Introducción
Tell Me Goodbye
Es curioso. Aquella noche había sido oscura, el cielo no era más que el manto negro, carente de las estrellas, de la luna, tapizado de nubes oscuras y gruesas. Las calles que rodeaban el escenario estaban vacías de personas, pero eran ocupadas por la lluvia que caía gruesa y sin piedad sobre el asfalto y las casas, siendo acompañado del violento viento característico de una tormenta.
Pero dentro de una casa en particular, el drama era más presente que el oxígeno mismo. El aire estaba cargado de enojo, de desesperanza, haciéndolo denso. Incómodo.
MinHo respiraba agitado, con los puños apretados. Estaba por demás decir que la ira ya no cabía e él, ni el rencor en la mirada que dedicaba al chico del otro lado de la habitación.
-¡Tan sólo dime que ya no me quieres más a tu lado!
Aquella pelea no cambiaba. TaeMin estaba hastiado de ella, pero sobre todo, dolido.
TaeMin sabía de la naturaleza posesiva de MinHo desde que lo conoció, pero en un inicio, jamás pasó de pucheros en el rostro del mayor y promesas sin sentido que MinHo le hacía jurar. Y aquella promesa era sellada con el beso más amoroso que podían dar.
Pero al pasar los años, mucho de ello había cambiado, y no precisamente para bien en su relación.
MinHo se había vuelto mucho más posesivo, de una patológica manera, en la que le negaba las salidas a TaeMin con sus amigos por temor a ser engañado; mensajes y llamadas a TaeMin llegaban por montón y cada pocos minutos para preguntar dónde estaba, qué hacía y con quién estaba.
Y esa noche…bueno. MinHo simplemente había estallado por una llamada que recibió TaeMin en medio de un romántico momento, cuyo fondo era el sonido de aquella lluvia. Y para peor de los colmos, al menos para MinHo, es que TaeMin había cortado los acalorados besos que el mayor repartía en el terso cuello del menor para responderle a alguno de sus amigos.
Fue demasiado para MinHo para tolerar.
-¡Respóndeme, carajo!
Detente…
-MinHo…- TaeMin mantenía la compostura, rehuyendo la mirada de MinHo, sintiendo un nudo en la garganta.
¿Por qué no le escuchaba?
-¡Joder, TaeMin, mírame!- explotó una vez más, lanzando un puño al aire.
Pero TaeMin ya temía demasiado a MinHo como para mirarlo. Lo desconocía por completo, ni siquiera podía hacerlo entrar en razón. Su mirada se enganchó al celular destrozado a los pies de MinHo, y sólo pudo apretar los dientes, aguantando manifestar cualquier emoción que se arremolinaba en su pecho y en su mente.
-¡¿Quién es tan importante como para tener que responderle?!
-MinHo…por favor…
-¡¿Era SungMin, verdad?! ¡Y no me lo niegues, porque ya te he visto abrazando a ese idiota de SungMin!
Es sólo un capricho, TaeMin. Ya se le pasará…
-Pero---MinHo…
…pero vaya que se está tardando.
-¡Sólo confiésalo! ¡Quiero oírlo de ti para poder largarme y dejarte ser embarrado de cama en cama!
No le veía ya fin a eso. No podía dejar eso así ya.
-¡¿De qué hablas?!- gritaba con frustración finalmente. Si eso era lo que MinHo había estado buscando, eso había conseguido.-¿¡Ahora tengo prohibido tener amigos y mostrarles mi afecto!?- El rostro antes blanco cual nieve se había puesto colorado.
-¡Que amigos ni que mil cuernos!- rugió, llevando las manos a ambos lados de su cabeza, ahora furibundo al tener una respuesta de TaeMin. No podía creer que TaeMin fuera tan cínico.
Y TaeMin no podía creer lo idiota que era MinHo.
-¡Era su cumpleaños, eso hacen los amigos, MinHo!
-¡¿Y qué me dices de la cita que tuviste con SiWon?! ¡¿A poco también era su cumpleaños?!
-¡Estás loco, MinHo!- estaba harto de esa discusión. -¡Ves siempre lo que quieres ver! ¡Siempre!
Siempre era lo mismo…
-¡No respondiste mi pregunta! ¡Dame una excusa para eso! ¡Anda!
-¡No tengo por qué darte una maldita excusa, MinHo!¡No eres mi dueño!
-¡Soy tu novio!-frunció aún más el ceño, remarcando la última palabra.-¡Eso me da poder sobre ti!
¿Cómo se atrevía a decir eso?
-¡No puedo creer que me hagas discutir sobre esto una vez más!- su voz empezaba a quebrarse, pero no por gritar ni por la jaqueca que empezaba a tener aún si sus manos hacían presión a cada lado de su cabeza, buscando aliviar el dolor que gritar y ser gritado le daba.
-¡Llorar ya no te llevará a nada, TaeMin!
Cállate…
-¿¡Sabes qué!? ¡Púdrete, MinHo!- dolía tanto hablarle así -¡Yo no voy a discutir más esto contigo!- se hartó.
¿Por qué no podían arreglar esto?
-¿¡A dónde vas!? ¡No hemos terminado!- entonces, en esa última frase, TaeMin vio la solución.
Odiaba discutir con MinHo más sobre cualquier otra cosa. Pero lo más reciente, era que odiaba que MinHo desconfiara tanto de él cuando TaeMin ya le había entregado su corazón, su cuerpo y su alma.
¿Por qué no confiaba en él? Jamás lo había engañado. Ni lo haría.
-No, MinHo…-TaeMin ya había bajado su tono, hablando con lentitud y con un deje de suspenso en esas palabras, y sus ojos se encontraron con los de MinHo.-…claro que hemos acabado.
MinHo no comprendió al inicio las palabras de TaeMin, pero tras caer en cuenta a lo que ello iba, sintió un golpe invisible en el estómago, abriendo los ojos aún más.
-TaeMin…
-Pienso que será lo mejor.-los ojos siempre vivaces ahora se mostraban vidriosos, pero aún así, sonreía con tenuidad.
Odio pelear contigo por esto.
-Pero--- TaeMinnie--- lo miraba suplicante esta vez -¡No, TaeMin!
-Me encantaría decir que lo lamento, MinHo, pero yo ya no puedo con esto.
Me lastimas…
-TaeMin---
No le respondió. La mirada la mantenía baja, en cualquier otra cosa que no fuera esa persona. No quería ceder a su mirada, a la súplica tras ella. Se mostraba firme con esa decisión.
Simplemente ya no podía más con todo eso.
-¿Sabes qué?- escuchó el tono arrogante de MinHo -ese que tanto odiaba-, y sólo cerró los ojos con fuerza, conteniendo las lágrimas, esperando lo que venía a continuación.
MinHo se giró y caminó hacia la puerta, dándole la espalda a TaeMin.-Me voy…-murmuró lo obvio, pero a pesar de ello, le bastó a TaeMin para caer de rodillas y llorar silenciosamente, pero no por ello atenuaba la intensidad del llanto.
Finalmente había acabado, y en el momento en el que la puerta azotó al cerrarse, TaeMin sintió arrepentimiento a lo que había insinuado. A lo que había siquiera pensado.
Te amo.
Regresa.
Por favor…
Pero la puerta jamás se abrió. MinHo no volvió ni esa noche donde el escenario era una dramática tormenta, ni el siguiente día, ni la siguiente semana.
Mucho menos los próximos 5 años.