El pelinegro golpeaba al tronco, bastante fuerte, sus nudillos comenzaban a ponerse rojos y manchaban al tronco, los ojos del muchacho igual negros miraban con furia a aquel objeto, un movimiento de manos y lo transformó en cenizas.
-Sasuke-escuchó que lo llamaban.
Un rubio de ojos zafiros, con marcas en sus mejillas semejantes a bigotes de zorro, se le acercaba corriendo.
-entrenemos juntos.
-no-fue su simple respuesta
-vamos, somos compañeros.
-no.
-¿por qué?
-porque yo quiero hacerme más fuerte y no rebajarme hasta tu nivel, Naruto.
-¡Sasuke! ¡Eh Sasuke!-pero el pelinegro no lo escuchaba, caminaba en silencio, ignorando al rubio; caminó hasta que no escuchó ni un susurro de él.
Tenía que hacerse más fuerte, por Itachi tenía que lograrlo.
Su hermano se había ido de la aldea dejando al pobre muchacho solo, triste y con un odio increíble.
-Itachi se fue…-murmuró-y tengo que hacerme más fuerte para que me vuelva a amar.
Sasuke se había enamorado de su hermano, pero no estaba, ¿cuánta gente tenía que matar? ¿Cuánto más tendría que entrenar? ¿qué tan fuerte tenía que llegar a ser?¿para que Itachi lo amara otra vez?
-Itachi-volvió a murmurar sintiendo sus ojos arder, un nudo en la garganta, el dolor acumulado por tanto tiempo ocultado en el cuerpo de un niño perfecto deseado por muchas. Pero a él no le atraía ninguna, él sólo quería a Itachi, a nadie más.
Caminó dejando a las lágrimas deslizarse por su rostro, bajar por su cuello y seguir bajando mientras se desvanecían lentamente en su cuerpo.
-Itachi-volvió a murmurar, recordaba los abrazos, besos y caricias de su hermano, se amaban en secreto, sus padres no lo sabían, nadie lo sabía, nadie tenía porque saberlo; pero Itachi se fue, mató a su familia y lo dejó solo, totalmente solo.
-Itachi.
Sus pies lo guiaron hasta la orilla de un lago, a él le gustaba jugar con Itachi en el lago, le gustaba como lo abrazaba cuando tenía frío, el olor de Itachi le gustaba, escuchó risas, ¿era un engaño o ilusión de su mente?, no, ahí a la orilla descalzos con los pies en el agua estaban Shino aburame, pálido de pelo negro y sus ojos un gran misterio bajo unas gafas negras y kiba Inuzuka, moreno, de pelo castaño, ojos negros y dos marcas en forma de colmillos rojos, una en cada mejilla; se mantenían abrazados el Inuzuka acurrucado en los brazos del otro y éste dándole tiernos besos en la frente, sus bocas se movían en inaudibles frases y palabras de su romance, kiba reía y el otro a pesar de nunca mostrar expresión parecía feliz.
Se acercó y los miró un rato, ¡como los envidiaba! Así un amor que parecía nunca terminar, así se llegó a sentir; envidia, odio, tristeza, sentimientos que no eran muy buenos para aquel chico, otro movimiento de manos y llamas cubrieron a la pareja, el Aburame apareció en la copa de un árbol con el otro en los brazos.
-¿Cuál es tu problema?-dijo sin siquiera mostrar signos de enojo o espanto.
¿Cuál era? buena pregunta, ¿Qué contestar? ¿Ponerse a llorar?
-mi soledad-respondió con indiferencia.
-¡¿Y es nuestra culpa?!-gritó el castaño.
-no-dijo con indiferencia y se fue.
-su hermano-dijo shino como si fuese lo más obvio del mundo.
Al oír esto sasuke volteó con sus ojos llenos de ira.
-Sasuke extraña a su hermano, prosiguió.
-Cállate-murmuró.
-Porque sasuke lo amaba.
-¡Cállate!-repitió
-Es la verdad, por eso está alterado.
Bajaron del árbol y Shino caminó hasta quedar frente al desolado muchacho.
-¡cállate!-seguía susurrando, como tratando de alejar sus recuerdos, tratando de alejar a Itachi de su mente.
-¿Qué harás sasuke? ¿Matar, odiar, vengarte?
-Sasuke lo miró fijamente, la furia de sus ojos era superior y parecía aumentar.
Itachi-murmuró.
Ambos ninjas se pusieron en guardia.
-¡Cállate!-gritó explotando, y uno tras otro ataque comenzaron, movimiento rápidos de manos, alrededor del lago se formaron nubes de humo e insectos, Sasuke estaba enojado, y su furia creció, lanzó un sinfín de ataques, golpes, sin darle tiempo de responder al otro hasta que logro clavarle un kunai en la clavícula.
-¡cierra tu estúpida boca!-gritó cuando lo tenía pegado al árbol.
-¡no!-gritó Kiba quién hasta entonces no había hecho nada.
Shino puso sus manos en los hombros de su enemigo, era obvio que iba a caer, Sasuke se hizo para atrás sin impedirlo.
-¿por qué?-susurró Kiba levantando a su pareja.
-Itachi-volvió a murmurar.
-¡deja de decir su nombre! ¡Él no está, no te escucha!
-Era la verdad, la triste y cruel verdad, vivir y hacer cualquier cosa para una persona que no estaba, para una persona que había causado tanto dolor.
-lo siento-susurró y les dio la espalda.
-sasuke-oyó la débil voz de Shino.
-¿Qué?
-quizá Itachi no ha dejado de quererte-su voz volvía a tener la frialdad habitual-si te odiara, te habría matado.
Jamás había pensado en eso, jamás se le había ocurrido.
-Quizá-fue lo único que dijo cuándo se fue.
Quizá fue difícil para Sasuke vivir solo, quizá le dolía demasiado, pero eso no significaba que el dolor de su hermano fuera menor, caminó hasta donde estaba Naruto.
-Eh inútil, entrenemos.
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Itachi estaba sentado sus ojos negros miraban el ocaso, solo, tenía una leve sonrisa, su cabello negro se movía al par del viento.
Miró para un lado, luego para el otro asegurándose que ni su compañero ni nadie lo viese.
Buscó en su bolsillo, una fotografía, en ella estaba él abrazando a su pequeño hermano.
-Sasuke, ¡cómo te extraño!