Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Examen Médico por Athan_Anubis

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no son míos, son de Masashi Kishimoto.

Notas del capitulo:

Hola, 

Esta hsitoria ya la había estado pensando por un buen tiempo, aunque la verdad es que tenía planeado hacerla más larga, peor al final me quedó así.

Bueno, espero que les guste.

Examen médico

 

Capítulo Único

 

 

 

Sentado rectamente en la silla y apoyando levemente los brazos en el escritorio, mientras fingía interés por lo que la señora frente a él le decía, nada menos insignificante que cuando comía pan le dolía la garganta, quiso sacar el estetoscopio que tenía alrededor del cuello y atragantarla con este, a ver si de una vez por todas se callaba y se largaba del consultorio. Ese consultorio no era de psiquiatría ¿Por qué no lo entendía?

 

 

La señora no tenía nada más que una simple gripe complicada con un poco de inflamación de las amígdalas, nada que necesitara más que un simple tratamiento con amoxicilina e ibuprofeno, bastante líquido y cuidarse de estar abrigada en el frío. Sin embargo la señora no se daba por complacida con su diagnóstico, al parecer deseaba que le dijera que tenía alguna enfermedad que obviamente no padecía y que le permitiera hacerse la enferma frente al idiota de su esposo, quien le esperaba afuera del consultorio.

 

 

Desviando un momento sus ojos, los fijó en la gran fila de doce fólderes apilados a un costado de su escritorio. Maldita sea, otras doce personas que creían saber más que él, quien había estudiado medicina. Aún no entendía porque iban a un hospital cuando, supuestamente, ya sabían lo que tenían. ¿Qué querían? ¿Que alguien verifique sus “diagnósticos”?

 

 

Disimuladamente miró el reloj en la pared lateral, recién eran las 10 de la mañana y su turno no terminaba hasta la 1 de la tarde. Mierda. Aún no comprendía porque había aceptado cubrir el turno de su hermano en el área de medicina general. Nunca se volvería a dejar amenazar. Mira que ir a decirle a su padre, dueño de la clínica Konoha, una de las más importante del país, que ya se había acostado con casi todas las enfermeras y doctoras y doctores del área de la cual él se encargaba, Cardiología, era algo por lo que su padre tal vez lo despediría, o peor aún, le obligaría a hacer más turnos en áreas como ésa.

 

 

- Y entonces Rodriguito se cayó mientras caminaba y yo quise pedir ayuda pero no podía, porque… – La interrumpió antes de que la señora le contara alguna otra interminable historia que no le importaba en absoluto.

 

 

- Bueno señora, esta es su receta, por favor retírese. Tengo más pacientes que atender – dijo Sasuke extendiéndole un papel mientras veía los ojos de la señora. Río interiormente, probablemente presentaría una queja, oh pero qué casualidad, ese no era su turno ni su área.

 

 

Algo bueno tenía que conseguir de estar toda su mañana en ese consultorio. Sonrió cuando escuchó el sonido de la puerta cerrarse con fuerza. Seguramente Itachi recibiría un memorándum como mínimo. Eso sacaba por hacerle tener esa interminable mañana.

 

 

Volteó a ver la pila de fólderes en el escritorio, parecían amenazarle con su sola presencia. Esperaría a que volviera la enfermera para que ella fuera quien llamara al siguiente paciente. No tenía intención de apresurar su suplicio. Cerró sus ojos mientras apoyaba su cabeza en el respaldo del asiento. Qué día más aburrido.

 

 

Abrió los ojos de golpe cuando escuchó la puerta abrirse, la enfermera venía bastante apresurada y le miraba bastante alegre y excitada. El estado de ánimo de esa enfermera no le importaba, aunque mirándola de pies a cabeza, llegó a la conclusión de que tal vez le podría interesar un poco. Tenía una figura esbelta y con unas curvas firmes.

 

 

- Doctor, ha llegado un paciente muy importante y el Director ha mandado a llamar al Doctor Itachi al consultorio A, en el ala Sur. Ya ha mandado a su reemplazo para este consultorio – dijo la enfermera mordiéndose los labios con un poco de nerviosismo. Se notaba a simple vista que la joven no cabía en sí de su emoción, sin embargo y antes de escindirse debido a su excitación, le siguió hablando, pero esta vez como contándole un chisme - El Doctor Itachi es el médico de cabecera de este paciente.

 

 

Sin cambiar ningún gesto en su rostro, Sasuke se paró del cómodo asiento. Así que el médico de cabecera ¿eh?

¿Quién sería? Nunca había escuchado de eso. Además que los consultorios del ala Sur eran para personas importantes, quienes no podían ser vistas por los demás pacientes, y por lo tanto eran atendidos en un ala especial, una que tenía una entrada privada.

 

 

El día comenzaba a ponerse interesante.

 

 

Caminó con tranquilidad por los pasillos blancos llenos de pacientes sentados en asientos colocados en los corredores. La enfermera caminaba a su costado en silencio, pero cada vez más emocionada. Se preguntó como Itachi la soportaba.

 

 

- Ino, pásame la ficha del paciente – dijo, escondiendo hábilmente la curiosidad que comenzaba a sentir. Ella le entregó un fólder en cuyo exterior había la imagen de un paipái, figura que representaba la pertenencia a la clínica. No lo abrió todavía, solo para que no se notara su interés.

 

 

Siguieron caminando y doblaron hacia la izquierda en uno de los pasillos, y vio que en ese pasillo casi no había gente. Ya estaban por llegar al consultorio, más adelante no habría nadie. Ella caminaba cada vez más alegre y eso no le gustaba ¿Por qué tanta alegría por ver a un paciente?

 

 

- Ino, puedes retirarte. Ve a ayudar al otro médico que esté remplazando a Itachi – Bien, con eso ya no estaría tan alegre.

 

 

- Pero doctor, yo le tengo que ayudar a usted – dijo ella tratando de rebatirle, pero definitivamente no ganaría.

 

 

- No se preocupe, si necesito ayuda llamaré a otra enfermera. Retírese.

 

 

La vio arrugar el ceño de su frente. Finas marcas aparecieron en su rostro antes de dar media vuelta e irse. Sasuke ahora se sentía mejor. Definitivamente, fastidiarle la vida a alguien era bueno de vez en cuando. Con más libertad ahora que no había nadie con él, abrió la ficha y buscó el nombre del paciente en la parte superior de la primera hoja.

 

 

Naruto Uzumaki.

 

 

Vio la foto en la parte superior derecha de la hoja, y no le quedó más duda para aceptar que era el mismo Naruto Uzumaki que él conocía. Aquel Naruto que estudió con él en el colegio, y con el que no se llevaba para nada bien. Aunque viéndolo en retrospectiva, no era más que la gran tensión sexual que había entre ellos, o al menos por su parte. Porque a pesar de que discutían con gran ahínco por las mañanas y buscaba hasta sin razones para hacerle sentir mal, por las noches soñaba que lo arrinconaba contra una de las carpetas, en plena clase, y a vista de todos lo empotraba contra éste, entrando y saliendo con fuerza de ese cuerpo que a simple vista se veía delicioso.

 

 

Oh sí, qué buenos días aquellos donde se empalmaba en plena clase de educación física viéndole correr con los shorts que les hacían usar. Nunca intentaba siquiera llegar primero a la meta, todo solo por ver aquellas preciosas, redondas y firmes nalgas que se movían al compás del movimiento de las piernas de su dueño. Nunca había podido complacer su deseo, y tampoco había llegado a desear a alguien con esas locas ansias. Tal vez podía hacer realidad uno de sus más anhelados deseos ese mismo día.

 

 

Antes de entrar en el consultorio, sonrió de medio lado. ¿Seguiría igual de bueno como lo recordaba? Además, ¿Por qué tenía que ser atendido en una de las salas especiales? Ya lo descubriría.

 

 

Cogió la fría perilla de metal de la puerta, y la giró lentamente pero con seguridad. Cuando entró, lo primero que hizo fue buscar con la vista al paciente, y  lo vio. Lo vio y su boca se secó al instante por la sorpresa. ¿Era ese cuerpo el de un ser humano o el de un Dios del sexo? No estaba muy seguro de su respuesta, pero se inclinaba a decidirse por la segunda opción. Además, ¿por qué se encontraba desnudo solo con un bóxer ajustado a su cuerpo como una segunda piel?

 

 

- Hola – le dijo Naruto medio tartamudeando y cubriéndose por encima con los pantalones que seguramente se había quitado una vez había entrado en el consultorio. Sus mejillas estaban encendidas, y su rostro lucía avergonzado. - ¿Dónde está Itachi?

 

 

- Hola Naruto – respondió con la voz ronca, ignorando por completo la pregunta. Él lo iba a atender, e Itachi no tenía nada que hacer en el asunto. Ahora le enseñaría a desear tener solamente un médico, él, Sasuke Uchiha. Su garganta la sentía seca, y sus piernas flaquearon por un momento. – No te cubras, voy a revisarte -  le dijo después de un rato para eliminar cualquier duda al respecto.

 

 

Bueno, no sabía qué exactamente le revisaría, pero de que tocaría esa piel canela, estaba seguro. Así tuviera que inventarse algún propósito que no existiera.

 

 

- Está bien -  respondió el paciente luciendo avergonzado y desviando la mirada… Dios mío, qué desperdicio de tiempo. ¿Dónde se había escondido Naruto todos esos años en los que no lo había visto? Luego de unos segundos le vio abrir las piernas y con la mano un poco temblorosa señalar el músculo interno de su pierna derecha – Creo que me lo he desgarrado, además, me duele la espalda.

 

 

- Bien.- quiso gemir mientras pensaba en tocar su piel en una parte tan cercana  a su bóxer. Para que no se diera cuenta de que alguien ya se encontraba muy animado con la revisión, se volteó y se dirigió a un depósito de donde cogió unos guantes y se los colocó, al menos debía fingir que le estaba revisando y no toqueteando. – Échate por favor.

 

 

Le vio como se echaba boca arriba y mostraba sus deliciosas piernas, su pecho musculoso y firme. Ese iba a ser el mejor examen médico que iba a realizar en su vida.

 

 

- Abre las piernas – y le vio abrirlas. Que vista tan deliciosa, pensó.

 

 

Caminó, se detuvo al costado de la camilla, y con seguridad acercó sus manos a la pierna que Naruto le había indicado. Posó sus manos en ella, y sintió el leve temblor en el cuerpo de su paciente. Una y otra vez pasó sus manos por ella, subiendo lentamente, sin ser necesario que lo hiciera. Se encontraba levemente inflamada, pero nada que no pasara con unas pastillas para la inflamación y unos masajes que él estaba más que dispuesto a realizar.

 

 

- Tu músculo está inflamado, solo vas a necesitar unas pastillas y un masaje.

 

 

 

- Bien – le respondió Naruto, haciendo el ademán de levantarse.

 

 

- Yo voy a realizar el masaje. Vuelve a recostarte – le dijo Sasuke antes de que Naruto se le escapara. Ya no eran unos niños como cuando estaban en el colegio, y esta vez él era un médico con especialidad en cardiología que le haría tocar el cielo, las estrellas, y todo lo que tuviera que tocar para hacerle pasar el mejor orgasmo de su vida. ¿Si Naruto era heterosexual? Ese no era problema suyo, estaba completamente seguro de que aquel cuerpo color canela, estaba hecho para ser poseído por él. No había duda.

 

 

- ¿Pero no sería preferible que lo hiciera una enfermera? Tal vez lo podría hacer Ino -  le escucho decir a Naruto. Y su sangre se calentó un poco. ¿Qué tendría que ofrecer Ino que el no pudiera hacer mucho mejor?

 

 

- Lo voy a hacer yo, así que abre bien las piernas – dicho eso, el médico le ayudó a abrir ambas piernas.

 

 

Por el rabillo del ojo observó el rostro de Naruto, tenía los ojos fijos en sus rostro, y eso por algún motivo, le puso nervioso, haciendo que una corriente eléctrica se deslizara desde la parte inferior de su columna hasta el cuello, donde algunos cabellos de su nuca se le erizaron.

 

 

- Date la vuelta. Necesito palpar la parte posterior del músculo - el paciente se dio la vuelta, y el corazón de Sasuke casi se detuvo en su pecho. Qué redondas y firmes nalgas. Tragó saliva y acercó sus manos a la parte posterior de la pierna. Escuchó un suspiro y supo, sin duda alguna, que su paciente había gemido levemente. Lentamente y sin decir nada, pasó sus manos por la pierna, subiendo disimuladamente cada vez. Los músculos de Naruto respondían a su toque, temblando levemente cada vez que sus manos recorrían la piel canela. Después de estar unos momentos manoseando el cuerpo de su paciente, porque definitivamente no estaba masajeando nada, al final posó sus manos sobre las prietas nalgas, y a gusto, escuchó el gemido ronco de Naruto.

 

 

- ¡¿Qué estás haciendo?! – le preguntó el paciente, intentado pararse sin mucho éxito, debido a que las manos del médico le mantenían fuertemente echado en la camilla.

 

 

- ¿Tú que crees? Ayudo a relajar los músculos superiores para que poco a poco se relajen los que se encuentran en la parte interna de tu pierna – respondió sin detener sus manos. ¿De dónde había salido lo que había dicho? ¿Siquiera podía decir que era razonable? Probablemente no. – Trata de relajarte por favor, no haces mi trabajo más fácil.

 

 

Ya. Sí seguro. Su trabajo. Sin embargo, Naruto haciendo una mueca de impotencia, simplemente volvió a recostar la cabeza en la camilla, dejando laxos sus brazos a los costados de su cuerpo.

 

 

Pasó sus manos una y otra vez deleitándose con la forma redonda de las nalgas. Definitivamente Naruto no se estaba relajando para nada. Sonrió de medio lado. Su paciente podría decir lo que le viniera en gana, pero definitivamente le gustaba lo que le hacía. Después de un rato sus manos pasaron ya no solo por los glúteos del paciente, sino también por la espalda. Luego no fue necesario hacerle dar la vuelta para frotar otras partes tan interesantes como las que había tenido en sus manos hasta ahora. El pecho color canela subía y bajaba con más rapidez de la normal.

 

 

No supo en qué momento habían cambiado las cosas, pero cuando lo notó, Naruto se había sentado en la camilla y abriendo ambas piernas al lado de Sasuke comenzó a abrir la cremallera del pantalón de su doctor. La tranquilidad, la calma, eran cosas que los dos conocían pero que no estaban presentes ese día. Ambos recorrieron el cuerpo del contrario, Sasuke con su ropa puesta de forma desacomodada y Naruto solo con el bóxer puesto.

 

 

Minutos después, el paciente ya se hallaba con las manos apoyadas en la camilla, con el cuerpo inclinado hacia adelante y las piernas abiertas hasta donde se lo permitía el bóxer, mientras Sasuke, con sus manos cubiertas por los guantes y agarradas fuertemente a las caderas de Naruto, le penetraba con fuerza. Una y otra vez entró y salió del delicioso cuerpo que bajo suyo se encontraba deliberadamente complaciente.

 

        

Naruto dejó de apoyar una de sus manos en la camilla, y la dirigió a su miembro para comenzar a frotarlo a la velocidad en que Sasuke entraba en él. En la última estocada, Sasuke se hundió con más fuerza y eyaculó dentro del firme cuerpo, Naruto al sentirlo se vino manchando la camilla en el transcurso. Después y con los músculos relajados, Sasuke apoyó la cabeza en el hombro color canela para darle pequeños mordiscos, aun sin salir de su cuerpo.

 

 

El cuerpo de Naruto, por el cansancio y la incómoda posición en la que había estado tanto rato, no pudo con el peso de ambos, y cayó al piso con Sasuke encima suyo. Ambos se vieron un momento a los ojos, y rieron.

 

 

- ¿Quieres ir a cenar hoy? – preguntó Sasuke mirando el cuerpo que minutos antes le había ofrecido el mejor polvo de su vida. Nunca invitaba a nadie a nada después de haber tenido sexo, pero la persona frente a él, a sus ojos, lo valía.

 

 

- No – Sasuke frunció el ceño, completamente decepcionado y golpeado en su ego – pero puedes ir a verme jugar… y saliendo de ahí nos podemos ir a mi casa – le respondió con la sonrisa más pervertida que había visto Sasuke en su cortos 26 años.

 

 

Sasuke frunció el ceño. ¿Jugar?

 

 

- Juego fútbol, soy delantero del equipo nacional – le aclaró. - ¿Vas a ir?

 

 

Sus ojos negros se enfocaron en Naruto y algo le sorprendió.

 

 

- ¿Tu músculo desgarrado?

 

 

Naruto sonrió deliberadamente mostrando una sonrisa pícara y para nada avergonzada.

 

 

- De alguna manera teníamos que llegar a esto ¿No? ¿O creíste en mi avergonzada persona? Todos los días me baño y cambio en las duchas del estadio, junto con todos mis compañeros de práctica. – Para luego guiñándole un ojo, decir - Mostrar carne no es un problema para mí.

 

 

Sasuke se lo pensó durante unos segundos. Se sintió leve y gratamente ofendido. Si lo pensaba claramente, todo tendría que haber sido preparado. Naruto nunca había sido tímido en el colegio, y definitivamente no era necesario que estuviera desnudo para realizar el examen del supuesto desgarro muscular ni para el dolor de espada, pero habiéndose calentado tanto no había reparado en ello. Así que si todo era planeado, probablemente Itachi estaba metido en el asunto. Simplemente sonrió, pero recordó algo.

 

 

- ¿Entonces por qué querías a Itachi o a la enfermera en mi lugar?

 

 

- No te la iba a poner tan fácil – le respondió Naruto mostrando un hecho obvio.

 

 

Genial, había sido el mejor engaño del que había sido receptor alguna vez.

 

 

- Bien, pero ve preparando ese delicioso culo tuyo para todas las veces en que nos veamos.

 

 

- Por supuesto… ya estoy preparado. Pero, tú ve preparando el tuyo también. Después de la noche de hoy, seguramente mañana no te podrás levantar.

 

 

Sasuke le miró con ironía. Eso tendría que probarlo. Hasta ahora siempre habían sido otros los receptores, y aunque habían tratado de endilgarle a él el papel nunca lo habían logrado. Le dio una repasada completamente indiscreta al cuerpo de Naruto. Si es que ambos se medían en lo que era fuerza bruta, tenía que aceptarlo, Naruto tendría altas probabilidades de ganar, seguramente resultado del entrenamiento que recibía. Pero Sasuke confiaba en otras habilidades en las cuáles él era muy diestro, de algo servía haber estudiado medicina y saber cómo funcionaba el cuerpo humano a la perfección.

 

 

Ya vería como resultarían las cosas.

 

 

Notas finales:

¿Qué tal? ¿Les gustó?

Espero que sí.

Estaba pensando hacerle un segundo capítulo para este  fic, pero supongo que es más que todo decidión suya. Que si a ustedes no les gusta la historia, no tiene sentido que le haga un segundo capítulo.

Por otro lado, a los que leen cualquiera de mis otras historias, Apariencias o El que persigue, condigue, ya he subido las continuaciones.

Nos vemos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).