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Como si no lo hubieras esperado por Dark_Elric

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Notas del capitulo:

Un mejor título no se me pudo ocurrir... -facepalm-

 

 

Como si no lo hubieras esperado

 

 

Capítulo 9:  La verdad oculta detrás de las mentiras.

 

 

Dos semanas más habían pasado. Alphonse se había aburrido de estar en la habitación del hotel como todos los días. Desde que se había embarcado en la investigación, había pensado que volvería con rapidez a Resembool. Extrañaba la tranquilidad de esas zonas como a todos lo que había conocido en Central.

Las intensas investigaciones habían recomenzado. Desde aquella mentira que había escapado de sus labios, todo se había complicado cada vez más, hasta que todo lo que decía eran puras mentiras. No había ninguna verdad. Repetía viejas anécdotas reunidas con lo que Mustang quería escuchar. Todo a cambio de que él no acabara alejándolo y cometiendo alguna locura. Era algo que podía ocurrir o no.

Incluso dudaba de que el Coronel le creyera, había sido precavido en cambiar algunos detalles pero le era complicado mentirle, era como engañarse a sí mismo.

Con determinación, se encaminó a la cabaña. Debía cortar por lo sano o si no, toda la farsa se descubriría por sí misma.

 

 

 

La impaciencia comenzaba a dominarlo. No había visto a Al, solo por un día y comenzaba a desesperarse. Había estado esperándolo desde la mañana, le interesaba saber más acerca de Edward. Por alguna razón, percibía que Alphonse le estaba ocultando algo, su forma de actuar era obvia y los silencios comenzaban a aparecer más frecuentemente entre cada palabra que intercambiaban.

Había algo y lo sabía. Quizás se debía a ciertos tratos como también podía ser que Alphonse aún seguía siendo un niño y había malinterpretado algún gesto hacia él, por ejemplo, ese “beso”. Si lo razonaba de esa forma, era posible que dudara sobre qué lo había impulsado a tomar semejante método. Aunque él no pasaba por lo mismo, lo tenía en claro, luego de varias noches de insomnio, sabía que amaba solo a Edward y lo había vuelto a determinar en ese mismo instante.

Dejó su cabaña en las mismas condiciones que el desorden propiciaba la pérdida de la quietud y cordura. Miles de anotaciones y posibles formas de lograr lo imposible que desafiaban hasta la ley de intercambio equivalente.

Necesitaba pensar.

 

 

 

Los dos caminando sin pensar para donde iban, solo dejando llevarse por el conocidísimo sendero que tenían que cruzar habitualmente, levantaron sus miradas y se reencontraron. No esperaban verse tan de repente y ni en esas circunstancias pero era algo que había ocurrido.

Con solo un respirar y darse cuenta que no era ninguna ilusión, Alphonse tembló al verlo a una distancia relativamente cerca y no suficiente como para inventar algo repentino.

– ¿Coronel…? – preguntó atreviéndose a interrumpir el silencio, no dudaba de su identidad sino de su lucidez.

– ¿Quién más podría ser? Por estas rutas, no camina ni siquiera un olvidado fantasma. – confirmó mientras se acercaba lo suficiente a él y distinguía cierta incomodidad en el castaño para verlo directo a los ojos. – ¿Sucedió algo?

Tardó en negar con la cabeza. Definitivamente, no era bueno para ser claro, se inhibía.

¿Por qué le era tan difícil admitir la verdad?

–No esperaba tu visita hasta mañana. –mintió ocultando toda su desesperanza y mirando hacia el cielo, prosiguió. – Debería suponer que hay alguna novedad, ¿no es así?

 

Estaba encerrado. Podía continuar con la farsa o decir la verdad de una. Tal vez, no le creería en un principio, sin embargo, solo quería quedar bien con él. No quería que le odiara solo por mentir… ¿un poco? Había temor ante la reacción que pudiera tener pero debía hacer lo correcto.

–Sí, hay algo. Si no hubiera nada, no vendría hasta acá. La verdad es que…– se detuvo sintiendo como el frío se encargaba de congelarlo lentamente y prepararlo para cualquier cosa que pasara. Su voz intentó limitarlo, sin embargo, fue más fuerte que lo terminó confesando. – Todo es mentira.

Cerró los ojos y quiso desaparecer.

El silencio se hizo presente y la incertidumbre dominó la conversación.

 

De repente, sintió como era levantado desde el cuello de su gabardina roja. Se negó a querer mirar que era lo que estaba pasando y enfrentar la cara de fastidio y posible enojo de Mustang. Miedo, era la palabra que lo definía en esos segundos. No había aclarado cual era la mentira, por lo que si planeaba matarlo, que al menos supiera qué era lo que había desencadenado tal situación.


– ¿¡Mentira!? ¡Explícate mejor! –le gritó mientras lo zarandeaba en el aire logrando que el castaño tuviera más dificultad en poder respirar.

Intentó articular palabra alguna pero hablar era un privilegio que Mustang le estaba quitando de a poco. Puso sus manos sobre las de él pretendiendo soltarse, todavía entrecerraba sus ojos y mostrándose totalmente débil, suplicó que lo dejara. Tardó en recibir una respuesta favorable que lo dejara respirar.

Cuando cayó a la superficie nívea, sintió como el aire volvía a su cuerpo. Se tranquilizó temiendo que Roy se impacientara y perdiera el control ante lo que le había dicho. Respiró pausadamente y evitó alzar su vista esperando no encontrar más enojo de su parte.
 

–Hace un tiempo que dejé de verlo o al menos, es lo que mi mente me dejó ver. – dijo en un suspiro mientras sus guantes se humedecían por el contacto con la nieve. –Por alguna razón, no puedo hacerlo más.

– ¿Eso, solo eso? – rió estrepitosamente como si no le importara. – ¿No ves que nos hiciste ir en círculos con tus dichos? La investigación está más truncada que nunca, solo porque se te ocurrió decir algunas mentiras. No lo esperaba de ti, puedo tomarlo como una decepción más.

– ¡No es así! Parecías feliz cuando relataba lo que veía. Estabas fascinado, no podía decirte que había perdido esa habilidad. Aún hay posibilidades de poder encontrarlo. – tembló cuando se le ocurrió mirarlo. Su mirada solo denotaba ira. – Si sabías que ya no podía verlo, ¿Qué harías? Ya antes habías tomado medidas extremas y te habías aislado de los demás. No puedo recordarlo completamente, solo veo un rostro borroso…


– Ingenuo; Mentiste porque te creíste mejor que él.


Negó mentalmente. No esperaba que el Coronel solo pensara así, que siempre encontrara un modo de compararlo y considerarlo como si fuera un reemplazo más de Ed.

–Seguiré con esta investigación sin tu ayuda. Necesito fuentes confiables. Además, creo que todavía somos las únicas personas que seguimos buscándolo y mantenemos esperanzas. –afirmó Roy seguro de lo que estaba planeando. Dio media vuelta con la intención de marcharse hasta su cabaña y recluirse ahí hasta encontrar una solución pero se detuvo cuando escuchó que Al seguía hablando. 

 

–También es cierto que eres lo más cercano que tengo de mi Nii-san… –argumentó mientras permanecía sentado sobre la nieve y de a poco se cubría de blanco a causa de la nevada.


Dio otro paso más dejándolo atrás, ablandando sus puños y dejando que la alteración de hace minutos lo controlara.


–Sé que aún vive. En algún lugar ha de estar, tal vez está en la Puerta, esperando… –


–Eso es más que seguro, él aún vive, lo puedo sentir. – se dio vuelta y quiso mirarlo directo, sin embargo, Al ocultaba su mirada estando cabizbajo.





– ¿Lo amabas?


–Si y no tiene caso que lo preguntes, no comprenderías. –dijo finalmente, definiendo los límites. No había caso de seguir hablando, Alphonse era un niño que no le comprendería, nadie lo había hecho.
Lo dejó allí y continuó hasta su refugio, pensando en causas y consecuencias sobre los eventuales hechos del pasado.



Al se tiró para atrás quedando recostado y  mirando hacia el cielo blanco que indicaba una próxima tormenta en las próximas horas. Se olvidó del frío, apenas lo sentía como si fueran leves brisas.


“Tú también mientes, o mejor dicho, te engañas. Por alguna razón, lo veías en mí, como si yo fuera él. Te me quedabas mirando o solo esperabas que dijera algo propio de él. Pienso que por eso, en algún momento, pensé que me querías a mí o tal vez, solo también estaba confundido.”


 


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