¿Cuánto puede sufrir la gente normal por amor?
Claro, el no era normal pero sufría, a su manera quizás.
Estaba solo en esa habitación alumbrada por una luz tenue, en su manos tenía un cigarrillo y en la otra una café, su cara demostraba lo cansado que estaba. No dormía, no se duchaba, no comía, no hablaba… Sufría.
Por la ventana se asomaban pequeños rayos de luces, al notar esto el castaño cerró lentamente la ventana, no quería nada… Quería morir.
Se encontraba solo en esa habitación, ni un ruido. De un momento a otro tres pequeños golpees llamaron la atención del castaño, provenían de aquella gran puerta color negro.
Apago el cigarro con tranquilidad, dejo el café en la mesa y se levanto. No quería caminar, no quería pensar, no quería hablar.
Lentamente agarró la manilla de la puerta y la giro, asomo su cabeza y al ver de quien trataba la abrió por completo dejando pasar a aquella persona.
Tenía cabellos negros y unos ojos del mismo color, mirada penetrante y unos labios grandes, Aoi.
- ¿Cuánto tiempo piensas estar acá? –preguntó el pelinegro.
No le importaba recibir una respuesta por parte del castaño, notaba la cara demacrada del menor, sufría.
- Lo que sea necesario para cesar este sufrimiento –susurró para luego caminar hasta donde había dejado el café y el cigarro.
- ¿De qué sirve esconderse?, eres cobarde –susurró el moreno, lo suficiente para que uruha no lo notara.
Había pasado un año desde que el pelinegro se había declarado al castaño, mas uruha lo rechazo por no sentir lo mismo. Aoi sufrió, no tanto ya que se prometió a si mismo nunca dejar al guitarrista.
Pasaron las horas, el moreno no dejo nunca a uruha, durmieron juntos abrazados hasta el otro día.
Los rayos solares se habían colado por la ventanilla iluminando todas las facciones del castaño.
Hermoso.
Era lo único que el moreno era capaz de decir. Su nariz, sus labios, sus ojos, todo en el era perfecto, ¿Era posible seguir enamorado de alguien como la primera vez?
Lentamente Uruha fue abriendo sus ojos, era la primera vez de dos días de sufrimiento en los que dormía, miro al lado y estaba el, sus ojos negros, penetrantes mirándolo.
Sus manos se acercaron lentamente a los negros cabellos del mayor, acariciándolos. Sus manos tocaban cada rincón de la hermosa cara del pelinegro, quería… Necesitaba sentir aquellos labios que en ese momento no dejaba de mirar. Se fue acercando lentamente, no había prisa ¿Para qué?, quería disfrutar el momento. Cada vez el espacio que había entre los dos se fue acortando.
¿Por qué ahora?, ¿Por qué me quiere besar?, ¿Quizás seré su pañuelo de lágrimas? Pensaba el moreno, pero en ese momento quería dejar de hacerlo. La única oportunidad en su vida, había soñado millones de veces con esos labios ¿Por qué lo dudaba ahora? No había motivo.
Sus respiraciones chocaban, se miraban a los ojos, no necesitaban decir nada, sus ojos hablan por sí solo, aquellos demostraban un solo sentimiento; Necesidad.
Sus labios se juntaron lento pero seguro, las manos del castaño revoloteaban en los cabellos del moreno, sus labios carnosos era deliciosos, ¿Cómo era posible sufrir por alguien teniendo esto al lado? Pensaba, le estaba encantando de a poco.
Lentamente se fueron separando, no por falta de aire si no por el moreno. Se notaba de lejos que no se sentía bien ¿Acaso era usado para olvidar?, no quería seguir pensando eso, ya no quería volver a sufrir, quería amistad por parte del castaño así que sin pensarlo dos veces se despidió y se fue.
¿Amor?, ¿Pena? Que sentía en verdad uruha.
Esas preguntas invadían la cabeza del moreno, ¿por qué lo besaba? Aún no entendía mas no le quiso dar vuelta al asunto y entro a su departamento.
Y ahí estaba de nuevo el castaño, solo.
¿Por qué lo había hecho?, en ese momento sentía la necesidad de besar aquellos labios, los necesitaba pero ¿Por qué?
Las escenas de hace una hora deban vueltas en la cabeza del castaño y sin pensarlo dos veces se empezó a arreglar.
Simple, una camisa y unos pantalones negros. Sus cabellos desordenados y una tenue sombra de ojos.
Salió decidido que sería lo mejor. Al llegar a aquel departamento toco el timbre.
Ahí estaba, ni uno de los dos lo podía creer, se tenían en frente, se amaban, los ojos decían que se necesitaban ¿No era suficiente?.
- Hola –hablo el moreno.
- Hola –respondió el castaño.
El silencio se hizo eterno, no dejaban de mirarse, un beso… Necesitaba un beso y así fue como el castaño lo beso.
No le importo nada, solo le importaba el moreno, el cual lentamente iba correspondiendo ¿Por qué?, era un masoquista, ¿sufrir de esa manera? Pensaba.
- Te amo… -Dijo entre el beso el castaño.
- ¿Eh? –el moreno paro, dejo de besarlo y lo miro.
Los ojos negros de aoi estaban pendientes de cada movimiento del castaño, ¿Cómo era posible?, Lo decía por despecho, ¿qué más claro?
- Te amo maldita sea.
Otra vez, ¿acaso no se daba cuenta que dolía?, cada palabra dolía, ¿Cuál era la idea?, ¿acaso quería que su compañero muriera de sufrimiento?
- Tus besos, tus ojos, la manera en que me cuidas, nunca me di cuenta antes –hizo una pausa y una sonrisa melancólica se apodero de los labios del castaño- Te amo.
Los ojos del pelinegro estaban más que abiertos. Quizás de verdad lo amaba.
No espero mas ¿Qué pasaba si volvía a sufrir?, volvería a salir a delante, mas no le importaba, solo quería los hermosos labios del guitarrista castaño.
Y se besaron, cada vez más apasionantes, no dejaban parte del cuerpo sin tocar, todo era de él, todo le correspondía. Uruha por fin pudo sonreír, se sentía cálido, se sentía querido.
- Te amo –susurraron los dos al mismo tiempo.
Era amor, lo sabían.
Al acabar los dos durmieron juntos.
Al tiempo los dos vivían juntos.
Las fotos, los regalos, las hermosas palabras eran todos los días.
Un accidente.
''Moriremos juntos, y nos veremos la próxima vez.''
Dos guitarristas muertos.
Él único amor del castaño.
El único verdadero amor de los dos.
De alguna manera este es un final feliz.