Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Amor o Diversión....? por Dark Engel

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero els guste ^^

Notas del capitulo:

Otro de mis fic's originales... espero que les guste... :)

1

No sabía porque. No tenía ni la puta idea de porqué. “Solo no preguntes” era su frase recurrente para mis preguntas. Las simples preguntas eran: ¿Qué era lo que teníamos? ¿Éramos novios o amantes o qué?

“¿Qué somos?”

Bryan no era de dar muchas explicaciones, aunque se lo pidiese de todas las formas posibles, aunque le hubiese prometido… le hubiese jurado que el sería el único. No dijo nada porque sabía que, de todas formas, sería así. Él era el único en mi vida, al menos él lo creía y solo era la pura verdad.

-Dan, cosita… -dijo tomándome de la barbilla y dejando un leve beso allí –no lo arruines ¿Si?

-¿Arruinar qué? ¿Lo que tenemos? No es nada –al intentar apartarme de él, me tomo de mi cintura y me dejo sentado encima de su regazo.

-Sé que no lo piensas, es algo y ya, no me pidas más –fue su simple respuesta. Era tan raro, no es que yo fuera el más normal de mundo pero el, sí que rayaba de lo raro. Él era don popular, lo mejor de lo mejor que había en el instituto. Metro ochenta y poco, torso trabajado o sea, un cuerpo de película. Del que, por cierto, yo no gozaba, mi apariencia era delicada, etérea o como a él le gustaba decir: Única.

Sus ojos, eran como los de un águila, dorados. Hermosos, fue lo que más me atrajo hacia él. Me había mirado intensamente, luego siguió su camino por los pasillos del instituto. A eso le siguió una sonrisa con esos hermosos labios, tan carnosos y gruesos. Desde el primer momento me dieron ganas de probarlos, pero en esos momentos solo desvié mi vista, halagado, si; pero también muy nervioso.

Cada día le veía, cada día le empecé a desear cada vez más. Ansiaba que esa piel bronceada estuviera en contacto con la mía, que era tan diferente; mi piel blanca parecía la combinación perfecta para la suya. Como el frío y el calor. Como el ying y el yang.

Pero no podía engañarme, no era el único. Estaba con chicos y chicas, cosas de tan solo una noche. Las cosas entre nosotros no pasaban de besos y caricias, se contentaba con que lo hiciera venirse. Jugábamos a llegar al límite, aprendí a controlar mi cuerpo. A no dejarme llevar tan fácilmente.

Estaba seguro que había explorado todos los rincones de mi cuerpo, que había besado cada centímetro de mi piel. Pero nunca había intentado nada más. ¿Acaso no era extraño?

En el instituto decían que había dejado de salir cada noche, que ya no era como antes. Al menos eso decían. No podía asegurarlo, porque no estaba todo el tiempo con él. Bueno, él pasaba la mayor parte del tiempo en mi casa, conmigo.

A mi  madre no le hacía gracia que viniera y se quedara tanto tiempo en mi cuarto, a solas. No era tonta, se daba cuenta de que entre él y yo las cosas no eran solo de alguien que venía de visita. Obviamente conocía la historia de Bryan, que no se tomaba en serio a nadie y temía que me lastimara.

Pero no era así. Yo disfrutaba de sus visitas, me daba gracia porque parecía un vampiro. Se quedaba toda la tarde durmiendo y en la noche, aprovechábamos que mi madre salía a trabajar en su oficina y al oír la puerta cerrarse sentía sus ansiosos labios sobre los míos, sus manos recorriéndome entero.

No podía quejarme, solo que me había hecho prometer no decir nada a nadie. Por mi parte estaba bien, porque si mi madre se enteraba estaba seguro que haría que me fuera del país o a algún internado lejos de aquí.

En el instituto procuraba no llamar la atención, no me gustaba ser motivo de habladurías por ninguna razón. Procuraba ser invisible, no siempre lo lograba. Tenía  mis amigos claro, salíamos los fines de semana por ahí y charlábamos entre clases. Podía contar con los dedos de mi mano a mis verdaderos amigos, por eso eran pocos pero verdaderos.

No como los de Bry, tan falsos y frívolos. A menudo decía que me envidiaba, porque yo tenía amigos de verdad.

Lo malo de todo, era que me había enamorado de él. Había llegado a odiarlo por momentos ¿Por qué me había enamorado tanto de él? Mentiría si dijera que no sabía porque, sabía exactamente porque.

Su sonrisa despreocupada, su carácter tan fuerte y decidido, su forma de ser tan espontánea y divertida. Todo él.

* Hace tres meses

Lunes 09:30

-Hola Dan –dijo al verme llegar con una gran sonrisa -¿quieres ir por ahí luego de clase?

-Estas invitándome a salir –bromee. Mientras veía mi reflejo, observando la línea debajo de mis ojos cafés. Peinando mi cabello negro que justo ese día el clima decidió jugarme una mala pasada.

-¿Si fuera así que dirías? –dijo siguiéndome el juego, se apoyó en mi casillero y fingí pensarlo.

-Pues que te tomaste algo o estas jodiendome –murmure sin mirarlo. Aun extrañado de sus acciones.

-Venga, ¿Dónde te gustaría ir?

-Te diría que hoy está en cartelera una buena película y… que es a las cinco –respondí viendo por el espejo como se mordía el labio mientras yo me acomodaba la ropa que el viento había arruinado. Mi polera negra con diseños blancos estaba llena de polvo, mi pantalón rasgado estaba movido.

-Creo que te veo a las 4 y luego vamos al cine –contesto, viéndome unos segundos antes de irse. Cuando vi que no estaba cerca de mí, sonreí. Sonreí como el estúpido que soy.

Aquella tarde fue nuestra primera “cita”, fuimos al cine. No le intereso que varios de nuestros compañeros estuviesen viéndonos… juntos. Tampoco preguntaron pero sabía que algo estaba pasando con él.

Empezó la película y suspire, pensando que esto podía ser una broma y que en cualquier momento, no se… hiciera algo para burlarse de mí. Pero nunca paso. Fue amable, me compro lo que le pedí, aunque le dijese que no lo hiciera.

En un momento, donde la película estaba en la parte más interesante. Sentí como unos dedos acariciaron mi cuello y ascendieron a mi nuca. No le preste atención y seguí viendo, sin percatarme como su cuerpo se acercaba al mío.

-Dani –canturreo cerca de mi oreja, me reí y me gire.

-¿Hmm?

-Hace tiempo que quería estar así contigo –susurro, sentía como sus labios rozaban mi oreja. Sus dedos me atrajeron a su rostro, yo miraba atento el movimiento de sus labios rozándose entre sí cada vez que articulaba las palabras. Palabras que soñé con escuchar, y ahora me las decía.

Parpadee y ciertamente sentí un calorcito agolparse en mis mejillas. Me regodee cuando sus labios al fin tocaron los míos, dándome la sensación más maravillosa que había sentido jamás. Sus labios apretaron los míos suavemente, como una caricia tímida. Aún tanteaba el terreno, lo podía sentir. Respondí al beso con cierta lentitud, mientras él se aferraba a mi nuca, haciendo que yo buscase su cuerpo, el contacto de su piel.

Moví ansioso mis labios contra los suyos, me mordió mi labio inferior, haciendo que abriera mi boca un poco. Enrede mis dedos en su cabello, empujando si rostro más al mío. Me falto el aire y me separe de él.

-Umm creo que noto tus ganas –dije, con una sonrisita.

*

Sus labios recorrían mi cuello mordiendo y lamiendo, mientras yo gemía. Y me retorcía bajo su cuerpo, ardía mi cuerpo ardía. La habitación quemaba y mis labios buscaban los suyos presa de un deseo que no controlaba. Su  mano se aferraba a mi cintura, entonces mi lengua se enredó con la suya.

-¿Por qué no me esperaste hoy? –me  pregunto, entre beso y beso. Estaba muy distraído para tomarle atención, estaba ocupado llevando mis labios hacia su cuello, donde mordí  y roce su piel con mis dientes.

Disfrute de sus gemidos al lamer lentamente su cuello subiendo hacia su barbilla, yo había salido recién de la ducha y solo tenía la toalla puesta. Bese su barbilla, y empuje mis caderas contra su pelvis.

-Ah… Dan ¿Por qué no me avisaste que saldrías temprano del trabajo? –insistió separándose de mí. Estaba empezando a molestarme la actitud que estaba tomando conmigo, posesiva. Preguntando porque esto, porque aquello.

-Porque si y ya ¿podemos seguir? –dije, intentando acercarme. El me tomo de la barbilla y me obligo a verlo.

-¿Por qué? –me apretó la barbilla con sus dedos y me queje de dolor. Sabiendo que esto no llevaría a nada, ni siquiera intente apartarme.

-Quería descansar, ayer me quede hasta tarde con un trabajo de historia –respondí, luego sonrió y me beso dulcemente. Moviendo sus labios lentamente, no respondí al beso, deje que me besara hasta que se cansara y me pidiera perdón, aunque sabía que era en vano, el jamás pedía perdón.

Pero no quería, las ganas de que siguiéramos se habían ido, siempre hacía que me enfadara con él por cosas así. Ya que había aflojado el agarre que tenía sobre mí, me aparte rápidamente. Camine hasta mi armario y saque ropa, elegí cualquiera ni siquiera la mire. Oí un suspiro, escuche como se acercaba y me tomaba de la cintura, deje que lo hiciera y seguí en lo que estaba.

-¿Quieres seguir? –mascullo besando mi nuca y metiendo su mano dentro de mi toalla.

-Si me das espacio, quiero cambiarme –conteste empujándolo, me puse la ropa y le mire -¿Qué?

-Me dijeron que te vieron con Mindy ayer –comento y rodé los ojos.

-¿Y?

-Fue por ella que no me hablaste –quiso saber, estaba sintiendo ganas de echarlo de mi cuarto y de mi casa.

-No digas tonterías y deja de vigilarme –le dije, subiendo el cierre de mis pantalones. –No somos novios, para que me pidas explicaciones de lo que hago o dejo de hacer.

-¿Otra vez eso? –exclamo algo fastidiado, le sonreí y me acerque sonriéndole.

-Si lo fuéramos te diría todo lo que hago, hasta te podrías quedar a dormir aquí –vi como sus labios se torcieron a un lado, haciendo una sonrisa ladeada que me provocaba comerle la boca, a pesar de que estuviera enojado. –Pero no somos nada, así que no te importa.

-Se adónde quieres ir, y no. –me mordí el labio y le rodee con mi brazos, escondiéndome en su pecho.

-Ok, entiendo –susurre metiendo mis manos dentro de su pantalón y bajando mi boca por su pecho y lamiendo uno de sus pezones, mordisquee esa porción de piel marrón deleitándome con la vista: sus ojos mirándome con lujuria y pasándose la lengua por sus labios.

Deje un camino de besos desde su estómago hasta llegar a sus pantalones, me arrodille y tire de sus jeans hasta que estuvieron abajo. Baje su bóxer con mis dientes sonriéndole cada vez que veía su mirada sobre mí.

Me fascinaba esa mirada, tan lujuriosa y tan posesiva sobre mí. Mi excitaba de sobremanera verlo relamerse sus labios, humedeciéndolos.

Cogí su sexo con mis manos y lamí la punta, solo estaba jugando y él lo sabía. Pasee mi lengua por toda su extensión haciendo que gimiera, me lo metí a la boca y succione lo que pude. Sus caderas se movieron hacia adelante. Casi me atragante pero no se lo deje notar, y seguí. Cerré mis ojos y saboree la sensación que tenía en este momento.

Placer, porque, a pesar de que me estaba sometiendo a él, dependía de mí para seguir disfrutando. Su miembro salía y entraba de mi boca, seguí apretando lo que más podía con mi boca, sabía que mis mejillas debían estar sonrojadas por el esfuerzo.

Sus manos se movieron sobre mi cabeza para llevar el ritmo que a él le gustaba, deje que me guiara. Sus caderas embestían al aire, yo hacía lo mío mientras el disfrutaba. Por ahora.

Sentí el líquido pre-seminal en mi lengua, saboree ese sabor amargo y apreté más. El seguía ajeno a mí, gimiendo sin parar. Hasta que termino, tenía su esencia en mi boca. Me lo trague con esfuerzo y me levante, respirando pesadamente me apoye en la cama. Me pase la lengua por mis labios observando como aún se recuperaba de lo recién vivido.

-¿Para eso me quieres? –pregunte mirando un punto fijo, se subió su ropa y trato de abrazarme. Me moví y lo mire, bajo la mirada y sus ojos se pusieron claros. No sabía si era mi imaginación pero así lo parecía. –soy tu secreto, tu sucio secretito.

-No es así –replico, sonreí sin ganas y le besé, el me correspondió. Sus labios suaves se acoplaron con facilidad en los míos. Y deje que siguiera, a veces me daban esos ataques que ni yo entendía.

Sabía lo que era para él, su diversión y una parte de mí se negaba a creerlo. Mordí fuerte su labio y enterré mis uñas en su espalda. Me subí encima de él y ladee mi rostro, buscando mi comodidad para poder seguir.

Metí mi lengua en su boca haciendo que se probase a sí mismo, me frote contra él. Sus manos en mi cintura bajando progresivamente hacía mi trasero, hicieron subir mi excitación. Casi no podía aguantar el calor, parecía el infierno. Apretó con suavidad mis nalgas y gemí, ahogando el gemido dentro del beso.

Me estruje contra él, ropa y todo. El aire empezaba a faltar pero no me importo, mordí con saña sus labios, subí mis dedos hacía su nuca enterrando allí también mis uñas.

Me separe e intente controlar mi respiración sin mucho éxito. Gire mi rostro y sus ojos estaban cerrados y sus manos en su cuello, también intentaba respirar.

-Te odio –dije de pronto –te odio tanto.

-Yo te amo –contesto levantándose y caminando a la puerta, antes de irse se giro y dijo –te amo tanto que duele, porque no te merezco.

Eso fue lo último que dijo antes de salir y dejarme con mil dudas en la cabeza.

“¿Me amas? Tú no puedes amar” 

*

La brisa me daba de lleno en la cara mientras observaba el paisaje, las hojas estaban desparramadas por todas partes.

-Daniel –llamo mi tía y le sonreí –llevas mucho tiempo ahí ¿Por qué no vienes a comer?

-Ya voy, gracias –Fin de semana en una reunión familiar no le gusta a nadie, menos a mí. Hace unos días me había dicho  un “Te amo”, pensé en las posibilidades que eso fuera cierto. La mayoría decía que no, y una minoría clamaba porque fuera verdad.

“¿Podía ser cierto?”

Ni siquiera me había llamado luego de eso, ¿Cómo podía confiar en él? Simple, no podía.

Se supone que tengo que pasar todo el día de hoy en medio de abrazos y sonrisas falsas, en un reencuentro entre primos y primas. No tenía muchas ganas, pensé que sería una buena forma de olvidarme un rato de él.

Bryan, ¿Por qué no puedes ser claro y decirme las cosas de diferente manera? ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado contigo? No sé si me amas, no sé nada. Solo que estoy confundido.

Quiero respirar el mismo aire que tú respiras, quiero estar en tus pensamientos. Ser el único allí. Ser el dueño de tus suspiros, de tus besos. Es más una necesidad que un deseo. Quiero abrigarme en tu piel y amanecer a tu lado.

¿Eso es amor? ¿Tu sientes lo mismo…?

Sonrió obligadamente, saludo con educación, trato de no perder la paciencia frente a estos extraños. Porque serán parte de mi familia, de mi sangre pero para mí tan solo son extraños. ¿Dónde estás…? Te necesito.

Mi madre me mira esperando algo que no que se. Nos sentamos a comer, nos ponemos las máscaras de la hipocresía a la espera de que ella, la de la esquina no sepa que su marido la engaña. Creyendo que la que esta aun lado de mi madre, siempre esté tan hermosa como ahora. Que la de mi lado crea que el divorcio que tiene en progreso salga rápido para disfrutar del dinero que gano aguantando a su ahora ex marido, cinco años. Cinco años de mentira.

Hipócritas, grandes hipócritas.

Hablamos, reímos. Bebemos y comemos, “Por la salud” ¿Te morirás pronto para buscar con tiempo un traje negro? “Por la unión familiar” ¿Cuál? “Por el éxito” ¿El tuyo o el mío? “Por la vida” ¿La tuya o la mía?

Hipócritas, falsos.

En medio del jolgorio, en medio del festejo de la unión familiar mi teléfono suena. “Bry” dice la pantalla, suena y suena. Uno, dos, tres. Deja de sonar y muero por dentro.

“¿Me amas?” es lo único que puedo preguntar, lo mando en un SMS porque no tengo el valor de decirlo en voz alta.

“Te amo, contesta mi llamada” es la respuesta.

“¿Porque?” Si ¿Por qué me amas?

“Daniel, eres todo lo que quiero, pero yo soy todo lo que odias. Lo mejor es… que me vaya de tu vida”

“Te amo Bry, no me importa nada, te amo”

-¿Qué haces? –pregunta mi madre, guardo el teléfono y me encojo de hombros.

-Nada –respondo tranquilamente. Entonces suena el bendito celular y es Bryan, me está llamando. Quiero contestarte pero ahora no puedo pienso. Se va, y ya puedo contestarte. Sonrió al contestarte para luego querer eliminarme de la faz del planeta.

-¿Hola? –contesta una voz de chica. Era aguda y parecía estar gimiendo. De fondo un ronco jadeo, ¡es tu voz! Estas con alguien haciendo lo que nunca has querido hacer conmigo.

Algo dentro de mí se parte en dos, y es mi corazón. Debería odiarte pero no puedo. Por alguna razón no puedo odiarte, pero me mataste Bry. Me destruiste, es mi culpa. Por confiar en ti. Por permitirte llegar hasta el fondo de mi corazón. Llegaste hasta allí y clavaste un puñal.

“Crash” ese fue mi corazón rompiéndose, por ti.

Cierro los ojos, presa del dolor. Un dolor agudo que me traspasa y me acaba. Estoy muerto, no siento nada. No siento, ni cuando mi madre me zarandea, porque está asustada. Porque no me muevo. Porque la sangre que circula por mis venas ya no lo hace.

Me mataste, me acabaste. Y con una simple llamada, con simples acciones. Simplemente me mataste.

No te odio, no podría. ¿Por qué…? Porque te amo, a pesar de que me destrozaras, desde el fondo de mí alma. Te amo y lo seguiré haciendo.

Estoy entumecido, distingo tan solo negrura. Y oscuridad.

*

LUNES

Llevo una semana evitándote, huyendo en otras palabras. Tú llamas, yo no contesto. Tú mandas mensajes y no te los contesto. Me buscas entre clase y clase, yo te ignoro. Odio ver como tus ojos sufren, odio pensar que estas sufriendo y que me importe.

Borro sin ver tus mensajes ¿Qué habría allí? ¿Más mentiras? ¿Qué tan mentiroso puedes llegar  a ser?

Pero tengo que darte crédito, eres tan falso como no lo creí jamás. Suspiro, mochila al hombro me voy a mi trabajo de medio tiempo, en la cafetería que está a unas calles del instituto. Esperando que no me sigas como llevas haciendo el tiempo que te ignoro.

Ni siquiera el mensaje “Deja de buscarme, por favor” y tu respuesta: “Déjame hablar contigo, explicarte. No me evites” no te conteste. Temo caer en tus engaños otra vez, te temo a ti.

 Intento volver al ritmo de mi vida, antes de que tú lo interrumpieras. Mis amigos no lo saben y es mejor así. Tú en tu mundo y yo en el mío. Porque esa es la realidad, nuestra realidad.

-Bry –susurro. Recuerdo tus besos, tus caricias y pienso en lo iluso que fui al creer que tú me amarías.

Llegando al café, saludo a los chicos que trabajan allí. Son amables, han notado mi cambio de ánimo y no dicen nada. No hay mucha clientela a esta hora, la gente empieza a llegar un poco más tarde.

Mindy está habladora hoy, habla sobre el baile y que se pondrá para ir. Me pregunta si voy y digo que no. Dice que el chico que le gusta al fin se dio cuenta que existe, y la invito al baile. “Bien por ella” pienso. Irá con un vestido lila, de tirantes, más allá de las rodillas. “Estupendo”

Día parcialmente normal.

MARTES

En el instituto, los avisos del dichoso baile están por todas partes, donde mirase estaban puestos. April, una de mis amigas dice que los bailes son “bazofia” y que solo son para demostrar cursilerías de primer nivel.

-“Bazofia” ves demasiado Simpson ¿lo sabías? –bromeo, es mi primer intento de broma en estos días y ella ríe.

-Sí cada uno debe tener adicciones, por cierto ¿todo bien dan? –pregunta y no sé qué decir.

-Eso creo –y es todo lo que puedo decir que sea cierto. No me gusta mentir, no a April que es como una hermana para mí.

-Puedes decirme lo que sea lo sabes, vamos que hay mucho para hoy –dice tomándome del brazo y sentándonos en una banca. Para mi desgracia, Bryan pasa por mi lado con sus amigos: Chris, Nate y Brenda.

Chris mira a April, esta apenas y se da cuenta. Chris es guapo, castaño, con aspecto de chico bueno y amable. April, es rubia y delgada con perforaciones en la ceja y el labio. Parecía mala pero por dentro tenía alma de niña.

Bryan me mira, como al principio: intenso y fijo. Aparto la vista y él se acerca con ellos.

-Hola Daniel –saluda, los otros le observan solamente y yo… le miro.

-Hola –digo desganado.

-Chris quiere que le presentes a tu amiga –el nombrado parpadea y se queda pálido. –April ¿Verdad?

-Sí, supongo que tú eres Bryan –asiente y empuja a Chris hacia ella.

-Conózcanse –los otros dos se van pero él se queda. April le sonríe al chico y este empieza a buscar un tema de conversación.

Me toma del brazo y me lleva lejos de April y de sus amigos, intento que me deje en paz pero tiene más fuerza que yo. Termino dejándome debajo del árbol, prácticamente me arrojo pero no con fuerza, sino con cuidado.

-Dan, mírame –susurra y finjo que no existe, me apoyo en el árbol y no hago nada más –por favor. Todo tiene explicación y… soy un idiota. Tan idiota que no puedo…

-¿Qué quieres ahora? ¿Qué me humille más? ¿Sabes? No me dan ganas, no quiero ni oírte ni nada –exclamo con furia apartándome de la sensación de felicidad que me da cuando estas cerca. – ¡no más! ¿No te conformas? ¿Qué es lo que quieres? –ya no puedo contener las lágrimas que tenía sofocadas. Respiro con dificultad y no puedo mirarte.

-Te quiero a ti –susurra –y sé que… que no te merezco ¿crees que no lo sé? Ella no significa nada de nada, ¡solo fue una tontería! Desde que he estado contigo no ha habido nadie más…

-Pero no te aguantaste ¿verdad? Tenías que hacerlo con alguien más, ¿en realidad? ¡No sé porque me importa!

-No te duele el hecho que haya estado con una chica sino que no lo hiciera contigo –musito dándose cuenta de lo que sentía, a pesar de que trate de que no se diera cuenta, lo hizo. Desgraciadamente el hecho de que estuviese con una chica no me importaba sino que estuviera teniendo sexo con ella y después de tres meses él no hubiera querido que yo y él lo hiciéramos. Me dolía sí, pero más que él le diera algo que a mí no.

-… -me quede en blanco. Tenía los ojos abiertos, intente irme pero me jalo hacia él. Haciendo que su rostro chocara contra el mío, su frente apoyada contra la mía. Cerré los ojos y las lágrimas volvieron a caer.

-Lo siento, lo siento –repetía sin cesar, hablaba en voz baja susurrándome las dos únicas palabras que podía decirme en estos momentos. Ahogue un sollozo, alejo su rostro del mío y apoyo su barbilla en mi cabeza aprovechando su estatura.

Estaba percibiendo el aroma que su pecho tenía, no lo había olvidado, su olor. El sabor de su piel, tenía un perfume único, no me daban ganas de apartarme. “Lo siento” “Perdón” “Te amo”.

-Nunca más, nunca más –siguió diciendo, aferrándome a él. Sus manos me rodeaban la cintura y mis manos colgaban a mis costados. –Ahora solo serás tú, solo tú.

Quería creerle, ¡cuánto quisiera que fuera verdad! ¿No me mientes ahora?

-No sé qué quiero, ahora no se –dije apartándome y poniendo mis manos en su pecho, trague con dificultad al estar tan cerca otra vez –necesito  tiempo.

-Entiendo, Dan… -me limpie las lágrimas y vi como dos lágrimas resbalaban por sus mejillas –sé que soy tan idiota que no tengo perdón… que no te merezco y que debería alejarme de ti pero, no puedo.

La sola idea me hizo saltar y decir rápidamente “No”. A pesar de todo, no quería que se alejara, ¡Eso jamás! ¡Que patético era! Esbozo una débil sonrisa a pesar de que sus ojos mostraban tristeza.

-No quería que estuvieras conmigo porque sé que eres virgen y jamás dejaría que te arrepientas de que yo sea el primero, simplemente no lo merezco. Solo quiero que estés bien.

-¿Por eso no…?

Negó y se limpió las únicas lágrimas que tenía,

-No, me moría por… tenerte pero… simplemente no. Tal vez, estés cansado de oírme decir lo mismo pero te amo, te amo tanto que no podía hacerte ese daño. –me paso mi mochila y paso la yema de sus dedos por mi mejilla sacando el rastro de  las lágrimas que había y mirándome con ternura.

-Dame tiempo, ¿sí? –era lo único que podía decir, a pesar de que moría por quedarse junto a él. –Esto es complicado, confuso.

-Te entiendo y puedes pensar todo lo que quieras –suspire cuando rozo sus labios, tan solo un toque. Lo había esperado con ansias, demasiadas quizás.

*

MIERCOLES

Las llamadas cesaron, los mensajes también. Dejo de seguirme, eso fue realmente bueno. Mis ánimos subieron, en realidad aún no sabía qué hacer.

 ¿Podía confiar con él? ¿Podía dejar de quererlo como lo quería? Imposible, no podría dejar de amarlo. Sonaba bastante a una chica, uf maldición. El solo recordar su rostro, sus labios me invadía una tristeza tremenda por no tenerlo a mi lado.

Pensar y pensar, que odiosa sensación. Ansiaba sentir su cuerpo junto al mío… que sea mío. Solo mío disfrutar de aquella piel hasta saciarme, ser su dueño. ¿Podría perdonarlo?

Si tan solo… fuera más fácil.

Lo deseaba, sí. ¿El deseo y el amor venían en el mismo paquete? Con Bryan, no podía pensar con la cabeza me enloquecía, pensar en sus manos en sus labios. En sus anchos y varoniles hombros me emocionaba.

Pero el dolor seguía allí, su engaño me pesaba.

JUEVES

-Bry –susurro. Recuerdo tus besos, tus caricias y pienso en lo iluso que fui al creer que tú me amarías.

“No puedo dejar de amarte” liberaste a mi corazón, tu dulzura corre por mis venas y sentía que al fin podía vivir, ¿me amas realmente?

Cuando termino mi turno, tomo mi mochila de los casilleros de los empleados y suspiro, hoy no estuvo tan concurrido, pero es una bocanada de aire fresco.

-Dani –me giro y te veo, sentado en la acera. Con los ojos hinchados, tanto que debería ser delito.

-Bryan, ¿Qué haces aquí? –pregunto estúpidamente. Tu sonríes desganado, te estas acercando.

-Te espero, quiero saber… si ya… si ya sabes que decir –te miró y entrelazo tus dedos con los míos. Esbozas una verdadera sonrisa, parece tan natural tenerte tan cerca, ya no dudo sino solo hay miedo.

-No lo sé –miro tus ojos y veo… no sé lo que veo. Parecen tan claros y sin ese manto de misterio que antes lo cubría. Intento soltar tus manos y me dejas pero sigues cerca de mí. Apoyas tu frente en la mía y tu rostro es todo lo que veo.

-Te amo pero –tus labios se entreabren y esa visión hace que mis labios cosquilleen. Por tu contacto, por ti.

-Pero que –susurras.

-¿Me engañaras de nuevo? No sé si puedo confiar en ti.

-Puedes, soy solo tuyo. No me importa nadie más, solo tú –aseguras y tus ojos se encuentran con los míos y sonrió.

Y esa noche me entrego en cuerpo y alma, te regalo algo que tu no querías tener porque no me merecías, según tú. No me importa, tu eres y serás todo para mí. Recorres mi cuerpo, haciendo que con cada caricia esté a punto de morir de placer, tus labios descubren mis zonas sensibles y en cada beso, me das lo que siempre me negaste: amor y deseo en el mismo paquete.

Tu piel clama la mía desesperada, nuestra ropa cae al estorbarnos. Demasiada calor, demasiado ardor en mi piel, hundes en mi boca tu ansiosa y traviesa lengua haciendo que mis dedos se enreden en tu cabello. Enterrando mis dedos en tu cuero cabelludo, estoy fuera de mi mismo. Te deseo, te deseo tanto. El aire ya no llega a mis pulmones, me separo un poco.

Tengo la visión nublado por tu hermoso cuerpo, lo recorro con la mirada incapaz de ver otra cosa. Acaricias mis piernas, mirando el resto de mi cuerpo con adoración. Pasas tu mano por mi miembro, acariciando de arriba abajo, muero de placer.

Gimo fuerte, los gemidos se escapan. No puedo ni quiero detenerlos, tus labios, tus carnosos y ahora hinchados labios, pasan por mis pezones. Mi piel se eriza siempre que estoy cerca de ti. Muerdes y lames, haciendo que más gemidos escapen de mis labios. Suspiros y gemidos llenan la habitación.

Recorres mi estómago dejando un camino de besos, te detienes en mi ombligo. Metes tu lengua y embistes, jodida lengua. Bajas y susurras: Esto es para ti, quiero que lo disfrutes. Te metes en la boca mi sexo, haciendo que mi respiración sea un desastre. “Mas” te pido, aceleras y te detienes, maldigo en voz baja.

-Se viene lo mejor –susurras dedicándome una mirada lasciva, veo cómo te relames y sueño con ser esa lengua. Estoy bajo tu cuerpo. Gimiendo por lo que me haces, te metes dos dedos en tu boca y los lames.

Seguido de eso, siento como uno de tus dedos se aloja en mi interior, es incómodo. Muy molesto, me besas y sigues. Tu lengua se enzarza en una luchas sin ganadores o perdedores, siento otro dedo. Te abres paso en mi interior, tanteando. Ya no es tan molesto.

Tres dedos, placer. Me muevo en dirección a tus dedos, buscando más. Necesito más, más de ti. Arqueo mi espalda, y muerdes mi mentón. Me besas, largo y profundo.  Tus labios se mueven quedamente sobre  los míos, disfruto de cada segundo que estas junto a mí.

Siento tus labios ya lejos de mí, me preguntas con la mirada “¿Puedo?”, asiento. Cierro los ojos, sé que va a doler. Vas metiendo poco a poco, duele tanto y suelto lágrimas. Apretó mis puños, aguanto, porque sé que ya va  a pasar.

Te hundes dentro de mí, de una estocada. Sigue doliendo, pero ahora es una mezcla entre dolor y placer, nunca he sentido mi cuerpo arder tanto como ahora. Es el infierno, jamás he sentido este placer, es demasiado. Embistes con cuidado, me tomas de las caderas y yo te ayudo. Muevo mis caderas al ritmo de tus embestidas.

Grito de placer cuando tocas un punto en mí, nunca en mi vida he sentido esto y no quiero que termine. Puedo ver como tu sexo entre y sale de mi cuerpo, para entrar con más fuerza y hacerme ver estrellas.

-Ah –grito otra vez, te asustas pero sigues –más, oh joder. ¡Sí!

-Hmm –mis paredes internas te deben estar estrangulando –eres tan… estrecho.

Seguimos y quiero que esto dure, muevo mis caderas a tu ritmo. Subes tu mano y tomas mi miembro, mueves de arriba abajo.

-Más –pido y desconozco mi voz. Esta ronca, me miras y me besas. Tu mano derecha está en mi cintura, apegándome a tu cuerpo. Siento mi cuerpo desfallecer, la otra mano me está dando doble placer. Tu boca, me atrapa en un fiero beso. Estamos cubiertos de sudor, estoy a punto de acabar. Echo la cabeza atrás, es tan increíble. Embistes más rápido, veo todo blanco. Y te veo a ti.

Acabamos en un grito, te vienes dentro de mí y yo entre los dos, intentamos recuperar nuestra respiración. Me duele todo pero valió la pena. Busco el calor de  tu cuerpo, estas pegajoso pero qué más da.

Me apegas a ti, saboreo tu piel con sudor y mi esencia. Tus labios están rojos, los míos deben estar tan hinchados. No quiero verlos. Extrañaba tus labios, extrañaba tus posesivas miradas. Me robas un leve beso y entrelazo mis dedos en los tuyos.

Nuestros cuerpo se entrelazan, y suspiro. Tus fuertes brazos rodean mi cintura y me apoyo en tu cálido cuerpo, una vez más. Paso mis dedos por tu rostro y veo tus ojos mirarme con adoración.

-Te amo –dices mientras unes mis labios en los tuyos y yo rodeo tu cuello con mis brazos.

-También yo –respondo y respondo con avidez a tu beso. Todo está donde debe estar, tus dedos tantean mi entrada y río. Y espero que sigas. Eres único Bry.

 

 

Notas finales:

Si les gusto: review.

Opinión: review.

Alguna que otra cosa: review!

Todo lo que quieran: review!!

 

xoxo hasta en otra :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).