Como si no lo hubieras esperado.
Capítulo 13.5: ¿Todo por Nada?
–Lo siento. –dijo apenado. Se fue sin decir más hasta que escuchó algo.
–La cuestión es que...–intentó hablar pero sus nervios lo impacientaban. Quiso continuar con lo que decía, sin embargo, notó que Roy no le estaba prestando atención. – ¿Sucede algo?
Se levantó de la cama con cierta preocupación y quedó al lado del Coronel.
Más silencio seguido del ruido que provocaban algunas ramas contra las ventanas.
No había nada.
– ¿Qué fue lo que escuchaste?
–Más bien, sentí como si alguien nos observara. No lo puedo explicar, es una sensación que me persigue desde hace un rato. –habló como hipnotizado por las sombras de la ventana.
¿Edward?
Ambos pensaron en aquel nombre. No era imposible, sin embargo, las posibilidades eran mínimas. La casualidad de que justo apareciera en un momento como ese… ¿Milagro o Misterio? No había que ignorar que todo podía ser fruto de su imaginación y su gran cansancio acumulado.
¿No lo querían de vuelta? ¿No había sido ese su más anhelado deseo? La simple aparición y mención de Edward Elric ya causaba preocupación.
Consternados permanecieron allí, uno en el sillón y el otro en la cama. Las horas continuaron pasando pero les fue difícil poder conciliar el sueño.
Lentamente, los rayos del amanecer irrumpieron con esa tenue oscuridad.
–Creo que daré una vuelta por la cabaña. –comentó decidido Roy mientras se levantaba y buscaba sus respectivos abrigos.
Alphonse se quedó en lo que parecían varias mantas. Hubiera querido acompañarlo, aunque el frío y el silencio no se llevaban bien, mucho menos con Mustang.
…
–Se está tardando demasiado. – con bastante pereza, se levantó de esa mullida cama. ¿Tal vez se había encontrado con algo?
Con más prisa, buscó sus botas y su gabardina roja. Salió de esa cabaña y se topó de lleno con la fría ventisca invernal. No supo bien por qué dirección ir. Miró para cada lado hasta que las divisó. Tenía suerte de que las huellas aún eran visibles en ese camino blanco. Las siguió hasta que pudo distinguir a Roy. Lo halló inmóvil, cabizbajo y bastante cubierto de blanco. No comprendía que era lo que sucedía hasta que pudo apreciar lo que parecía ser una parte de un brazo AutoMail.
Una mezcla de ansiedad y confusión lo llevó a caer en el mismo estado que el Coronel.
–Pero él…
–Aquí me encuentro Al.
Esa inconfundible voz le había respondido. No lo había imaginado. Se dio vuelta con temor ante lo que vería. Sus ojos no le engañaban. Lo imposible estaba enfrente de él. Su hermano, Edward estaba enfrente de él.
– ¡Nii-san! – casi gritó.
Su alegría y emociones lo superaban enormemente. Quiso moverse pero no pudo dar ni un paso. Sus pies se pusieron pesados al igual que su vista se nubló de repente, ¿a qué se debía?
–Alphonse…
Fue lo último que escuchó.
…
–Alphonse, ¿te encuentras bien? Comenzaste a temblar y no despertabas. –comentó con cierta preocupación Mustang.
–Fue… un sueño.
Respiración agitada, escalofríos y bastantes dudas. Se frotó los ojos e intentó calmarse para pensar con mayor claridad.
Roy procuró tomarle las manos y aprovechó ese momento para acostarse a su lado.
–Solo fue un mal sueño.
–Un mal sueño en el que apareció mi hermano.
– ¿Lo viste? – interrogó sorprendido. La pregunta estaba de más, sin embargo, había pasado tiempo desde que sus ‘sueños’ habían parado. Su mente había comenzado a fabular esa ilusión.
Al solo asintió.
Hubiera jurado que eso se trataba de una realidad alterna. Lo había visto, todo aquello era real en algún punto, debía serlo.
Intentó relajarse, destensar los músculos y dormir normalmente.
Sabía que no lo lograría.
…
Era El mismo sueño de siempre.
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