Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Sweetest Things of a Winter Morning por just breath yaoi

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

asdfghj DDx Demasiado rosa y dulce para mí xD pero es un shot que le prometí a una amiga amante de los conejos :3 Iba a ser para año nuevo, pero la desidia pudo conmigo...así que se los traigo al fin.

 

Notas del capitulo:

Cómo me encanta el invierno, de verdad *-*

Por mi gato, soy una salida xD Pff...creo que me emocioné en el lemon *-*

¿Y saben otra cosa? Me doy cuenta que soy una loca de las criaturas fantásticas xD pero eso es tema a parte *-* ¿o no? asdfghjkl

Disfruten, pequeños ^^)/ (sobre todo tú, wonejita *O*)

Fría. Blanca. Pacífica. Silenciosa. Así se podía describir esa mañana de invierno, ignorando el mes, ignorando el día.

 

La luz de un cielo nublado entraba grácilmente al pequeño departamento, iluminando las blancas paredes de éste al igual que a los pocos muebles de color negro que habían en él. Y la frescura de esa mañana sólo le daba el encanto de un pequeño palacio de hielo al sencillo hogar.  

 

El frío aire fue pronto sustituido con el calor que desprendía una tetera puesta en la estufa poco a poco, y el olor a café fresco formó parte del exquisito ambiente que se había formado en el departamento.

 

Era mágico por donde fuera visto. Tan tranquilo, tan detestablemente perfecto. Pero la magia no se detenía en el solo lugar.

 

Y es que era tan placentera aquella temperatura baja, que la pequeña figura que descansaba hecho una bolita sobre un sencillo colchón ni siquiera había dado uso a las gordas y calientes cobijas de la cama grande, mas que para desordenar la cama y dejarlas dispersas alrededor de él.

 

Esa persona que reposaba ahí era quien había dado la magia y el encanto a ese departamento, sin hablar de bobas metáforas. De eso más tarde ustedes sabrán por qué.

 

Dormía con placidez en medio del nido de mantas, respirando bajito, con los párpados bajo los mechones de liso cabello rubio suavemente pegados, descansados, y los carnosos labios de fresa abiertos con sutileza, dejando así escurrir un poco de saliva que seguía un pequeño camino hasta las blancas sábanas. Y en medio de los brazos de aquél chico, reposaba una bolita blanca, tersa como algodón, peluda hasta ser confundido con peluche, que dormía también en aquella cama.

 

 Se veían apacibles en medio de la solitaria habitación, ignorando los pocos rayos que cruzaban la ventana hasta ellos, haciendo parecer que eran expuestos en una galería de arte. Ignorando la oscura mirada que provenía desde el alféizar de la puerta que no dejaba de apreciarlos ahí.

 

El chillido de la tetera al tener listo el café no tardó en corromper el llenador sosiego de la habitación. La persona de complexión alta quebró su trance de ver al conejito más grande dormir para ir a apagar la estufa y beber al fin el líquido caliente que se había preparado.

 

Los párpados que antes descansaban juntos, abrieron con serenidad a medida que el dueño de aquellos castaños ojos que se asomaban iba acostumbrándose a la luz que lo cobijaba. Frunciendo con ligereza el ceño al notar la humedad en su mejilla, llevó la delgada mano a su rostro para limpiar ese pequeño rastro mojado que había quedado.

 

Miró con torpeza el alrededor, viendo la soledad y tranquilidad de la habitación, sin poder evitar inflar los rosados mofletes en un infantil capricho y alzar un curioso par de blancas orejas –cabe decir que no eran humanas- en búsqueda de cualquier ruido.

 

 

MinHo-hyung no me despertó de nuevo…pensó acariciando al conejo entre sus brazos que aún dormía, ligeramente ofuscado, y tras poner al pequeño animalito en su tapetito especial, se echó de panza en la cama, para finalmente doblar las rodillas bajo su cuerpo y estirar los brazos hasta no poder más.

 

-Hnnn~ - pululaba con alegría una esponjosa bolita de pelo en la parte alta del trasero de tan adorable criatura, juego de las orejas blancas.

 

Sus pies descalzos se encontraron con las frías lozas del suelo, desencadenando un escalofrío por toda su espalda, pero que no le impidió terminar de ponerse de pie a pesar de lo gélido del piso. Tenía como prioridad en ese momento encontrar a su hyung para regañarlo por abandonarlo en la habitación. 

 

La colita esponjosa sobresalía graciosamente de los pantaloncillos del pijama de patos que traía el chico a medida que se dirigía a la cocina, ahora en búsqueda de algún bocadillo mañanero. Su prioridad había cambiado en un instante. Así era TaeMin.

 

Wuuu, ¡lechita de plátano! ¡Quiero, quiero!, pensaba expectante al momento de entrar en la cocina, y abrió con emoción el refrigerador, pero grande fue la desilusión reflejada en su expresión al ver que no había quedado más de su adorada leche de plátano dentro. Suspiró molesto con él mismo, sabía que debió haber pedido más en cuanto vio que quedaban tan sólo cinco botecitos. Ahora sólo dependía de lo que estaba sobre la mesa central, en el frutero de cristal; su preciado racimo de plátanos estaba intacto, esperando por ser devorado por el pequeño adicto al plátano.

 

-Anyo…cómo quisiera un helado en éstos momentos.-hablaba bajito para sí mismo.- Nunca va mal con un poco de plátano.-decía quitando la cáscara, dando una gran probada a la fruta.

 

-Ni siquiera has comido algo que te satisfaga bien ¿y ya quieres helado, TaeMinnie?

 

Al escuchar la voz tan varonil dirigirse a él, se erizó y detuvo cualquier movimiento, tensando la espalda y preparando una mueca de enojo para el momento en el que se volteara a ver al más alto.

 

-No me hables.-regañaba sonrojado, alzando las blancas orejas de conejo a medida que se volteaba.- Me dejaste en la habitación solito, hyung…-bajando con tristeza el par de orejas, y dio otra mordida, enterrando la mirada en la de su hyung.

 

Silencio. En él, MinHo contuvo fija una fiera mirada sobre el más pequeño.

 

-No quería despertarte, Minnie.- dio finalmente un sorbo al café humeante.-Quería apreciar ese momento. Es raro verte dormir en esa posición. Cuando te haces ovillo me dan ganas de...

 

 

-¿De qué?- cuestionó con suavidad, dejando el plátano reposar sobre sus labios sin ser mordido aún de nueva cuenta. Y al no haber respuesta de parte de MinHo, siguió.-Pero…yo quería despertar temprano a prepararle algo a hyung, ¿es eso malo?- murmuró bajito con inocencia.

 

El otro sólo sonrió y dejó la taza de porcelana sobre la mesa,  y fue en dirección a TaeMin, quien seguía quieto en la cocina viendo a su hyung acercarse, y cuando éste tuvo de frente al conejito, alzó con suavidad el rostro de TaeMin y lo besó, sin pasar de un dulce toque entre los labios.

 

-No, claro que no…

 

TaeMin mantenía el carmín en sus mejillas, queriendo bajar la vista, pero sólo podía hasta llegar a la boca en forma de corazón de su hyung. MinHo siempre lo ponía nervioso sin importar lo que hiciera o no, le cohibía con su sola presencia imponente. Su tacto suave y rudo a la vez le quemaba la piel en cada caricia, dándole interminables escalofríos y deseos de más de eso. Pero si había algo que lo dejara de rodillas ante él…

 

-H-Hyung…

 

-Minnie, ve a la habitación, y espérame ahí.-…eran esos insinuantes susurros, y las caricias que daba con su nariz a la oreja humana y a la quijada, sintiendo la suavidad de la piel de TaeMin.

 

Se separó de MinHo, dedicándole un coqueto guiño de ojo a medida que se separaba y giraba con una tierna pero seductora lentitud. Pero al hacerlo, soltó un ruidito de sorpresa dada una pequeña palmada en el esponjoso rabito de conejo, y corrió hasta la habitación, saltando a la cama y cruzándose de piernas, esperando por MinHo, ya impaciente.

 

-Hyung~, apúrate.- demandó en voz alta, atrayendo una oreja blanca hasta su boca para morderla en señal de las ansias que ya empezaba a sentir.

 

¿Cómo debería ponerme para MinHo-hyung?, se cuestionaba mentalmente, mirando alrededor en la cama, mordiendo aún la peluda oreja que brotaba de la cabellera platinada del conejito. MinHo tardaba por alguna razón, y él quería lucirse con su amado hyung, pero nada venía a su mente. Veía al conejo blanco salir de su habitación, moviendo la naricita y olfateando el aire, hasta que se perdió de vista en el pasillo.

 

Cinco minutos habían pasado ya, y no había rastro de que MinHo volviera a la habitación que compartían, pero aún así, TaeMin seguía ahí, viendo a la puerta con la esperanza de que él llegara. Y fue cuando escuchó la puerta de la entrada principal cerrarse de golpe, y pasos aproximarse a su habitación con prisa.

 

-¡TaeMin, Caramelo está masticando tus zapatos!-escuchó una nada importante queja en cuanto a su pequeño conejo de mascota.

 

-N-No importa…¿Ya vienes?

 

No recibió respuesta, pero sin demora, MinHo atravesó la entrada a la habitación, sonriente y con mirada pícara, ocultando algo tras su espalda.

 

-¿Qué traes contigo, hyung?- se sentó en la orilla de la cama, viéndolo con curiosidad.

 

-El desayuno.- respondió acercándose a la cama.- Escuché que querías un poco de helado.-llegó hasta TaeMin, bajando hasta quedar hincado frente a él, revelándole un bote mediano de helado de plátano.

 

Los ojitos de TaeMin brillaron y estiró las manos queriendo tomar el bote, pero MinHo simplemente lo alejó de él.

 

-¡Oh! ¡Desayuno a la habitación! ¡Dame, dame!

 

-No, no. Lo comerás, pero no con cuchara, conejito.

 

Se sonrojó…no, se coloró…no, sentía su corazón estallar de la rapidez con la que éste bombeaba su sangre hasta todo su cuerpo.

 

Conejito

 

MinHo no acostumbraba a decir cosas lindas, pero cuando lo hacía, y en ello era incluido el tierno apodo que él mismo le había puesto tras conocerlo, le alocaba un poco. Por no decir que le excitaba.

 

-Yo quiero jugar, hyung.- bajó la cabeza hasta que pudo besar a MinHo.

 

Tan divina caricia que ambos compartían en ese beso. MinHo disfrutaba la textura de los labios de la criatura dueña de su corazón. Pero no se apresuraba, para gran angustia de TaeMin.

 

Rodeó el largo cuello del mayor con sus delgados brazos, atrayéndole más para profundizar el contacto, soltando deliberadamente dulces gemidos contra los labios contrarios, que insistían en llevar lento ese juego, hasta que TaeMin mordió el pulposo labio de su amante para hacerlo reaccionar.

 

A MinHo le encantaba saberse tan necesitado por el otro, y esa pequeña muestra de desespero le quitó todo el auto control que estaba ejerciendo a sí mismo para no devorar a besos el cuerpo de TaeMin.

 

Se abalanzó contra TaeMin, movimiento similar a los de un tigre hambriento que va tras su presa, y esa analogía no podía ser más perfecta cuando la presa trataba de TaeMin. Lo tenía bajo su cuerpo, bajo sus labios, totalmente a su merced.

 

TaeMin respondía impaciente al beso de MinHo, restándole prioridad a lo vital del aire, atacando los labios contrarios con pequeñas mordidas al labio inferior, succionándolo, acariciándolo al tiempo son la rosada lengua, recibiendo excitantes gemidos de MinHo, que no mantenía la línea de un sólo pensamiento en su mente, y dejaba que las manos pequeñas de TaeMin lucharan contra su ropa, buscando deshacerse de ella de una vez.

 

Rompió repentinamente el beso, teniendo prácticamente que mantener  la cabeza de TaeMin pegada al colchón. Éste sólo repasó los hinchados labios con su lengua y sonrió con dulzura a MinHo.

 

-Wow…Minnie…- jadeaba tras el largo beso, acariciando la roja carita de TaeMin. No había nadie que pudiera igualar o siquiera comparar la forma con la que TaeMin besaba. El conejito sólo rió juguetonamente.- …No te muevas de aquí.-pidió una vez recuperó el aliento y se separó un momento.

 

TaeMin seguía cada movimiento de MinHo, y al ver que éste había tomado el bote de helado sin rodeos, su cuerpo sufrió una sacudida en la que la lujuria  y la más pura excitación fueron cómplices. Ahora entendía lo que MinHo planeaba.

 

Instintivamente, TaeMin separó las piernas al volver MinHo, dejándole espacio para que éste hiciera lo que le placiese.

 

Un corto gemido brotó de los labios de TaeMin al sentir una accidental gota del helado de plátano caer sobre la desnuda parte interna de su muslo, ésta resbalando y derritiéndose con rapidez  hasta perderse bajo el pequeño short que usaba como pijama.

 

MinHo sólo río y dio una probada al helado, dejando cierta cantidad en sus labios.

 

Frío. Entumecedor. Dulce el jugo que empezaba a derretirse y a escurrirse por el mentón de MinHo. Volvió a acomodarse sobre el cuerpo de TaeMin y sin más lo besó con hambre, mezclando el empalagoso sabor de plátno de ese helado con la dulzura de la boca de TaeMin. Ambos pares de labios jugando con la bolita de helado que cada vez iba encogiéndose por el calor, dejando ahora que lo que se derretía siguiera la forma de la cara de TaeMin hasta encontrar el camino hasta su cuello, trayecto que MinHo siguió , donde mordía y succionaba hasta dejar sin rastro del helado en su piel, haciendo el cuerpo de TaeMin estremecerse una y otra vez.

 

MinHo tanteó el torso de TaeMin hasta encontrar la orilla de la delgada camisa que igualmente usaba para dormir, y se la quitó sin perder el tiempo. Su mirada brilló con emoción al ver una vez más la inmaculada piel del menor.

 

Todo sólo para él.

 

 TaeMin respiraba agitado tras ese beso, viendo expectante a MinHo, que permanecía hincado entre sus piernas con el botecito de helado.

 

-Tócame…

 

En ese momento, el cuerpo de TaeMin era el más perfecto lienzo a los ojos de MinHo, preparado para ser cubierto de besos, caricias y ésta vez, de helado.

 

-¡Ahngg!- su espalda se arqueó al sentir el frío del helado posarse por primera vez sobre su pecho, siendo después untado con suavidad.  

 

Miraba con deseo a medida que su dedo trazaba con el helado líneas sobre su cuerpo; rodeando el par de pezones (TaeMin casi perdió el control ahí); bajo las costillas, en línea vertical cruzando el botoncito que tenía como ombligo; la zona por encima del borde del pijama (y cabe decir que estaba muy por debajo de lo normal).

 

-Veo que te gustó.- se inclinó para susurrarle, al mismo tiempo que repetía la acción con un poco más de helado. TaeMin sólo atinó a asentir, relamiendo con sensualidad sus labios antes de siquiera notar que MinHo había descendido hasta su pecho.

 

¡Oh! Tan glorioso ese placer de sentir la cálida lengua de MinHo pasear sobre la capa fría del helado que yacía sobre la caliente piel de su pecho. Exquisito contraste de temperaturas aunadas al hecho de que MinHo absorbía la piel libre de máculas de TaeMin hasta dejarla roja, libre del sabor del plátano, remolineando la lengua  con ahínco con cada gemido que TaeMin liberaba a los oídos de su amante.

 

TaeMin sentía ya la dureza tortuosa entre sus piernas comenzar a ejercer una dolorosa presión sobre la tela que llevaba aún encima. Relamía una vez más sus labios, hinchados aún por el anterior estímulo del beso, y sus caderas se movían, insinuantes, frotándose contra la pelvis de MinHo, entonces sintiendo el creciente bulto en los pantalones de la pijama de conejos que llevaba el otro.

 

Y ante esto, MinHo soltaba gemidos ante esos movimientos contra la piel de TaeMin, haciendo chocar el aire cliente de su cuerpo contra la piel fría/caliente de TaeMin, desencadenando tantas sensaciones en él.

 

Movimiento de cadera. Caricia entre los duros miembros. Gemido agudo.

 

Oh…cómo amaba cada cosa de TaeMin.

 

Cómo necesitaba sentir ya a su conejito…

 

-¡Ah, MinHo~!- soltó repentinamente TaeMin, que al estar tan cegado por el placer, jamás vio venir el que el mayor posara un poco de helado en los tiernos pezones del conejito. Y a pesar de que el clima era frío esa mañana, TaeMin sudaba como si estuviera en plena tarde de verano.

 

Sus manos se enredaron bajo las mantas, apretándolas con fuerza en el momento en el que MinHo atacaba con ferocidad al igual que con gentileza el manjar que acababa de preparar en su cuerpo.

 

TaeMin podría morir ahí mismo. Feliz.

 

-No pares, hyung---¡Ah~!- ahí estaba de nuevo esa sensación que recorría su cuerpo.

 

Con dificultad, TaeMin pasó a deshacerse del resto de sus prendas inferiores, dejándolas en segundo plano en el suelo de la habitación, sintiendo la liberación del ya erecto miembro, necesitado completamente de atención. Éste incluso ya escurría un poco de líquido pre seminal por toda la candente extensión.

 

MinHo estaba tan concentrado en lo superior que le sorprendió sentir la desnuda dureza de TaeMin contra su pecho. Y el brillo de la lujuria volvía a hacer acto de  presencia en su mirada.

 

Pero antes de abandonar nuevamente las ya rígidas tetillas de TaeMin, MinHo volvió a colocar un poco más de helado sobre éstas, haciendo al cuerpo más pequeño sacudirse ante esa sensación.

 

MinHo se sacó con impresionante rapidez todo lo que tenía encima, finalmente dejando expuesto el imponente miembro viril excitado.

 

-Por favor, MinHo…-TaeMin miraba suplicante, pero sonriente, al mayor. Estaba por demás urgido de sentir a su amante dentro de él, y es que la erección de MinHo no era precisamente promedio, mucho menos pequeña. Al contrario.

 

La mano de MinHo rodeó con sensualidad su propio miembro y comenzó a masturbarse, endureciendo más la erección, tentando al desesperado conejito.

 

-MinHo…- a duras penas podía hablar. Estaba agitado y su respiración había perdido el ritmo normal. Su mirada no podía desprenderse de la larga virilidad de MinHo, y su mente le llevó a mover instintivamente sus caderas, simulando ser penetrado, imaginando la calidez entre sus carnes.-MinHo…

 

MinHo, en cambio, jadeaba. Ver a su persona más querida tan necesitado de él, con el rostro prendido y perlado de sudor; labios hinchados, entreabiertos, anhelantes de los suyos; cuerpo igualmente sudoroso, con la piel marcada por su propia boca y cubierta aún del suculento helado de plátano que se derretía por todo su torso.

 

Y finalmente, el tesoro de su pequeño TaeMin, que esperaba ansioso por ser tocado entre sus piernas, palpitante, caliente y duro.

 

Sacó de una gaveta cercana un tubito, cuya etiqueta rezaba Lubricante. Olor y sabor a plátano.200 ml.

 

Le sonrió a TaeMin, casi socarronamente.

 

-¿TaeMinnie…me deseas?

 

-Ah~…sí, MinHo…

 

-¿Qué es lo que deseas?- decía destapando el tubito y untando un poco en su mano.

 

-Quiero…quiero sentirte, MinHo…- miraba atentamente cuando MinHo comenzaba a esparcir la sustancia en toda su extensión. Ese olor tan dulce podía alcanzar a percibirlo, poniéndose más ansioso.- Quiero sentirte dentro de mí. Penétrame hasta hacerme clamar tu nombre. Haz a TaeMinnie tuyo una vez más.

 

-Eso suena mejor para mí…

 

MinHo mordió su labio, convencido por las palabras de TaeMin aún cuando quería jugar un poco con su paciencia. Pero ni él mismo aguantaba la necesidad de entrar en él. Se acercó un poco y colocó una pequeña cantidad del lubricante en la entrada de TaeMin, tentándole aún más  con los dedos, que entraban un poquito y salían una y otra vez, ahora siguiendo como ritmo los gemidos que despedía el conejito rubio.

 

-Ya…MinHo…por favor…¡Aah~!- tres dedos habían entrado en él sin previo aviso. Dolía, vaya que sí, pero no se comparaba al placer que ese dolorcito acompañaba.- Más…ah…dame más…

 

MinHo no se hacía del rogar. Le fascinaba lo apretado que siempre estaba TaeMin para él y la forma con la que succionaba sus dedos en su interior. Los gimoteos del conejito era la música más hermosa y placentera que había escuchado. Ni los más puros ángeles tenían tan hermosa voz o tan inmaculada expresión de placer, o siquiera tan hermoso rostro.

 

TaeMin era la más pura criatura en ese mundo, una deidad a los ojos de MinHo. Y él, como amante corrompedor, era poco más que el demonio que había bajado a tan hermosa criatura hasta volverle dependiente de sus más bajos instintos. Pero su castigo divino podía esperar.

 

- ¡Ah! ¡Ah, MinHo!- gimió TaeMin con dolor entremezclado con placer al sentir la inesperada intrusión del miembro de MinHo en su cuerpo.

 

Oh, sí, al fin se había cumplido su deseo. Le enloquecía la facilidad con la que el grueso glande se abría paso en él con lentitud, sintiéndolo palpitar de excitación entre el sensible tejido de esa zona. Ni siquiera esperó a acostumbrarse cuando sus caderas ya habían cobrado vida y se movían repetitivamente contra la pelvis de MinHo.

 

-¡Ah, TaeMin! ¡Dios!

 

Ante la respuesta tan positiva de parte de MinHo, TaeMin no se detuvo, hasta que el mayor comenzó a cooperar finalmente, dándole a TaeMin más placer de lo que podía soportar.

 

Gemido tras gemido era liberado luego de profundas y potentes estocadas que MinHo daba contra el dulce punto en el interior de TaeMin, que le hacía suplicar por más y más, arañando la fuerte espalda y manteniendo bajas las peludas orejas de conejo.

 

MinHo veía con fiereza la expresión de placer de su amado, pero a la vez, con la más tierna devoción. Amaba cómo arrugaba la nariz y mantenía el rostro de lado para respirar mejor, con lágrimas del dolorcito inicial.

 

-Ah, MinHo~…Ya…ya no puedo—

 

-¡Yah! Yo…tampoco— ante ya el avecinado orgasmo, MinHo aumentó las embestidas y besó con pasión a su TaeMin, lamiendo sus labios con el sabor de plátano que perduraba en ellos, pero aún así, volvió a tomar un poco del helado y volvió a colocarlo en su boca, para volver a besarlo como antes había hecho, saliva mezclada con mora escurriendo de sus bocas, ahogando los gemidos con ese beso.

 

Y finalmente, TaeMin se corrió, al igual que MinHo, quedando exhaustos.

 

-Oh…MinHo… te…te amo…

 

MinHo le sonrió y besó sus labios una vez más, sin una segunda intención esta vez.-Yo también…Minnie.

 

Pasó sus dedos por helado derretido sobre su pecho, y entonces vio una clara mueca de capricho en TaeMin.

 

-¿Qué ocurre?- preguntó con preocupación.

 

-Yo quería más helado, MinHo…

 

MinHo sólo rió, mostrándole la hermosa sonrisa al rubio, haciéndole sonrojar más, y le acercó el botecito con aún helado en su interior, a lo que TaeMin se emocionó con demasía y comenzó a dar cucharada tras cucharada, MinHo sólo acariciando  las aterciopeladas orejitas de conejo, que se movían involuntariamente bajo su tacto, y viendo con curiosidad cómo la colita similar a pompa de jabón pululaba de felicidad de un lado a otro.

 

Y besó la mejilla de su ángel.- Te amo, conejito.

 

TaeMin sólo se sonrojó-¡Yah! N-No me digas así…es…es…

 

-…lo que eres, Minnie.-justo en ese momento, Caramelo, el conejo de TaeMin y MinHo, saltaba a la cama e iba a los brazos de TaeMin en búsqueda de refugio.

 

-Hasta Caramelo te piensa como su madre, conejito- insistía para molestarle.

 

-¡Mi-Minnie te acusará con Kibum!- amenazó infantilmente, forzándose a fruncir el ceño. MinHo sólo volvió a besarlo.

 

Oh, hermosa mañana de invierno,

 con tu nieve blanca y sensación de pureza,

¿podrías perdonar a éste perdido demonio por amar a este ángel?

 

 

Notas finales:

Caramelo *O*

 

*Cambiando el concepto de leche de plátano en 3…2…1…*

*-*...

Joder, es el lemon más largo que he escrito (¡5 páginas, por mi madre! O­-O) xDD *se arroja de un barranco* *^* creo que jamás había escrito este nivel de  melosidad y dulzura *pukes rainbows and pink bunnies*...pero debo admitir que fue agradable xD (eso no quiere decir que lo volveré a hacer pronto xD)

Ok, ahora que mi permiso de usar los patentados wonejos de la Minosa ha terminado *-* paso a retirarme de una vez.

Bye bye ^^ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).