Esa noche todos se fueron a dormir, ambos hermanos dejaron al rubio en su habitación, para después ir a dejar a su hermanito en su cuarto, se dirigió también al suyo, se acostó y cerro sus ojos, la verdad es que estaba muy cansado, y mañana tenía que madrugar, el único inconveniente que tenia ahora, era que ese perro no se atreviera a tocar a su hermanito de la manera en que se atrevió a metérsele a él.
Estaba a punto de quedarse profundamente dormido, cuando sintió que su puerta se iba abriendo quedamente, voltea verla con los ojos abiertos ligeramente para ver de quien se trataba, y vio cierta cabellera rubia que iba con dirección hacia su cama, lo espió otro rato mas, observando sus demás movimientos, y observo como el cachorrito se iba quitando la ropa muy feliz de la vida, para meterse debajo de la sabana del moreno.
Seto sintió como el bulto se iba acercando más y más a él, hasta que el chico quedara completamente abrazado a su cuerpo, y luego quedo profundamente dormido para desgracia de Seto, que su mente había maquinado más de mil y una forma en cómo terminaría eso.
Eso no se quedaría así, pues el tanto pensar en que hacia el perro desnudo en su cama, le había provocado una erección, se removió de su lugar para ponerse detrás del cachorrito, que ni si quiera se dio cuenta de los movimientos a su alrededor.
Seto se pego al cuerpo del rubio, oliendo su piel y tallando su erección en las nalgas desnudas del chico, las separo para meter uno de sus dedos, observando la reacción de este, que entre sueño gemía quedamente.
Se levanto rápido por un poco de pomada que serviría como lubricante y lo unto en su miembro y un poco en la entrada del dormido, rozo su miembro un par de veces, recibiendo pequeños suspiros como respuesta y poco a poco hizo presión para terminar de entrar completamente.
-ah!- gimió el rubio al sentir que algo se movía dentro de él, observo que detrás estaba el dragón dándole duro y hasta el fondo, solo se estremeció por las arremetidas, volteándose para abrazarse a su cuello mientras se besaban, era la primera vez que besaba a otro hombre pero al moreno le supo delicioso.
-crees que puede meterte desnudo en mi cama y salir como si nada?- le susurraba mientras lo penetraba con más fuerza, y mordía sus hombros, y tocaba cuanta piel le mostraba el perrito.
Lo hicieron hasta altas horas de la madrugada, Seto de despertó y se vistió listo para Salir a la oficina, que curiosamente estaba en la casa, era fin de semana, solo iba entre semana a Kaiba Corp. Donde pasaría todo el día ahí encerrado sin interrupciones en una junta de larga distancia, una conferencia virtual.
Mokuba aprovecho que su hermano ya se había “ido” trabajar y se metió corriendo al cuarto del rubio, pero no estaba ahí, así que fue al de su hermano y ahí lo vio, desparramado envuelto en las sabanas.
-Hey, Hey!- le hablaba mientras lo movía, poco a poco los ojos melados se abrieron, el rubio le sonrió y se le aventó encima abrazándolo, -Vamos, ya es hora de que te enseñe a leer y escribir- le repetía el niño muy animado, cosa que también animó al cachorro, se levanto de la cama desnudo y Mokuba pudo ver sus piernas temblorosas, que le hacia su hermano para dejarlo en ese estado?, no quería ni imaginárselo, pero no podía ser algo malo, porque el rubio estaba muy sonriente.
-espera- le decía mientras iba al cajón de su hermano a saca unos bóxers y una playera de manga., ayudo a vestirlo, y se lo llevo despacio por las escaleras abajo, llegando a la sala, el piso estaba frio, eso lo pudo sentir el rubio en sus pies descalzos pero se tumbo en el suelo, mientras Mokuba regresaba con unas hojas y unas crayolas.
-Bien!, ahora veremos, cómo te llamas?- le pregunto el niño, era hora de darle un nombre a su mascotas…. Que diga a su aprendiz.
-Jo…seph- le respondía con dificultad el rubio, sorprendiendo al pequeño que no lo había oído hablar hasta ese entonces.
-Joseph!, repitió el niño, eso suena muy formal, que tal si te decimos Joey?- le pregunto y obtuvo por respuesta una sonrisa y un asentimiento.
-Joe…y- repitió el rubio feliz, -Joe…y- volvió a repetir, grabándoselo.
-Si! Joey!- alentaba el niño, -ahora aprenderemos a escribir!- le pasaba unas hojas y las crayolas, -sabes escribir?- pregunto viendo como el rubio parecía recordar cómo usar cada cosa que le dieron, hasta que asintió y negó al mismo tiempo, -eso lo tomare como “un no me acuerdo bien”- decía feliz el pequeño, no se podía describir la felicidad que sentía al poder enseñarle algo a ese pobre chico desvalido, definitivamente, seria maestro.
El sonido del estomago del rubio hizo que el niño saliera prácticamente corriendo a la cocina, dejando al cachorrito ahí sentado esperando, tomo las crayolas y comenzó a garabatear la hoja, se empezaba a aburrirse, así que se levanto, y como animalito salvaje, fue reconociendo el olor del moreno, hasta que dio con él, su aroma venia del otro lado de esa puerta, giro la perilla lentamente y abrió.
Ahí estaba el moreno en una reunión virtual, hablando con algunas personas en otro idioma, Joey se acerco poco a poco a él hasta abrazarlo por la espalda enfrente de los presentes, el moreno se disculpo con los de la conferencia y saco al rubio al pasillo, como un perrito regañado, pero el rubio se le aferro y se quedo con el celular del moreno, sin que este se diera cuenta.
Estuvo rasguñándole la puerta como un cachorrito que quería entrar a un cuarto, pero accidentalmente picó el celular dejando ver la cara del moreno en el fondo de pantalla, se quedo feliz viéndolo y regreso a la mesita donde estaba con Mokuba.
-en dónde estabas!?- pregunto el pequeño que regreso hace un poco rato con una charola llena de HotCakes cubiertos de miel, el rubio se lanzo sobre el almuerzo y los devoró de un sentón, ya todo limpio y ordenado siguieron con las “clases” del maestro Mokuba.
-primero comenzaremos con el abecedario!- decía entusiasmado el pequeño pasándole una lamina con el abecedario completo, -lo recuerdas?- pregunto y recibió un sentimiento por parte del rubio, -genial! Entonces dime de lo que recuerdes-.
El rubio observo la lamina, se le hacía muy conocida, vagamente lo recordaba, no porque estuvo solo, si no que se dio un golpe en la cabeza que lo dejo aturdido y con lagunas mentales, pero aun así intento recordarlo, y empezó.
-a…- tardo unos segundos observando la lamina y prosiguió –b…c…- Mokuba quedo maravillado!, el rubio atino a la mayoría de las letras del alfabeto, después prosiguieron a escribir palabras y nuevamente lo sorprendió, escribió su nombre y su nuevo sobre nombre, perfectamente.
El niño observo que siempre que veía debajo de la mesa sonreída, con curiosidad se asomo y observo el celular de su hermano, de donde lo saco?, se lo pidió para ver que tanto miraba y observo la foto de su hermano, Joey quería saber cómo se llamaba, así que lo señalo hasta que Mokuba entendió.
-mi hermano?- el rubio asintió, -ha! Quieres saber cómo se llama mi hermano?- volvía a preguntar.
-si- respondió el chico muy atento.
-él se llama Seto- le decía mientras le tomaba una foto con el celular de su hermano sin que se diera cuenta y se lo ponía de protector de pantalla.
-Se...to, Seto!- decía alegremente el rubio.
-Quieres aprender a escribirlo?- le pregunto el niño, el rubio rápidamente le paso una crayola y papel, para que le enseñara a escribirlo, después de ver como se escribía, se puso a llenar una hoja con el nombre del dragón, Mokuba lo veía muy concentrado, será que sentía algo mas por su hermano.
-Joey, te gusta mi hermano?- dijo llamando la atención del cachorrito, -si- le respondió con una sonrisa, mientras seguía garabateando una hoja blanca, el niño se sorprendió un poco, quizá a su hermano tampoco le era indiferente después de todo ese chico rubio, en eso apareció el moreno y el cachorro salió corriendo tras el planta arriba, y solo los vio como se perdían después de subir las escaleras.
El niño limpio el desorden y se fue a ver televisión, ya era tarde, ni había sentido el tiempo, de verdad era divertido tenerlo ahí.