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¡Algo inesperado! por Am3li3

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Notas del fanfic:

¡Hola! ¡Soy una chica y he respondido a este desafío! Para los que ya me conocen... bien, seguro me quieren matar por sacar más y más fics nuevos sin terminar los anteriores... Pero ¡No me resisto! Los retos son lo mío y mi imaginación vuela con sólo leer qué es lo que piden *¬*

 

En fin, ¡He vuelto a las andanzas! Espero poder seguir con los viejos fics y seguir con este que ya le agarré entusiasmo!

Notas del capitulo:

Bueno, van a conocer a Cheryl una muchachita super femenina, inteligente y maniática de los detalles. Ella es reflexiva, generalmente piensa tonterias, pero las piensa bien! Desde todos los ángulos. Aunque a veces se pasa de la raya y le pasan estas cosas...

De pronto, como si se tratara de Wish Upon a Star, estúpidamente, Cheryl pidió un deseo a una ocasional estrella fugaz que iluminó el cielo. Su deseo era similar al de la película, pero en vez de pedir intercambiar el cuerpo con su hermanita menor Dorian, de cuatro años, deseó… deseó saber qué era sentirse hombre.

 

Ni más, ni menos. Hombre.

 

Siempre se imaginaba cómo sería orinar de pie, o cómo sería llevar barba. ¿Sería incómodo? Y claro, se imaginaba totalmente seductor, no como ésos pobres diablos que creían saber cómo atraer a las mujeres, no, no, no. Ella sabría de verdad lo que sería, se vestiría sexy, muy sexy. Como Brad Pitt o Leonardo Di Caprio en esas películas… miraría a las chicas con su mirada intensa, y claro, las derretiría con su sonrisa encantadora. Se peinaría de modo que se viera despeinado. No despeinado totalmente sino ‘peinarse despeinadamente’. Había visto a unos cuantos chicos llevar ese look, o mejor dicho intentarlo, pero fallaban. Ellos se veían desprolijos, en cambio Johnny Depp se veía fabuloso. ¿Cómo le hacía?

 

En fin.

 

Ella si fuera hombre, sabría cómo tratar a una mujer. Sí, sí que lo sabría…Sin duda alguna. Suspiró perdiéndose en la inmensidad de la noche para luego salir de su ensoñación y volver hacia su casa, ya que los mosquitos le estaban devorando las piernas. Era una noche cálida y algo pegajosa. Lo mejor sería darse una ducha refrescante y a la cama. Al fin y al cabo a la mañana siguiente tenía clases.

 

 

 

*-*-*-*

 

 

Bip, bip, bip, bip, bip, bip, bip, bip, bip.

 

Sonaba y sonaba su despertador. Estiró su mano torpemente y apagó el maldito aparato. Se sentía extraña, no recordaba que su mesita de noche estuviera del lado izquierdo de su cama, ni que su despertador sonara tan horrible. Se revolvió un poco sobre su cama. Notó que sus pies llegaban casi al final de ésta. Tampoco recordaba eso, ella era una chica muy bajita y delgadita, sus pies jamás llegarían al final de la cama. Frunció el ceño aún con los ojos cerrados. Algo no iba bien.

 

Entreabrió sus ojos y lo primero que vio fueron sus dedos. Estaban largos, demasiado largos. Y no recordaba tener las uñas tan mal cortadas y mucho menos sin esmalte… Continuó con su brazo. Al igual que sus dedos, su brazo era largo y cubierto de bello largo y rubio. ¿Rubio? Ella era castaña… ¿Rubio?

 

De pronto un mechón rubio le impidió seguir explorando. Se lo apartó esta vez incorporándose a la cama. Instintivamente se miró al pecho, siempre se cercioraba de que ninguna de ‘las chicas’ no se le escapase con aquel camisón ligerito que usaba en días de calor. Pero en vez de encontrarse con sus acostumbrados pechos redondos, esta vez se encontró con un torso desnudo y lleno de enmarañado pelo rubio. Se destapó por completo, en un sobresalto. En vez de ver sus conocidas piernas torneadas y algo bronceadas porque los últimos días había estado tomando sol, y claro, ¡depiladas! se encontró con dos largas piernas blancas cubiertas también de pelo rubio. Y lo que era la frutilla del postre, un bulto que asomaba donde antes no lo había, debajo de sus boxers negros. El respingo que dio ante tal sorpresa y horror hizo que se ahogara y comenzara a toser. Eso llamó la atención de su aparente madre.

 

Toc, toc.

 

-Josh, ¿estas bien?

 

¿Josh? ¿Quién diablos era Josh?

 

-S-sí, sólo me he ahogado. –No reconoció su propia voz, cosa que la había puesto más nerviosa.

 

-Bueno, apúrate que debes ir a la escuela. –Y luego sus pasos se perdieron en lo que parecía una escalera.

 

Cheryl observó con horror por primera vez su supuesta habitación. La pared era azul y blanco, aunque apenas podía verse puesto que la habitación entera estaba empapelada de pósters con bandas como los Sex Pistols o los Guns n’ Roses. El piso era de madera e increíblemente la habitación estaba más ordenada que la suya. Se puso de pie rápidamente tropezándose un poco, pues no acostumbraba a tener extremidades tan largas como esas. Corrió al primer espejo que vio, y finalmente hizo contacto visual con su nueva yo.

 

Se trataba de un muchacho rubio de ojos grises. Su rostro era algo largo y de corte filoso, con la mandíbula un poco cuadrada, de labios algo finos y nariz recta. Ojos algo caídos, lo que lo hacía de mirada tierna porque se veía tristona. Cejas normales, orejas normales, con barba de tres días. Nada mal. Cheryl se sonrió en su reflejo y observó que el muchacho tenía linda sonrisa, inspeccionó sus dientes. Rectos y limpios, de nuevo nada mal. Luego observó el cuerpo. Se le hacía algo larguirucho, con poca fibra, pero nada que un buen gimnasio y unos años más no podrían arreglar. Observó el bulto entre sus boxers. A pesar de que Cheryl había estado con chicos antes, esta vez le daba pudor investigar esa zona, aunque muy contrariamente tenía ganas de hacer del uno.

 

Así que debía salir sí o sí. La pregunta era: ¿salir en boxers o vestirse? Optó la segunda. No recordaba absolutamente nada, sólo sabía que a la noche anterior se había recostado en su cama repasando el último capítulo de su serie favorita y que su último pensamiento había sido algo como ‘¡Mierda! ¡Me perderé la repetición porque estaré entrenando!’ Y luego ya, estaba ahí, en ese cuerpo y en esa casa que sólo Dios sabía de qué familia se trataba. Se estaba colocando los jeans gastados que descansaban en una silla cuando de pronto la puerta se abrió de par en par. De nuevo Cheryl… o Josh, había dado un respingo.

 

-¡Hey! ¿Qué te pasa? ¿Estás nervioso o qué? –le espetó una rubia con la misma mirada tristona pero con expresión salvaje. La chica vestía unos jeans parecidos a los que ella se estaba colocando y una playera que dejaba un hombro al descubierto. No parecía una chica modosita, sino todo lo contrario.

 

-¿Qué quieres? –Preguntó, ahora un Josh que intentaba ser ‘el de siempre’. Aunque Cheryl no tenía ni la más mínima idea de cómo era la relación de esos dos.

 

Su hermana alzó una ceja. –Quiero que me devuelvas el libro que te presté el otro día, lo necesito para mi clase de teatro.

 

Suponía que tal vez, estando en el cuerpo de aquel desconocido algún resquicio de recuerdos podrían haberse quedado en su cerebro y que mágicamente aparecerían cuando la gente le hiciera preguntas como ésas. Pero para su mala suerte eso no ocurrió.

 

Ahora era ella en un cuerpo ajeno y en una vida ajena.

 

-Échale un vistazo a los estantes de allí, creo que lo puse por ahí. –Respondió mientras se ponía una playera sudada encima. Sin esperar la respuesta de su hermana salió corriendo hacia el baño.

 

Una vez en el pasillo, debió correr hasta el final del corredor, sólo para darse cuenta que el baño se encontraba al lado de su habitación. Afortunadamente nadie vio esa torpeza suya por lo que no sospecharían de ella… al menos por ahora.

 

Entró al baño y cerró con el pestillo. Se apresuró a desabotonarse el pantalón y tomar su miembro para apuntar al retrete. Eso era totalmente nuevo para ella. Primero olvidó, como muchos caballeros, de levantar la taza, segundo por falta de experiencia, o mejor dicho por no haberlo experimentado nunca, la intensidad del chorro y la mala puntería hicieron que se salpicara con su propia orina haciendo que retrocediera, logrando así mojar la taza, el suelo y hasta un poco de la cortina del baño. Un pequeño desastre para ser su primera orina de pie como hombre. Una vez terminado, suspiró agotada. Si apenas sabía como apuntarle al retrete no quería imaginarse cómo sería ese día en la escuela, rodeado de monos que seguro serían los amigos de ‘Josh’ y vaya a saber uno qué otras cosas más. Miró hacia abajo aún sosteniendo su miembro.

 

Sí, Cheryl. Pensó. Ahora tienes un pene y un par de huevos que estarán contigo todo el día.

 

Calculó a ojo cuánto medía. Le daba mucha curiosidad. Más o menos 15 o 16 cm, lo normal. Se lo guardó en los boxers habiéndose limpiando antes y se subió los jeans. Se quitó la playera pues apestaba y procedió a lavarse los dientes. Observó unos segundos los cinco cepillos dentales que colgaban desde la pared. Había tres que era de distintos tonos de azul, uno violeta y uno rosa. Supuso que su hermana tendría el violeta, su madre el rosa y… los tres restantes serían de él, su padre y un… ¿hermano?

 

Volvió a suspirar frustrada. Todo en aquella casa le indicaba que las cosas no iban a ser tan sencillas como parecía.

 

 

Lamentaba haberle pedido ese estúpido deseo a esa estrella.

Notas finales:

Bueno, de nuevo LAS ANSIAS, las malditas ansias... y claro está la hora, me hacen publicar un fic nuevo a las corridas. Ay Dios mío, siempre me pasa igual. Es muy tarde para seguir con el fic, pero a la vez lo quiero publicar y asdasd publicación nueva.

Prometo seguir con mis otros fics! ¡Lo prometo de verdad! >_<

 

PD: Por cierto Once Upon a Star es la película de las dos hermanas que intercambian cuerpos por que pidieron un deseo a una estrella fugaz al mismo tiempo. La mayor era super femenina y superficial mientras que la menor era super inteligente, trabajaba en un proyecto de ciencias y era toda desalineada jaja! Cada una le envidiaba algo a la otra y por eso piden el deseo. Como lo piden al mismo tiempo se cumple y bueno~ La película por si no la vieron está genial! Pochoclera y cómica, super recomendable jaja!

Bueno, sin más espero les haya gustado y gracias por leer xD <3


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