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La Hacienda de las Rosas por niiaale

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Notas del fanfic:

He aqui un pequeño regalo por ser 14 de febrero

Notas del capitulo:

Hola am... yo aqui de nuevo despues de mucho tiempo, dejandoles este pequño fic como regalo de San Valentin, espero que les guste, de hecho es una leyenda de mi estado, me enamore de ella y desidi adaptarla.

 

Cabe mencionar que los personajes no me pertenecen, son de las diosas CLAMP

En el país  de Nihon, había una familia muy reconocida por tener una de las propiedades más hermosas  de los alrededores, esta propiedad constaba  de una mansión enorme rodeada por unos amplio jardines llenos de rosas, a donde fuese que se mirase había rosas, rosas rojas, azules, amarillas, violetas etc.…

Esta familia también era muy conocida ya que  solo tenían un hijo, y debido a que eran de las familias más asediadas y que poseían dinero, el joven cuyo nombre era Kurogane, estaba en boca de todas las muchachas de Nihon.

Kurogane se caracterizaba por parecer un joven rudo, y claro después de todo detrás de un guerrero lo mas que se puede apreciar era  su complexión atlética, su piel tostada y sus profundos ojos rojos, ojos que escondían detrás de toda aquella apariencia ruda,  poder algún día a su persona destinada, a la cual le entregaría su vida.

Un día cualquiera Kurogane caminaba por las afueras de la hacienda, llevaba ya varios minutos caminando sumido en sus pensamientos y de pronto algo lo saco de sus cavilaciones, ahí cerca de los rosales, vio a un hermoso joven contemplando las rosas, el moreno no podía apartar sus ojos de tan bella imagen, pues ante el tenia a un lindo rubio, de tez clara y hermosos ojos cual zafiro, el cual olía las flores como queriendo memorizar cada parte de la fragancia que estas despedían, el rubio al sentirse observado giro como por inercia para toparse con unas orbes rojas como rubíes que lo observaban, por unos instantes sus miradas se detuvieron la una con la otra haciendo que el ojiazul se ruborizara y que apartara su mirada, por lo apenado debido al suceso anterior.

El moreno al no reconocer a este como habitante de Nihon quiso acercarse a hablar con el muchacho, pero el ojiazul noto las intenciones del otro y sin dar opción a que el moreno preguntase algo, corrió, dejando perplejo al moreno que  asombrado por la acción del chico no se movió ni un centímetro de su posición.

Después de ese día una gran curiosidad abrumaba al moreno, así que todos los días a la misma hora, pensando que tal vez le encontraría visitaba ese rosar y solo ese rosal, una tarde fatigado por el entrenamiento y desilusionado de no encontrar a aquel joven, caminando rumbo a la casa, freno de lleno al ver a aquel muchacho rubio, tumbado junto al rosal, estaba entretenido, concentrado en un libro que sostenía entre sus manos, tan absorto estaba en su lectura, que no sintió cuando el moreno estuvo lo bastante cerca para evitar que esta vez huyera.

 

-Hola… lamento interrumpir tu lectura… dime ¿eres de por aquí? Es que te visto merodear por los jardines y quería saber ¿quién eres?

El rubio dejo el libro de lado, se paró de su sitio y como si poco le importara le contesto al moreno – Soy de aquí y de allá, no pertenezco a ningún sitio en especifico.

-Dime, viajero errante ¿tienes un nombre?

-Mi nombre es Fye, ya que te he dicho mi nombre, no sería correcto ¿que tu también te presentaras?

-Mi nombre es Kurogane, y a comparación de ti, si pertenezco a este sitio – como orgulloso el moreno giro para ver a sus alrededores y con aires de grandeza dijo – todo lo que ves lleno de rosas, es de mi propiedad, mis padres son dueños de este hermoso lugar.

-Valla, valla, si la modestia sí que es lo tuyo verdad

-No es presunción, solo quise remarcar el orgullo de vivir en este lugar- después de esto y cambiando drásticamente el tema- Si, es que no perteneces a un lugar especifico, ¿te irás pronto?

-No lo sé, Lo que si se, es que este lugar me ha encantado, nunca había estado en un lugar así.

-  Así es la Hacienda de las Rosas, es un lugar mágico, una vez dentro, no hay quien salga de su encanto.

- Verdaderamente me he enamorado de este lugar, lástima que no se por cuánto tiempo estaré aquí.

- Entonces si te irás – más que pregunta era una afirmación y eso no se lo quería creer

-No tengo nada que me ate a un solo lugar, así que no tengo porque quedarme.

Se estaba haciendo tarde y por más que quisiera evitarlo, el moreno no era mago ni hechicero para frenar el tiempo así que llego la hora de la despedida.

-Bueno, viajero errante Fye, fue un placer conocerte, espero volver a verte.

-Adiós Kurogane, yo también espero volver a verte.

 

Esa noche después de la despedida el Rubio tenía una sola imagen en su cabeza, Kurogane, en todos y cada uno de sus pensamientos estaba él, el moreno se había metido en sus pensamientos.

Las ocasiones en las que los dos jóvenes se volvieron a topar, se hicieron muy frecuentes, siempre era por las tardes, justo cuando el moreno terminaba sus entrenamientos y se dirigía a la casa, y sin darse cuenta sus encuentros casuales duraron todo un año, hasta que una tarde algo fue diferente…

Al llegar Fye al rosal donde se suponía estaría Kurogane, se sorprendió al no verlo ahí esperándole como siempre, en su lugar, encima de una de las rosas sujeta con sus espinas, había una nota, nota que con sumo cuidado el ojiazul tomo.

Esta tarde no he podido estar contigo como lo venimos haciendo desde hace un año, debo entrenar más de lo que acostumbro, la guerra podría desatarse muy pronto y debo estar preparado.

Pero esta noche te veré aquí mismo, no faltes por favor, tengo algo muy importante que decirte.

El rubio se sorprendió, al leer las últimas líneas de la nota, pero no le dio mucha importancia, después de todo comprender al moreno era algo que a veces no podía.

Fye vago por el pueblo, se sentó en la plaza a leer un poco, comió algo sencillo y caminando se le fueron las horas volando, entonces el reloj de la gran plaza dio las 7pm y pensó que tal vez era hora de regresar a la hacienda después de todo la nota no tenia horario especifico.

Camino hasta la hacienda y siguiendo el camino de siempre entre los rosales llego, al arbusto donde solía verse con el ojirubi, y ahí estaba el, con su expresión seria, contemplando el rosal, como si al verlo tan profundamente  este fuera a cambiar de posición y/o desaparecer.

Lentamente el rubio se acomodo a un lado del moreno para que pudieran hablar

-          Sabes, durante un año nos hemos visto aquí, se algunas cosas de ti y otras no, se que te gusta la hacienda y que amas las rosas de estos amplios jardines ¿no es así?

-          Sí, eso te lo había dicho en uno de nuestros tantos encuentros, pero dime ¿A qué viene todo esto?

-          El punto es que, temo despertar un día, y que después de lo cansado de entrenar o mi trabajo en la hacienda al venir aquí no estés

-          De que hablas, ya te he dicho que no pertenezco a ningún sitio y no tengo interés particular en quedarme en alguno

-          Ni siquiera ¿Si te propusiera matrimonio?

-          ¿Qué? ¿De qué hablas?, eso es muy tonto, ¿Quién aria algo así?

-          Yo lo aria Fye, durante un largo año, nos hemos encontrado en este mismo rosal y siempre es lo mismo, hablamos poco, observamos el cielo, leemos un rato, para al final lo único importante en toda esa tarde, es nuestra mutua compañía

-          Pero… no pertenezco a un solo sitio, hoy estoy aquí y mañana puedo no estarlo

-          Eso lo sé, me lo has dicho hasta el cansancio, pero quiero arriesgarme y quiero que te cases conmigo

-          Pero… tengo un pasado del que no estoy muy orgulloso y del que no sabes nada, crees ver algo en mí, pero la verdad es que no soy nada, así que deja de hacerte el tonto y olvídame de una buena vez porque tal vez mañana no nos volveremos a ver- el rubio que en toda la plática había estado viendo directo hacia los ojos del moreno desvió ahora la mirada, pues el quedarse ahí era lo que en lo más profundo de su corazón deseaba

-          Te valoras tan poco, si me interesara tu pasado hubiese hecho un recuento de hechos, pero no me interesa, simplemente mírame Fye y dime que durante este año no has sentido nada y dejare que te vayas

-          Te he dicho que dejes esas tonterías – se levanto de su lugar y volteo para ver una vez más al moreno -  adiós Kurogane, nunca más nos volveremos a ver

El moreno se levanto de su lugar violentamente tomo al rubio por el brazo y viéndolo a los ojos continúo persuadiéndole

-          No, No iras a ninguna parte, porque sé que tu al igual que yo, te quemas con tan solo un roce, que por las noches lo único que haces es pensar en mi y que todo lo que dices y haces, te recuerda a los momentos que hemos pasado juntos

-          Tú, no sabes nada, crees querer a un hombre del cual no sabes nada y el cual no vale nada, eso no es amor Kurogane

-          Dime porque te mientes a ti mismo, dime porque por un segundo no eres un poquito realista y te quedas conmigo, no te menosprecies, se egoísta y escógeme

-          He sido egoísta antes y créeme que nunca más lo volveré a hacer, no volveré a perder a quien amo

-           Vez me amas, pero como dices amarme, si me dices que te olvide, vales más de lo que crees, para mi vales más de lo que crees, no tienes porque perderme

El rubio comenzó a llorar y Kurogane le rodeo en un abrazo posesivo y mientras con una mano sujetaba la cintura del rubio, con la otra levanto su rostro y ante la mirada expectante del ojiazul, Kurogane le beso, fue un beso corto, lento, cargado con todo el amor que este pudiese profesar.

-          Vamos, cásate conmigo y vivamos aquí en la Hacienda de las Rosas, la mansión puede no ser tan grande, pero se siente tan sola sin ti

-          Insisto en que no te merezco, a demás que irá a decir la gente, cuando se enteren que el gran Kurogane, hijo de una de las más importantes haciendas de Nihon, se casa con un hombre

-          La gente puede decir lo que quiera, porque para mí, el amor no tiene género, ni color o raza ni nada por el estilo, solo me importas tú!!!

-          Entonces me quedare contigo, pero debes hacerme una promesa, se que la guerra aun no llega hasta aquí, pero cuando lo haga y estés ahí enfrente, te cuidaras y regresaras a salvo a mis brazos

-          Te lo prometo, una garantía seria que nuestra boda se realizara después de que la guerra haya cesado

-          Preferiría que fuera antes, quiero tener la certeza que volverás después

 

Los meses pasaron “tranquilos” ya que la guerra aun no tenia trazas de llegar a Nihon, así que la pareja de amantes tuvo una hermosa boda en los rosales vieron nacer su amor.

Probablemente esta historia hasta aquí es un lecho de rosas, pero a los pocos meses de haberse realizado la boda, la guerra llego a devastarlo todo, por lo cual el moreno tuvo que irse al frente de guerra despidiéndose de su rubio, con la promesa de que volverían a estar juntos.

Día con día el rubio paseaba durante el ocaso por los jardines, siempre deteniéndose en el rosal donde se habían conocido, y derramaba amargas lágrimas, que por los jardineros y las mozas no pasaban desapercibidas.

Esa era la rutina, salía durante todo el día, al ocaso visitaba los jardines y omtia las comidas, su aspecto ya era deplorable.

Una mañana dirigiéndose hacia los jardines, tomo otro camino, uno fuera de lo usual, ya que no quería toparse con los sirvientes, ya que estaba casi seguro que lo harían comer, se preocupaban demasiado por él, no quería darles más  molestias, de pronto su pensamiento fue interrumpido al llegar a una sala en la cual no había estado jamás, camino por ella observando cómo las ventanas daban paso a la luz del día, la cual se reflejaba en ese maravilloso instrumento, esa sala guardaba un hermoso piano de cola, el cual estaba justo al centro de esta.

Al llegar al piano delineo con las yemas de los dedos la orilla de este hasta llegar al banquillo, en el cual se sentó y empezó a tocar una bella melodía, mientras sus lagrimas corrían por sus mejillas, desde ese día las salidas al jardín se acabaron, el rubio ya no dormía, salía, lo único que hacía era tocar el piano noche y día.

Las criadas que pasaban por ahí le creían loco, los jardineros que oían desde afuera sentían que aquella melodía estaba llena se sufrimiento y dolor además de una inmensa soledad.

Largas fueron las semanas en las que se escucho el piano día y noche hasta que de buenas a primeras no se escucho mas, la servidumbre no entendía el porqué se había detenido tan drásticamente aquel amargo sonido, al entrar a la habitación sus expresiones de horror y tristeza se hicieron presentes, pues ahí estaba el rubio recostado en el piano, su cuerpo estaba frio y tenía un color cadavérico, Fye había muerto.

Los padres de Kurogane regresaban ese día de un viaje, nunca se imaginaron que el chico terminaría así, se entristecieron mucho, pues le habían tomado cariño, así que no hicieron esperar más y comenzaron a escribir una carta para Kurogane, pidiéndole que regresara en cuanto la carta estuviera en sus manos, pues su consorte había muerto, cuando el padre se disponía a cerrar el sobre, la puerta del despacho fue abierta era una criada que traía consigo un sobre.

Se abrió el sobre y los padres del moreno no podían creer lo que este decía, se les informaba que el capitán Kurogane había muerto en el campo de batalla y que se les sería entregado su cuerpo para que tanto ellos como su esposo se despidieran de él.

Los padres destrozados, recibieron el cuerpo de su hijo y fueron enterrados en aquel rosal donde se conocieron, ahora ellos estaban con la persona que en la vida terrenal habrían amado y que ahora en la vida de la inmortalidad lo seguirían haciendo.

Se dice que el capitán Kurogane murió el día 14 de Febrero a las 12pm y que su consorte Fye murió tocando el piano el día 14 de febrero a las 12 pm.

Nunca podrían estar ya el uno sin el otro e inevitablemente se cumpliría la promesa de volverse a ver, para seguir amándose.

 

 

 

FIN

 

 

 

 

Notas finales:

espero que les haya gustado, enserio enserio, y espero su criticas, buenas o malas, eso me hace mejor escritora gracias

 

adioz y hazta pronto ;D


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