstas estaban frías - ¡estás temblando!

 

-      Tengo un poco de frío… - respondió el ojiazul.

 

Sasuke se quitó su abrigo y lo tapó, había olvidado que no traía más que solo la camisa y el pantalón, había salido corriendo sin traer su abrigo, y la noche había caído comenzando a nevar.

 

 

 

Más tarde una pareja entraba a aquel edificio maltrecho, subieron las escaleras abrazados, en silencio, no había necesidad de palabras, lo único que valía era que estaban juntos, que se amaban.

 

Aquella noche se amaron con suavidad, con ternura, ahora fue Naruto el que le hizo entender lo mucho que lo amaba, que cualquier sacrificio por él valía la pena, que por él era capaz de todo, incluso sacrificarse así mismo.

 

-      Usuratonkashi… - le dijo más tarde el mayor recargado en su pecho.

 

-      Si…

 

-      Respecto al trabajo…

 

-      Haré lo que tú pidas…

 

-      No… - se levantó para mirarlo - está bien, si tú eso quieres… trabajar… está bien… quiero que estés conmigo, quiero que participes conmigo, no quiero que estés al margen de nada… - el doncel sonrió.

 

-      Teme, te quiero… - lo abrazó, sentía su respiración en su cuello.

 

-      Lo sé…  

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

Los problemas de pareja si no se resuelven a tiempo, se dan los malentendidos, tenemos miedo de lastimar a quien queremos por ocultarnos todo lo que sentimos, por eso debe existir la sinceridad y hablar sobre ello, entenderlo y darle una solución para que podamos convivir.

 

 

 

Un paso han saltado nuestra pareja, qué difícil es tratar de ir entendiendo y conocerse, poco a poco trataremos de entender que es lo que orilló a esta pareja que se amaba para llegar al extremo de pensar en una separación legal.

 

 

 

NOS LEEMOS EL MIERCOLES... MUCHAS GRACIAS POR LLEGAR HASTA ACA....

 

BAY BAY!!!!


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