Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

No es una épica historia de amor por Eza-chan

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Naruto no es mío.

Soy un ser despreciable y abominable compuesto de flojera, falta de inspiración, procastinación y con la mente de una mosca (uh!, anime bonito... creo que olvidaré ese otro fanfic de Naruto que estoy escribiendo).

Me disculpo por las faltas de ortografía, errores de dedo y ausencia de elocuencia.

Dedicado a Dou-san, ¡Lo siento Dou-san!

Kushina corrió hasta posicionarse frente a él. Sasuke no estaba muy seguro de qué hacer y si se hubiera tomado un instante para mirar al rostro de Karin, quien estaba hincada junto a él, el de Suigestsu, parado detrás de él listo para atacar y proteger a su tribu y el de Juugo hincado del lado contrario a Karin igualmente preparado para reaccionar en relación a las acciones de la madre de Naruto, habría notado que los miembros de su tribu estaban tan perdidos como él.

La mente de Sasuke terminó aún más confundida al ver el camino de lágrimas en el rostro de Kushina. La mujer se dejó caer junto a él, sin ninguna consideración por sus rodillas, y colocó sus manos en los hombros del pelinegro. Karin pareció querer detenerla y el cuerpo de Suigetsu dio un pequeño saltó, pero a la final no hizo nada, como si hubiera detenido un reflejo innato en su cuerpo de atacar a quien  fuera que se acercara demasiado.

-Sasuke-kun- Exclamó la mujer con voz temblorosa. – ¿Minato está vivo?- ¿Por qué le estaba preguntando esto? La mujer puso más fuerza en el agarre en sus hombros. – ¿¡Minato está vivo!?- Exclamó esta vez con ojos vacíos y proporcionando un pequeño estrujón.

-¡No lo sé!- Exclamó él saliendo de su ataque de mudez. Y la mujer poco a poco, pareció regresar en sí misma, terminando por abrazarlo.

-Lo siento, Sasuke-kun, no debí hablarte así, no fue justo para ti-Cuando la mujer se apartó para mirarlo a los ojos, estaba sonriendo, mientras las lágrimas seguían cayendo. Era lo más desgarrador que Sasuke había visto. No debía ser así, Kushina, era risueña, su sonrisa era tan brillante que la única que podía competir con esa luz era la de Naruto. –Dime Sasuke-kun, ¿Cómo está Naruto?- Preguntó con amabilidad, tratando de esconder sus manos temblorosas, el puchero en su rostro, la oscuridad en su mirada y fingiendo que su voz no había flaqueado. Él iba a negar con la cabeza, sin poder lograr articular palabras ante aquel desgarrador escenario. –Sé que puedes sentirlo Sasuke-kun, así como Naruto puede sentirte- Le susurró y él sintió que no podía alcanzar aire suficiente.

-Vivo- Murmuró. -Naruto está vivo- Y la mujer sonrió aún más grandemente, permitiéndose cerrar los ojos por un instante, dejando que se desbordaran.

-Gracias Sasuke-kun- Y volvió a ser abrazado. -¿Puedo quedarme así un momento, por favor?- Él sólo alcanzó a asentir con la cabeza, al tiempo que notaba a Kakashi llegar.

-Kushina, ¿Qué sucede?, ¡Kushina!-

-Yo no lo había visto- Comenzó a murmurar la pelirroja. -No lo había visto, Minato… No lo había visto, ¿Por qué no lo había visto?- La mujer no dejaba de repetir, una y otra vez, como un curioso y confuso rezo a los Dioses. Sasuke no dijo nada y dejó a la mujer desahogarse.

Una vez su madre se llevó a su hermana (probablemente Iruka le había dicho lo que había pasado) era momento de buscar respuestas en el Uchiha.

-¿Qué sucedió?, ¿Qué le pasó a Minato?- El chico solo se mantenía observando el sitio por el que Kushina se había visto arrastrada. Kakashi necesitaba respuestas ahora por lo que jalo al hombre del brazo con brusquedad, causando que al instante tres personas lo alejaran con exceso de fuerza del chico Uchiha.

-No lo sé-

-¿Qué?-

-No sé qué pasó con Minato, no sé si sólo está herido… o muerto-

-Eso no es… ¡Estás mintiendo!... no puede… ¿¡Cómo lo sabes!?- el pelinegro solo se encogió sobre sí mismo.

Tenía que ser una broma.

Minato no…

-Hey Kakashi-

-¿Ah?- Se las arregló para decir, sin dejar de ver el cielo y el suave movimiento de las nubes.

-Me hace feliz que los Dioses planearan todo para que nosotros fuéramos hermanos- Exclamó Minato con una de esas pequeñas sonrisas suyas y Kakashi estaba seguro de que nunca había abierto tan grandemente sus ojos.

-Yo creo que los Dioses no pensaron en mi pobre persona, tener que soportarte siempre-

-Eres cruel Kakashi- Dijo aun sonriendo y él decidió que era un buen momento para una pequeña pelea.

La vida era buena y muy tranquila.

Minato no podía estar muerto.

Naruto nunca había hecho algo como eso, pero descubrió que era muy sencillo. Naruto se desconectó de su cuerpo. No había cansancio y tampoco dolor, los sonidos que no le hablaran de un peligro inminente para su padre no eran importantes. No había lágrimas en su rostro ni en sus ojos apunto de desbordarse. Naruto se dedicó a poner un pie frente al otro registrando a penas el peso del cuerpo de su padre sobre su espalda, siempre mirando al frente.

 Hasta que finalmente piso los terrenos de su tribu y de inmediato notó a su madre corriendo hacia ellos, Kushina lo miró a él con ojos angustiados, con esa pequeña arruga (que su madre tenía entre las cejas) muy marcada, la mujer colocó sus manos en sus hombros y Naruto pensó que era un intento de asegurarse de que realmente él estaba ahí de pie junto a ella; fue capaz de notar el momento exacto en que su madre puso su atención en su padre.

Él lo había cargado todo el camino de regresó, porque había sido su culpa, porque era todo lo que podía hacer.

Su abuela apareció en ese momento.

¿Cómo iba a ver a su mamá a los ojos?

Si su papá moría… si su papá…

-Tráelo rápido- Ordenó su abuela.

-Sasuke, ¿es a Naruto a quien hiciste la promesa?- Preguntó Juugo con su característica seriedad, aunque la respuesta nunca vino. Suigetsu suspiró exasperado haciendo un corto contacto visual con la loca.

–Ahora que volvió puedes ir y cumplir tu promesa para que podamos irnos. Mierda está pasando aquí y deseo irme lo más pronto posible… ¡Hey!, Sasuke, ¡No me ignores!- Un punto profundo e importante fue tocado en Suigetsu, haciendo que despertara. -¿Qué, Sasuke? ¿Pensaste en hacer una vida aquí?, ¿Quieres ser el doncel de ese bastardo?-

-¡Suigetsu, ya basta!- Exclamó Karin, pero él no se detuvo.

-¿Quieres tener a sus hijos?, ¿¡Vas a dejar que te usen otra vez!? ¡Justo como hiciste con Orochimaru!- La respuesta vino como un puño estrellándose duro contra su mejilla izquierda y Suigetsu terminó atrapado en esos ojos negros fríos y profundos que lo miraban desde arriba.

Supo que Juugo y Karin intentaron moverse para ayudarlo, pero finalmente fueron abrumados por el aura que Sasuke era capaz de crear.

-Jamás quise ser marcado por él, nunca quise que alguien como él usara mi cuerpo como si se tratara de… una puta lanza sin vida. No quiero ser el doncel de nadie y no quiero tener los hijos de nadie- Sólo Sasuke podía hablar de algo que requería, o que se esperaría, tuviera una gran carga emocional como si estuviera hablando de que mañana el pasto también crecería. Pero todo terminaba compensado por aquel abismo detrás de su mirada.

Finalmente el pelinegro comenzó a caminar en dirección al bosque negando el intentó de ayuda por parte de Juugo

-Sasuke-kun, ¿A dónde vas?- Cuestionó Karin.

-No puedes ni caminar bien- Exclamó Suigetsu y a cambio recibió el ataque de una piedra en el lado derecho de su cabeza. – ¡Maldito!, ¿¡Pero de dónde sacas esas jodidas piedras!?- Cuando lo notaron, el pelinegro ya había desaparecido entre el espesor de los árboles.

-Sigue siendo rápido- Exclamó Juugo con sorpresa.

-Jodido Uchiha- Agregó él finalmente recibiendo una patada en la cabeza cortesía de la pelirroja.

-¡Estúpido hiciste enojar a Sasuke-kun!, ¿¡Por qué siempre tienes que estarte metiendo con él!?-

-¡Cállate vieja loca, tengo mis putas razones!-

-¡Sí, como no, solo eres un imbécil, imbécil!-

-¡Tú eres una loca histérica!- Juugo suspiró con un pajarillo entre el cabello.

-¿Sasuke estará bien?-

-¡Claro que sí, es Sasuke de quién estamos hablando!- Dijeron al unísono (agregando un pequeño y escandaloso Kun en el caso de Karin) gritando en dirección a Juugo que no se sintió ni un poco amenazado.

-Pero la última vez que Sasuke se separó de nosotros duramos días para encontrarlo- Eso dejó a sus compañeros de tribu helados.

No lo planeó, pero pasó; encontró a Naruto en el lago. Tenía cortes en el rostro, ojos rojos, suciedad en las uñas y puños hinchados y sangrantes que no dejaban de golpear uno y otra vez el suelo junto a uno de los árboles más grandes del lugar.

Naruto finalmente terminó por notar su presencia cuando él se puso lo suficientemente cerca como para que el otro notara sus pies. Pensándolo bien, tal vez y debió dejarlo solo.

¿Qué podría decirle al otro?

¿Su presencia sería bien recibida, no sería más bien como una molestia?

-Sasuke- Susurró el rubio alzando la mirada para conectarla con la del pelinegro. –Estás aquí-

-Hice una promesa- Naruto alzó las cejas con la boca un poco entreabierta apunto de decir algo, para finalmente rascarse la nuca y sonreír en una forma… tremendamente vacía y muy cansada.

Fue entonces que recordó sus maltratados nudillos y trató de esconderlos.

-Mamá me dijo que aún estabas aquí- Dijo como si tener a Sasuke aquí fuera un puto incordio, (que de hecho lo era) su estómago se convirtió en un incómodo y doloroso nudo y su corazón dejo de existir. Sasuke debería haberse ido hacia mucho. –Me hace feliz que cumplieras tu promesa, ¿quién iba a decir que eras un bastardo con honor?- Exclamó tratando de bromear y lo único que Sasuke pensó es que esa no era la sonrisa de alguien feliz. Un golpe en una cabeza rubia fue proporcionado por una mano blanca, con tal fuerza que logró hacer que el receptor de tal ataque terminara con el rostro contra el suelo. -¿¡Por qué me golpeas bastardo!?- Gritó el ojiazul sobándose la cabeza con ambas manos, y ese sí que parecía el Naruto que él conocía.

-Un líder es el pilar de su tribu. Si el pilar cae, la tribu también. Por eso el líder siempre debe ser fuerte y jamás demostrarle a su tribu lo roto que realmente está por dentro…- Naruto lucía perdido y apunto de quejarse. Sasuke suspiró. –Yo no soy parte de tu tribu Naruto- Y el rubio lo miró con una sorpresa total, para luego sonreír de forma abrumadoramente triste.

-Eres cruel Sasuke- Una lagrima se deslizó por la mejilla izquierda de la persona que amaba, seguida de otra y otra y la persona hincada frente a él terminó aferrándose a su cintura, escondiendo el rostro contra el cuerpo de Sasuke, comenzando a llorar como creyó solo un niño podría hacer. – Mi papá Sasuke- Susurró, cuando Sasuke creyó que sería de los que gritan. –Fue mi culpa que lo hirieran, ¿Qué voy a hacer si muere?, ¿Cómo voy a ver a mamá a la cara?, ¿Cómo voy a enfrentarlos a todos?-Exclamó entre sollozos y Sasuke solo pudo encogerse sobre su propio cuerpo, enredando sus brazos lo mejor que pudo en el cuerpo de Naruto, tratando de darle refugio.

Sentado con la espalda recargada en un árbol, y una cabeza rubia recostada en su regazo, mientras él le proporcionaba suaves caricias, finalmente los sollozos habían parado y las lágrimas que antes había sentido se habían acabado.

-El rumor se va a esparcir pronto- Quería preguntar, pero quería permitir que él otro se desahogara. Por suerte para su curiosidad, las respuestas llegaron sin hacerlo esperar por mucho tiempo. –Los que nos atacaron deben pensar que papá está…- No quería que Naruto lo dijera.

Si tan sólo pudiera protegerlo de todo.

¿Ese pensamiento había venido de él?

-Que está muerto- Sintió que su respiración se cortó un poco. Naruto no derramó más lágrimas. -Incluso si creen que sólo está herido deben creer que está muy débil. En sí ya nos habían estado atacando. Ahora deben creer que somos débiles sin nuestro líder. No sólo van a considerar que estamos desorganizados sino que también vamos a ser débiles mental y emocionalmente. Una tribu fácil de derrotar. En cualquier momento la lucha va a comenzar y debemos prepararnos- Naruto finalmente alejó su cabeza del cómodo lugar que había encontrado, para hincarse frente a Sasuke con una determinación que jamás habría esperado ver en alguien que hacía minutos había estado llorando como un pequeño de cinco años. -Aún si nadie me quiere como líder, pelearé. Para defender la tribu que mi papá tanto ha amado, la tribu que es mi familia- El rubio apartó la mirada unos instantes para fijarla de nuevo en él. –Si te quedas podría ser peligroso- ¿Le estaban pidiendo que se fuera?

No me quiere aquí.

Probablemente porque soy un inútil, un estorbo. Nada.

-Si te vas también podría ser peligroso- Agregó después y Sasuke no tuvo tiempo de decidir si su corazón había caído por una cascada o no. –Puedes llamar chantaje el que diga que irse es peligroso, no me importa, probablemente lo sea. Pero quiero que te quedes, así sabré que estás a salvo. Tenemos un refugio especial para aquellos que no pueden pelear; niños, donceles y mujeres embarazadas y heridos- Dijo dirigiéndose a mirar su pierna. –Sé que eres fuerte Sasuke, sé que puedes protegerte a ti mismo y sé que debes verme como alguien realmente patético que no puede proteger nada ni a nadie, pero… ¿te quedarías y me dejarías protegerte?- Sonaba ridículamente embarazoso. Como una estúpida declaración de amor eterno. Naruto siempre hablaba con firmeza y determinación. Pero temblaba como una hoja movida por el viento, sus ojos estaban llorosos y aun había tristeza y culpa en ellos; miraba a Sasuke como si él fuera alguien importante y especial, alguien que debía ser tratado con amabilidad… como si no quisiera perderlo.

Este idiota.

-Me quedaré- Soltó su boca sin que él le diera permiso.

Putos labios que se mandan solos.

Naruto sonrió. No en la forma grande y ridículamente escandalosa que estaba acostumbrado a ver, pero parecía una sonrisa real.

La persona que amo parece feliz por algo que dije.

Quería llorar, porque deseaba poder asegurarle a Naruto que su papá estaría bien y sobreviviría porque era un hombre muy fuerte, pero no podía hacerlo. Quería asegurarle que su tribu estaría bien, porque estaba llena de guerreros perfectamente capaces de derrotar a cualquiera que se les parara en frente, pero no podía hacerlo. Quería asegurarle que era estúpido pensar que alguien lo culparía de algo o que alguien no lo aceptaría como líder, pero quién era él para decirlo. Quería decirle que estaba seguro de que nada había sido culpa de Naruto, sabiendo o no la historia detrás de la herida del padre del rubio, sabía que este se estaba culpando de todo, porque simplemente esa parecía ser la forma de ser del hombre que amaba. Pero no pudo decir nada de eso. Solo pudo asegurarle que se quedaría y generarle esa pequeña sonrisilla.

¿Pero por cuánto tiempo me quedaré, realmente?

Kiba comenzó a comer con furia en la tienda que no llevaban mucho compartiendo.

-Kiba- Trató de llamarlo, pero la única respuesta del otro fue robarle la comida comiendo con brusquedad y rapidez.

-No quiero escucharte-

-Kiba- Volvió a llamar, colocando sus manos sobre las del otro, deteniendo las acciones de su pareja… no, del hombre con el que iba a casarse, de la persona que más amaba, quien terminó cubriendo su boca con el dorso de mano izquierda, dejando salir unas pocas gotas de sus ojos. –Kiba- Susurró él yendo a abrazarlo.

-No es justo- Exclamó entre sollozos bajos.

-Voy a estar bien. No voy a morir, porque te tengo. Los tengo- Agregó colocando una mano sobre el lugar donde se desarrollaba su nonato. Kiba aún tenía reacciones avergonzadas algunas veces cuando él trataba de acariciar aquella zona, pero esta vez no hubo reacción, lo dejo incluso comenzar a mover su mano en pequeños círculos, antes de que finalmente alzara el rostro para mirarlo con ceño fruncido.

-Obviamente no puedes morir idiota, si lo haces te mato- Kiba era adorable. Cuando pareció darse cuenta de lo que dijo, sobó su frente como si hubiera estado a punto de golpearse. –Quiero decir… ¡Yo sé lo que quise decir!-

-Te amo, Kiba- Y tal vez no debió decirlo, porque lo miraron con ojos llorosos.

-Yo también te amo- Y sus labios fueron cubiertos por los del otro.

El beso sabía a lágrimas. Deseo poder proteger a su familia de todo.

Definitivamente no moriría.

-¡Ne-ce-si-to car-ne!- Exclamó con voz gangosa y lenta con los brazos hacia el frente, fingiéndose ser un curioso monstruo creado por su imaginación. Kenta y Eiko gritaron divertidos, tratando de pegarse más a la pared de la tienda, siendo inevitablemente acorralados por su padre. –Co-mi-da- Y se les hecho encima haciéndole cosquillas con los labios en el abdomen de sus pequeños, turnándose entre uno y otro, escuchando sus carcajadas histéricas.

-Ya es muy tarde, vas a despertarlos a todos- Volteo a ver a su pareja al ser regañado.

-Luces… de-li-cio-so- Exclamó lúgubremente.

-Kakashi no-

-Ham-bre-

-Kakashi, dije que no- E ignorando las réplicas de Iruka, se lanzó a colocar pequeños besos y mordidas fingidas al cuello de su moreno, escuchando su risa, sintiendo como aquello lograba relajarlo. Mientras estaba en aquello, colocó una mano sobre el lugar donde su tercer hijo descansaba sintiendo una discreta patadilla, procediendo a desviarse y fingir mordidas sobre el vientre de su pareja, que rio aún más fuerte.

-¡Ya basta!- Le pidieron entre risas. Aún podía escuchar las risillas de sus hijos.

-Pero quiero jugar con el menor de mis hijos- Explicó haciendo un puchero.

-Yo también quiero jugar con mi hermanito- Exclamó Kenta acercándose a donde ellos se encontraban, llevando a Eiko de la mano.

-¡Manito, manito!- Exclamó la pequeña, feliz.

No pasó mucho tiempo para cuando las risas acabaron y el silencio reinó en la tienda, con dos pequeños dormidos recargados contra el cuerpo de su mamá.

-¿Cómo está Minato-san?- Kakashi se mordió el interior de la boca.

-Mamá hizo todo lo que pudo, ahora todo depende de Minato-

-Minato-san es fuerte. No morirá- Kakashi sonrió confiando en las palabras del otro.

-¿Cómo está Kushina?-

-Todo lo bien que puede estar en una situación como esta-

-¿Y Naruto?-

-Está con Sasuke-

-Oh- Exclamó sonriendo divertido.

-Como entenderás, ni los Dioses podrían ofrecerle un mejor consuelo- Iruka soltó una silenciosa risa.

Kakashi colocó una caricia sobre el cabello de su niña, dejándose caer junto ella, colocando su cabeza sobre la pierna de su pareja.

-Iruka…-

-Lo sé Kakashi- Colocó un beso sobre la morena pierna.

-Si tan solo yo… debería quedarme contigo y proteger a nuestra familia, no…-

-Pero Kakashi… todos en la tribu son nuestra familia- Kakashi se las arregló para cambiar su posición y lograr ver el rostro de su pareja, que le sonrió al instante, apartándole un mechón de pelo de la cara.

Se levantó ocultando la ansiedad que lo invadía por besar a su amado, uniendo sus labios a los contrarios, combinando sus esencias, atrapando el suspiró que Iruka dejó escapar.

-Voy a volver- Dijo con frentes unidas y una mano blanca enredada entre cabello castaño.

-Por supuesto que vas a volver, si no iré por ti y te arrastraré de ese bonito cabello tuyo-

-A veces eres muy aterrador Iru-chan- Dijo con tono juguetón y el moreno se limitó a recargar su cabeza contra él.

Kakashi logró acomodarse junto a su pareja de tal forma que pudiera sostenerlo y rodearlo con sus brazos.

Shikamaru acarició el rubio cabello de su esposa, bajando por el cuello, un ligero toque en el hombro, abarcando con caricias toda la espalda de la mujer.

-¿Estás segura de esto?- Temari le sonrió suavemente, atrapando su rostro entre sus manos.

-Soy una mujer muy afortunada. Porque pertenezco a la tribu Sabaku, tribu que solo me ha mostrado amor y protección, y ahora también pertenezco a la tribu Uzumaki, tribu que solo me ha mostrado más amor y aceptación. No hay honor más grande entregado por los Dioses, que luchar por la tribu que amo, al lado del hombre que amo- Y Shikamaru solo pudo abrazarse a su esposa.

-Eres tan problemática-

-Tú eres problemático- Rio.

Sasuke observó a Naruto balbucear en sus sueños, mientras hacía pequeños movimientos con su cabeza, como si quisiera acomodarse mejor, como si quisiera tener más contacto con la piel del abdomen de Sasuke, como si realmente disfrutara la sensación generada del toque en su mejilla.

Enredó su mano entre el cabello rubio y sin pensar demasiado en ello se inclinó y besó al otro en la frente. Se enderezó rápidamente sonrojándose al instante y cubriendo su cara con su mano libre.

¿Qué mierda estaba haciendo?

Lo amo.

Maldita jodida mente necesitaba que se callara. Tenía esta necesidad de golpearse numerosas veces la frente.

¿¡Minato está vivo!?

Abrió los ojos grandemente. En lugar de estar ahí sintiéndose patético y avergonzándose a sí mismo, debería ir y hablar con Kushina.

Logrando usar una habilidad que ni siquiera sabía que tenía (escapar de la cabeza atolondrada de Naruto), salió de la tienda dando un último y rápido vistazo al hombre que proclamaba amarlo.

Al instante se topó con su tribu.

-Entonces, ¿podemos irnos ahora?- Cuestionó Suigetsu irritado, con una lanza sobre su hombro. Ni siquiera tenía ánimos de asesinar al hombre con la mirada (por suerte para él, era su forma natural de observar a Suigetsu, así que la mirada asesina estuvo presente aun así).

-Esta tribu va a ser atacada-

-¿Qué?- Exclamó Juugo poniéndose alerta de inmediato.

-¿Cómo lo sabes Sasuke-kun?-

-Su líder fue herido, probablemente se esparza el rumor de que está muerto. Cuando algo como esto pasa en una tribu lo normal es que se cree un conflicto interno-

-¿Qué quieres decir con conflicto interno?- Cuestionó Juugo.

-“¿Quién va a ser el líder ahora?”- Expuso Karin.

-Exacto- Contestó Sasuke y la mujer sonrió complacida consigo misma. –“¿Deberíamos Aceptar al sucesor?, ¿Deberíamos buscar a alguien más?”-

-Ya entiendo, la tribu parece débil ahora- Agregó Suigetsu y Sasuke asintió.

–Serán atacados- Exclamó Juugo.

-¡Con más razón debemos irnos ahora!- Exigió Suigetsu con porte aburrido. Karin le dio un fuerte golpe en la nuca (Sasuke a veces creía que tal vez la muer creía que podría lograr que Suigetsu desarrollara sentido común si lo golpeaba una y otra vez en la cabeza). -¿¡Y ahora porque me golpeaste bruja!?-

-No deberías ser tan idiota todo el tiempo-

-¿¡Ah!?-

-¿No te das cuenta?, podrías tratar de esforzarte y pensar un poco por al menos una vez en tu vida. Sea la tribu que sea la que vaya a atacar, ya deben estar en camino, probablemente la batalla comience al atardecer, si nos vamos ahora lo más seguro es que nos la encontremos-

-¡Genial, idiotas para matar, perfecto!-

-¡No estamos hablando de 10 o 20 guerreros estamos hablando de toda una tribu que mandará a sus mejores guerreros para derrotar a esta tribu!- Karin hizo extraños ademanes buscando remarcar la tierra donde se encontraban parados. –Sasuke-kun no puede pelear, a duras penas puede caminar… todo está en nuestra contra-

-¿¡Nos vamos a quedar aquí y escondernos!? ¡Cómo si realmente fuéramos a estar a salvo en una tribu que se va a pelear con ella misma!, ¿Qué hay de la estupidez esa del conflicto interno?-

-Esta tribu no está peleando- Expuso Juugo comenzando a observar a su alrededor, notando a las personas caminar sin ponerles mucha atención a ellos. Cargando cosas, llevando lanzas y luciendo completamente centrada en su tarea.

-Esta tribu es fuerte, aquí no existe ningún conflicto interno, esta tribu se está preparando para la batalla. En estos momentos nuestra mejor opción es quedarnos- Suigetsu dejó de observar a la pelirroja una vez que su explicación terminó para centrarse en Sasuke.

-¿Quieres que peleemos por ellos?, ¿por una tribu que no me importa?-

-Yo no quiero nada. Querer pelear para proteger esta tribu o no querer hacerlo es tu decisión, porque tú eres un hombre libre, no eres más el esclavo de Orochimaru y te aseguro que no eres el mío. Así que, ¿Qué quieres hacer?- Suigetsu tenía los ojos bien abiertos. Lentamente fue colocando una sonrisa en su rostro, a cada segundo más y más grande, para finalmente enredar su brazo libre (el que no sostenía la lanza) en el cuello del pelinegro.

–Pelearé para proteger mi tribu- Karin desvió la mirada tratando de lucir molesta.

-Pelearé para proteger mi tribu- Repitió.

-Pelearé para proteger mi tribu- Agregó Juugo al final.

Kushina observó el pálido rostro de su amado y trató de fingir que el vendaje en su abdomen no estaba ahí.

Quería que abriera los ojos, quería que la abrazara, quería que apartara la imagen de él siendo apuñalado por una lanza. Esa imagen se repetía en su cabeza una y otra vez como si del constante pasó del día a la noche se tratara.

Pasó sus dedos suavemente por el rostro de su esposo, escuchándolo suspirar.

-¿Kushina-san?- La suave voz de Sasuke llegó a sus oídos.

-Adelante Sasuke-kun-  El chico entró luciendo como un pequeño cachorro acorralado y asustado. Kushina sonrió acercándose a él.

-¿Cómo está?-

-Mamá dice que ahora todo depende de él-

-¿Y usted?- Murmuró mirándola a los ojos.

-Mi esposo está vivo y mi hijo también y yo igual. Voy a estar bien, pero voy a estar mejor una vez que pueda golpear a unos cuantos de esa…- Kushina se tragó palabras que demostraran su ira optando por un silencio iracundo. -…Tribu que se acerca a atacarnos- Sasuke asintió en acuerdo. Logró tranquilizarse y hacer la pregunta que quería desde que escuchó al pelinegro llamarla. -¿Naruto?- Cuestionó paseando su mano por la mejilla del chico. Antes de contestar, el pelinegro observó unos instantes a Minato para después concentrarse en ella.

-Durmiendo- Ella asintió.

-¿Cómo está?-

-Preocupado… además se siente culpable- Suspiró. Sabía que esa era la razón de que no le hubiera regresado la mirada.

Ese atolondrado hijo suyo.

-No fue su culpa- Y Sasuke la miró como si hubiera esperado un comentario como ese. –Estoy preocupada Sasuke-kun- Le murmuró como si aquello fuera un secreto que solo unos cuantos allegados a ella podían saber (lo cual era de cierta forma correcto). –Yo no había visto que Minato sería herido, solo pude verlo en  el momento en que pasó- Se concentró en su esposo un momento. –Minato es muy veloz y jamás baja la guardia en una batalla. Las imágenes que se repiten en mi cabeza me dicen que Minato debió notar al hombre que lo atacó, pero no lo hizo- Observó a Sasuke adornando sus facciones con una seriedad que asustó al pelinegro. –Sasuke-kun si mi visión es cierta, creo que ese hombre podría estar bajo el dominio de la deidad protectora de los Uchiha-

-¿Qué?, ¿un Uchiha?-

-No sé si es un Uchiha, pero en definitiva, lo que siento de esa visón… toda esa visión está rodeada de la oscuridad que sentí quería apoderarse de ti-

¿Qué era esto?

¿La deidad protectora de los Uchiha?, ¿Los Uchiha desaparecidos?

Todo este tiempo Sasuke había querido creer que los Uchiha se habían ido a otro territorio por voluntad propio, tal vez su padre había dejado de ser el líder, dejándole el mando a Itachi; su hermano era mucho mejor líder que su padre, Itachi habría sabido que era lo mejor para todos y habría determinado que alejarse de los Uzumaki sería lo mejor, pero… ese ser trato de apoderarse de él… le gustaba desechar la idea, pero que tal si… que tal si realmente se había apoderado de… todos.

Kushina le sonrió con un inmenso cariño.

-No te preocupes Sasuke-kun, nosotros te protegeremos- Sasuke no necesitaba preguntar a quién  se refería con nosotros.

-¿Por qué… harían eso?-

-Porque nos importas, por supuesto- Contestó con voz entusiasta.

-Pero no he hecho nada por ustedes-

-¿De qué hablas Sasuke-kun?, Has hecho lo más importante- Claro, como pudo olvidarlo, la mujer hablaba nuevamente de haber salvado a Ken…

-Estás aquí- No pudo evitar el ser atrapado en esa sonrisa cálida y mirada dulce.

Ser importante… ¿solo por existir?

... Es Simplemente que tú… eres tú.

Y entonces fue abrazado.

-Gracias por cuidar de Naruto- Él… ¿Por qué era que alguien como él estaba recibiendo tan increíble trato? La mujer se apartó sin romper con el contacto. –Y… ¿Lloró mucho?- Cuestionó la pelirroja escondiendo su preocupación detrás de un tono burlón.

No estaba seguro de que fuera correcto contestar aquello.

-Soy su madre, no es como que lo vayas a poner en vergüenza si me lo dices-

Aun así Sasuke solo desvió la mirada. Kushina rio divertida.

-De verdad me alegro de que tú seas la persona destinada para mi hijo-

Hasta ahora lo que Sasuke había aprendido era que el destino era cruel.

¿El destino también podía entregarle algo tan bello como… pertenecer al rubio y que él le perteneciera?

Ese fue el momento que Tsunade eligió para entrar. Mirándolos a ambos con molestia.

-Uchiha- Supuso que era ese el saludo hacia su persona. –Creía haberte dicho que mantuvieras esa pierna elevada-

Mierda, esa mujer era aterradora.

-Te regañaron- Susurró Kushina canturreando.

Él decidió que era el momento de salir de ahí.

-Iré… a hacer eso-

Sasuke salió de la tienda y de inmediato comenzó a ser seguido por su sequito de lunáticos.

-Sasuke-kun si tu pierna te molesta demasiado podría ir y buscar algunas hierbas para ayudarte a sanar más rápido- Exclamó Karin acercándose demasiado a su burbuja personal.

-Estoy bien-

-Podría cargarte si tú quieres- Agregó Juugo sonriente.

-Eh… No, estoy bien-

-Para que querías hablar con esa viej…-

-¿Sasuke?- Escuchó el llamado lejano de Naruto, la verdad es que había esperado que el hombre siguiera dormido. No pasó mucho para cuando Naruto se encontraba frente a él, robándose su aire y con las manos bien pegadas a sus hombros, mirándolo con preocupación, sorpresa y luciendo un poco roto… lo que lo rompía a él igualmente.

Desearía poder hacer tu carga menos pesada.

-Creí que seguirías dormido-

-Yo creí… que te habías ido- Sasuke abrió la boca sin saber que decir realmente, no podía sentirse molesto ante la falta de confianza del hombre, porque Sasuke lo único que parecía querer hacer (y lo que se obligaba a sí mismo a creer que era lo que “quería realmente hacer”) era huir de ahí en cuanto nadie lo estuviera viendo.

Negó suavemente sin acabar con el toque que su mirada proporcionaba sobre el par de cielos que Naruto poseía.

-Fui a ver a tus padres, quería saber cómo estaban- Un ligero temblor se apoderó del cuerpo del rubio.

-Mi-mi papá-

-Vivo. Todo depende de él ahora- Naruto pareció querer sonreír ante aquello, soltando un suspiró aliviado y terminando por abrazarlo, él se dejó hacer, olvidando el lugar en el que se encontraba, las personas que estaban junto a él o que se suponía que a él realmente no le gustaban los abrazos.

-Deberías ir a ver a tu madre- Exclamó y Naruto se apartó de él, dedicándole una sonrisa nerviosa.

-No, y-yo debería ir y ayudar con los preparativos para la batalla- Y comenzó a reír nerviosamente.

-Naruto…- Trató de comenzar con su regaño, pero el rubio lo interrumpió.

-Por otra parte, Sasuke ¿por qué ella está tratando de asesinarme con la mirada?- Karin había sido rodeada por un aura vengativa y asesina. –Ah…- Naruto dio una larga y exhaustiva mirada los otros dos. –Y… ¿Quiénes son ustedes?-

-No puede ser- Murmuró Suigetsu.

-Sasuke, ¿no será que ellos son tu familia?- Suigetsu bufó molesto.

-Por supuesto. Yo soy el padre de Sasuke- Explicó pasando un brazo por los hombros del pelinegro. –Ese de allá- Apuntó a Juugo. –Es su mamá. Y está loca- Hizo un rápido movimiento de cabeza en dirección a Karin. –Es nuestra zorra cachorro- Un puñetazo fue proporcionado a su mejilla izquierda con tal fuerza que lo lanzó al suelo.

-¿¡Cuál zorra estúpido!?-

-¿La madre de Sasuke?- Juugo pareció perderse entre escenarios irreales y llenos de color al tiempo que un pajarillo comenzaba a realizar su vuelo alrededor de la cabeza del hombre.

-Me refería a que ustedes son Karin, Suigetsu y Juugo, su tribu, ¿cierto?- Explicó Naruto ignorando el desastre que eran esos tres idiotas y dedicando una sonrisa brillante (no lo suficientemente brillante para ser completamente Naruto) a Sasuke.

Sasuke solo le había hablado deseos tres a Naruto una vez, y sí, usó la palabra tribu, pero nunca dijo que fueran “su” tribu. Tal vez y se había equivocado y Naruto no era realmente tan idiota.

-Lo siento, por ahora nuestra tribu está a punto de tener una batalla con otra, así que se pondrá un poco peligroso, pero los amigos de Sasuke siempre serán bienvenidos y nos aseguraremos de que estén lo más seguros posible-

-La mujer pelirroja dijo lo mismo-

-¿Eh?... ¿te refieres a mamá?... ¿ya conocieron a mamá?... Sasuke- Oh, sí, hablando de la madre de Naruto.

-Juugo-

-¿Sí, Sasuke?- Sasuke dio unos suaves, aunque firmes toques en su propio hombro, mensaje que Juugo entendió al instante, acercándose a Naruto imponiendo su monstruosa altura.

-¿Qué te traes tú?- Exclamó Naruto luciendo perdido, pero ni toda su experiencia en batalla, ni sus músculos atractivos y trabajados… ¿qué era lo que estaba pensando Sasuke antes?... ah, sí, nada salvó a Naruto de ser colocado sobre el hombro del más alto.

-Llévalo a la tienda de donde salí recién-

-¡No, Juugo, no hagas eso!- Pero sus réplicas no servían de nada. – ¡Sasuke, Sasuke… No!... ¡Aaahhhhh!-

Naruto fue lanzado al suelo sin ninguna consideración, ese bastardo y ese gigantón… todos, se vengaría de todos. Se puso de pie con rapidez encontrándose con que el otro había desaparecido.

-¡Qué mierda!- Susurró con furia.

-Sabía que eras tú- Habló su madre de pie en la entrada de la tienda que compartía con su padre-

-Mamá- Llamó y aunque quería correr y refugiarse entre los brazos de su madre (No como el adulto de 20 años que era, si no como un pequeño de 6 años)  se limitó a bajar la mirada.

Escuchó el sonido que generaban los pasos de su madre sintiéndolo como picos de lanza incrustándose más y más profundamente en su pecho.

Y entonces su madre lo abrazó contra sí.

-Esto no es tu culpa Naruto- Y su madre le sonrió, con mirada clara y calidez en sus facciones.

-Pero si yo…- Su madre negó como si quisiera decirle que de nada servía pensar en el pasado que no podía ser cambiado y a cambio recibió un beso en la frente.

Su padre siempre había sido un hombre tranquilo, de sonrisa suave y mirada que asemejaba a la superficie de un lago en un día sin viento. Su padre era lento en sus acciones y delicado en la forma que esparcía su amor, como suaves toquecitos proporcionados por las patas de un pajarillo, era muy diferente a su madre (y a él) siempre llenos de energía y ruidosa pasión desbordante.

Pero su papá nunca lucía así cuando dormía, su papá era tranquilo, pero en estos momentos ya estaría despierto, permitiéndose ser arrastrado por la energética personalidad de su madre o por un reto loco de parte de Naruto.

-Él va a estar bien- Exclamó su madre sacándolo de sus reflexiones. –Mamá dijo que depende de él y yo confío en él-

-Debería ir y ayudar con los preparativos para la batalla- Su madre asintió generando un ligero movimiento de cabello.

-Estarán aquí al atardecer- Él asintió ante tal respuesta. Era lo que esperaba tardarían en ser atacados. –Yo iré contigo- Agregó posteriormente la mujer.

-Pero mamá, tu deberías…- Su madre colocó su mano en su mejilla, acallándolo.

-No soy solo la esposa del líder, cariño, yo soy una líder y aunque confío en las habilidades de mi hijo, el futuro líder, sé que mi experiencia le será de utilidad- Terminó por sonreír de medio lado, sin tener replicas para aquel comentario.

-Es cierto- Una pequeña tos se dejó oír.

-Siento como si hubiera comido pescado crudo- Escuchó el suave murmullo de su padre, con voz un poco rasposa.

-¡Minato!- Exclamó su madre lanzándose a abrazar a su padre con una increíble habilidad que Naruto no tenía la capacidad de llevar a la práctica, abrazar sin lastimar.

-Hey…- Saludó su padre, pasando una mano por el cabello de su madre, dedicándose el uno al otro esa mirada que Naruto creció deseando poder compartir con alguien.

Promesas silenciosas, un “Te Amo” no dicho y vidas que ya no le pertenecían solo a una persona.

Su padre rompió el contacto y se dedicó a centrarse en él.

-Naruto-

-Papá-

-¿No vas a abrazar a tu pobre padre herido?- Trató de sonreír, pero solo logró una expresión que más bien podría pasar por puchero.

-Lo siento papá, si yo…-

-Nada de esto fue tu culpa Naruto, yo cargaré con la culpa de haber terminado herido, no tú-

-Pe…-

-¿Lo mataste?-

-Sí-

-Ese es mi hijo- Y esta vez logró una sonrisa completa y no un gesto que quiso serlo.

-Además te cargó hasta aquí- Agregó su mamá y su papá lució aún más orgulloso. Naruto sintió que se sonrojaba.

-Gracias Naruto-

-Había algo extraño sobre el hombre que te atacó- Minato asintió

-No pude sentirlo-

-En mi visión, cuando veo a ese hombre siento la misma oscuridad que trató de apoderarse de Sasuke-kun-

-¿¡La deidad protectora de los Uchiha!?-

-Hay… cosas extrañas con las que tendremos que lidiar- Expuso su papá y su mamá asintió en acuerdo, para luego sonreír entusiasta.

-Pero primero tenemos que enfrentarnos a la batalla que tenemos más próxima-

-Cierto- Exclamó su padre para intentar sentarse.

-¿Qué haces?-

-Tenemos que prepararnos-

-No, nosotros- Su madre los apuntó a él y a sí misma. –Vamos a prepararnos, tú vas a ir tranquilamente al refugio-

-Pero…-

-Confía en nosotros cariño- Y su rubio padre sonrió.

-De acuerdo, confiaré en mi hermosa esposa y en mi fuerte hijo-

-¿Qué?, estaba esperando que dijeras atractivo- Ambos padres rieron.

-Bien, bien, mi atractivo y fuerte hijo-

Sasuke ahora no estaba seguro de qué se suponía que hiciera, ¿esperar a que Naruto saliera?, prometió ir al refugio… pero no sabía dónde estaba esa cosa.

Comenzó a ser consciente de su alrededor, notando a prácticamente toda la tribu ir y venir con lanzas entre sus brazos y otras cosas que no alcanzaba a reconocer.

-¿Qué hacemos ahora Sasuke?- Cuestionó Juugo una vez que regresó. Y él se preparó para hablar, como si realmente supiera lo que iba a decir a continuación.

-Hey Uchiha- Saludó Kiba no luciendo muy feliz. –Vamos- Dijo para dar media vuelta.

-¿A dónde?-

-Al refugio, con el paso del día no vamos a ser más que un estorbo más y más grande- Y con eso decidió seguir al castaño, con su tribu unos pasos más atrás. De repente Kiba se detuvo mirando a los otros tres con curiosidad. -¿Ustedes van a pelear?- Suigetsu se paró más derecho y orgulloso.

-Yo solo estoy aquí para pelear por mi tribu- Kiba suspiró exasperado, para dar media vuelta y continuar su camino.

-Como sea, no me importa- Y esa fue la frase que Akamaru eligió como su señal de entrada. El tal Kiba sonrió finalmente agachándose a saludar al lobo. –Hola Akamaru- El lobo dio un rápido vistazo a los presentes, gruñéndole a Sasuke un poco y desviando su atención a Juugo dedicándole una profunda mirada.

-Oh, ya veo- Susurró el hombre sin alcanzar a ser escuchado por nadie.

Justo cuando estaban de pie frente a la entrada de una enorme cueva que estaba oculta entre árboles y montones de hojas, Suigetsu percibió como Karin se detenía. Al ser ellos dos los últimos, lograron un poco de privacidad pues Sasuke continúo hacia el interior de la cueva en compañía del tal Kiba y Juugo.

-¿Qué pasa?- Pero la mujer no contestó. Suigetsu decidió que ya que estaban ahí parados, haría la pregunta que le había estado rondando la mente desde el encuentro con el rubio. -¿Por qué al final no atacaste al idiota ese?, ¿tenías miedo de que Sasuke te odiara si lastimabas demasiado  al hombre?- Cuestionó con sonrisa burlona. La chica alzó la vista con seriedad.

-No puedes ser así de estúpido, ¿cierto?-

-¿Y ahora por qué me estás ofendiendo?-

-Ese tipo es muy fuerte-

-¿Más que Sasuke?-

-Diferente a Sasuke-

-¿Qué quieres decir con eso?- Karin suspiró como si acabara de matar a tres rinocerontes al mismo tiempo.

-Su fuerza es cálida-

-¿¡De qué hablas!?-

-Tú has podido sentir la fuerza de Sasuke, es fría y oscura. No me malentiendas es por esa fuerza que tiene Sasuke que he decidido seguirlo, pero ese hombre es igualmente sorprendente- Suigetsu no era tan estúpido como Karin creía, claro que había percibido lo fuerte que era ese bastardo, pero igualmente tenía confianza en sus capacidades (y aunque nunca lo diría en voz alta, también tenía confianza en la habilidades de Karin)-… Además….-

-¿Además?-

-Esta la forma en que ve a Sasuke- Y Suigetsu guardó silencio, porque podía fingir no notar cosas como esa, pero vaya que lo había hecho. –Lo ve como si Sasuke fuera el sol, la luna y las estrellas. Todo a la vez- Y ninguno lo mencionó, pero en ese silencio estaba el conocimiento de la forma en  que Sasuke veía a ese hombre. –Tal vez, Sasuke debería qued…-

-Cállate- Exclamó y la mujer lo observó furioso.

-¿Qué hacen?, entren ya- Ordenó Sasuke parándose en la entrada de la cueva con un Juugo detrás y esa fue la señal irrefutable de que la conversación había terminado.

-Oh, tú eres ese chico Uchiha con el que Naruto va a casarse- Exclamó una tranquila voz y ellos voltearon de inmediato encontrando una expresión seria y aterradora, todo se volvía más aterrador por el hecho de que eran guerreros entrenados con los sentidos alertas ante cualquier sonido, cambio en la dirección del viento… lo que fuera y a él no lo habían sentido, lo peor es que no estaba solo pues un doncel se encontraba detrás de él así como un hombre rubio en su espalda.

-¿Quién eres?- Exclamó Suigetsu con una sonrisa que trataba de ocultar que estaba listo para atacar. Sasuke trataba de ignorar el tic en su ojo.

¿¡Por qué era que las personas de esta tribu aseguraban que se casaría con Naruto!?

¿¡Por qué era que esta gente veía como algo normal que su futuro líder se casara con alguien “perteneciente” a la tribu Uchiha, la cual por cierto había sido su enemiga a muerte!?

-Creo que lo mejor es que entremos, no es seguro estar aquí- Explicó con seriedad el doncel.

Al entrar a la cueva con lo primero que se toparon fue con la pequeña castañita hija de Iruka. Al concentrar su atención en Sasuke la niña le sonrió de inmediato, alzando los brazos exigiendo ser alzada, por alguna razón (mientras Sasuke rogaba que cualquier Dios tuviera piedad de él y le proporcionara el conocimiento de qué hacer) Suigetsu se escondió tras él, aferrándose a sus hombros.

-¿Qué es eso?-

-Es una niña, idiota- Contestó Karin.

-Eiko, ahí estás- Por suerte la niña desvió su atención hacia la voz de su madre, soltando una infantil risa. Fue entonces que Iruka notó la presencia del pelinegro.

-Sasuke-kun, hola- Saludo con sonrisa incluida. Él hizo una pequeña inclinación de cabeza para responder a aquello. –Ellos son tus amigos- Y el  hombre no le estaba preguntando, por lo que Sasuke concluyó que Kushina le había hablado de esos tres.

-Sí- Afirmó aun así.

-Hola, soy Iruka- Se presentó el hombre y Kiba decidió participar.

-El niño al que Sasuke salvó es hijo de Iruka- Juugo se distrajo con el pájaro en su cabeza, Suigetsu puso la expresión de alguien que no le importa la vida y Karin saludó  a Eiko. Sasuke recordó que el pequeño violador de adultos no estaba.

-¿Dónde está Kenta?- Preguntó Sasuke al no verlo cerca. Iruka sonrió.

-Está por allá- Y apuntó hacia al pequeño peliblanco un poco alejado de ellos, dándoles la espalda. –Está enojado porque quería pelear también- Probablemente el pequeño se sintió observado porque se giró de inmediato y corrió hacia él.

-¡Hermanito Sasuke, no te preocupes Kenta te protegerá!- Exclamó emocionado para después recordar que le avergonzaba estar en presencia de Sasuke y trató de esconderse tras su madre, pero su vergüenza fue olvidada cuando notó a los tres detrás de él, concentrándose extrañamente en Suigetsu, acercándose hasta el hombre, luciendo muy serio para ser un pequeño de seis años. –Tú… eres el novio de hermanito Sasuke-

-¿¡Qué!?- Exclamó Karin luciendo como si quisiera golpear a Suigetsu hasta la muerte, lo cual era básicamente la mirada que siempre le mandaba al hombre, pero esta vez lucía como si fuera a hacerlo en los próximos 3 segundos. Juugo pareció quedar congelado al momento y Suigetsu soltó una carcajada histérica.

-Escucha mocoso, aquí la bruja está enamorada de Sasuke, Juugo parece tener una obsesión con Sasuke, pero el único que realmente tiene una oportunidad de darle duro a Sasuke es…- Y antes de que pudiera terminar, una patada cortesía de Karin, fue dada a su cabeza y un fuerte golpe por parte de Sasuke fue proporcionado a su estómago dejándolo en el suelo.

-¡No tienes decencia, sentido común, inteligencia, realmente no sé qué pensaron los Dioses al hacerte!- Gritaba Karin mientras estrujaba al hombre que trataba de recuperar el aire. Sasuke iba a fingir que no se había sonrojado.

-Te aseguro que él no es nada mío- Le explicó a Kenta que sonrió feliz. Iruka le dedicó una sonrisa nerviosa.

Sasuke recordó que aún no decía el nombre de esos tres, así que cuando se disponía a hacerlo, el hombre castaño y el doncel peliblanco de antes volvieron a aparecer (Sasuke los había visto perderse antes en lo más profundo de la cueva).

-Hola Iruka-san- Saludó el castaño que antes cargaba al padre de Naruto, con una pequeña sonrisa y mano alzada, con el doncel peliblanco a su lado.

-Hola Yamato- Saludó Iruka entusiasta.

-Kakashi-senpai te manda su amor- Iruka se sonrojó suavemente.

-Ese tonto- Susurró bajando la mirada acariciando las cabecitas de sus hijos que miraban en todas direcciones (Eiko mientras trataba de meter todo su puñito a su boca). El tal Yamato le sonrió a él esta vez y el moreno pareció darse cuenta.

¿Ya conoces a Sasuke?-

-Sé quién es, pero nunca habíamos hablado. Hola Sasuke-kun, como escuchaste, me llamo Yamato y junto con mi compañero Kimimaro- El peliblanco asintió con una pequeña sonrisa. -Se nos asignó la protección del refugio- Y Sasuke no tenía otra respuesta más que asentir con la cabeza. -Y ellos son tus amigos- Fue entonces que recordó que no había dicho el nombre de esos tres.

–Ellos son Suigetsu, Karin y Juugo- Kimimaro observó al pelinaranja, quien le regresó la mirada.

-Juugo tienes un pájaro en la cabeza- Y el hombre alto sonrió tomando al pájaro para colocarlo en su mano.

-¿Quieres acariciarlo?- Kimimaro le sonrió para acercarse a él y pasar su dedo por la cabeza del pequeño pajarillo azul. –Le agradas- Explicó Juugo.

-¿Es una habilidad especial tuya el hablar con los animales?-

-No, los animales siempre hablan y yo solo escucho- Y Kimimaro le sonrió a Juugo como si este hubiera dicho las palabras más correctas existentes.

¡Por-los-Dioses!

¡Juugo estaba coqueteando con un doncel de la tribu Uzumaki!, no tenía idea de que Juugo siquiera supiera como coquetearle a alguien.

 –Como Akamaru- Y eso atrajo la atención de Kiba. –Me preguntaba porque un doncel tan fuerte como el humano de Akamaru iba a esconderse aquí en lugar de luchar, pero Akamaru me lo dijo, está embarazado- Y Sasuke notó como Kiba se sonrojaba.

-¿Por qué está hablando de mí mientras coquetea con Kimimaro?– Cuestionó a Sasuke tratando de susurrar. Se notó que Juugo no los escuchó, porque siguió hablando con el peliblanco.

-Además Akamaru está preocupado porque su humano extraña al papá de su cachorro- Y Kiba se volvió un cuerpo con cabeza de tomate.

-¡Akamaru!, ¿¡Por qué le dices esas cosas a alguien que apenas conoces!?- El lobo no pareció muy preocupado por los gritos de “su humano”.

Iruka pareció estar tan acostumbrado a los ataques de vergüenza de Kiba que solo sonrió y después cambio su expresión por una de preocupación extrema volviendo a concentrarse en Yamato.

-¿Cómo está Minato?- Yamato sonrió aliviado.

-Minato-sama está fuera de peligro- E Iruka suspiró como si acabara de estar sumergido en el agua por un largo rato. -Kimimaro deberíamos ir a vigilar- El peliblanco apartó la vista de Juugo concentrándose en Yamato.

-Sí- Y comenzó a caminar con su compañero a la salida de la cueva, sin contar con que la voz de Juugo lo detendría.

-Nos veremos otra vez, ¿cierto?- Y Kimimaro le sonrió a aquel hombre que acababa de conocer como si hubieran estado junto por años.

-Claro Juugo-

El atardecer sería pronto; a la lejanía comenzaban a notarse las sombras de los guerreros que se dirigían a invadir su tribu.

Naruto tomó una gran bocanada de aire y dio media vuelta para enfrentarse a las determinadas miradas de los guerreros de su tribu.

Shikamaru se colocó a su lado e hizo una pequeña inclinación.

-Estamos listos, líder- Naruto sintió que no podía respirar bien, no era miedo, era emoción, no por ser líder… era emoción por…

Su mamá dio un paso al frente colocando una mano en su hombro dando un pequeño apretón y asintiendo con la cabeza contestando a la pregunta que Naruto no había formulado (y no se atrevería a formular).

¿Confiaran en mí como líder?

Naruto alzó el rostro enfrentándose de nuevo a las miradas de sus compañeros, amigos, familia.

Todos sonreían con ojos llenos de determinación.

Y Naruto sonrió grandemente.

-Vamos a pelear y vamos a ganar, no porque estemos deseosos de victorias o de demostrar que somos los más fuertes. Vamos a pelear y vamos a ganar porque queremos proteger a los que amamos…- Y Naruto le dedicó una corta (pero significativa mirada) a cada uno de los guerrero más cercanos a él. – ¡Porque ese es el camino de la tribu Uzumaki!- Gritó siendo seguido por una ola de gritos de lucha.

 

 

 

 

Notas finales:

Duro meses en publicar algo y cuando lo hago es puro blablabla :,( ¡Soy horrible!

Pues bueeeeeno... ya sé que hice parecer que la batalla en el siguiente capítulo va a ser super épica... pero mantengan sus expectativas abajo recordando el título del fic :D (¡Soy patética en serio!)

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).