— ¿Y qué quieres que haga?, ¿cómo quieres que reprima mis impulsos?…. ¿cómo planeas que entienda que lo que estoy haciendo es un exceso?, ¿qué quieres que intente hacer para detenerme?…. dame solo una opción y te prometo que la tomare—no esperaba otra cosa más, le miraba directamente a los ojos platas, con los suyos repletos de lágrimas, tomándolo por los hombros y sacudiéndolo
—si es así, entonces—estaba nervioso, sabía que tenía una y mil razones para que su peli negro amante detuviera lo que, desde hace mucho tiempo, había empezado, pero por ahora se sentía incapaz de mencionar alguna de ellas, y de igual manera estaba consciente de que entre más se tardara en dar una respuesta con algún tipo de lógica, más nervioso se pondría con respecto al tema—hazlo por mí—pensaba que sí, el profesor de literatura antigua, decía la verdad al proclamar como tantas veces lo hacía, al hablar del amor que juraba sentía por él, entonces seguro, o a lo mejor, tal vez, lo que había dicho tendría que funcionar, pero como la mayoría de las veces, los nervios atacaban cada poro de su piel
— ¿sabes?—retirando con su mano las gotas saladas, después de todo, sabía que la respuesta que obtuviera de aquellos labios sabor miel seria por completo acertada, ya que las palabras que había pronunciado su joven amante, habían hecho que reaccionara y comprendiera mejor la posición en la que se encontraba, ya que hasta hoy había estado pensado exclusivamente en él, pero ahora, comprendía que no estaba solo. Que lo mejor de todo eso era que, quien estaba a su lado, era la persona con la que él había elegido estar, ya que si todo lo que había hecho el rubio en algún punto él se hubiera sentido realmente tan incómodo como solía decir, lo habría rechazado en ese mismo instante—nunca entenderé como es que siempre logras que yo te haga caso—abrazó efusivamente al menor, rodeando con sus largos brazos el pequeño cuerpo del rubio
—…. —decidió que lo más conveniente en estos momentos era guardar silencio, y corresponder al cálido acto, pues el, desde un principio estaba total y completamente dispuesto a que el mayor cediera a su, un poco pesada, petición, aunque en un inicio no estaba muy seguro de siquiera hablar o mencionar algo referente al tema
—lo are—al no obtener algún tipo de respuesta, exceptuando claro está, el abrazo, y a sabiendas de que el rubio no hablaría o a lo mucho hiciera un gesto aparte, decidido y ahora más que convencido, en voz alta y poniendo todo lo que su pequeña alma podía ofrecer, termino la frase con las palabras que, en todo momento, sabía que alegraban al universitario de bellos ojos platas—gracias por amarme—
—…. —no es que esta vez de nuevo no quería contestar, el caso es que en estos momentos, no tenía la más mínima idea de lo que tenía que decir…. y es que se sentía tan feliz, alegre, en conjunto con un sinfín de emociones revueltas, que la verdad, su lengua unida con su cerebro y =corazón=, no podían ponerse de acuerdo en que palabras tendrían que salir de su boca, haciendo que a consecuencia de eso, las frases o lo que sea que sea que quería decir, se quedara atorado y sin algún tipo de salida en su garganta—Miyagi, quiero hacerlo—tan confundido estaba que, apenas y había terminado de hablar, pudo darse cuenta de lo que su cuerpo había decidido dejar salir
—°° a este terrorista lo que pida °°—cargándolo cual princesa y besando sus delicados labios, lo llevo a su cuarto, para cumplir una vez más las que para nada eran obligatorias, exigencias….
….
.
….
….FIN….
°° SIN MAS QUE DECIR, SIN QUE PREFERIR,
ME DESPIDO DE TI
MI DULCE AMOR…. HASTA EL FIN…. °°
Likari Aoi