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¡Algo inesperado! por Am3li3

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Notas del capitulo:

Cheryl tiene demasiadas preguntas por hacer y poco tiempo para hacerlas. ¡Debe pensar rápido!

Prefirió lavarse los dientes con los dedos. No era lo mejor de lo mejor… pero prefería eso a que confundirse de cepillo. En el espejo observó que tenía un tatuaje en el costado de su abdomen. Rezaba “C’est la vie”*. Cheryl sonrió por la ironía. Dejó la vieja camiseta sudada en lo que parecía la canasta de ropa para lavar y comenzó a peinarse con un cepillo que encontró revolviendo un poco en los cajones. Agradecía que algunas costumbres se repitieran en esa casa, como dejar la ropa sucia en el baño para que mamá la lave. Una vez que su cabello rubio se vio algo más prolijo de lo que estaba, se dirigió a su cuarto a buscar una playera limpia y algún par de tenis para ponerse.

 

Su hermana ya no estaba en su cuarto pero sí había dejado un gran desorden en busca de su libro. Cheryl suspiró. Tal vez ellos dos no tenían tan buena relación como creía. Buscó entre el desorden lo que necesitaba y finalmente se terminó de vestir. Había estado algo indecisa si llevar la playera de AC/DC o la de Mick Jagger, pero optó por la primera. Le daba ternura que Josh tuviera buen gusto para vestirse pues su ropa era fabulosa, le gustaba el rock y la música en general por lo que se veía en su cuarto y en su ropero. Y además era detallista. Notó que en su armario guardaba algunos perfumes, una crema de manos y además de que en una cajita tenía guardados sus piercings. Se observó de nuevo en el espejo que había dentro del mueble notando que en sus orejas tenía los orificios hechos para colocárselos. Dudó unos segundos si colocarse alguno, pero supuso que en el colegio lo regañarían o le dirían algo a lo que optó por probárselos más tarde.

 

-¡Josh! ¡Baja a desayunar!

 

-¡Voy! –Respondió Cheryl apresurando el paso. Tomó su mochila y bajó la escalera de dos en dos. Notó que sus piernas actuaron casi por inercia. Tal vez no estaba tan errada al creer que algunas costumbres de aquel muchacho llamado Josh, se habían quedado en su cuerpo. Luego inspeccionaría mejor.

 

-Buen día –Saludó apareciendo en la cocina. Por fin la voz de su madre tomó forma. Se trataba de una mujer mucho más bajita que él, rubia y de unos apacibles ojos grises. Sostenía una bandeja con bocadillos para el desayuno y Cheryl sonrió de oreja a oreja. Amaba comer bien en el desayuno.

 

-Buen día hijo.

 

-¿Quieres que te ayude? –Se ofreció un animado Josh.

 

-Sí, lleva esta bandeja al comedor. Sabes que tu hermana se impacienta si no tiene sus waffles a tiempo.

 

Sí, sabía que su hermana se impacientaba si no tenía lo que quería rápido… ya lo había notado.

 

Fue al comedor amplio con enormes ventanales que dejaban ver la luz del día, era una casa de lo más bonita. Amplia, con ventanas grandes que la dejaban bien iluminada de día y suponía que de noche también. Llegó con la bandeja llena de waffles y miel de arce para untarles encima. Por fin conoció al resto de su nueva familia.

 

Su padre se encontraba leyendo el diario en la sección de deportes con un cigarro en la boca. Tenía una camisa celeste y unos pantalones negros. Parecía un uniforme de chofer pero Cheryl no estaba muy segura de ello. Era calvo y de ojos color avellana. Su cabello o el poco cabello que tenía, aparentaba ser de un castaño claro en su época juvenil. Era robusto y se veía casi tan alto como él. En la mesa tenía servido su café y lo que quedaba de una tostada untada con manteca. Su hermana tenía clavaba su mirada en él desde que había llegado al comedor. Cuando Cheryl y ella cruzaron mirada, sintió como un leve temblor recorrió su espalda. Tenía la sensación de que no estaba muy lejos de lo que sentía el verdadero Josh al verla.

 

-Mis waffles. –Recalcó desviando la mirada hacia el plato de sus manos y luego volviendo a dirigir sus orbes grises a los de su hermano.

 

Josh se apresuró a dejarlos en medio de la mesa sintiendo como su hermana clavaba el tenedor en uno y se lo llevaba rápidamente a su plato. Brr de nuevo esa sensación. Observó que a su lado había dos platos más. Caminó con cautela hasta sentarse al lado de la rubia.

 

-¿Qué haces…? –Le preguntó sin voltear a verlo.

 

Cheryl volteó lentamente hacia ella. Definitivamente esa chica la iba a poner de los pelos en lo que durara su tour en la vida de Josh.

 

-Ahí se sienta Dylan… Has estado muy raro esta mañana. –Dijo casi en un susurro, más para sí que para él.

 

-Ah… tienes razón. –Afirmó Cheryl tomando ese comentario como algo acertado. Sí, estaban pasando cosas muy raras desde esa mañana.

 

Dylan se repitió mentalmente. Ahora ya sabía que se trataba de un hermano pero ¿Cómo sería?

 

-Dylan ya te he dicho que no.

 

-¡Pero mamá!

 

-Que no y punto. Ve a desayunar.

 

Josh alzó la vista mientras tomaba su café. En la puerta aparecieron su madre con una jarra de jugo en la mano y el muchacho más atractivo que Cheryl jamás en su vida tuvo la suerte de cruzarse. Era lindo se mire por donde se lo mire. Alto con espalda ancha,  cabello castaño claro y ojos de avellana como los de su padre; algo pálido y con ojos tristones como los de su madre; vestido de pies a cabeza con ropa oscura. Entró bufando y con la vista puesta en sus pies. Era una suerte que no hubiera notado la mirada embobada de su hermano porque hubiera sido una situación complicada de explicar. Desvió su vista hacia los panecillos de la mesa y rogaba por dentro que su odiosa hermana no hubiera notado la reacción que acababa de tener.

 

Contrólate Cheryl. Se repetía una y otra vez. No estás en tu cuerpo.

-¿Qué sucede? –Preguntó distraídamente su padre.

 

-Quiere tocar en Detroit. Es demasiado lejos y peligroso.

 

-Pero mamá ya te dije que no estaré solo, los chicos estarán conmigo y Alfred nos acobijará en su departamento.

 

-¿Cuando tendrás que tocar? –Preguntó el mayor antes de que su esposa pudiera replicar.

 

-La semana entrante…

 

-No.

 

-¿¡Qué...!?

 

-He dicho que no, no irás.

 

Cheryl observó como su hermoso rostro pasaba de molesto a angustiado y luego furioso. Toda la sangre de ese cuerpo se le había agolpado estrepitósamente en el rostro. Abrió y cerró la boca varias veces, hasta terminar girando sobre sus talones e irse hecho una furia hacia la puerta principal. Su madre no pudo terminar de gritar Dylan que el muchacho ya había echado un portazo que retumbó en todo el comedor.

 

-P-Pero papá, Dylan estuvo esperando tocar en ese concierto por semanas... -Articuló temerosa, la rubia en defensa de su hermano. Cheryl se preguntó si su hermana ampararía a Josh en una situación parecida.

 

-Ya lo he dicho, Donna. Es muy lejos y peligroso.

 

Así que te llamas Donna...

 

-No es taaan leejooos...

 

-Donna...

 

Cheryl tragaba en silencio uno de los panecillos que había puesto en su plato hasta que de pronto se le heló la sangre.

 

-Josh. ¿Tú qué opinas?

 

Tres pares de ojos se posaron sobre su varonil persona. Su madre lo observaba con expresión indecisa por lo que Cheryl dedujo que todos en aquella casa acuden a ella para un "cinco minutos más..." o un "No me siento bien, no quiero ir a la escuela". Quizás era de esas madres a las que si uno le insiste un poco, puede ser que ceda aunque también debía de negociar. En cambio la expresión de su hermana era "apóyame en esto o te mato" lo que hizo apartar rápidamente sus ojos para observar finalmente al padre de Josh. Con expresión impasible y severa lo observaba mientras le daba una última calada a su cigarrillo y lo aplastaba contra el cenicero. Cheryl tragó dolorosamente ese pedazo de pan y se aclaró la garganta.

 

-Emm... es cierto lo que dice Donna. Dylan estuvo muy entusiasmado estos días por el concierto...

Su padre bufó, exhalando el humo.

 

-A-además... -Agregó nerviosamente. -Ya Dylan mencionó que iría con los chicos y que Albert...

 

-¡Alfred! -Susurró Donna.

 

-A-Alfred, les daría lugar en su apartamento... Así que no lo veo mal. Al menos no estará en la calle.

 

Notó que el ambiente se había relajado de repente. Su padre dejaba el diario sobre la mesa y su madre se sentaba de una vez a desayunar.

 

-Será como una pijamada... jaja, pero en otra ciuda-¡OUCH! -Sintió un fugaz codazo en su costilla a lo que comprendió que era hora de cerrar la bocota. Su hermana también había relajado, terminando de comer lo que le quedaba de waffle en su plato. A partir de ese momento nadie dijo nada y Cheryl no terminaba de entender si había ganado o perdido la batalla. Los códigos de esa familia la ponían de puros nervios pues no los entendía en absoluto y gracias a ello apenas pudo pasar un poco del café por su garganta.

 

-Bueno chicos, ya es hora. -Anunció su madre observando su reloj de muñeca. Donna se había puesto de pie recogiendo su bolso mientras que Cheryl se colocaba su mochila sobre su hombro mientras que recogía su plato y taza. Fue hasta la cocina a dejarlos en el lavado cuando vio una foto que la distrajo. Era una foto familiar donde estaban los cinco integrantes posando para la foto. Se notaba que era de unos años atrás puesto que sus padres estaban más jóvenes y Josh y sus hermanos más niños. No tuvo demasiado tiempo en inspeccionar la foto pues su hermana lo estaba llamando desde la puerta, así que dejó la vajilla por allí y salió corriendo hacia la puerta principal.

Notas finales:

*C'est la vie: Así es la vida. En francés.

 

Holaaa, tanto tiempo ~ 

¿Qué puedo decir? ...Sí, mejor no digo nada!! Jajajaj

Con este fic en particular me costó mucho decidir para qué lado encararlo. Lo único que puedo decir es que ya sé para qué lado NO encararlo jajaj así que van a ir leyendo una serie de decisiones tomadas sobre esta historia. Ya sé que es re cortito este capítulo, pero el siguiente necesita más desarrollo, así que o me quedaba corto este o me quedaba hiper mega largo y necesitaba más días para hacerlo :P así que les dejo este milagro (?) de actualización.

 

 


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