—Sé que puede ser lo último que esperabas oír.
¿Qué?
—Siempre fue así, probablemente ya ni le dabas importancia pero yo seguí haciéndolo...
¿Cómo... habían llegado a eso?
—Ahora estoy seguro de que es lo mejor, realmente lo estoy, lo pensé demasiado... de no ser así no estaríamos hablando.
¿Cuándo fue que Naruto...
—Por eso... terminamos.
...decidió tal fin?
Luego de que su reciente ex pareja prácticamente arrancase de su departamento, reaccionó. Su relación de dos malditos años y medio había terminado de la noche a la mañana, y no era solo un noviazgo, ¿Qué sucedería con ocho años de amistad?
Un infernal vacío se abría dentro de él, consumiendo todo rastro de felicidad, destruyendo sus más trabajados deseos que se hallaban resistentemente protegidos por las esperanzas que le brindaba Naruto, sin embargo la fortaleza colapsó al recibir un inesperado golpe de su creador.
¿Ya no más "tú y yo"? ¿Desaparecía la atadura? ¿Qué quedaba?
Nada.
Contadas veces pensó en el alternativo desenlace de su relación, pero siempre fue una idea imposible, tan ilógica y repulsiva que jamás compartió con Naruto. Sin embargo el giro que había tomado su vida amorosa lo envolvía en una confusión insoportable, imposibilitándolo de cualquier razonamiento.
Estaba solo. Naruto procuró asegurarle que no reaparecería hasta que su amor por él se desvaneciese completamente. Nada de llamadas, nada de mensajes, nada de reencuentros. Prácticamente le declaro que no quería volver a verlo.
El amor de su vida se alejó de sus brazos, prometiéndole que no retornaría.
Simplemente colapsó.
"Es urgente"
"Está mal, esta relación está mal"
"Todo este tiempo lo intente, traté con todo mi esfuerzo, siempre anhelando que mejorase"
"Vanamente me convencí qué harías algo por ambos"
"Sinceramente estoy harto"
"Sabes que es así, solo peleas, ¡me pasaba tardes enteras tristes! ya no quiero eso, no quiero seguir soportándolo"
"Terminamos"
Como si la fuerza de sus parpados fuese insignificante, y la cama le gritase que sin su presencia su propio calor no bastaría para contrarrestar el frio, la mañana se instalaba con dureza, despertándolo con la imagen de la marcha de Naruto, perfectamente mantenida en sus recuerdos. Se cuestionaba como había alcanzado la cama, que cosas hizo después de aquella situación inolvidable; dificultado por la falta de concentración consiguió recordar lo sucedido: su novio y eterno enamorado terminó con él, impactado no hallo mejor actividad que permanecer en su departamento acompañado de alcohol,
Condenado día.
Ya calmado y sin un despelote en su cabeza recordó, desde la aparición de Naruto tras quedarse en la casa de sus padres a las once horas de la mañana hasta su última mirada. Lo recordaba perfectamente, tanto que creía que su rostro colmaría cada rincón de sus memorias. Un monólogo por parte del rubio, donde Sasuke, quizás por la impresión, guardo silencio.
Hace dos años y medio se aventuraron a ir más allá de esa amistad llena de insinuaciones, no fue nada sencillo debido a la vergüenza, ni hablar de quien dio el primer paso, sin embargo lograron constituir una relación estable. Con un inicio lento e inseguro reforzaron su lazo hasta hacerlo, aparentemente, irrompible.
Hace nueve años que se conocían, un año trató básicamente de riñas infantiles y prejuicioso desprecio. Parecía increíble que su confianza absoluta recayera en el único chico con él cual discutió cada vez que se daba la oportunidad, a veces no entendía como aceptó todas esas características que le molestaban intensamente, Naruto describía su concepto de ser odiado, un sujeto insoportable. No obstante, fue sorprendido en el camino por las hazañas del rubio que contenían admirables cualidades.
Todo aquello que significaba Naruto fue aceptado por su intolerante personalidad, más que una adaptación fue el aprecio. Que soportase a Naruto no significaba que simplemente había aprendido a convivir con él, sino que era un gusto compartir parte de su vida con el muchacho, era un gran agrado presenciar cada acto.
Sabía a la perfección que no existía ser humano que lo comprendiese mejor que él, tampoco alguien que lo quisiese como él lo hacía, su amor era inigualable, iba más allá de un querer egoísta, sus sentimientos obedecían ciegamente los intereses de Sasuke, tal vez hubo ocasiones donde fue acaparado pero al igual que Naruto, si se trataba de su amigo no causaba molestia alguna.
Forjaron una amistad a la cual siempre respondían como "indescriptible" ya que era única en su especie. Provocó envidia, incomprensión y admiración, justo como debía ser considerada, y de ese punto pasaron cuatro magníficos años en compañía del otro, ya para ese entonces les bastaba la existencia del otro para ser felices.
En un comienzo, cuando Naruto declaraba abiertamente lo que pensaba respecto a su relación con Sasuke sus padres asentían con ternura, ignorando la verdad de sus palabras, creyendo que se trataba de una pasajera amistad que usualmente se iba al terminar los estudios escolares. Fue hasta que Sasuke caminaba casi diariamente por su casa que sus padres le tomaron peso a sus palabras, bastó ver el trato, estaban tan vinculados que reconocieron haber visto eso jamás en otras amistades de su hijo. Fue distinto en el hogar de Sasuke ya que en seguida notaron la gigantesca diferencia, las miradas de su hijo expresaban lo que sus palabras no significaban.
La vida avanzaba y no podían detenerse para lamentarse por sus viejos deseos. Reunieron a ambas familias para solicitar la ayuda financiera más grande de sus historiales.
Comprar un departamento.
Hablaban sin parar, esmerados en convencerlos, presentaban opciones respaldando cada detalle hasta que consiguieron la aprobación. El trato consistió en el financiamiento del departamento por sus padres, sin embargo ellos debían trabajar para satisfacer sus necesidades básicas.
Con el mundo a sus pies antes sus juveniles ojos conocieron la realidad del esfuerzo, tuvieron noción del auténtico agotamiento y las esperanzas estaban más presentes que nunca. Recibían una pequeña colaboración monetaria por parte de sus padres que eran conscientes de la atareada vida universitaria que llevaban, además de la dedicación a mantenerse mutuamente.
Aunque fue una etapa de pocos lujos, fue vivida plenamente, más agradecidos y felices no podían estar. Las locuras de aquellos años revivían en jocosas conversaciones, al igual que ciertos conflictos vividos.
Inusualmente Sasuke era reconocido solo como Sasuke, era asociado inconscientemente a Naruto por sus conocidos. Tal situación les trajo muchas discusiones, al punto de hartarse pero acordaron dejar en claro que eran individuos, que solo hace unos cuantos años se encontraron, pero ya era imposible cambiar esa perspectiva, por lo cual debieron aceptarla. Continuaron las preguntas sobre el paradero del otro cuando hacían acto de presencia en solitario, aunque tampoco era tan malo, al menos todos estaban enterados de aquella unión impresionante.
También perdían la paciencia rápidamente al convivir, las costumbres de Naruto eran negativamente miradas por los ojos de Sasuke, al igual que Naruto rehusaba cumplir ciertas normas impuestas por su amigo, acusándolo de abusador. Claro que podían consentirse mutuamente pero poseían personalidades que, por muy contradictorio que pareciese, se complementaban y se repelían, una conexión que solo ellos entendían.
Con todos los líos y risas conformaron un camino juntos. Esos sueños al fin se habían cumplido.
Y todo lucía tan falso, una vida miserable sin él.
Los recuerdos lo despedazaban, la realidad aterrizaba de golpe, los gemidos de dolor puro llenaron su garganta y sin intención de contenerlos se dejaron escuchar por la habitación blanca. Como si alguien lo observase y quisiese ocultar avergonzado su desfigurado rostro cubrió sus ojos con su brazo derecho, empapándolo, todo corría a través de él, intentaba escapar de la pena pero esta volvía, atacándolo, arrancándole más lágrimas.
Giró sobre la cama, tapando su rostro con la almohada. Dirigió su mano hasta alcanzarla y apretarla débilmente, y luego con fuerza desmedida, necesitaba calmar la angustia que lo tenía en la desesperación. Llegaba a gritar, hace mucho que no podía controlar su llanto, era tan intenso que dificultaba su respiración y cada vez que enfrentaba su malestar recordaba a Naruto, que en los momentos más tristes de su existencia siempre rodeó su cuerpo y tomaba su mano, acariciándola.
—¡Basta!
¡¿Cuándo mierda se iba a detener?!
Enterró brutalmente sus uñas sobre su palma, vanamente esperando apaciguar la maldita sensación que recorría ese espacio. El dolor de cabeza no hacía más que empeorar su estado.
—Ya... basta...
Una súplica que se perdió en el aire.
Cegado y deshecho. Recuperar a Naruto era imposible.
Y una pregunta se formuló.
Si para él, su relación con Naruto era perfecta, ¿Qué cosas ignoró?