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Como si no lo hubieras esperado por Dark_Elric

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Notas del capitulo:

Hola~ aquí con un capítulo raro porque realmente eran pequeños fragmentos de muchas cosas pero esto es lo que hay.

:3

 

Como si no lo hubieras esperado


 

Capítulo 11: Lo que tú eres para mí.

 

 

Tenía los días contados desde que Alphonse había dejado de visitarlo, no esperaba que en verdad se dejara afectar por unas cuantas palabras que le había dicho, como a la vez, recordaba con precisión que le había afirmado que amaba a Edward. Tal vez no debió haberle confesado su más profundo secreto sentimental pero era necesario para aclararle por qué era tanta la insistencia de querer encontrar a su hermano mayor de cualquier forma posible. Sin embargo, la mentira había puesto en evidencia que Al se hubiera sentido presionado por su obstinada búsqueda.

Hasta él se sentía más culpable de esa mentira.


Oportunamente, esa distancia le había hecho bien como para poner en frío su mente, es decir, hasta antes de esa discusión, se dedicaba absolutamente a esa investigación.
O mejor dicho, su mente maquinaba las más brillantes y absurdas incógnitas para indagar la verdad: las posibilidades de que Edward estuviera vivo; con quién estaría; qué comería; quién se haría la burla de él; quién se preocuparía por él…

En ese lapso de tiempo, solo había podido avanzar prácticamente en unos cuantos detalles. Los intentos de armar un nuevo círculo de transmutación que pudiera conectar el mundo con la puerta habían sido fallidos. Con la transmutación humana, lo único que se lograba era poder abrir la puerta pero no mantenerla abierta el tiempo suficiente como para buscar algo o alguien en específico.

No estaba seguro si solo era una puerta; los misterios de ella solo los podía consultar con las personas que la habían visto y, hasta el momento, la única persona que tenía cerca era Alphonse como para poder interrógalo pero no debía apresurarse de olvidar que lo último dicho era que era un ingenuo y mentiroso.

 

Con lo que le había dado a entender, podía imaginar que la Puerta era simplemente una puerta que llevaba hacia otro mundo muy parecido al de donde ellos vivían.



Simple muy sencillo, era como decir que si abría la puerta de su cabaña podía encontrarse con otro mundo de seres parecidos.

 

Dejando la ironía, por alguna razón, la idea de otro mundo ‘paralelo’ no le parecía algo no creíble sino esperanzador. Algo que debía creer para avanzar...

 

Avanzar en su vida.

 

Era en ese minuto que se daba cuenta que quería volver a atrás y cambiar muchas de las palabras que hubiera quería nunca decir. Lo afirmaba de nuevo, se había excedido. No se permitía a pensarlo ni sentirlo pero, en cierta manera,  extrañaba los pequeños relatos que le contaba acerca de Edward; extrañaba la forma en que los contaba con esa emoción presente en su cara y visible tanto en su sonrisa como en la mirada de firmeza y anhelo de hacer posible su único deseo: Encontrar a su hermano.

Ahora que lo razonaba, ¿estaba más atento en su presencia o en lo que le decía?

 

Había estado caminando de un lado hacia el otro en el interior de su cabaña y de cada tanto, se detenía frente a la ventana a ver si alguien se aproximaba. A ese paso terminaría, desgastando la madera del piso y por consecuencia, haciendo un pozo tan profundo que nadie lo ayudaría a salir.

 

– ¿Qué estoy haciendo? – murmuró mientras centraba su mirada en la palma de su mano y luego, con la misma, tocaba el parche que estaba sobre su ojo.

 

Con pesar recordaba las múltiples pesadillas que había tenido y en ellas el final nunca cambiaba; Edward terminaba convirtiéndose en su hermano Alphonse. No sabía con exactitud la causa de esos malos sueños, sin embargo, debía terminar con esa paradoja mental que lo acabaría por matar de la incertidumbre.

 

Aparte, todavía pensaba en ese intento de beso que había surgido entre ambos. Con Ed solo había llegado a un ligero roce y nada más, sin embargo, sabía que él lo había tomado como si hubiera sido un accidente, un mal encuentro o algo por estilo. No consideraba esa posibilidad como la única dable entre ellos, en el fondo, al menos eso pensaba, Edward tal vez pudo haber sentido lo mismo en ese encuentro… O quizás se debía a que era producto de su imaginación, de una imaginación demasiado impura.

Dejó que su mano cayera libre. Volvió a mirar lo que era el interior de esa cabaña, definitivamente todo estaba tan quieto.


En la otra ocasión también había ido en su búsqueda y se había encontrado con la grata sorpresa de que Al también venía por él. Esta vez, estaba seguro que el menor Elric no vendría por él. Luego de tratarlo de mentiroso, era improbable que se presentara por esos lares. Decidido y con ciertas dudas, terminó por ir a buscarlo. Debía de hacerle una pregunta, esa pregunta que sencillamente le solucionaría la mitad de los problemas que tenía en mente. Era hora de disipar la idea de si sentía algo por alguien o solo eran equivocaciones. También podía ser la edad, cual dudaba, no estaba viejo y era demasiado pronto como para pensar en demencia senil.

 

Por eso mismo, con un abrigo que tomó a la ligera, salió rumbo al hotel donde sabía que Al aún debía permanecer. No se iría, claro que no, no se iría sin decir al menos un ameno adiós o cualquier despedida corta que podrían darse dos conocidos.

 

 

 

El transcurrir de los días había pasado tan monótonamente que apenas lo notaba. Ni siquiera había estado atento como para notar que el invierno ya había terminado y había dado paso a la siguiente estación pero eso no le interesaba ni un poco.

Desde los dichos y el momento que puede recordar, habían pasado alrededor de dos años, en los cuales, no había noticias o pruebas seguras de que Edward pudiera volver a aparecer. Solo sus sueños habían mantenido viva esa idea pero lo mismo, ahora producía que eso sea algo inverosímil hasta pensar que él nunca había tenido un hermano mayor que lo hubiera arriesgado todo para que él aún mantuviera su existencia física.


“Tal vez el Coronel también llegó a esa conclusión”
– era lo que él pensaba desde aquel día donde se había dignado a terminar con esa telaraña de mentiras.

 

 

Nada haría que ese día fuera completamente diferente a los demás, estaba seguro de ello. Confiaba que haría algo más entretenido que el día anterior, releer por enésima vez los informes que tenía, no era una opción. Cuando estaba dispuesto a mirar por la ventana, el sonido de que alguien golpeaba su puerta era inusual y lo tomó por sorpresa ante quien podría encontrarse al otro lado de la misma. No esperaba a nadie y si hubieran sido los del Cuartel, al menos, le hubieran avisado con bastante anticipación. Apenas la entreabrió y pudo observar quien era. No lo esperaba y menos entendía su repentina visita.

 

–Alphonse, es urgente que me acompañes.

 

Su voz representaba inquietud como a la vez prisa.

Apenas dejó que la puerta se abriera más, la mano de Mustang buscó su brazo y prácticamente lo sujetó forzosamente con el afán de arrastrarlo hasta donde se encontraba su cabaña. Mientras, el menor Elric no mostró resistencia por lo que deseaba que al menos Roy tuviera algo que enseñarle y que fuera importante. Le bastó unos cuantos segundos como para tomar su gabardina rojiza y luego partir con prisa, bastante.

Estaba seguro que debía haber una explicación pero cómo preguntarle.

Hasta cierta parte del sendero, Mustang lo obligó a caminar a su ritmo hasta que se detuvieron y solo un ligero “lo siento” se escuchó de parte del mayor para luego continuar con el trayecto. Lo soltó y dejó que caminara por cuenta propia. Había pensado en que la idea de llevarlo a la fuerza había sido algo radical, sin embargo, la serenidad de Alphonse le daba a entender que su estrategia había sido en vano.

 

Todo se encontraba en calma pero lo único que se podía escuchar entre ellos eran sus pasos subiendo colina arriba. No hablaban. Estaban en silencio como si fuera normal y, por el momento, ninguno se atrevía a poner un tema de conversación que lograra disipar lo ocurrido en la discusión.

 

– ¿Sucede algo Alphonse? – le preguntó mientras intentó observarlo sobre su hombro ya que iba varios pasos adelante que él. Notó que lo había sorprendido con la pregunta y sonrió ante ello, al menos no le era tan indiferente.

Tardó en responder con un movimiento, negando con su cabeza, continuó caminando.


– ¿Por qué estas tan callado?

–Tú también lo estabas… Sigo sin entender porqué hay que ir hasta tu cabaña. –contestó Al mientras miraba como las huellas en la nieve de ambos se diferenciaban tanto.

 

Lo percibía. Alphonse parecía estar más distante y frío hacia él cada vez que lo veía directo a los ojos. Además, no recordaba que dejara su cabello tan largo. Era casi del mismo largo que tenía Edward. Lo veía cambiado, por lo que, sabía que no podía intervenir con ese frágil balance entre ellos con la pregunta que debía hacerle pero era una cuestión que no dejaría que trascienda con el tiempo o con lo que pudiera pasar.

 

Debía de hacer algo, tenía que hacer algo.

Antes de llegar a la cabaña, se detuvo. Debía de preguntarle o decirle a la conclusión que había llegado...

Directamente y sin vueltas de tema.

 

Cuando Al se dio cuenta de ello, levantó su mirada y se sorprendió de verlo allí parado en medio de la nieve a casi nada de la entrada a la cabaña y a un par de pasos de él.

 

– ¿Coronel? ¿Sucede Algo? – interrogó con cierta duda sin saber cuál podría ser la posible expresión de su rostro.

 

El mencionado no dijo nada y retomó su caminar pero apenas tuvo la oportunidad, se dio vuelta hacia el castaño. Se acercó a Al y con el movimiento justo, quedó enfrente. Se aproximó más a su rostro y antes que volviera a pestañar o hacer algún movimiento, rozó sus labios con los de Al. Lo había besado de nuevo. El besado quiso salirse de esa situación pero sus sentidos habían caído en ese espiral repentino de sensaciones. Otra vez, volvía a sentir ese efecto que se apoderaba de su cuerpo. Era un beso sencillo pero a la vez, Roy lo profundizó. Sabía que estaba jugando con su propio fuego, podía que Al lo rechazara de inmediato pero, este tímidamente le siguió con el ritmo. Cuando sintió la lengua de Roy dentro de su boca, deslizo la propia, sintiendo la pasión propia de ese beso. No lo podía saber… pero era algo que sentía que podía terminar en un instante.

 

Sin quererlo, empujó con sus brazos al Coronel. Lo hizo y dio un paso para atrás.

 

– ¿Por qué? ¿¡Por qué me trajo aquí para esto!? ¿¡Por qué!? –reclamó con cierto temor.

 

Roy volvió a acercarse e intentó disculparse por su atrevimiento pero no era así. Lo había hecho porque sentía que debía hacerlo. Algo descuidado quizás, sin embargo, había descubierto que eso era lo que le faltaba; eso era lo que completaba su vacío.

 

–Lo siento, tal vez fue algo repentino. – dijo casi arrepentido. No quería que Al malinterpretara lo que había ocurrido. ¿Pero cómo explicarle?

– ¿Creíste haber visto a Ed, no es así?– preguntó sabiendo que no quería saber esa respuesta. Había querido olvidar todo ese asunto pero no podía hacerlo tan fácilmente, lo admitía, algo sentía pero la fidelidad que le tenía Roy a Ed era tan grande hasta… envidiable.

 

Se molestó. Hasta quiso responderle que ya no podía pensar así, por lo cual, se calmó y lo volvió a ver, no podía culparlo de idear esa posibilidad. Él mismo también había soñado con un segundo beso así pero no estaba seguro si era lo correcto. Su mente lo decía, sus sentimientos lo acompañaban. Había desarrollado un cierto cariño por él. Un cariño hacia Al que tal vez lastimaba. Cuando pretendió responderle, vio que Al no podía ni siquiera diriguirle la mirada.

 

Otra vez volvía a resurgir ese silencio incómodo que se pegaba a ellos, como si fuera lo único que podía existir.

 

Al se mantuvo quieto por varios minutos hasta que se dignó a seguir caminando hasta la cabaña porque la nieve se estaba acumulando más con las ventiscas. No hubo una respuesta pero no era necesario escuchar lo que no quería, sabía que Roy solo lo miraba con los mismo ojos que a su hermano y pensando que solo él era Ed. Hasta se planteaba la idea de que lo había llevado hasta allí solo para eso.

 

–Si mi Nii-san volviera… ¿le diría que lo ama? – preguntó casi en un susurró pero lo suficientemente audible como para que Roy lo escuchara mientras tocaba con pesadez el mango de la puerta y de espaldas hacia él. –Estoy seguro que en algún momento, él así lo habría considerado.

 

Lo que pensaba se borró de su mente con esa pregunta y palabras.  
Ya no quedaba nada, solo decirle… lo que sentía o pensaba.

 

–Tendría que volver a verlo para responderle solo a él.  Aunque, creo que por algo estamos acá. –Dijo improvisadamente mientras se acercaba hacia él –Hay algo que debo decirte Alphonse y es lo que comprendí. – esperó que lo viera como también notó la mirada cristalina que tenía y sin titubeos ni preguntas, continuó con lo que debía decirle.–Te quiero… te quiero a mi lado, Alphonse.

 

 

Notas finales:

Disculpen por la tardanza, alguna que otra cosa mal escrita y las incoherencias de algunas partes xD. Desde que me había quedado sin pc y sin internet eran complicado escribir todo junto pero finalmente quedó.

 

Matta ne~! 


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