Como si no lo hubieras esperado
Capítulo 10: Anhelada pesadilla.
Se encontraba corriendo hacia donde estaba el Coronel, mientras que éste, no sabía qué era lo que sentía en ese preciso instante. No supo cuando había abierto sus brazos para recibirlo y ni cuando, había llegado a él tan deprisa. Con solo pestañar, lo vio enfrente de él, abrazándolo con efusividad. No entendía el porqué del abrazo. Sin embargo, era una sensación que se impregnaba en el fondo de su ser y era lo que ya no sentía hace tiempo.
También lo abrazó con tanta fuerza como si temiera que desapareciera en la inmensidad de ese bosque blanco que se confundía con el cielo.
Se alegraba bastante de verlo luego de tiempo.
Luego de minutos, se separaron y Roy notó que él había crecido un poco más de altura, ya no podría inventar sus famosas burlas contra él. Aunque no estaba más pequeño, seguía siendo de una estatura media…baja, todavía tenía esa sonrisa que era más adorable que antes y eso mismo le hizo pensar en sus guardados sentimientos.
– ¿Me extrañaste? – le preguntó de repente tomándolo por sorpresa.
El rubio solo asintió ante la pregunta. La sonrisa que había permanecido en sus labios, de a poco, se fue perdiendo. También su mirada se volvió distante.
Esperaba que le contestara, que al menos dijera un ‘hola’ pero algo ocurría. Cuando pretendió volver a preguntarle, un fuerte sonido de la caía de un rayo le interrumpió y asustó al que tenía enfrente.
Todo cambiaba.
La nieve comenzaba a derretirse, como también comenzaba a llover con bastante intensidad. Los árboles perdían su blancura como también sus rupestres hojas, se quedaban sin nada.
Intentó agarrar a un Edward asustado que parecía luchar contra la lluvia. Quiso gritar para que le oyera pero su voz no emitía sonido alguno. ¿Se había quedado mudo? Pensó con cierto temor. Sus fuerzas lo traicionaban… Tampoco podía acercarse a él. Cada paso que daba, se enterraba en el reciente barro.
La mirada de Ed cambió. No mostraba miedo, sino tristeza…
No lo soportó. Quería escapar de allí, quería volver a ver esa sonrisa que lo tranquilizaba pero no sabía cómo todo había cambiado tan rápido. No había ni siquiera una explicación lógica como para demostrar que era lo que ocurría.
Su vista se desvió a lo que se estaba formando, un río de barro que en cualquier momento lo arrastraría pendiente abajo. Tomó fuerzas de donde ya no las tenía y se deshizo del lodo que le impedía caminar. Tomó a Edward sin verlo pero recibió una negación de su parte, lo soltó.
Cuando giró para ver lo que sucedía detenidamente, se quedó atónito. No era Edward, sino Alphonse que parecía estar llorando por el efecto de la lluvia.
Lo dejó. Dejó que su mano extendida pidiendo ayuda se alejara de él, cada vez más y más a un punto que se dejó llevar por la corriente hacia la deriva…
La deriva de ese sueño o mejor dicho, esa pesadilla.