Ya han pasado 3 meses desde que te fuiste de mi lado. 3 meses desde que me entregaste tu corazón con este anillo. 3 meses…desde que, vilmente, te arrancaron de mis manos. Aún no logro aceptar que la realidad se atreva a golpearme tan fuerte…
Aún no logro superar el hecho de ya no poder tocarte, besarte y decirte “te amo” en cada momento de mi existencia… No puedes imaginarte lo que me haces falta. Y la carta que me dejaste no hace más que empujarme a un abismo del cual no puedo salir.
Aún la sigo leyendo, en el mismo lugar donde la encontré. En nuestro cuarto, en nuestra cama, donde compartimos tantas cosas: amor, peleas, placer, besos, caricias…indirectas despedidas.
Debo ser masoquista, dado que, aún sabiendo que me destroza por dentro, son las únicas palabras que me quedan de ti. Mis lágrimas ya han borrado gran parte de esa carta donde se encontraba tu hermosa letra. Esa letra que de alguna manera siempre encontré única. Debe ser porque todo lo que provino de ti fue único. Todo y cada parte de ti era única…y de un día para el otro…me las arrebataron.
Ahora vuelvo a leer tu carta, borrando más partes de tu esencia.
Ruki, mi amor
Si estás leyendo esto…es porque ya no estamos juntos.
No quiero nublar tu mente con sentimientos tristes, los cuales, seguramente, estamos compartiendo.
Sé que debes estar llorando, y aunque no esté a tu lado, quiero que sepas que esas lágrimas me torturan ya que no puedo hacer nada para aliviar tu pena.
Si estuviese a tu lado, ahora acariciaría tu cara, limpiando esos hermosos rocíos que salen de tus ojos…que ya no me pertenecen.
Te besaría dulcemente, como tú solías hacerlo conmigo cuando estaba triste, hasta que nuestras mentes se nublasen y cayéramos en el placer y la lujuria.
Si bien ya no podremos sentirnos físicamente, debes saber que aunque mi cuerpo se haya desvanecido, mis sentimientos siguen presentes. Te amo, Ruki, y jamás dejaré de hacerlo. Por eso te entregué mi corazón, mi cuerpo y mi alma a ti. Te entregué todo de mi, y no sabes lo feliz que me hiciste al tu entregarte también. Mi corazón sigue latiendo por ti Ruki, siempre latió por ti. Eso de que “hasta la muerte los separe” me hace reir.
La muerte jamás me separó de ti, nada jamás va a lograr separarme de ti, mi amor. Por favor, no te pongas triste, algún día volveremos a estar juntos…pero solo te pido una cosa, mi cielo…
No adelantes esa fecha.
Es lo único que te pido. Ya llegará el momento para que estemos juntos…y cuando llegue, ya nada podrá separarnos.
Ni la eternidad, ni las rosas muriendo a nuestro alrededor.
Nuestro amor siempre será eterno.
Nosotros levantaremos la vista en alto.
Para luego vernos a los ojos y terminar todo como comenzó.
Con un te amo de corazón.
Ruki, tu siempre fuiste mi razón de vivir. Cuando te conocí lo confirmé. Así como tú lo fuiste para mí, por favor, has lo mismo por mí. Si tengo la suerte de ser la causa de que aún continúes viviendo, me pondré feliz. Pero lo haré más si encuentras una razón más fuerte para atarte a la vida. No te haces una idea de lo que yo daría por volver a tenerla.
Ya, esto es demasiado, incluso para mí.
Te amo, Ruki. Ya no se cuantas veces te lo he dicho, pero siento que nunca es suficiente. Te amo, nunca lo olvides.
Siempre tuyo, mi razón de existir entre estos dos mundos.
Uruha
-Ahhh… –suspira Ruki, ya sin lágrimas que derramar.- Shima… -juega con el anillo que aún lleva puesto.- Si tan solo supieras que jamás voy a encontrar a alguien que te pueda reemplazar.
Sin más, Ruki se levanta de la cama, guardando la carta debajo de la almohada que estaba a su derecha. Un dulce aroma lo envuelve. Su pareja lo envuelve, rodeándolo con unos brazos invisibles que perfumaron a su mente. El aroma de su pareja estaba en todo lo que lo rodeaba.
Uruha estaba en todo lo que lo rodeba.
-Uruha… Te amo.
F I N