Lo siento, te pido perdón por entregarte así, tan tarde, tan erróneo, el amor que proviniendo de mí es más pecado que paz. Perdóname por no saber amarte, Al. Perdóname por no poder ser el hermano que necesitas. Y quiero que sepas que esto es mi culpa, como siempre han sido míos los pecados que has cargado en tu alma; no eres tú el que la está traicionando, soy yo. Yo soy el que te arrastra al abismo, fui yo el que te besó primero, yo te empujé en la cama y te hice olvidar, entré en ti como si así pudiéramos estar juntos al fin, como si de esta forma fuera menos inalcanzable la felicidad. Como si amándote pudiera llegar a merecerla.
No quiero que te culpes por esto, tú eres puro, inocente y bello como nadie más, incapaz de hacer daño. Yo, en cambio, soy repugnante, digno de todo el odio que llegues a sentir hacia mí. Pero te lo pregunté, y lo negaste. Si conocieras toda la corrupción, toda la muerte que reside en mi alma falaz, extendiéndose hacia mi alrededor, contagiando. Soy un pecador, y no hay descanso para mí.
Y aún así, cuando abriste la Puerta y renunciaste a todo solo por estar conmigo, incluso sabiendo que no tenía ya derecho a ello, me atreví a soñar con una vida en la que solo estuviéramos tú y yo, una vida en la que tenernos el uno al otro fuera suficiente. Pero esta soledad, tan mía, es absoluta, inexpugnable. Nada será suficiente.
(Cuando la conociste y salían juntos, muy cerca uno del otro, yo, al principio, no comprendía, no comprendía en aquel entonces qué era lo que me molestaba, qué me impulsaba a resentirme contra los dos. Hasta que un día, llegué a descubrir que tratabas de olvidar en ella la distancia que existía entre nosotros dos; un alejamiento que yo mismo impuse al tratar de evitarte los horrores que veías en sueños. Entonces, solo entonces entendí. Luego, te cambiaste a vivir con ella, en ese apartamento de las afueras, y solo así mi soledad fue completa. Y aborrecible, como aborrecible es mi vida y todo lo que en ella anida).
Encima… encima te negué yo también los recuerdos que perdiste. Perdón, perdón Al, perdóname, ¡no puedo protegerte sin hacerte sufrir! Tú me preguntabas y yo solo callaba por miedo a las respuestas; yo callaba, limitándome a abrazarte y acariciarte el cabello cuando en la noche despertabas llorando, tembloroso y asustado, atormentado por monstruosas pesadillas.
Sé que te decepcionaste de mí cuando viniste a visitarme, en esta habitación en la que vivo, y reparaste en las botellas, vacías todas, esparcidas por el suelo. Me miraste, no con asco como esperé, sino con piedad. Y me estremecí, porque la piedad es una forma de amar. Entonces te besé, y no trataste de apartarme, y el resto… el resto es lo de menos, no importa, porque quiero que lo olvides, que olvides cada caricia, cada beso que te di, cada palabra que te dije, hasta llegar a borrarme a mí y que solo recuerdes cuánto te amo y te amaré.
Por eso, cuando amanezca, te pediré que te vayas y no mires atrás. Ella no te necesita tanto como yo, pero te merece más. Yo jamás podré hacerte tan feliz como ella te hará. Por eso, Alphonse, te ruego, te suplico que no mires atrás. Porque, si lo haces, no tendré el valor para permitirte ser feliz.
19, Dic. 11
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español